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29 de Marzo, 2006
Nadie piense que desde Sin Pancarta Street Journal y sus distintos suplementos damos cobertura y difusión a los mensajes de la banda criminal y su entorno. Ahora bien siempre hemos defendido que la información y el conocimiento son fundamentales a la hora de analizar y formar opinión sobre un determinado acontecimiento. Los textos de GARA sobre el denominado ‘alto el fuego permanente’ representan el punto de vista de una de las partes implicadas en esta cuestión. Aunque en ocasiones podamos sentir nauseas, indignación y otros calificativos que se imaginan su conocimiento es absolutamente necesario si se quiere conocer la situación y formar opinión como hemos señalado antes. Estas razones expuestas son las que nos llevan a reproducir sus textos. Obvio es decir que tal reproducción se hace desde el más profundo desacuerdo, cuando no desprecio.
ETA declara un alto el fuego permanente para impulsar un proceso democrático
La suspensión de las acciones armadas se hará efectiva a partir de mañana
La Declaración remitida por ETA a GARA complementa el mensaje en el que adelantaba su decisión de declarar un alto el fuego permanente y remarca ideas claves con matices y compromisos reforzados.
En esta declaración, redactada en euskara, español y francés, ETA concreta la hora de arranque del alto el fuego, las 00:00 del 24 de marzo; reafirma el objetivo de la iniciativa, «impulsar un proceso democrático para que, mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo, el Pueblo vasco pueda realizar el cambio político que necesita»; aboga por superar el actual marco de negación, partición e imposición» para construir «un marco democrático para Euskal Herria»; ETA considera que corresponde a todos los agentes vascos desarrollar ese proceso y adoptar los acuerdos relativos al futuro de Euskal Herria «teniendo en cuenta su pluralidad y totalidad»; subraya que el respeto al resultado del debate democrático debe ser «sin injerencias», y se reafirma en que es tiempo de compromisos; emplaza a los estados español y francés a que muestren su voluntad de dar una salida negociada al conflicto y, en último término, reafirma «el compromiso de seguir dando pasos en el futuro acordes a esa voluntad y –añade– de seguir luchando hasta lograr los derechos de Euskal Herria».
Declaración de Euskadi Ta Askatasuna a Euskal Herria
ETA, organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional, desea mediante esta Declaración dar a conocer la siguiente decisión:
Euskadi Ta Askatasuna ha decidido declarar un alto el fuego permanente a partir de las 00:00 horas del 24 de marzo de 2006.
Reflexión de ETA
El objetivo de esta decisión es impulsar un proceso democrático en Euskal Herria para que mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo, el Pueblo Vasco pueda realizar el cambio político que necesita.
Superando el actual marco de negación, partición e imposición hay que construir un marco democrático para Euskal Herria, reconociendo los derechos que como pueblo le corresponden y asegurando de cara al futuro la posibilidad de desarrollo de todas las opciones políticas.
Al final de ese proceso los ciudadanos y ciudadanas vascas deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro, dando así una solución democrática al conflicto.
ETA considera que corresponde a todos los agentes vascos desarrollar ese proceso y adoptar los acuerdos correspondientes al futuro de Euskal Herria, teniendo en cuenta su pluralidad y totalidad.
Los Estados español y francés deben reconocer los resultados de dicho proceso democrático, sin ningún tipo de injerencias ni limitaciones. La decisión que los ciudadanos y ciudadanas vascas adoptemos sobre nuestro futuro deberá ser respetada.
Llamamiento de ETA
Hacemos un llamamiento a todos los agentes para que actúen con responsabilidad y sean consecuentes ante el paso dado por ETA.
Es tiempo de compromisos. Todos debemos asumir responsabilidades, para construir entre todos la solución democrática que el Pueblo vasco necesita. Es el momento de tomar decisiones de calado, pasando de las palabras a los hechos.
ETA hace un llamamiento a las autoridades de España y Francia para que respondan de manera positiva a esta nueva situación y para que no pongan obstáculos al proceso democrático, dejando de lado la represión y mostrando la voluntad de dar una salida negociada al conflicto.
Finalmente, hacemos un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas vascas en general y a los militantes de la Izquierda Abertzale en particular, para que se impliquen en este proceso y luchen por los derechos que como Pueblo nos corresponden.
Compromiso de ETA
ETA muestra su deseo y voluntad de que el proceso abierto llegue hasta el final, y así conseguir una verdadera situación democrática para Euskal Herria, superando el conflicto de largos años y construyendo una paz basada en la justicia. Nos reafirmamos en el compromiso de seguir dando pasos en el futuro acordes a esa voluntad y de seguir luchando hasta lograr los derechos de Euskal Herria.
La superación del conflicto, aquí y ahora, es posible. Ese es el deseo y la voluntad de ETA.
En Euskal Herria, marzo de 2006
Euskadi Ta Askatasuna
E.T.A.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Batasuna saluda la «aportación» de ETA y señala que «el pueblo vasco es el auténtico destinatario»
Ante un inusitado abanico de medios de comunicación, la formación independentista calificó de «decisión y aportación de enorme importancia política» la declaración del alto el fuego permanente que la organización armada Euskadi Ta Askatasuna comunicó en el día de ayer. Batasuna, quien subrayó la lucha que miles de vascos han desarrollado en pos del reconocimiento de los derechos de Euskal Herria, conminó a los Estados español y francés a que aporten a un escenario de soluciones democráticas para Euskal Herria, para lo que exigió que desactiven los mecanismos represivos.
DONOSTIA - Aunque las últimas actuaciones contra la izquierda abertzale también han generado gran expectación entre los medios ante las comparecencias de la formación independentista, la asistencia de periodistas a la valoración «de urgencia» que realizó Batasuna sobre la declaración del alto el fuego permanente de ETA constató de nuevo la centralidad de esta formación política. «Estamos ante una decisión y una aportación de enorme importancia política. Una decisión, a nuestro entender, valiente y comprometida».
Así saludó la Mesa Nacional de Batasuna la iniciativa de ETA. Tras remarcar que se trata de una decisión unilateral, la describió como «una aportación para construir un escenario de soluciones políticas y para poner en marcha un proceso democrático en el conjunto de Euskal Herria».
En la comparecencia de prensa, en la que se dio lectura a la «reflexión de urgencia» de la Mesa Nacional de Batasuna en las tres lenguas habladas en el país y en la que participaron los mahaikides Pernando Barrena, Marije Fullaondo, Xabi Larralde y Ainara Armendariz, la formación independentista hizo hincapié en la relevancia de «la lucha que miles de personas de Euskal Herria» han desarrollado para, a juicio de Batasuna, llegar al momento actual.
Desactivar la represión
«Llegamos a este momento político, a esta gran oportunidad política, porque miles de personas de Euskal Herria han persistido en su lucha y compromiso por nuestros derechos como pueblo, por el reconocimiento, en definitiva, de los derechos que asisten a Euskal Herria como nación», apostilló Barrena antes que nada.
Si Batasuna saludó la determinación adoptada por la organización armada vasca en clave de «aportación», la formación independentista conminó acto seguido a los gobiernos español y francés para que «abran una nueva etapa política».
«El Gobierno del PSOE y el Gobierno de UMP tienen la oportunidad de poder aportar a un escenario de soluciones democráticas, y como consecuencia deben desactivar todas las medidas represivas y de condicionamiento de la actividad política». Batasuna señaló que son los gobiernos español y francés quienes deben hacer ahora su aportación al desarrollo de un proceso democrático, «a la puesta en marcha de un proceso de diálogo y negociación política bajo la referencia clave de respeto a la palabra de la ciudadanía vasca».
En el camino de la conformación de un proceso democrático, Batasuna definió como «de gran importancia» que los partidos políticos, sindicatos y agentes sociales del país «asuman su responsabilidad para crear las condiciones y los impulsos para un proceso democrático en Euskal Herria».
La movilización, fundamental
Al hilo de la posible apertura de un proceso de diálogo y negociación política, Batasuna señaló que «la constitución con anclajes sólidos de la Mesa para la Resolución, sin exclusión territorial o ideológica alguna, es la referencia ineludible para el conjunto de agentes políticos del país».
«Queremos subrayar que el pueblo vasco es el auténtico destinatario de esta iniciativa, y es la sociedad vasca la que debe liderar un proceso de negociación que defina un acuerdo sobre la territorialidad y el derecho de autodeterminación», claves a juicio de Batasuna para la superación en parámetros democráticos del conflicto.
Y de cara a este objetivo, Batasuna subrayó la necesidad de la movilización social. Enumeró las citas de este sábado en Iruñea y la del 1 de abril en Bilbo, para enunciar que «es fundamental que la sociedad vasca salga a la calle» para exigir el arranque de un proceso de soluciones.
Como complemento a todo ello, Batasuna afirmó que «la importancia del momento político nos sitúa a todos y a todas directamente ante nuestras propias responsabilidades» y constató que la formación independentista reitera su compromiso con Euskal Herria y con «la búsqueda de un escenario democrático basado en el respeto a la voluntad mayoritaria del pueblo vasco».
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Landa subraya la «necesaria implicación» de la UE
BRUSELAS - Minutos antes de que en Euskal Herria se diera cuenta de la determinación adoptada por la organización ETA de decretar un alto el fuego permanente, y en una rueda de prensa organizado semanas antes, los representantes de Batasuna Karmelo Landa y Gorka Elejabarrieta comparecían en Bruselas, junto a la europarlamentaria del Sinn Féin Bairbre de Brun, con el objetivo de trasladar sus impresiones a la comunidad europea sobre el proceso de resolución del conflicto de Euskal Herria.
La formación independentista señaló, de la mano de Karmelo Landa, que «estamos en un momento adecuado para un proceso de paz en Euskal Herria. Como hizo el Sinn Féin, Batasuna y la izquierda abertzale se han comprometido es este proceso para la paz y la resolución democrática del conflicto».
«Oportunidad real»
Landa apuntó a que esa «oportunidad real» de superación del conflicto vendrá de la mano del «diálogo y el acuerdo», en los dos niveles de conversaciones que la formación propuso en el acto de Anoeta, y cuya exposición realizó en la comparecencia realizada en Bruselas.
Por su parte, Gorka Elejabarrieta apuntó la necesidad de la implicación de la comunidad europea para superar el conflicto de Euskal Herria. «Batasuna considera que la implicación de la comunidad internacional y en especial de la Unión Europea en la búsqueda de una solución democrática al conflicto es un factor importante para el desarrollo del proceso en Euskal Herria», señaló.
Elejabarrieta concluyó asegurando que «es una buena oportunidad para la UE de cara a demostrar a la comunidad internacional y a los estados miembros que es capaz de contribuir a la solución política de conflictos en el seno de Europa».
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Un triangulo y una mesa
La búsqueda de la normalización democrática de Euskal Herria debe asentarse, según la mayoría de los análisis, en un triángulo. En un vértice se encuentra el PSOE, en el otro el PNV y en el tercero se suele situar a Batasuna, pero ella misma amplía su espacio de protagonismo a todos los firmantes del Acuerdo Democrático de Bases.
Al menos como principio teórico, está mayoritariamente admitido que la búsqueda de la normalización democrática debe contar con el acuerdo de aquellos que en 1979 rechazaron el marco autonómico que, con el tiempo, se ha demostrado incapaz de resolver el conflicto entre Euskal Herria y los estados; con el del grupo mayoritario del nacionalismo vasco institucional que sí aceptó ese marco; y con al menos una formación de ámbito estatal, que en este caso sería el PSOE que se encuentra en el Gobierno español, puesto que el PP no tiene, hoy por hoy, más objetivo que sabotear cualquier proceso de solución, tanto por la influencia electoral que éste podría tener como por los cambios estructurales que puede producir.
El gobierno español
El objetivo central del Gobierno español de cualquier gobierno españoles lograr un alto el fuego definitivo de ETA y pretender venderlo como una rendición de la organización armada sin ningún tipo de contra- partida política. Sin embargo, cualquier análisis serio de la trayectoria de ETA y del conjunto de la izquierda abertzale deja a las claras que nunca se ha producido un alto el fuego ni por intereses particulares o sectarios, ni sin que exista algún tipo de garantías sólidas de que se va a afrontar la raíz del conflicto.
La cuestión, ahora, es ver qué está dispuesto a poner el PSOE en la mesa de partidos que debe abordar la normalización democrática, eso que en la propuesta de Anoeta se definía como la hoja de ruta acordada que dibuje, «partiendo de nuestra actual realidad, el tránsito político hacia un nuevo escenario en el que el pueblo vasco pueda, en condiciones democráticas, decidir cualquier estatus político o institucional para nuestro pueblo».
Lo visto en el caso de la reforma del Estatut catalán evidencia los muchos límites que el PSOE tiene para abordar esta cuestión. La intención de este partido y del Gobierno español pasaría por plantear en la mesa alguna fórmula para consensuar un marco que compatibilice el derecho a decidir con la legalidad actual más o menos reformada. Un acuerdo que dé cierta estabilidad al Estado para un par de décadas. El documento “Euskadi 2006, hacia la libertad y la convivencia”, aprobado el 13 de febrero por la dirección del PSE, aunque no enseña todas las cartas, permite atisbar esta posibilidad.
En manos de las fuerzas vascas que quieran ir más allá está activar los mecanismos de presión social y política para conseguir desbordar los planes iniciales diseñados en en el Palacio de La Moncloa y hacer imposible un acuerdo por debajo de los mínimos que hoy admite sin dificultades una mayoría social en Euskal Herria.
El PNV y sus temores
El inicio de este proceso le pilla al PNV en una estrategia interna de arriar las velas soberanistas que desplegó en 1998 y que a la dirección que domina Josu Jon Imaz le parecen excesivamente audaces. Según el documento del EBB hecho público en octubre de 2005, su horizonte podría situarse en lograr la aceptación formal del derecho de la ciudadanía vasca a decidir su futuro, combinado con un mantenimiento de los actuales ámbitos institucionales pero con mayores competencias, lo que incluiría cierta presencia en la Unión Europea y fórmulas para estrechar lazos entre Nafarroa, la CAV y una inexistente entidad de Ipar Euskal Herria. En sectores abertzales se sospecha que el PNV podría intentar un acuerdo con el PSOE como el de CiU en el caso catalán, aunque eso tendría el coste de que no solucionaría el conflicto.
El PNV tiene el temor de que cualquier superación del actual marco político sea entendida por la sociedad, o al menos por los sectores abertzales, como una victoria de la izquierda abertzale en general y de ETA en particular. Los jeltzales son conscientes de que un proceso de estas características puede darle réditos electorales tanto a la izquierda abertzale como al PSOE. Esto lo tienen asumido, como avanzó el propio Imaz en la Asamblea Nacional del pasado 25 de febrero. Lo que no pueden asumir es que los cambios que se hagan se interpreten «dando a entender que el proceso estatutario ha sido ilegítimo», lo que supondría tener que admitir que su estrategia ha sido un fracaso.
Aunque es de justicia reconocer que el Estatuto de la CAV y el Amejoramiento de Nafarroa han posibilitado instrumentos de mejora de la gestión aun-que el PNV y UPN no siempre los han utilizado en beneficio de la mayoría, no es menos cierto que estos mismos instrumentos se podrían haber tenido con un marco más avanzado que hubiera reconocido hace 25 años el derecho a decidir y que no hubiera ahondado en la partición de Euskal Herria. Lo que también es indudable es que el marco estatutario no ha servido para resolver el conflicto.
La mayor preocupación del PNV ahora será la de presentar el proceso que en estos momentos se abre no como fruto de la lucha de la izquierda abertzale y de ETA, sino como consecuencia de su «derrota». Esto aparece reflejado en sus documentos, cuando plantean «como exigencia democrática que el diálogo resolutivo para el final del proceso no sea consecuencia de la violencia, sino de su cese», una disquisición casi metafísica pero de enorme trascendencia política si lo que se tiene en mente como le pasa al PNV no es que se abre un inmenso campo de posibilidades para el país, sino que las mejoras pueden «ser adjudicadas a la cuenta de resultados de ETA».
El vértice del Acuerdo
En el tercer vértice del triángulo se ha colocado tradicionalmente a Batasuna. Sin embargo, desde esta formación se viene declarando desde hace algún tiempo que ese espacio lo considera compartido con quienes suscribieron el Acuerdo Democrático de Base y que los pasos que se den habrán de darse de común acuerdo.
El Acuerdo Democrático de Base, suscrito en marzo de 2005 por medio de centenar de organizaciones políticas, sindicales y sociales, entre las que se hallan los partidos Batasuna, EA, Aralar, AB, Zutik y ANV y los sindicatos ELA, LAB, STEE, ESK, EHNE e Hiru, y que se fundamenta en el principio de que «toda la ciudadanía de Euskal Herria ha de ser consultada sobre su futuro mediante el procedimiento consensuado entre los agentes».
El objetivo de este polo radica en abrir para el conjunto del país un escenario en el que todas las opciones puedan ser defendidas en igualdad de condiciones y posibilidades de consecución si son mayoritaria y democráticamente refrendadas por la ciudadanía. Una vez llegados a este estadio, cada partido defendería su propia propuesta de futuro y sería la capacidad de convencer a la ciudadanía, y no los límites exteriores impuestos, los que determinarían la viabilidad de un proyecto político para el futuro de Euskal Herria.
Estos tres vértices habrán de encontrarse ahora en una mesa de negociación política, cuyas bases han estado trabajándose en los últimos meses pero de la que poco o nada se sabe. Es posible que incluso sea necesario inventar un nuevo lenguaje para que las viejas palabras no se conviertan en tabúes y no supongan un lastre para avanzar.
De lo que no cabe duda es que el nuevo tiempo en el que acabamos de entrar no se puede fiar todo a las élites políticas. Es preciso que la ciudadanía siga de cerca todo el proceso y tome la palabra cuando lo considere oportuno. Esta es, sin duda, una de las grandes enseñanzas que Euskal Herria puede obtener de lo ocurrido con el Estatut de Catalunya.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
GARA sacó una edición especial dos horas después
Ante la importancia para los ciudadanos de Euskal Herria del anuncio realizado ayer por ETA, GARA realizó un esfuerzo informativo excepcional. El ejemplo más destacado fue la edición especial después que este diario hizo llegar a los kioskos apenas dos horas de que se produjera la noticia.
IRUÑEA - Nada más conocer el contenido del comunicado de ETA en el que anunciaba su alto el fuego, GARA, ante la trascendencia de la noticia, realizó un excepcional esfuerzo informativo para dar a conocer a sus lectores el contenido y la trascendencia de esta declaración.
Así, apenas dos horas después de que se diera a conocer el comunicado de ETA a través de la página web www.euskalherria.com también fue difundido por las ediciones digitales de “Berria” y EiTB ya se encontraba en los kioskos una edición especial de GARA de 16 páginas en la que se incluía el documento de ETA, antecedentes históricos, una cronología de hechos desde la propuesta de Anoeta y análisis.
La edición especial se distribuyó en todos los herrialdes de Euskal Herria, y a pesar de que la tirada fue numerosa se agotó en varios puntos.
La expectación por esta edición especial de GARA fue enorme. Así, en el emblemático Kiosko de la Rosi de Donostia se encontraban varios fotógrafos de diferentes medios de comunicación para captar la imagen de la llegada de los ejemplares.
Expectación
La expectación por conocer detalles sobre la noticia del día también pudo medirse en las múltiples llamadas que se recibieron en las redacciones de GARA por parte de ciudadanos de fuera de Euskal Herria, especialmente desde Catalunya.
Para sacar adelante esta edición especial, la redacción de GARA tuvo que realizar un esfuerzo importante. A esta labor se le añadió el trabajo de los compañeros de rotativa y distribución.
Cuando los ejemplares que se habían distribuido en los kioskos se agotaron, se procedió a repartirlos manualmente en varios puntos de ciudades vascas. Por ejemplo, los números que se llevaron a las bocas de metro de Bilbo se agotaron en apenas una hora.
También tuvieron una gran acogida los ejemplares que se distribuyeron manualmente en los accesos a los campos de fútbol en los que ayer había jornada de liga: Mendizorrotza de Gasteiz, San Mamés de Bilbo y El Sadar de Iruñea, a donde acudieron aficionados guipuzcoanos a presenciar el derbi entre Osasuna y Real Sociedad.
La dirección de GARA se mostró muy satisfecha por la acogida que tuvo ayer la edición especial de este diario, que superó, con creces, las expectativas iniciales cuando se tomó la decisión.
Colaboración ciudadana
Para poder realizar esta tarea, GARA contó con la desinteresada ayuda de numerosos ciudadanos que contribuyeron a distribuir los ejemplares en dis- tintos puntos de Euskal Herria.
Asimismo, en la página web de GARA se incluyó una versión de esta edición especial en formato «PDF» para que se la pudieran descargar tanto los ciudadanos vascos que no pudieron hacerse con un ejemplar en papel en los kioskos como aquellos lectores que se encontraban ayer fuera de Euskal Herria.
Precisamente, la edición digital del diario GARA fue una referencia a lo largo de toda la jornada de ayer para numerosos medios de comunicación, tanto vascos como españoles o franceses y de otros países del mundo, que tomaban como base de sus informaciones lo publicado por la edición en internet de este periódico, que se aloja en la dirección www.euskalherria.com.
La difusión y la relevancia obtenida por las distintas ediciones de GARA durante la jornada de ayer puede compararse sin duda a la lograda durante los días que siguieron a los atentados del 11-M de Madrid, cuando este diario se convirtió también en referencia.
Las ediciones digitales se hicieron eco inmediato
A los pocos minutos de difundirse el anuncio del alto el fuego de ETA a través de las páginas web de GARA, “Berria” y EiTB, los principales medios de comunicación digitales del Estado español se hicieron eco del mismo. Páginas de diarios de Madrid como las de “El Mundo”, “La Razón”, “Abc” o “El País” colocaron inmediatamente la noticia como la más destacada de la jornada con gran alarde tipográfico. Lo mismo realizó la prensa editada en Catalunya, como “La Vanguardia”, “El Periódico de Catalunya” o el diario digital Vilaweb.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
La noticia acapara las portadas digitales
Gran Bretaña, Alemania, Italia, Portugal, Argentina, México, Estados Unidos, Brasil El comunicado de ETA tuvo un lugar destacado en ediciones digitales e informativos televisivos de todo el mundo. Muchos medios resaltan el carácter «permanente» del alto el fuego de la organización armada, a la que se refieren como «grupo separatista». También ofrecen amplios reportajes sobre la historia de ETA.
Las ediciones digitales de las cadenas de televisión y de los principales diarios europeos informaron en sus portadas del anuncio de la tregua de ETA y destacaron el término «permanente».
Así, la cadena pública británica BBC titulaba «ETA declara un alto el fuego permanente» y hacía un repaso de la historia de la organización armada. Por su parte, la cadena SkyNews daba inicio a su información con la frase «ETA declara el alto el fuego».
“Times” abrió la noticia con el titular «ETA pone fin a su campaña armada» y señalaba que en sus 45 años de existencia la organización, «definida como grupo terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos», causó «la muerte de más de 800 personas».
El diario londinense “The Independent” fue uno de los medios británicos que más espacio dedicó al tema en internet. Bajo el titular «ETA anuncia un alto el fuego ‘permanente’», el rotativo afirmaba que el anuncio «supone un repentino final a largas décadas de violencia y echa el cierre a uno de los últimos movimientos armados separatistas de Europa Occidental». “Financial Times”, uno de los diarios económicos más prestigiosos del mundo, abría su edición digital con la noticia.
La cadena pública italiana, RAI, destacaba también el anuncio «histórico» de ETA, a la que describía como «brazo militar del separatismo vasco». La RAI indicaba que «la tregua permanente de ETA era la condición puesta por el Gobierno de Zapatero para poder abrir un diálogo de paz».
«Por la via democratica»
Por su parte, el diario romano “La Repubblica” afirmaba en sus titulares que ETA ha optado «por la vía democrática hacia la autodeterminación», y señalaba que en su comunicado la organización ha exigido a París y Madrid que respeten «sin limitaciones» los resultados de ese «proceso democrático». El “Corriere della Sera” insistía en los mismos argumentos y ponía en cuestión la Ley de Partidos.
El anuncio de la tregua también fue destacado por rotativos alemanes como “Frankfurter Allegmeine Zeitung”, “Der Spiegel”, “Suddeutsche Zeitung” y “Die Welt”. En Portugal, “Jornal de Noticias” subrayaba que ETA ha instado a «Francia y España» a responder «de forma positiva a esta nueva situación dejando de lado toda la represión», mientras que “Público” titulaba «ETA anuncia un alto el fuego para ‘lanzar un proceso democrático’ en el País Vasco». Al otro lado del Atlántico, los rotativos argentinos “La Nación” y Clarín” ofrecían una amplia cobertura a la noticia.
El mexicano “La Jornada” daba relevancia a la fecha y titulaba «El cese el fuego de ETA, a partir del viernes 24». «Anuncia ETA cese permanente al fuego», subrayaba el también azteca “Reforma”. En Brasil, “O Globo” también habla de la tregua del «grupo separatista que aterroriza a España desde hace 38 años».
Lider en Estados Unidos
La noticia lideró las secciones de Internacional de los principales medios de comunicación de EEUU. En “The New York Times”, ETA era la segunda noticia más importante bajo el titular titulaba «Separatistas vascos declaran alto el fuego».
“Times” definió a la organización armada como «grupo militante separatista vasco» y recuerda que nació «durante la dictadura del general Francisco Franco». El “Washington Post” concedió a ETA un espacio destacado y cubrió la noticia a través de su corresponsal en París. Las páginas web de las principales cadenas de televisión como CNN, CBS y ABC News concedieron también a ETA un espacio prominente.
La atención en los medios árabes estuvo centrada en las declaraciones de Hamás y en la situación en Irak. Las dos principales cadenas, Al Yazira y Al Arabiya, no recogían la noticia en primera página, sino en otros enlaces. Agencias como la egipcia Mena o la saudí Spa publicaron pequeñas notas con el «alto el fuego».
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Solana asegura que «toda Europa» apoyará a Zapatero
El primer ministro británico, Tony Blair, «aplaude el anuncio» de la organización. Todos los gobiernos de la Unión Europea expresaron ayer su satisfacción por el anuncio de ETA y su apoyo a la actitud que adopte a partir de ahora el Gobierno español. Así lo aseguró desde Bruselas Javier Solana, alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común.
BRUSELAS -El alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana, declaró que todos los gobiernos europeos le manifestaron ayer su «satisfacción» por el anuncio de ETA y su «apoyo» al Gobierno español.
«He hablado prácticamente con todos los gobiernos, creo que con todos, y me han manifestado personalmente su satisfacción por la buena noticia y su apoyo a la posición que el Gobierno pueda adoptar ahora», señaló en una reunión con la prensa.
Solana calificó la declaración de la organización armada como una «buena noticia para todos los españoles y para todos los europeos» y dijo querer mantener «el mismo sentido de prudencia» que el mostrado a su juicio por el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en su comparecencia parlamentaria de ayer.
Desde Londres, el primer ministro británico celebró a través de su portavoz oficial el anuncio de la organización armada. En sus manifestaciones, el portavoz de Tony Blair señaló que el Ejecutivo «aplaude el anuncio y espera ahora que se aplique en la práctica y se cumplan los compromisos contenidos en la declaración».
«Apoyo externo»
«Corresponde enteramente al Gobierno español tomar las decisiones internas que sean necesarias sobre el inicio de conversaciones», añadió. «Una cosa que hemos aprendido en Irlanda del Norte es que podría ser útil tener apoyo externo, pero los detalles tendrían que decidirlos ambas partes sobre el terreno. Ese sería nuestro enfoque», apostilló.
En el Parlamento Europeo, su presidente, Josep Borrell, comenzó el pleno anunciando una noticia «que por una vez es positiva» y que es «una buena noticia para toda Europa.».
El presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, René van der Linden, afirmó que se abre «un horizonte de esperanza para todos los ciudadanos vascos, españoles y europeos. Con toda la prudencia que se impone, se trata de una muy buena noticia. Tengo la inmensa esperanza de que el anuncio de alto el fuego será confirmado por los hechos y que la paz se impondrá definitivamente», indicó. El coordinador antiterrorista de la Unión Europea, Gijs de Vries, manifestó que «el anuncio es un paso positivo en la dirección correcta. El terrorismo es incompatible con la democracia. ETA debe renunciar de forma permanente a la violencia tanto en las palabras como en los hechos».
Por su parte, el Gobierno de Estados Unidos manifestó que «cualquier paso decisivo de ETA para dejar la violencia debe ser bienvenido». El portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, destacó en conferencia de prensa que su país va a estar «en contacto con el Gobierno español para conocer los detalles y el desarrollo del anuncio realizado» por la organización armada.
Sinn Féin habla de «oportunidad histórica»
BELFAST - El presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, declaró su «bienvenida» a las noticias provenientes de Euskal Herria. El líder republicano irlandés señaló que ha mantenido encuentros «con todos los partidos políticos vascos y en particular Batasuna», y que también escribió al presidente español, Rodríguez Zapatero, con el objetivo de «promover la resolución del conflicto y ayudar en cualquier forma posible en el desarrollo de un proceso de paz».
A juicio de Adams, el anuncio de ETA «proporciona una oportunidad de proporciones históricas a todas las partes en conflicto. El anuncio da un gran empujón al desarrollo de un proceso de resolución del conflicto».
El político irlandés subrayó la importancia de que «todas las partes en conflicto se aferren a esta oportunidad y hagan todo lo que puedan para hacer del progreso político una realidad. Sinn Féin cree que la clave del progreso es un proceso de diálogo incluyente en el cual todos los participantes son tratados sobre la base de igualdad. Todas las posibilidades deben estar presentes en la agenda de discusión».
En este sentido, Gerry Adams consideró que «existe una responsabilidad particularmente en el Gobierno español para responder positivamente y con creatividad. El Gobierno español debe intervenir inmediatamente para parar los juicios políticos contra los líderes de Batasuna, incluyendo a Arnaldo Otegi».
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
París se resiste a valorar el anuncio, pero admite «la esperanza de la paz»
DONOSTIA - Las instituciones y partidos franceses fueron bastante parcos en sus reacciones al anuncio de tregua. Así, el portavoz de la diplomacia francesa Jean-François Mattéi mostraba a mediodía de ayer su deseo «de que la paz triunfe» pero declinaba hacer ninguna valoración remitiéndose a lo manifestado por Dominique de Villepin el pasado 13 de marzo en su viaje a Madrid, donde subrayó «que no le corresponde intervenir en un problema que concierne a la soberanía española». Añadió, además que «Francia apoyaría las acciones que el gobierno español llevaría a cabo para terminar con la violencia».
A media tarde, fue el presidente francés Jacques Chirac quien reaccionó por fin. «Es una gran esperanza para España y para la lucha antiterrorista», indicó en un escueto comunicado. Por su parte, el servicio de prensa del primer ministro francés, Dominique de Villepin, envió a última hora una nota en la que se afirma que el anuncio del alto al fuego representa «una esperanza de que la paz pueda triunfar por fin» y añade que «Francia apoya todas las acciones que van en ese sentido». El ministro francés de Interior, Nicolás Sarkozy, se reunió además con su homólogo español, José Antonio Alonso, y calificó de «buena noticia» el alto al fuego.
Representantes del principal partido de la oposición se congratularon de la noticia:«Esta buena noticia, si se confirma con hechos, pondrá fin a los años negros que han dividido profundamente a la sociedad española», destacó la nota de la Secretaría Internacional del PS.
Más «escéptico y desconfiado» se mostró el consejero general socialista vasco Jean Espilondo que deploró que ETA no hubiera declarado el abandono de las armas, «condición sine qua non para que se pueda hablar. Si la amenaza persiste, creo que no puede negociarse nada» dijo. Consideró inaudito que «pueda hablar de paz, democracia y justicia una organización fascista y totalitaria, que asesina y extorsiona», y se mostró decepcionado aunque reconoció que «quizás es un pequeño paso aunque no es suficiente».
«París está implicado»
Su compañero de partido y también consejero general de Baiona Jerôme Aguerre fue más optimista y afirmó que «es evidente que el conflicto concierne también al estado francés» y abogó por que haga movimientos como «acercar ya a los presos».
En el mismo sentido, Beñat Gimenez. consejero UDF de Angelu, afirmó que «todos debemos hacer lo posible para superar el conflicto y mirar hacia el futuro, no sólo para conseguir el fin de la violencia sino la paz en Euskal Herria». Para ello, sugirió «que el conjunto de fuerzas políticas, incluidas las francesas, debatan de todo».
Giménez resaltó que «aunque el corazón del conflicto está situado en Euskal Herria, París no es ajeno» y puso como ejemplo su implicación en la cuestión de los presos.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Todos los ojos, en la sociedad vasca
Hay un hilo conductor entre el comunicado de ETA hecho público ayer y las principales reacciones al mismo: la apelación al papel fundamental que a partir de ahora tiene que jugar la sociedad vasca como agente activo para la resolución democrática del conflicto.
Se abre el tiempo de la sociedad vasca, al menos así lo expresaron ayer los principales actores políticos. Todos ellos confían en la ciudadanía para que el proceso de normalización democrática llegue a buen puerto.
ETA, en su comunicado, hace «un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas vascas para que se impliquen en este proceso y luchen por los derechos que como pueblo nos corresponden». El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la declaración realizada en el Congreso de los Diputados, quiso dejar expresa constancia de que su «confianza en la sociedad vasca como impulsora esencial para ver el fin de la violencia es una confianza plena».
El lehendakari Juan José Ibarretxe, en la declaración institucional efectuada por el Gobierno de Lakua, también tuvo una mención expresa a que «la sociedad tiene que sentir como propio el proceso de paz y normalización política. No lo puede contemplar sólo como ‘una cuestión de políticos’. Tenemos que participar todos y cada uno de los hombres y mujeres que aquí vivimos y trabajamos. Tenemos el derecho y el deber de hacer este camino juntos. Es verdad que la labor de los partidos políticos es insustituible, pero necesitamos la participación activa de la sociedad vasca. Es la exigencia de la sociedad la que nos ha traído hasta aquí, la que ha abierto la puerta a la esperanza y será también el empuje de la sociedad vasca la que no permita volver atrás, la que demandará alcanzar acuerdos políticos, la que exigirá avanzar, participar y decidir».
Por su parte, Batasuna fue concluyente al asegurar que «el pueblo vasco es el auténtico destinatario de esta iniciativa y es la sociedad vasca la que debe liderar un proceso de negociación que defina un acuerdo sobre la territorialidad y el derecho de autodeterminación. La importancia de la movilización social es fundamental».
Como puede comprobarse, todos los ojos están puestos en la sociedad vasca, pero es posible que no todos quieran que camine en la misma dirección. La izquierda abertzale, por ejemplo, habla del derecho de autodeterminación y la territorialidad, mientras que Rodríguez Zapatero sólo piensa en «el fin de la violencia». Por otra parte, la propia sociedad vasca es enormemente plural en sus deseos de futuro. Lo que sí cabe esperar es que esa pluralidad pueda expresarse en igualdad de condiciones y que todas las opciones políticas puedan llevarse a la práctica si obtienen el apoyo de la mayoría de esa sociedad.
«Nuevo periodo de lucha»
Está meridianamente claro que una cosa es que se abra un proceso de resolución del conflicto y otra en qué dirección se oriente finalmente en función de la correlación de fuerzas que haya en la sociedad. El Gobierno español, tanto en la negociación del Estatut de Catalunya como en las declaraciones que el propio presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, realizó hace unas semanas en el Congreso de los Diputados sobre la autodeterminación, ya ha dejado claro que no es partidario de reconocer el derecho a decidir de las naciones atrapadas en el Estado español. Por ello, es evidente que quienes defienden que Euskal Herria es un pueblo y tiene derecho a decidir su futuro, habrán de ganar ese pulso político.
Por todo ello, no es extraño que los máximos dirigentes de la izquierda abertzale insistan una y otra vez en que «un proceso de negociación es un periodo de lucha y activar socialmente a la gente es una necesidad de primer orden antes de construir el proceso, durante el proceso y después del proceso».
Son palabras de Arnaldo Otegi, en una entrevista concedida a GARA una semana después del acto ante el BEC, en la que añadía que «un proceso de negociación no es un periodo de inactividad. Incluso si llegamos a un acuerdo de bases sólidas y nos sentamos en una mesa, las partes siguen cada una defendiendo su propio interés. Y, por tanto, en un proceso largo pueden intentar condicionar el resultado final. Nosotros lo tenemos claro, y por eso es importante lo que se apuntó en el BEC. Es que tiene que haber un polo que defienda los contenidos de ese proceso continuamente. Por un lado, para evitar que los estados intenten ganar en la mesa de negociación; por otro lado, para evitar que otros, como puede ser el PNV, intenten cerrar un acuerdo en falso. El término de lucha debe entenderse como de activación y movilización popular, un elemento absolutamente imprescindible para afrontar un proceso de negociación con una cierta garantía».
«Poner a Zapatero en el trance»
La necesidad de la movilización de quienes defienden que Euskal Herria tiene derecho a decidir ha sido expresada también por portavoces jeltzales como Joseba Egibar, quien señalaba recientemente que «Zapatero o el PSOE no van a ir a resolver por magnanimidad un problema histórico diciendo ‘ahí esta el pueblo vasco y tiene derecho a decidir’. El nacionalismo vasco le tiene que colocar en ese trance a Zapatero compartiendo unos mínimos». Pese a esas palabras, de momento, el PNV ha preferido quedarse al margen de los mínimos compartidos por el resto del abertzalismo, que aparecen reflejados en la convocatoria a la manifestación del próximo 1 de abril.
Para ese día, las fuerzas políticas y sindicales que comparten diagnóstico y tratamiento en el Acuerdo Democrático de Base han llamado a una marcha en Bilbo con el lema «Es tiempo de soluciones. Euskal Herria. Decisión. Acuerdo». La convocatoria está firmada por los partidos Batasuna,EA, Aralar,AB, Zutik y ANV, y los sindicatos ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE, ELB e Hiru.
La izquierda abertzale entiende que estas actuaciones conjuntas pueden contribuir a dibujar un «polo autodeterminista y progresista en la sociedad vasca» que puede ser como afirmaba recientemente Rafa Díez Usabiaga«un factor determinante en los próximos meses y años». Puesto que, por una parte, es una pieza clave en el proceso de resolución del conflicto como motor de una ofensiva institucional y de masas en defensa del derecho a ser y a decidir; y, por otra parte, desde una perspectiva más estratégica, de ahí puede surgir también un polo independentista y de cambio social que se configure como una alternativa al modelo político y social del PNV.
Mesa de partidos
Junto a los llamamientos a la sociedad, al menos en una parte del abanico político, el anuncio del alto el fuego de ETA ha provocado que se comience a hablar de la necesidad de poner en marcha una mesa de partidos.
En este sentido, llama especialmente la atención que el Gobierno de Lakua, a través del lehendakari, se adelantara ayer a «anunciar a los ciudadanos y ciudadanas vascas que he iniciado ya el contacto con los representantes de todas las fuerzas políticas vascas para valorar este nuevo escenario de esperanza y para plantearles el inicio de una fase preliminar de diálogo sin exclusiones, con el objetivo de concretar el calendario del proceso, los principios, metodología y los contenidos del diálogo, para abordar con garantías a continuación la constitución de la mesa de partidos, cuyo objetivo será alcanzar un acuerdo integrador para la normalización política que será sometido después a consulta popular».
Conviene recordar que Juan José Ibarretxe, hasta la fecha, había repetido en más de una ocasión que el lehendakari jugará en la constitución de la mesa el papel que acuerden los propios partidos. Por eso resulta en cierta medida sorprendente que ahora pretenda dirigir o liderar su conformación. Por otra parte, tampoco conviene olvidar que el lehendakari tiene sus propias limitaciones institucionales que le impiden tener cualquier tipo de protagonismo en cuatro de los siete territorios de esta Euskal Herria que comparte la existencia de un mismo conflicto.
Probablemente, en la «cocina» que se ha ido haciendo durante los últimos meses, ya se habrá avanzado algo en cuanto a calendario, metodología y los contenidos de esa mesa de partidos, por lo que la declaración de Lakua parece más un intento de obtener cierto protagonismo que una aportación real a la constitución de la mesa.
Esa mesa, además, habrá de convocarse al margen de las instituciones, puesto que es evidente que resulta imprescindible la participación de Batasuna. Formación que, por cierto, es preciso reiterar que continúa ilegalizada y tiene prohibido realizar todo tipo de actos políticos y cuyos dirigentes están siendo perseguidos y encarcelados por la Audiencia Nacional española.
A la espera del gobierno
ETA ya ha dado el paso que tantos le demandaban porque, según aseguraban, era imprescindible para que se dieran otro tipo de pasos. Según afirmaban recientemente fuentes del Gobierno español a través de un cauce autorizado, en la actualidad «las instituciones del Estado jueces, fiscales, policías, etc. responden a un esquema heredado de la última etapa de asesinatos de ETA, de 2000 a 2003, que dio lugar al Pacto Antiterrorista, la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna». «A partir de esa decisión de ETA [alto el fuego] no sólo se abre la vía del diálogo del Gobierno con ella. También se podrían adaptar las instituciones democráticas al nuevo escenario y al nuevo clima creado». Habrá que ver si todo esto también va confirmándose, puesto que no es pequeño el andamiaje represivo que el Estado español, y también el francés, tienen que desmontar.
De momento, el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, anunció ayer que se tomará su tiempo antes de activar la resolución del Congreso de los Diputados del pasado 17 de mayo y volver al Congreso para pedir su apoyo para iniciar un diálogo con ETA. No es tiempo para impaciencias, pero tampoco convendría que el Ejecutivo español pensara que con el anuncio de ETA ya ha llegado a la meta. El de ayer ha sido un «no-pistoletazo» de salida.
El PP empezó ayer un ligero viraje de su discurso
No cabía esperar que el Partido Popular hiciera una valoración positiva del comunicado de ETA, puesto que la llamada «lucha antiterrorista» es una de sus principales armas para desgastar al Gobierno del PSOE. Por lo tanto, la declaración oficial de Mariano Rajoy hecha en la sede del partido se mantuvo dentro de lo esperable, aunque la referencia a que ETA sólo hace «una pausa» resulta un tanto forzada tras el anuncio de un alto el fuego permanente. Sin embargo, por la tarde, en el Congreso de los Diputados, hizo más hincapié en la oferta de colaboración con Zapatero «si no se paga precio político». El presidente del Gobierno también estuvo más conciliador que de costumbre y tendió la mano al líder del primer partido de la oposición. Probablemente Rajoy comenzó ayer a dibujar un cierto «agiornamiento» de sus posiciones en esta materia. Algo necesario simplemente por mero instinto de supervivencia.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
EA, EB y Aralar destacan que es hora de poner en marcha la mesa de partidos
El anuncio de alto el fuego permanente fue recibido por los líderes de EA, EB y Aralar como un «paso importante» de cara al proceso de paz en Euskal Herria. En concreto, coincidieron en destacar que ya es tiempo de construir una mesa de partidos «sin excepciones». También emplazaron al Gobierno de Madrid a este respecto.
GASTEIZ - La presidenta de EA, Begoña Errazti, afirmó que el anuncio de alto el fuego supone «un paso de importancia hacia el proceso de paz» que puede conducir a «una mesa de partidos que aborde la raíz del conflicto político vasco», y agregó que ahora «es el momento del debate político entre los partidos, sin exclusiones y sin excusas».
Errazti realizó estas declaraciones en Gasteiz, tras la reunión extraordinaria que mantuvo por la tarde la Ejecutiva Nacional de su formación, y allí mostró la «satisfacción» de todos los miembros de EA porque «el trabajo que han realizado ha posibilitado que llegue este día». «Llegamos al escenario para el que hemos trabajado, a veces incluso con críticas de aquellos que no entendían o no querían entender el ejercicio de responsabilidad que estaba haciendo y continuará haciendo EA», apostilló.
Acompañada de la Ejecutiva Nacional al completo, Errazti indicó asimismo que «comienza una nueva etapa que queremos llevar también a buen término», por lo que dijo que «será necesario que todas las fuerzas políticas respondan a las expectativas de la sociedad vasca».
«Se abre una oportunidad histórica para el pueblo vasco. Queda mucho camino que recorrer, por lo que ratificamos nuestro compromiso con Euskal Herria y sus derechos como pueblo», resaltó la presidenta de EA, antes de añadir que «la reconciliación social y la profundización en el respeto mutuo nos llevará a afrontar un futuro prometedor de bienestar para nuestro pueblo en todos los ámbitos».
Errazti, quien agradeció además a las personas del ámbito internacional que han ayudado a este proceso, como el irlandés Alec Reid, concluyó animando a secundar la movilización del 1 de abril, pues «será una muestra del deseo del pueblo vasco de encaminarse a la paz y a la normalización política».
EB: «Abre la puerta»
El coordinador general de EB, Javier Madrazo, coincidió en que el anuncio de la organización armada es una «oportunidad histórica» para construir «un futuro de respeto y tolerancia en el que todas las personas y sensibilidades políticas tengamos reconocidos los mismos derechos», y afirmó que abre «la puerta a la esperanza, a la convivencia, a la reconciliación y a la normalización política».
En una rueda de prensa celebrada por la tarde en Bilbo, resaltó que la sociedad ha demandado en los últimos años a ETA «el cese de toda expresión de violencia, incluida la kale borroka y las campañas de amenaza y extorsión», así como «una apuesta sincera y definitiva por las vías exclusivamente políticas y democráticas».
Reivindicó la constitución de una mesa de diálogo democrático, «con presencia de todas las formaciones políticas, sin excepción», y apostó por reconocer el derecho de la sociedad vasca «a decidir su futuro, su incorporación al ordenamiento jurídico-político y su ejercicio mediante consulta popular».
Por ello, instó al Gobierno de Madrid a promover «con carácter urgente» una política penitenciaria que garantice el acercamiento de los presos a Euskal Herria, y emplazó a los partidos a actuar «con altura de miras» e «impulsar todas aquellas iniciativas que contribuyan a afianzar dinámicas de convivencia, reconciliación y normalización».
El coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta, también mostró su «gran satisfacción» por la tregua permanente y manifestó que «el próximo paso debe ser la constitución de las mesas de partidos». Tras conocer el anuncio de ETA, y antes de que su partido remitiera un comunicado de valoración, Zabaleta señaló que el Gobierno de Rodríguez Zapatero debe tomar decisiones en política penitenciaria, en política penal y en política de gestión judicial. «Sin duda alguna debe haber un paso correlativo por parte del Estado; esperamos que ese paso sea la mesa de los partidos y su dinámica», añadió.
Pese a actitudes como las de UPN y PP, deseó que «vaya a ser posible que juntos hagamos esas mesas, en uno y otro ámbito autonómico».
«El siguiente paso, el del Gobierno» (Josep-Lluis Carod-Rovira)
Tras mostrar su «alegría» por lo que cree una «noticia histórica», el líder de ERC señaló que «después de que ETA ha hecho lo que tenía que hacer, ahora es el Gobierno quien tiene que dar el siguiente paso». Opinó que el alto el fuego «es una noticia largamente esperada» y dijo que «es el resultado de muchos esfuerzos» y de «muchos sacrificios personales, pero merecía la pena». «El nuevo escenario legitima la vía política para la resolución de conflictos».
«Que concluya con su desaparición»
Para Batzarre, que deseó la desaparición de ETA, es una «muy buena noticia». Dijo que «es fundamental separar la desaparición de la violencia política de ETA de los problemas políticos entre las identidades de las comunidades vasco-navarras, de las relaciones entre ellas y de la relación entre éstas y el Estado español». Dijo que el proceso que se abre debe incluir también el «reconocimiento y restitución moral de las víctimas, y el reconocimiento de los derechos».
«El Estado no tiene ya ninguna excusa» (ELA)
En una nota, indicó que «es una decisión esperada, deseada, responsable, que valoramos muy positivamente, sin ninguna reserva». A su juicio, «el Estado no tiene ya ninguna excusa para no implicarse en el proceso de paz y normalización política», por lo que le exigió «pasos concretos que muestren su compromiso con el proceso y su voluntad decidida de hacerlo irreversible». Cree a su vez que abre nuevas condiciones para aunar fuerzas por el derecho de decisión.
«Tienen que ponerse a trabajar» (CC.OO.)
Tras mostrar su satisfacción por el anuncio, en su comunicado pidió a los partidos que trabajen para «convertir esta oportunidad en algo irreversible, con el objetivo de conseguir una sociedad donde todas las ideas políticas puedan ser defendidas en igualdad de condiciones, libertad y democracia». Cree que es «una muy buena noticia que la sociedad venía demandando con contundencia» y deseó «que se convierta en breve en un cese definitivo de la violencia».
«Abre una puerta a la esperanza» (UGT)
La central opinó en su nota que «si se confirma el anuncio de tregua permanente, se abre una puerta a la esperanza hacia la paz en España». Mostró su «satisfacción» porque considera que el anuncio de ETA «atiende al clamor de todos los ciudadanos», pero advirtió que hay que mantener la «prudencia y ver la evolución de los acontecimientos». Llamó a todas las fuerzas y poderes públicos para «aunar esfuerzos en la consecución del objetivo de la paz».
«Que signifique un punto sin retorno» (CONFEBASK)
Aunque cree necesario mantener una «prudente cautela», la Confederación Empresarial Vasca manifestó su «satisfacción», confiando en que el alto el fuego suponga «un punto sin retorno, que implique el cese inmediato y definitivo de todas las formas de violencia, extorsión y amenaza». Mostró su esperanza de que «abra la puerta al proceso de paz que la sociedad vasca tanto anhela», así como su disposición a apoyar a instituciones y partidos en sus esfuerzos.
«Oportunidad para la convivencia» (Izaskun Bilbao)
Bilbao lo calificó de «buena noticia», porque, a su juicio, «abre una oportunidad para construir la convivencia». «Ahora comienza el momento para que, entre todos, mediante el respeto y el diálogo, seamos capaces de construir convivencia. Y digo todos en mayúsculas porque nadie puede quedar fuera de este recorrido», matizó. Instó, eso sí, a «tener en cuenta a todas las víctimas» para «hacer que su vida sea más fácil» y para que éstas sean «respetadas y reconocidas».
«La vuelta atrás es impensable» (LOKARRI)
Cree que la esperanza creada ahora es un hecho «sin comparación en nuestra historia reciente», que sugiere que «la vuelta atrás es impensable». En una nota señaló que «hay que aprovechar» el momento y agregó que «la clave está en actuar con realismo». «Los partidos tienen ante sí la importante tarea de empezar a trabajar para sentar las bases que permitan la convocatoria de una mesa de partidos», resaltó, y abogó por un acuerdo plural y una consulta popular.
«Es una verborrea engañosa»
Mikel Buesa tachó de «verborrea engañosa» el comunicado de ETA y pidió que no se cometa el «error de aflojar en la lucha contraterrorista», al creer que no cabe albergar «ninguna expectativa razonable de que ETA está dispuesta a abandonar el terrorismo». También indicó al Ejecutivo de Zapatero que, ante un comunicado así, «no puede aceptar que ETA sea un interlocutor político» porque eso va «contra la esencia misma del sistema democrático».
«Euskadi resolverá su gran reto»
Artur Mas indicó que «la experiencia nos demuestra que hay que ser muy cautos» con los comunicados de ETA y dijo estar «casi convencido», al margen incluso de este último, de que «Euskadi va a resolver ese gran reto por recuperar la paz». «Y con Euskadi lo vamos a resolver todos agregó, porque no olvidemos que el terrorismo nos ha afectado a todos y que en muchos pueblos de España y Cataluña también hemos sufrido sus viles consecuencias».
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
«Tenemos que hacer irreversible el proceso»
Tras la reunión del Consejo de Gobierno, Juan José Ibarretxe compareció para dar lectura a una declaración institucional en la que expresó su alegría y la necesidad de hacer «irreversible» un proceso de paz. Como medidas concretas, se limitó a anunciar una nueva ronda con líderes políticos «sin exclusiones».
GASTEIZ - Esta fue la Declaración Institucional del Consejo de Gobierno de Lakua, leída por Ibarretxe tras su reunión extraordinaria.
«Manifestamos nuestra alegría porque ETA ha escuchado a la sociedad vasca. Deseo valorar positivamente el escenario de ilusión que ha suscitado en el seno de la sociedad vasca (...)
Es obligación de ETA no frustrar nunca más la ilusión de nuestro pueblo, y la de todos nosotros, partidos políticos e instituciones hacer universal e irreversible el proceso de paz (...) Todos tenemos que trabajar para abrir definitivamente la puerta de un proceso de paz que suponga el final dialogado de la violencia hasta lograr su completa desaparición. Tenemos que ser capaces de mostrar un reconocimiento sincero a todas las víctimas que siente las bases del camino para la reconciliación.
Como lehendakari, le he transmitido al presidente del Gobierno español mi completa disposición y la de mi Gobierno para allanar el camino del proceso de pacificación. Asimismo, le he transmitido mi compromiso para desarrollar con él un proceso de diálogo leal y sincero. Somos conscientes de que el proceso abierto será complejo y no exento de dificultades.
Manifiesto nuestro compromiso inequívoco con las vías exclusivamente políticas y democráticas para la solución del conflicto de naturaleza política existente en Euskal Herria (...)
Deseo hacer un llamamiento público a todas las fuerzas y sensibilidades políticas presentes en la sociedad vasca para que asumiendo nuestra responsabilidad, aprovechemos esta oportunidad y nos comprometamos a trabajar conjuntamente para alcanzar un acuerdo de normalización política que, posteriormente, sea ratificado mediante consulta democrática por la sociedad vasca.
Quiero anunciar que he iniciado ya el contacto con los representantes de todas las fuerzas políticas vascas para valorar este nuevo escenario de esperanza y plantearles el inicio de una fase preliminar de diálogo sin exclusiones con todos con el objetivo de concretar el calendario del proceso, los principios, metodología y los contenidos del diálogo para abordar con garantías a continuación la constitución de la mesa de partidos cuyo objetivo será alcanzar un acuerdo integrador para la normalización política que será sometido después a consulta popular.
La sociedad tiene que sentir como propio el proceso de paz y normalización política. No lo puede contemplar sólo como una cuestión de políticos. Cada uno de los hombres y mujeres que aquí vivimos y trabajamos tenemos el derecho y el deber de hacer este camino juntos. Es verdad que la labor de los partidos políticos es insustituible pero necesitamos la participación activa de la sociedad vasca.
Es la exigencia de la sociedad la que nos ha traído hasta aquí, y será el empuje de la sociedad vasca el que no permitirá volver atrás, la que demandará alcanzar acuerdos políticos y exigirá avanzar, participar, decidir. Ha llegado la hora de que callen definitivamente las armas y de hacer entre todos universal e irreversible la paz. Es tiempo de sentar las bases para la reconciliación en la sociedad vasca. Ha llegado el momento de trabajar desde la política para lograr un acuerdo de normalización. Es tiempo de que la sociedad pueda decidir en paz y libertad su futuro».
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Rajoy no aceptará «precio político» y Sanz subraya que «no cabe dialogar»
En una declaración leída en la sede del PP en Madrid, Mariano Rajoy manifestó que su partido «sigue estando dispuesto a colaborar con el Gobierno para derrotar al terrorismo en el marco del Pacto Antiterrorista para que no pague ningún precio político, algo que no desea ninguno de nuestros compatriotas». Por su parte, el Gobierno navarro insistió en que «la voluntad de los ciudadanos no puede ser suplantada» y Sanz rechazó incluso cualquier diálogo.
MADRID - En su comparecencia en la que fijó la posición del PP y no admitió preguntas, Mariano Rajoy afirmó que su partido «está dispuesto» a apoyar al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero sólo «para que no pague ningún precio político, algo que no desea ninguno de nuestros compatriotas, y para que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sigan trabajando y cumpliendo su obligación como es propio del Estado de Derecho». Subrayó que el PP «sigue estando dispuesto a colaborar con el Gobierno para derrotar al terrorismo en el marco del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo».
Al inicio de su intervención, manifestó que «el único comunicado de verdad importante que podía transmitir la organización terrorista ETA al conjunto de la sociedad española era el anuncio de su disolución y el fin de sus actividades criminales. Es lo que pienso desde hace muchos años. Eso es lo importante y no se ha producido».
«Por cuarta vez en los últimos años, se nos anuncia un alto el fuego, después de que hace dos años se nos anunciara una tregua en Catalunya y, poco tiempo después, una tregua que sólo afectaba a políticos, es decir a cargos electos», prosiguió.
Según dijo en la declaración leída sobre las 14.20, el alto el fuego permanente decretado por ETA «es una pausa y no una renuncia a la actividad criminal. Supone reafirmar su voluntad de seguir existiendo, no se arrepiente de nada y no pide perdón a las víctimas».
«Los mismos objetivos»
Sobre el contenido del comunicado, Rajoy declaró que «de nuevo, nos dicen que el objetivo es iniciar un proceso que conduzca al objetivo de siempre, que es el derecho de autodeterminación y nos impone las condiciones de siempre».
«En estas circunstancias destacó: quiero reafirmar lo que hemos dicho a lo largo de estos años. No se puede pagar un precio político para el cese de una actividad terrorista porque eso supondría convertir al terrorismo en un instrumento para hacer política y los terroristas habrían ganado y conseguido, treinta años después, los objetivos en base a los cuales y por los cuales asesinaron a muchísimas personas en el País Vasco y en el conjunto de España», concluyó.
Por último, remarcó que «el Estado de Derecho debe seguir cumpliendo sus obligaciones, tanto las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como el Poder Judicial y la Administración Penitenciaria».
Sanz: «Estaré muy presente»
Desde Lisboa, el presidente navarro Miguel Sanz afirmó que «bajo ningún concepto se debe dialogar. Sin un abandono de las armas no se puede iniciar un proceso de diálogo y menos si hay que hacer cesiones políticas». Aseguró que estará «muy presente» en el proceso y que «nunca permitirán que la voluntad de los navarros sea suplantada por ningún proceso de paz ni negociación que implique cesiones políticas y que lleven a lograr esa entelequia de un país llamado Euskal Herria que sólo figura en sus mentes».
«El simbolismo más importante que marcará un antes y después en este proceso será cuando quienes necesitamos llevar escolta dejemos de llevarla», consideró.
Si esto lo decía Miguel Sanz al mediodía en los actos del quinto centenario de Francisco de Xabier en Lisboa, por la tarde el vicepresidente. Francisco Iribarren leyó una declaración oficial del Gobierno de Navarra, que se reunió en sesión extraordinaria, con un tono más optimista.
En el texto, compuesto de cuatro puntos, expresa su «esperanza» de que el alto el fuego «se convierta inmediatamente en una auténtica renuncia de todo tipo de violencia y extorsión», al tiempo que exige «la disolución» de ETA y «el abandono definitivo de las armas».
También pide a la ciudadanía «prudencia» y muestra «su compromiso de respeto a sus decisiones así como de apoyo a las víctimas del terrorismo». Añade que el anuncio de ETA «es un logro del talante democrático de los ciudadanos».
El tercer punto de la declaración reproduce las palabras pronunciadas por Sanz en Portugal en el sentido de que «el Gobierno nunca permitirá que la voluntad de los navarros sea suplantada por ningún tipo de negociación que implique precios políticos y exige que Navarra no pueda ser utilizada como moneda de cambio».
En el último, hace un llamamiento a la «unidad de todos los partidos políticos democráticos, en el convencimiento de que deben ser las instituciones los órganos competentes para el debate de cuantas iniciativas puedan surgir como consecuencia del anuncio de ETA».
La AVT trata de restar peso a la iniciativa
MADRID - Para la AVT, la decisión de ETA «está condicionada al logro de sus reivindicaciones». Expresó además su «temor a que suponga una relajación de la presión judicial». En declaraciones a Efe, su presidente, Francisco José Alcaraz, pidió «muchísima prudencia». En su opinión, se trata sólo de «un parón, que lógicamente va un poco condicionado a que se ceda a su reivindicación de autodeterminación; sigue reclamando lo que ha reclamado siempre».
Incidió en que «teme a que se reduzca esa presión» tras las declaraciones realizadas ayer por el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, que dijo que el Ministerio Público pedirá a los jueces que «valoren la incidencia que puede tener la nueva situación».
«El Gobierno debe decir qué está dispuesto a pagar a ETA para que mantenga esta tregua», resaltó Alcaraz.
Por su parte, la presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, Pilar Manjón, manifestó que su grupo ha recibido con «inmensa alegría» la noticia del alto el fuego de ETA y señaló que «deseamos de corazón que la paz se consiga».
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Zapatero: «La legalidad debe dar empuje definitivo al fin de la violencia»
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, eligió los pasillos del Congreso para realizar su declaración ante el alto al fuego de ETA y se comprometió a trabajar para lograr la unidad de todas las fuerzas políticas a la hora de abordar la nueva situación. Remarcó la importancia de la sociedad vasca en el proceso y matizó que es la legalidad quien debe dar el empuje definitivo «al fin de la violencia».
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, convocó una rueda de prensa a las 16.30 en los pasillos del Congreso y se dirigió a la sociedad española para expresar «como he hecho hace un momento en el Hemiciclo, al conjunto de las fuerzas políticas, que el Gobierno va a abordar la nueva situación con prudencia, con calma, sabiendo que después de tantos años de sufrimiento estaremos ante un camino que será duro, difícil y largo».
«Un camino que tenemos que recorrer todas las fuerzas políticas democráticas juntas; que mi propósito y mi compromiso es lograr esa unidad de todos partidos para que este camino concluya con el deseo mayoritario de todos los españoles que es el fin de la violencia», subrayó Zapatero para añadir que «en ese camino, siempre estará presente en mi espíritu y en mi ánimo la memoria de las víctimas y el esfuerzo de todas las personas que han trabajado y trabajan para garantizar nuestra libertad y nuestra seguridad».
En su declaración, el presidente español quiso «trasladar también, de manera singular, un llamamiento a la sociedad vasca, a la sociedad que más directamente ha sufrido el dolor y el horror, para trasladarles un mensaje de confianza, de responsabilidad; mi confianza en la sociedad vasca como impulsora esencial para ver el fin de la violencia es una confianza plena».
Además, manifestó que «en ese proceso que tenemos por delante iré con calma, con prudencia, cubriendo cada etapa y cada paso con el máximo concurso de las fuerzas políticas y, por supuesto, siempre en el ámbito de lo que es la democracia y la legalidad, que es en definitiva quien tiene que dar el empuje definitivo al fin de la violencia», concluyó.
En respuesta a preguntas de los periodistas, Zapatero aseguró que «podríamos estar ante el principio del fin, como dije hace una semana. También dije que sería duro y difícil. Todos los españoles pueden entender esta afirmación después de más de 30 años de horror y de terror. Por ello, la democracia siempre sabe resolver hasta los problemas mas difíciles y éste añadió- es sin duda uno de los problemas más difíciles con los que se ha enfrentado y se puede enfrentar una democracia y, desde luego, con que se ha enfrentado la democracia española».
Trabajo en común
Zapatero subrayó la importancia del trabajo en común entre partidos. «El fin de la violencia tendrá el camino de la unidad de los partidos, de la democracia, y de la ley», remarcó, y además afirmó que «confío plenamente en que ese apoyo se va a producir. Igual que hemos actuado hasta aquí, con la prudencia suficiente, actuaremos con la misma prudencia para llegar al punto final», apuntó.
En relación a la resolución que se aprobó en el Congreso español en relación a un diálogo del Gobierno español con ETA, Zapatero advirtió que «me tomaré mi tiempo para contrastarla. Creo que es esencial para caminar con certidumbre, con seguridad, con responsabilidad. Y, por supuesto, hasta que comparezca en la Cámara, si se dan las condiciones para ello, contaré con las fuerzas políticas y, de manera muy singular, con el principal partido de la oposición», señaló.
El presidente español se refirió también a un trabajo en común con el PP. «Mi predisposición es de máxima confianza en el señor Rajoy, en el PP, para esa tarea común. Sabiendo que estamos entre demócratas, sé que podemos caminar con tranquilidad y de la manera más unida posible», afirmó.
Zapatero había realizado declaraciones similares durante su intervención en la sesión de control del Congreso español, media hora antes. En respuesta a una pregunta de Mariano Rajoy, afirmó que «si estamos ante una cuestión de Estado, como creo, el Gobierno hará todo lo que pueda para que esta cuestión la abordemos entre todos. Muy especialmente con el PP; lo necesita la democracia»
«En los últimos tiempos reconoció: nos han separado muchas cosas pero tengo el convencimiento de que desean, igual que todos los españoles, el fin de la violencia. Y lo desean hacer a través de la democracia, la legalidad, la sensatez. Tengo confianza en ustedes, que han luchado mucho por el fin del terrorismo», insistió.
Por su parte, la vicepresidente, María Teresa Fernández de la Vega, tras conocer la noticia, indicó que el Ejecutivo español «será ahora más prudente que nunca». -
Patxi López pide a los partidos «que estén a la altura»
El secretario general del PSE, Patxi López, valoró de modo positivo el anuncio del alto al fuego de ETA aunque consideró que «hay que acogerla con prudencia y responsabilidad». En una rueda de prensa ofrecida a las 18.00 en la sede de Bilbo, el líder del PSE dio lectura a un comunicado aprobado por la Comisión Ejecutiva durante una reunión extraordinaria y afirmó que «parece que podemos acercarnos a un tiempo de paz». Patxi López llamó a todos los partidos políticos «a estar a la altura de las circunstancias, sin excepción ni fisuras» para «no defraudar las expectativas de la sociedad». «La paz y la libertad nos concierne a todos», añade el comunicado.
Rubalcaba propone «cautela» y «unidad»
Antes de que el presidente español realizara la declaración oficial, el portavoz del PSOE en el Congreso español, Alfredo Pérez Rubalcaba, leyó un breve comunicado a mediodía en la Cámara, poco después de conocerse el comunicado de ETA anunciando un alto el fuego permanente. Aunque lo calificó de «buena noticia», Rubalcaba aconsejó «cautela a la espera de que los hechos acompañen a las palabras» y pidió «más que nunca, unidad entre los demócratas». Así, afirmó que el PSOE «valora positivamente el comunicado de alto el fuego permanente anunciado por ETA y considera que constituye una buena noticia para todos que hoy por ayer podamos vislumbrar un horizonte en el que la violencia terrorista desaparezca definitivamente de Euskadi y de España».
Consideró que «es un momento para ser cautos y serenos y para recordar a las víctimas, a la espera de que las palabras vengan seguidas de los hechos que tanto tiempo hemos anhelado». «Pero es también un momento para la esperanza y para la unidad, más que nunca, de todas las fuerzas democráticas», concluyó Rubalcaba, que estuvo acompañado de Diego López Garrido y Carme Chacón, ambos miembros también de la Ejecutiva Federal del PSOE.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
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Así ven los batasunos los últimos acontecimientos, incluyendo su versión sobre las ‘negociaciones de Argel’ y la ‘tregua trampa’ del 98.
Dieciséis meses a todo gas
La propuesta presentada por Batasuna en el velódromo de Anoeta sacudió el panorama político hasta transformarlo en muchos aspectos. Aquí se comentan algunos de los hechos registrados desde noviembre de 2004.
La oferta para la superación del conflicto «Orain herria, Orain bakea», que Batasuna lanzó en Anoeta hace dieciséis meses, se ha abierto camino. La fórmula de los dos carriles, la importancia de la mesa de partidos, la necesidad de admitir la capacidad de decidir de vascas y vascos está en el guión de todos los partidos, salvo en la de un PP que quiere mantenerse como el guardián de las esencias de la España de bigotillo fascista.
2004
14 de noviembre - Cerca de 15.000 personas abarrotan el Velódromo de Anoeta a convocatoria de una formación ilegalizada. Ante ellas, el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, presenta una oferta para la resolución del conflicto en la que la izquierda abertzale lleva meses trabajando. Destacan los compromisos que el independentismo está dispuesto a asumir, también el lenguaje de Otegi, que habla de que «hacer la paz es más difícil que hacer la guerra». Pero sobre todas las cosas destaca el método que propone para buscar la solución y que diferencia dos ámbitos de negociación y acuerdo. El primer ámbito abarca a los agentes políticos, sociales y sindicales de Euskal Herria, para acordar «el tránsito, el camino que nos conduzca de la actual realidad del país hasta una realidad donde sea posible que vascos y vascas, de manera pacífica y democrática, decidamos libremente nuestro futuro». Otegi recalca que «hablamos de un tránsito gradual, de la actual situación a otra en la que todos y cada uno de los derechos civiles y políticos sean respetados». El segundo espacio de negociación y acuerdo corresponde, según este planteamiento, «a la organización armada ETA y a los gobiernos de los dos estados». El contenido de ese acuerdo, que se considera necesario para «superar definitivamente el conflicto político y armado, se circunscribirá según afirma textualmente Arnaldo Otegia acordar un proceso de desmilitarización del conflicto y a acordar el proceso de superación de las consecuencias del mismo en lo que se refiere a presos, refugiados y víctimas multilaterales».
15 de noviembre - Prácticamente todos los partidos ven aspectos positivos en la propuesta de Batasuna, aunque algunos señalan que sus expectativas que saben imposibles de cumplirse han visto defraudadas porque la formación independentista no ha pedido una tregua a ETA. De entre las reacciones, cabe destacar la del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que, en el marco de un encuentro interno del PSOE con sus presidentes autonómicos en Segovia, asegura que «aquí se ha abierto una puerta. Hay un camino muy estrecho. Vamos a ver si podemos transitar por él». Esa es la valoración que se hace a puerta cerrada. Ante los medios de comunicación, Patxi López, presidente de ese Consejo Territorial del PSOE, afirma que «se ha dado un paso, pero no el paso que esperábamos». Por su parte, la mayoría de los medios de comunicación coinciden en que Batasuna se ha movido, y muchos no ocultan sus temores de que dicho movimiento pueda romper el Pacto PP-PSOE.
6-8 de diciembre - A lo largo del puente festivo ETA hace estallar doce artefactos en ocho ciudades españolas. Portavoces políticos hablan de que estas acciones llevan a Batasuna a «la muerte política» y convierten su propuesta en «papel mojado». Durante varios meses algunos partidos intentarán utilizar la propuesta de Anoeta como instrumento de desgaste de la izquierda abertzale, tratando de presentar como contradicciones lo que no es sino la evidencia de que el conflicto persiste, y persisten sus expresiones violentas. Esta práctica cambia en buena medida tras las elecciones autonómicas del 17 de abril en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.
12 de diciembre - El Colectivo de Presos Políticos y el Colectivo de Exiliados hacen público su apoyo a la Anoeta.
30 de diciembre - El Parlamento de Gasteiz aprueba el proyecto de Nuevo Estatuto Político para la CAV gracias a que la izquierda abertzale divide sus votos. Tres síes «a Euskal Herria, al derecho a decidir y a la territorialidad». Tres noes a lo que podía ser una mera reforma estatutaria. Batasuna inscribe esta decisión en su apuesta por la resolución del conflicto, entendiendo que en el preámbulo del proyecto aprobado se recogen los ingredientes que pueden llevar a esa solución. En su intervención, Arnaldo Otegi lee un escrito de Josu Urrutikoetxea, parlamentario «en la clandestinidad», en el que expresa un llamamiento claro: «Preguntad al pueblo; que los ciudadanos vascos decidamos nuestro futuro. Sentémonos y consensuemos entre todos el proceso consiguiente. Sin condiciones previas, sin puntos de vista cerrados, pero también sin límites».
2005
14 de enero de 2005 - Batasuna remite una carta abierta a José Luis Rodríguez Zapatero en la que le propone que «hagamos lo que está en nuestra mano para superar el conflicto» y le recuerda que no está planteando ni un escenario independentista ni un frente nacionalista vasco, sino acordar entre nacionalistas y no nacionalistas las reglas que hagan posible un escenario democrático en el que todos los proyectos políticos tengan cabida. Zapatero se encuentra reunido en La Moncloa con Mariano Rajoy. Al término del encuentro, la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, anuncia que el presidente español responderá al escrito al día siguiente en un acto en Donostia. Rajoy manifiesta que «ETA debe dejar las armas. A partir de ahí ya veremos lo que hacemos».
15 de enero - El presidente del Gobierno español afirma en Donostia, ante 1.500 alcaldes y concejales del PSOE, que «quiere escuchar» a Batasuna, pero que antes «es necesario que cese de una vez el ruido de las bombas y las pistolas». José Luis Rodríguez Zapatero asegura que «es capaz de hacer grandes esfuerzos» para la consecución de la paz y anuncia que «la esperanza en Euskadi ha empezado y el final será la paz y la convivencia entre todos».
16 de enero - ETA valora la propuesta de Anoeta como «la más sólida para la superación del conflicto» y se muestra «totalmente dispuesta» a abordar un proceso sobre sus bases. Considera que la solución vendrá «del diálogo, la negociación y el acuerdo». En Madrid, el rey de España reúne a Zapatero y Rajoy para hablar de la situación política. Se trata de un encuentro del que no hubo información oficial.
19 de enero - El presidente del Gobierno español afirma, en una entrevista en TVE, que «es tiempo de trabajar por la esperanza». Sus declaraciones llegan un día después de que ETA hiciera explotar un coche-bomba en Getxo. Las declaraciones de Zapatero contrastan con algunas palabras escuchadas tras el atentado en boca de los portavoces de algunos partidos. En las últimas fechas, por otra parte, se habían disparado las especulaciones sobre la inminencia de una tregua, que cambiaron inmediatamente de tono. Ante estos altibajos, Arnaldo Otegi pide a la ciudadanía que no se deje arrastrar por las especulaciones. Afirma que «toda la izquierda abertzale tiene absoluta voluntad de solución».
1 de febrero - El Congreso español rechaza la toma en consideración del proyecto de Nuevo Estatuto político remitido por el Parlamento de Gasteiz. Rodríguez Zapatero proclama que la soberanía reside únicamente en las Cortes españolas.
2 de febrero - Como respuesta al portazo de Madrid, Ibarretxe adelanta las elecciones autonómicas al 17 de abril. No cumple el compromiso de convocar una consulta, aunque trata de dotar a esos comicios de un carácter plebiscitario.
13 de febrero - Batasuna reclama su derecho a participar en las elecciones y anuncia que Rakel Peña, Jone Goirizelaia y Arnaldo Otegi encabezarán sus candidaturas.
26 de febrero - Un grupo de ciudadanos crea la agrupación de electores Aukera Guztiak para la defensa de los derechos políticos. En pocos días consigue más de 18.000 firmas.
2 de marzo - La Junta Electoral cierra el paso a las candidaturas de Batasuna. Otegi responde haciendo un llamamiento a votar.
5 de marzo - Partidos como Batasuna, EA, AB y Aralar, y sindicatos como ELA y LAB, firman el Acuerdo Democrático de Base para la resolución del conflicto, que señala que «toda la ciudadanía de Euskal Herria ha de ser consultada sobre su futuro mediante el proceso consensuado entre todos los agentes». El proceso cuenta con observadores internacionales y dos fedatarios: el reverendo irlandés Alec Reid y el ex secretario de Estado de Idaho de origen vasco Pete Cenarrusa.
13 de marzo de 2005 - Aukera Guztiak presenta sus candidaturas y sus compromisos electorales.
18 de marzo de 2005 - El Consejo de Ministros impugna la candidatura de Aukera Guztiak. La decisión la adoptó Rodríguez Zapatero días antes en una reunión de seis horas que mantuvo con José Blanco, Alfredo Pérez Rubalcaba y Oscar López, del PSOE, y con Patxi López y Rodolfo Ares, del PSE.
26 de marzo - El Tribunal Supremo prohíbe la participación de Aukera Guztiak en los comicios argumentando que no ha utilizado la palabra «condena» frente ETA «pese a las incitaciones políticas, sociales y mediáticas a sus candidatos para hacerlo».
27 de marzo - Aberri Eguna. Los firmantes del Acuerdo Democrático de Base, que son ya medio centenar de agentes políticos, sindicales y sociales, hacen público su compromiso de poner en marcha una Mesa para el Acuerdo que dé pasos hacia la solución del conflicto.
31 de marzo - El Tribunal Constitucional ratifica, con importantes matizaciones, la decisión del Supremo. Aukera Guztiak no puede participar en las elecciones.
1 de abril - Euskal Herrialdeetako Alderdi Komunista (EHAK) hace suyo el compromiso de Aukera Guztiak por el derecho a participar.
2 de abril - ETA anuncia en una entrevista en “Berria” que está intentando abrir un proceso de negociación con el Gobierno español. Destaca que el Acuerdo Democrático de Base será una referencia para la organización.
8 de abril - Batasuna retira sus candidaturas y pide el voto para EHAK.
9 de abril - En una entrevista en “El Correo”, Rodríguez Zapatero afirma que «la paz no tiene precio político, pero la política puede contribuir a alcanzarla». Asegura que el Gobierno «está preparado para conseguir el fin de la violencia en Euskadi» y que «si callan las armas, lo afrontaré con dos prioridades: contar con todos los partidos y no perder la oportunidad».
10 de abril - En una entrevista con GARA, Arnaldo Otegi se muestra «prudentemente optimista» con respecto al futuro y apunta que «con voluntad, la paz está esperándonos a la vuelta de la esquina».
17 de abril - EHAK, un partido desconocido dos semanas antes, da la campanada. Obtiene 150.000 votos y nueve escaños. La coalición PNV-EA pierde 140.000 votos y logra 29 representantes, cuatro menos que la legislatura anterior. El PSE, con 18 parlamentarios, se coloca como segunda fuerza en el Parlamento de Gasteiz. El PP pierde 120.000 votos y se queda en 15 parlamentarios. EB repite sus tres representantes y Aralar obtiene una parlamentaria.
20 de abril - José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se acusan mutuamente en el Congreso de los Diputados de haber «liquidado» el Pacto Antiterrorista. La concurrencia de EHAK a las elecciones y sus buenos resultados son el desencadenante de la crisis.
21 de abril - El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, preguntado sobre si hay conversaciones entre su partido y Batasuna, responde que «no hay contactos, lo único que hay es una voluntad de superar la actual situación. Esa voluntad hay que hacerla hablando y, desde luego, el PSOEno va renunciar a hablar si hablando se consigue el objetivo de alcanzar la paz. Pero es verdad que tiene que haber algún movimiento y, desde luego, ETA tiene que manifestar, decir, que abandona definitivamente las armas para que se pueda producir ese diálogo».
22 de abril - La Policía atribuye a ETA el robo de 4 toneladas de clorato sódico en Saint Benoi e informa de que esa sustancia puede ser usada para confeccionar bombas de cloratita.
3 de mayo - Ibarretxe incluye a Batasuna en su ronda de conversaciones en víspera de entrevistarse en Madrid con Rodríguez Zapatero.
5 de mayo - Patxi López anuncia que incluirá a EHAK en su ronda de entrevistas anteriores al pleno de investidura en el que presentará su candidatura a lehendakari. El encuentro tuvo lugar el día 10.
10 de mayo - Arnaldo Otegi afirma que el posible diálogo entre ETA y el Gobierno «acapara el morbo y la rumorología creciente», pero que «la importante» es la mesa de partidos.
17 de mayo - El Gobierno español presenta entre las conclusiones del Debate del Estado de la Nación una resolución en la que se afirma, entre otras cosas, que «convencidos como estamos de que la política puede y debe contribuir al fin de la violencia, reafirmamos que, si se producen condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos un proceso de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular». El texto es aprobado por todos los grupos excepto el PP. El debate certifica la defunción del Pacto PP-PSOEen esta materia.
18 de mayo - Batasuna llama a trabajar por un pacto entre vascos tras el «paso positivo» del Congreso español.
26 de mayo - Arnaldo Otegi es encarcelado tras acudir a declarar a la Audiencia Nacional por el «sumario de las herriko tabernas». El juez Grande-Marlaska le acusa de integración en ETA y le impone una fianza de 400.000 euros. La Fiscalía había solicitado prisión incondicional, petición más grave que la de la acusación particular que representa a la AVT. Batasuna responsabiliza a Zapatero del encarcelamiento de quien define como «la persona más referencial y el interlocutor máximo» de la formación. Otegi salió en libertad tras el pago de la fianza.
4 de junio - La ilegalizada Batasuna reúne a 26.000 personas en las calles de Bilbo en defensa de la propuesta «Orain herria, orain bakea». En el acto está muy presente la memoria de Jon Idigoras, fallecido la víspera. Entre tanto, en las calles de Madrid decenas de miles de personas secundan la manifestación convocada por la AVT, con el apoyo total del PP, en contra de la «política antiterrorista» del Gobierno de Zapatero y en contra de cualquier negociación con ETA.
8 de junio - Rodríguez Zapatero insiste en el Senado en que «si existe una oportunidad para llegar a la paz, este Gobierno dialogará» y responde al PP que «el mejor tributo a las víctimas es lograr el fin del terrorismo».
18 de junio - ETA anuncia el cese de sus acciones contra «los electos de los partidos de España». Añade que ahora corresponde a las autoridades españolas y francesas «dar una respuesta positiva a la voluntad mostrada por ETA en los últimos meses». Señala la firma del Acuerdo Democrático de Base como uno de los factores que ha ayudado a variar la situación. La decisión de ETA se interpreta como un intento de generar un clima adecuado para la puesta en marcha de la mesa de partidos. Fuentes oficiosas del Gobierno español califican de «muy importante» el gesto la misma noche en la que se conoce el comunicado.
23 de junio - Ibarretxe es reelegido lehendakari gracias a dos votos de Ezker Abertzalea. Entre sus propuestas más significativas se encuentra la creación de una mesa de diálogo multipartito que encaja con la propuesta de Anoetapara lograr un acuerdo de normalización. Según destaca posteriormente Ibarretxe en una entrevista en GARA, «el acuerdo de normalización debe definir sujeto, territorio, derecho a decidir y relación pactada».
12 de julio de 2005 - El juez Fernando Grande-Marlaska admite a trámite, en contra de la opinión del fiscal, la querella de la AVT contra EHAK.
14 de agosto - La Ertzaintza carga en Donostia contra los participantes en la manifestación con el lema «Orain herria, orain bakea» que Interior de Lakua había prohibido acusando a Batasuna de «alimentar el conflicto».
26 de agosto - Se celebra con normalidad una manifestación similar en Bilbo. Batasuna propone a Zapatero que arriesgue.
7 de setiembre - Grande-Marlaska impone tres fianzas de 100.000 euros a Juan Joxe Petrikorena, Joseba Zinkunegi y Peio Gálvez, acusados de ser miembros del equipo de comunicación de EHAK, tras ligar a este partido con ETA. En días posteriores toma declaración a otros dirigentes del partido, a los que deja libres aunque mantiene su procesamiento.
8 de setiembre - Batasuna advierte que «existen poderosos agentes que no desean la solución».
12 de setiembre - El líder de LAB, Rafa Díez, y Eli Zubiaga declaran ante Grande-Marlaska, que los deja en libertad provisional. El procesamiento de Díez levanta comentarios sobre su importante papel en el proceso.
18 de setiembre - Rafa Díez declara a GARA que «la mesa de partidos no puede nacer en el vacío, tiene que tener anclajes sólidos». Añade que una comisión de reforma estatutaria haría peligrar el proceso.
21 de setiembre - Batasuna explica el momento político apuntando que «se está explorando si existe la posibilidad real de poner en marcha un proceso de superación del conflicto político y armado».
28 de setiembre - Zapatero afirma en el Senado que el «Gobierno va a dar todos los pasos necesarios para que esta vez, si ETA tiene voluntad de abandonar la violencia, podamos entrar en una etapa de consolidación de la paz».
21 de octubre - Batasuna señala que «la fase de exploración ha entrado en una etapa de concreción». Arnaldo Otegi afirma que «estamos intentando concretar las bases sólidas que permitan un acuerdo».
22 de octubre - El PNV presenta un documento sobre «pacificación y normalización» en el que fija que la propuesta que lleve a la mesa de partidos se basará en los principios del Nuevo Estatuto Político de la CAV. El escrito es muy crítico con la estrategia de la izquierda abertzale, a la que trata de desligar en todo momento de cómo se ha llegado al actual momento. El documento es aprobado por unanimidad del EBB, aunque en su gestación hubo importantes discrepancias entre el sector dominante de la dirección y el que encabeza Joseba Egibar. El PPse convierte en el único partido que descalifica sin matices el documento. PSE y Batasuna ven en él luces y sombras, aunque por motivos contrapuestos.
29 de octubre - En su informe de gestión ante el V Congreso del PSE, su secretario general, Patxi López, muestra su «convicción de que estamos en el umbral de un nuevo tiempo en Euskadi. Y no hablo por hablar». Al mismo tiempo, fija algunos criterios sobre normalización y paz. El Congreso, a instancias de la dirección, rechaza el concepto de derecho a decidir que defendían Odón Elorza, Gemma Zabaleta y Denis Itxaso, aunque se compromete a «impulsar un diálogo político entre los partidos vascos desde el rechazo a la violencia y el respeto a la legalidad política e institucional vigente, con la voluntad firme de conseguir que aquello en lo que los partidos vascos, mediante el consenso y mayorías transversales y sin ningún tipo de imposiciones, nos pongamos de acuerdo sea respetado por los poderes públicos del Estado en un escenario de lealtad y concordia dentro del espíritu pactista que históricamente ha definido la forma de relación entre Euskadi y el Estado».
31 de octubre - El cuerpo de José Angel Altzuguren, Kotto, es hallado en su celda de la cárcel de Soria, donde era el único preso político vasco encarcelado. Sufría una fuerte depresión por la que recibía tratamiento médico. El movimiento pro amnistía califica los hechos de «suicidio inducido». Cientos de personas le despiden en Bera dos días después, sin que haya intervención policial, más allá de la presencia de dotaciones de la Guardia Civil. La mayoría sindical, que incide en que «es un hecho tan dramático como esperado», llama a los trabajadores a movilizarse.
3 de noviembre - La revista “Politis” publica una entrevista con Argi Perurena, integrante de la interlocución del Colectivo de Presos Políticos Vascos, en la que explica que «estamos en el umbral de un nuevo ciclo político» e insta al Gobierno francés a reunirse con la interlocución de EPPK.
4 de noviembre - El Tribunal Supremo español, con enorme celeridad, acelera los plazos para condenar a Arnaldo Otegi a un año de cárcel por referirse en 2003 al rey español como «jefe de los torturadores». Revoca así una sentencia absolutoria del TSJPV. Se conoce además que próximamente el Supremo verá el recurso por otra condena de quince meses de cárcel a Otegi y se anuncian nuevas causas en la Audiencia Nacional.
14 de noviembre - En el primer aniversario de la propuesta de Anoeta, la mayoría de los partidos políticos vascos siguen mirando los movimientos de la izquierda abertzale, a la que exigen nuevos pasos aunque, salvo PP y UPN, reconocen que ha habido avances importantes que alimentan la esperanza. Batasuna pone el acento en los «serios riesgos» que pueden hacer peligrar esos avances y que se centran en la voluntad real de los estados francés y español, en el posible afán neoestatutario del PNV y en «las filtraciones, intoxicaciones, mentiras y guerra sicológica que se han puesto en marcha».
16 de noviembre - Como habían insistido en reclamar PSE y PP, la Ponencia Permanente de Víctimas del Parlamento de Gasteiz decide que sólo acogerá los testimonios de las víctimas de ETA y de «la violencia de persecución». Frente a la actitud del tripartito de Lakua, Ezker Abertzalea había reclamado que se incluyera a todas las víctimas del conflicto. Este mismo día, el presidente de Nafarroa, Miguel Sanz, revela que un año antes mantuvo una reunión con Rodríguez Zapatero sobre la iniciativa que éste llevó al Congreso en mayo de 2005. El líder de UPN afirma que el presidente español no le aclaró «si Nafarroa entrará en la negociación». UPN y las instituciones que gobierna han estado alineadas en todo momento con las tesis del PP en torno al conflicto político.
21 de noviembre - En la nueva sede de la Audiencia Nacional española, ubicada en la madrileña Casa de Campo, comienza el juicio del macro sumario 18/98 contra cerca de sesenta ciudadanos vascos para quienes la Fiscalía pide un total de más de mil años de cárcel. Los procesados, que durante las semanas previas han recibido un amplio apoyo social y político, se niegan a responder a las preguntas del fiscal y de las acusaciones particulares «porque éste es un juicio político».La presidenta del tribunal, Angela Murillo, intenta por todos los medios que los procesados no puedan expresar sus ideas. «La propia actitud del tribunal es un claro exponente del carácter político del juicio», indican los encausados tras su primer viaje de vuelta a Euskal Herria.
25 de noviembre - La difusión en los medios de comunicación del contenido de una carta enviada por ETA a organismos internacionales y embajadas europeas motiva a la portavoz de la Comisión Europea, Pia Arhenkilde, a declarar que la CE estaría dispuesta a mediar entre la organización armada y el Gobierno español si éste se lo solicitara expresamente. Recuerda que así ocurrió en el proceso de paz abierto en Irlanda. En el número de “Zutabe” correspondiente a noviembre, ETA explicará que ha remitido «un comunicado especial» a «decenas de agentes y medios de comunicación internacionales» cuyo objetivo es hacer un llamamiento «a todas las instituciones internacionales, y en especial a quienes tienen responsabilidades de gobierno, para que adopten las medidas que consideren necesarias en favor de una resolución negociada del conflicto».
31 de noviembre - Con la presencia de una nutrida representación de la Mesa para el Acuerdo surgida a raíz de la firma del Acuerdo Democrático de Base, la sede del Parlamento Europeo en Bruselas acoge el anuncio de la próxima creación de un grupo de parlamentarios que trabajará activamente para impulsar la puesta en marcha de un proceso de resolución en Euskal Herria. En el mismo escenario, el 24 de enero de 2006 se presenta el Friend-Ship (grupo de amigos), que engloba a once parlamentarios de diferentes ideologías y nacionalidades, que expresa su apuesta por alcanzar un acuerdo multilateral que sea refrendado por la sociedad vasca.
2 de diciembre - A instancias de la Fiscalía, el TSJN absuelve a Pilar Rubio, que había sido condenada como inductora por la muerte de Angel Berrueta, el panadero de Iruñea y miembro de Gurasoak al que mataron un agente de la Policía española el esposo de Rubioy su hijo tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
6 de diciembre - Coincidiendo con la celebración del Día de la Constitución española, ETA hace explotar cinco artefactos en carreteras de Madrid, provocando el colapso circulatorio durante horas en las inmediaciones de la capital española.
8 de diciembre - En el marco de la Feria del Libro de Durango, GARA presenta “Mañana, Euskal Herria», el libro-entrevista con Arnaldo Otegi. El propio portavoz de Batasuna participa en un debate abierto en Plateruena Kafe Antzokia. Entre otros temas, Otegi desvela en el libro que llevan ya cinco años reuniéndose con dirigentes del PSE. Este hecho provoca un sinfín de reacciones entre la clase política. Desde el PSOE se insiste en destacar que esos contactos no han sido oficiales.
17 de diciembre - La Mesa para el Acuerdo, que días antes había sido recibida por Juan José Ibarretxe en Ajuria Enea, celebra un acto solemne en Euskalduna Jauregia en el que avanza sus tareas para los próximos meses, entre ellas la constitución de una Mesa para la Resolución del Conflicto.
19 de diciembre - Nueve procesados en el «caso 18/98» sufren heridas a causa del accidente que sufrió la furgoneta en la que se desplazaban hacia Madrid. A pesar de ello, el tribunal insiste en que todos los procesados deben asistir a todas las sesiones.
21 de diciembre - Batasuna anuncia que tiene intención de cerrar su proceso Bide Eginez con un acto político en las instalaciones del BEC, en Barakaldo, el 21 de enero. Tiene programado presentar su «oferta política renovada», así como a la nueva Mesa Nacional. En la primera fase del proceso participaron 7.000 personas en cerca de 260 asambleas locales.
22 de diciembre - La Policía atribuye a ETA el robo de 1.300 kilos de polvo de aluminio en una empresa de Normandía. La Policía informa de que esa sustancia puede ser usada para fabricar amonal.
27 de diciembre - ETA asume la autoría de 21 atentados en los últimos dos meses, entre ellos cinco ataques contra juzgados, uno contra el INEM, cinco contra empresas y uno contra el aeropuerto de Santander.
29 de diciembre - Ocho años después no ocurría desde los tiempos de José Antonio Ardanza, el Gobierno de Lakua aprueba los presupuestos con el apoyo del PSE. Previamente, el PNV había asegurado su respaldo a los presupuestos del Estado, aunque ambas partes insisten en no relacionar ambas decisiones. El portavoz del PSE, Rodolfo Ares, destaca que el acuerdo presupuestario con el tripartito se enmarca «en el compromiso que hemos adquirido para abrir una nueva política».
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2006
2 de enero - El presidente del EBB, Josu Jon Imaz, asegura que el PNV llevará el plan Ibarretxe a un hipotético proceso de resolución, pero que no lo hará como condición sine qua non, ya que asume que la solución «no puede ligarse a un proyecto concreto».
7 de enero - El año arranca con una gran manifestación en Bilbo en favor de los derechos de los presos. La convocatoria había sido realizada por el Foro de Ibaeta bajo el lema «Euskal presoak Euskal Herrira, dagozkien eskubideen jabe». Más de 40.000 personas secundan el llamamiento. La marcha estuvo respaldada por la mayoría de las fuerzas políticas y sindicales vascas. El PNV, que no hizo lo mismo, asume a posteriori que la repatriación de los presos políticos es ampliamente asumida por la sociedad vasca.
9 de enero - Tras el cúmulo de irregularidades surgidas durante la vista oral, las defensas del 18/98 anuncian su intención de plantarse, al tiempo que la presidenta del tribunal decide una nueva suspensión. Los letrados subrayan que se les está impidiendo el ejercicio de la defensa de los procesados, ya que se les impide acceder a las diligencias 75/89, base de la instrucción realizada por Baltasar Garzón y que, como se comprobará posteriormente, son extremadamente voluminosas. Las defensas consiguen el apoyo del Consejo Vasco de la Abogacía y del Consejo General de la Abogacía, que intervienen entrevistándose con el presidente de la Audiencia Nacional, Carlos Dívar.
15 de enero - Unas 120 personas representativas de distintos sectores de la izquierda abertzale comparecen en Altsasu para manifestar que celebrarán el acto político público del BEC «porque es un derecho que nos corresponde». Ya había comenzando a especularse con la prohibición judicial.
17 de enero - El juez Fernando Grande-Marlaska dicta un auto en el que, además de prorrogar durante otros dos años la suspensión de actividades de Batasuna decretada por Garzón en 2002, ordena la prohibición del acto del BEC y el cierre de las sedes de la formación insatisfecho» y alega que «el Estado de Derecho funciona».
18 de enero - Ante la prohibición del acto del BEC, Lakua reitera que, como siempre, cumplirán lo que dice la ley. Al día siguiente, Batasuna celebra reuniones con los partidos del tripartito.
21 de enero - Numerosos agentes políticos, sindicales y sociales expresan su adhesión al acto que había sido convocado por un grupo de ciudadanos, a título personal, ante el BEC para este mismo día bajo el lema «En defensa de los derechos civiles y políticos». Confirman su presencia en el acto político Batasuna, EA, Aralar, Zutik, ANV, AB y Batzarre, así como LAB, ELA, STEE-EILAS, ESK, EHNE y ELB, entre otros. Este mismo día, Lakua reitera que Batasuna sigue siendo interlocutor.
23 de enero - El secretario de Organización de Eusko Alkartasuna, Rafa Larreina, expresa que el acto celebrado ante el BEC abre un escenario de «prudente esperanza».
24 de enero - Batasuna, por boca de Arnaldo Otegi, valora que, tras lo acontecido ante el BEC, los sectores que apuestan por la resolución del conflicto han salido fortalecidos. Considera que en las próximas semanas «veremos cosas positivas y compromisos».
24 de enero - Juan José Ibarretxe retoma el protagonismo en la escena política anunciando que el 1 de febrero quedará constituido el Consejo Político para la Normalización, que integran él mismo y los consejeros de su Gobierno Joseba Azkarraga (EA) y Javier Madrazo (EB). Esta iniciativa había sido presentada el 22 de junio de 2005, tras su investidura como lehendakari, y se había ido demorando hasta ahora, que «parece que es el momento oportuno», en palabras de la portavoz de Lakua, Miren Azkarate. La función de este Consejo Político consistirá en «ser un agente proactivo de la normalización política, la paz y la reconciliación».
26 de enero - En una entrevista televisiva con el periodista Iñaki Gabilondo, Rodríguez Zapatero insiste en su convicción de que «en esta legislatura daremos pasos importantes» en relación al conflicto, aunque reitera que «el proceso será largo, duro y difícil». Dirigiéndose a Batasuna, dice que «para volver a la ley, hay que respetar la ley».
27 de enero - Durante una breve visita a Euskal Herria, el president de la Generalitat, Pasqual Maragall, afirma ante los medios que, tras su encuentro con Patxi López, le ha quedado claro que el PSE asume el derecho a decidir de las vascas y los vascos. Inmediatamente, el PSE rectifica a Maragall.
29 de enero - Arnaldo Otegi, en una extensa entrevista concedida a GARA, declara que «ni el objetivo ni el método elegido para Catalunya sirven para resolver el conflicto en Euskal Herria». En el PNV se escuchan distintas voces sobre la reforma del Estatut: mientras Josu Jon Imaz alaba el pacto sellado en La Moncloa entre CiU y PSOE, que pone en cuestión el texto aprobado por el Parlament, Joseba Egibar considera que no se está respetando la soberanía catalana.
2 de febrero - Ibarretxe afirma que tomará la iniciativa si no hay avances para el mes de setiembre, pero no concreta su hipotético plan.
4 de febrero - Otegi, Permach y Alvarez comparecen en la Audiencia Nacional por el acto celebrado el 14 de noviembre de 2004 en el Velódromo de Anoeta. Otegi afirma que «la historia reconocerá que Anoeta fue una propuesta válida para una paz duradera».
5 de febrero - La juez archiva la denuncia de Unai Romano asegurando que no ve indicio de tortura. Al día siguiente, en una entrevista concedida a GARA, Theo van Boven, ex relator de la ONU sobre la Tortura, advierte que «no se puede erradicar la tortura si se procesa a quien la denuncia».
8 de febrero - LAB y UGT celebran la primera reunión oficial de su hitoria. Rafa Díez la relaciona con la necesidad de normalizar la vida política.
10 de febrero - Dentro de la campaña de internacionalización de la propuesta «Orain bakea, orain herria», el mahaikide Joseba Alvarez explica en el Parlamento de México sus contenidos y la situación política en Euskal Herria.
13 de febrero - La Comisión Ejecutiva del PSE aprueba un documento sobre pacificación y normalización en el que plantea que en una futura mesa de partidos las decisiones deben tomarse por consenso y no por mayoría, y considera que es ahí donde deberán definirse cuestiones claves como el derecho a decidir o la territorialidad.
14 de febrero - Los firmantes del Acuerdo Democrático de Base remarcan que sólo PP y UPN se oponen ya a la mesa de partidos, y subrayan las aportaciones recabadas de PNV, EB, LCR o Les Verts.
17 de febrero - Se filtra la noticia de que un grupo de mujeres de toda Euskal Herria (de todos los partidos salvo de la derecha española y francesa) ultiman un escrito a favor de una solución democrática.
19 de febrero - Espectacular respuesta a la convocatoria de manifestación de la plataforma 18/98. Alrededor de 35.000 personas llenan las calles de Bilbo. Ese mismo día, se hace público un comunicado de ETA en el que afirma que «es momento de pasar de las palabras a los hechos», e insta al conjunto de los agentes vascos a asumir «compromisos firmes». Además, reivindica ocho acciones armadas realizadas entre el 5 de enero y el 14 de febrero, entre ellas la que provoca importantes destrozos en la discoteca La Nuba, en Dantzarinea. El contenido del comunicado aviva el debate político.
23 de febrero - La Mesa para el Acuerdo apela a la participación ciudadana para «crear una marea social en favor de la resolución del conflicto».
26 de febrero - ETA hace un balance muy positivo de los dos años de tregua en Catalunya. La organización armada hace hincapié en los principios de solidaridad, respeto y no injerencia. El comunicado, en formato de folleto, está dirigido especialmente a los independentistas catalanes. Destaca que el alto el fuego «ha agudizado la crisis estructural del Estado español».
27 de febrero - Esperpéntica guerra de cifras tras la manifestación de la víspera en Madrid por AVT-PP contra cualquier proceso de negociación del Estado español con ETA. El recuento de los organizadores reflejaba que había… «¡23 personas por metro cuadrado!».
28 de febrero - Aparece muerto en su celda de la cárcel de Cuenca el prisionero santurtziarra Igor Angulo. La versión oficial, que afirmaba que el preso político se había suicidado, es cuestionada desde el primer instante por familiares y allegados. Ya entrada la noche, se registran atentados con bomba de ETA contra el Instituto Social de la Marina en Mutriku y contra el Juzgado de Paz de Mungia.
2 de marzo - El Foro de Ibaeta pide a los estados español y francés que acaben con la dispersión.
3 de marzo - El preso político de Portugalete Roberto Sainz es encontrado muerto en la celda de la cárcel de Aranjuez. Murió de un infarto tras semanas avisando de que se encontraba mal. En plena conmoción de buena parte de la sociedad de Euskal Herria, se convocan actos de homenaje a Angulo y Sainz en Ezkerraldea. El Departamento de Interior de Lakua obliga a que los cuerpos de los fallecidos sean conducidos directamente al tanatorio o al cementerio. Posteriormente, la Ertzaintza carga contra la manifestación que pretendía unir Portugalete y Santurtzi. Las imágenes televisivas muestran a los agentes golpeando brutalmente a manifestantes sin que mediara ningún tipo de provocación. Lo mismo ocurre en la manifestación que en Gasteiz conmemora el 30 aniversario del 3 de Marzo.
3 de marzo - La Audiencia Nacional española ordena revisar las redenciones de 180 presos políticos vascos juzgados con el Código Penal de 1973. El tribunal especial activa y comienza a ejecutar el cambio de doctrina impulsado por el Tribunal Supremo con el caso contra Unai Parot, lo que se considera como la instauración de la «cadena perpetua de facto» desde distintos ámbitos.
4 de marzo - José María Aznar asegura que «en 1999 sólo preguntamos a ETA si estaba dispuesta a rendirse». GARA publica el acta realizada por ETA de aquella reunión, que desmiente completamente las palabras del ex presidente español.
9 de marzo - Decenas de miles de ciudadanos secundan la jornada de movilización y paros convocada por la izquierda abertzale tras las muertes de los dos presos políticos y la actuación de la Ertzaintza. A media tarde, el juez Grande-Marlaska ya ha dictado un auto en el que imputa nuevos delitos de «terrorismo» a Otegi, Díez Usabiaga, Olano, Petrikorena, Barrena y Zulueta.
17 de marzo - La Policía atribuye a ETA el robo de dos troqueladoras y miles de placas de matrícula en una localidad del departamento francés de Ain.
17 de marzo - El juez Grande-Marlaska encarcela al mahaikide Juan Joxé Petrikorena y decreta prisión bajo fianza eludible con elevadas fianzas contra Rafa Díez y Pernando Barrena. La víspera, el juez de la Audiencia Nacional española había enviado a prisión a Juan Mari Olano.
20 de marzo - ETA asume nueve acciones armadas realizadas entre el 16 de febrero y el 9 de marzo. En esta última jornada colocó cuatro artefactos en sendas carreteras de acceso a Euskal Herria; el día anterior había atentado contra la sede de Falange Española en Santoña. En el comunicado, expresa su dolor por las muertes de Angulo –militante de la organización– y Sainz; indica que «los políticos-carceleros que utilizan a los presos como rehenes políticos tienen las manos manchadas de sangre»; y destaca que las movilizaciones de los últimos días «son los más claros ejemplos de la dignidad del pueblo y de la incapacidad de los enemigos de Euskal Herria». También afirma que «repetir las amenazas contra la izquierda abertzale o alimentar la estrategia de ilegalización con nuevos ataques son caminos sin futuro. Más allá del sufrimiento que pueden causar –añade–, la izquierda abertzale no se va a derrumbar».
22 de marzo - Joseba Alvarez declaró ayer ante el juez y Arnaldo Otegi está citado para mañana.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
Una oportunidad de solución nueva sobre las experiencias de Argel y Lizarra
El alto el fuego ha sido decretado por ETA sólo de forma muy puntual en sus más de 45 años de vida. Tanto en la época de las conversaciones de Argel (1989) como tras el Acuerdo de Lizarra-Garazi (1998), supuso la confirmación de una oportunidad. Esta de ahora se asienta en nuevas claves... y en las dos experiencias.
Casi ocho años han pasado desde que ETA anunciara su último alto el fuego, en aquella ocasión con carácter indefinido y que acabaría prolongándose durante cerca de catorce meses. La iniciativa, hecha pública apenas unos días después de la Declaración de Lizarra-Garazi, suponía la confirmación de una nueva opción de solución al conflicto apoyada sobre esta base: el acuerdo de mínimos entre fuerzas políticas abertzales resumible en la frase «Euskal Herria tiene la palabra y la decisión» y la necesidad de que los estados español y francés la respetasen.
Aquella declaración entroncaba directamente con la Alternativa Democrática («dar la voz al pueblo») presentada por ETA en 1995 y que venía a fijar los pilares de una nueva etapa en la que la centralidad se le otorga a la cuestión del derecho a decidir de los vascos.
El proceso de 1998 tenía, en consecuencia, unas características muy diferentes a las del anterior jalón en el intento de lograr la superación del conflicto armado: las conversaciones de Argel de 1989. En aquella ocasión, representantes del Estado español y de ETA se sentaron durante dos meses en una misma mesa para tratar de abrir una negociación en sentido clásico sobre diversas cuestiones. La tregua se mantuvo vigente durante tres meses.
Dos procesos, dos jalones
Ninguno de los dos procesos referidos llegó al destino de seado, pero ambos han dejado su impronta de modo que la opción actual se puede entender como asentada sobre las enseñanzas de ambos momentos. Argel derrumbó el argumento establecido oficialmente de que gobiernos «democráticos» no dialogaban con organizaciones armadas de igual a igual. Arnaldo Otegi lo explica así en el libro-entrevista «Mañana, Euskal Herria» (GARA, 2005):«Frente a las lecturas derrotistas de quienes ven en aquel proceso un fracaso absoluto, hay que tener en cuenta que se consigue que el Estado español se siente con una organización armada en un país neutral para hablar de política. Esa es la gran conquista de Argel. El Estado español reconoce la interlocución de ETA y la legitima como agente político».
Este mismo camino hasta los interlocutores de la organización armada vasca ya fue recorrido incluso por el Gobierno de Aznar en 1999. Y el actual Ejecutivo de Rodríguez Zapatero preparó el terreno con la resolución del Congreso en la que se expresa el compromiso de dialogar también en un escenario que queda abierto tras la declaración hecha ahora por ETA.
En el caso de Lizarra, mucho más cercano en el tiempo, su influencia sobre el debate político actual es incuestionable y total. La reivindicación de los derechos de Euskal Herria está presente desde entonces en todos los discursos e iniciativas, incluido el preámbulo del intento de reforma estatutaria del Gobierno de Lakua. El derecho a decidir fue reivindicado en el Congreso por Juan José Ibarretxe ante José Luis Rodríguez Zapatero el 1 de febrero de 2005 en un debate sin precedentes en casi 70 años. Y hoy día son muy escasas las formaciones políticas y los agentes de todo tipo que niegan que a los vascos, en consecuencia con su condición de pueblo, les corresponda el derecho a decidir sobre sus asuntos.
Estas lecciones fueron recogidas por Batasuna en la propuesta de Anoeta, que abre una nueva opción de la que se hace eco ETA con esta declaración de alto el fuego. «Orain herria, orain bakea» plantea tanto la necesidad de una mesa de negociación ETA-Gobierno como la conformación de una mesa de diálogo político multilateral en la que se aborde y determine el modo en que ese derecho a decidir de los vascos se lleva a la práctica.
La oportunidad de 2006, por tanto, resulta difícilmente entendible sin repasar las de 1989 y 1998, comenzando por esta última, la más reciente.
Las cinco reuniones de 1989
Tras ensayar durante los años 80 todo tipo de iniciativas contra la disidencia vasca, desde los GAL hasta la dispersión carcelaria, el Estado vio la necesidad de sentarse en una mesa con ETA, que también en esta década había llevado la intensidad y frecuencia de sus acciones al máximo extremo de su historia. Tras algunos contactos desde 1986, iniciados por Txomin Iturbe antes de su fallecimiento, las conversaciones fueron confirmadas por el entonces portavoz del Gobierno español, Javier Solana, en agosto de 1987 y prosiguieron en 1988. No fue hasta 1989 cuando se conformó una mesa de diálogo oficial, facilitada por ETA con un alto el fuego de quince días promulgado el 8 de enero.
La llamada Mesa de Conversaciones tuvo su primera reunión el 25, dos días después de que ETA y el Gobierno de Felipe González acordaran una tregua «bilateral» de sesenta días. Hubo reuniones también los días 14 y 20 de febrero, y 14 y 22 de marzo.
ETA llevó a aquella mesa la Alternativa KAS que había tomado cuerpo en los años 70 y quedó reformulada en cinco puntos en el año 1978. Las demandas que el Estado español debería reconocer eran amnistía total, legalización de todos los partidos, expulsión de Euskal Herria de las FOP, adopción de mejoras en las condiciones de vida y laborales de los trabajadores, y reconocimiento de la soberanía nacional, incluido el derecho a crear un Estado propio. Esta tabla reivindicativa fue esgrimida por ETA desde los años 70 como la condición para el cese de sus acciones, y en los meses previos a Argel se convirtió en epicentro del debate político. Como detalle y ejemplo quedan declaraciones como las del actual presidente navarro y entonces número dos de UPN, Miguel Sanz, admitiendo como «modulables» algunos de los puntos de KAS.
En aquella mesa se habló de política. Por un lado, se sentaron Eugenio Etxebeste «Antxon», Belén González e Iñaki Arakama, los dos últimos presos hoy día;y, por otro, Rafael Vera y Juan Manuel Eguiagaray, enviados del Gobierno González. El escalón hacia la negociación no llegó a subirse, aunque tras la quinta y última reunión se anunció que así sería y se aceptaron nuevos interlocutores. Después de que expirara el plazo de tres meses de tregua sin nuevos movimientos del Gobierno y que ETA constatara que la parte española sólo trataba de ganar tiempo, declaró el 4 de abril que todos sus frentes armados quedaban reabiertos. Comenzaba otro largo periodo de hostilidades abiertas y ningún proceso serio de diálogo entre ambas partes, ejemplificado en los nuevos atentados de ETA o en la inmediata expulsión a Santo Domingo de sus interlocutores en Argel.
El tiempo confirmaría que el Gobierno español acudió con escaso convencimiento y voluntad a aquella mesa. Por ejemplo, confirmando que su enviado Rafael Vera tuvo responsabilidades en la guerra sucia de los GAL. Antes Madrid y París ya habían dado indicios poco fiables; por ejemplo, apenas tres días después del primer alto el fuego del 8 de enero fue detenido Josu Urrutikoetxea.
En una entrevista concedida a ‘‘Egin’’ un año después, la interlocución de ETA recalcaba que la ruptura de este proceso se debió «no a un problema semántico, sino de voluntad política». Recordaba que el Gobierno se negó a asumir cuestiones aceptadas por Vera y Eguiagaray «hasta tres veces» en esa mesa, como la expresión de la necesidad de una «solución política negociada». El Ejecutivo González no quiso... o no pudo.
En Euskal Herria también hubo actitudes que resultaron sospechosas. Apenas un año antes se había creado el Pacto de Ajuria Enea contra la izquierda abertzale. Y el 18 de marzo del 89, con el impulso del entonces lehendakari, José Antonio Ardanza, se realizó en Bilbo una manifestación destinada a intentar presionar a ETA, y en la que participó incluso Eguigaray, llegado de Argel. Significativo fue también el tirón de orejas propinado por Ardanza a los obispos de Donostia, Bilbo y Gasteiz, que habían publicado una pastoral titulada «Avanzar en el diálogo a favor de la paz» apenas dos días antes de la manifestación. Para Ardanza, el texto no era suficientemente duro con la organización.
Desde aquel episodio, la disposición del PNV a facilitar un proceso de solución basado en conversaciones ETA-Gobierno ha estado en cuestión. E incluso el portavoz jeltzale, Iñigo Urkullu, se ha hecho eco de esta desconfianza en unas declaraciones recientes.
El alto el fuego más largo
Tuvo que pasar casi una década para que se intuyera una nueva opción de resolución al conflicto armado. Si el proceso de conversaciones de Argel tuvo un largo proceso de maduración, la Declaración de Lizarra-Garazi cuajó casi en secreto, de modo que su firma el 12 de septiembre de 1998 provocó una intensa emoción. Apenas cuatro días después, ETA anunciaba en un comunicado la suspensión de sus acciones armadas de forma indefinida. Finalmente, fueron más de catorce meses en los que se sentaron bases importantes para un nuevo país y en los que el Gobierno español, esta vez de un color distinto, volvió a sentarse con ETA.
En un contexto en el que apenas un año antes se había producido la muerte de Miguel Angel Blanco, uno de los atentados que mayor conmoción social ha producido en la historia de esta organización, y en que el Estado se había lanzado a una ofensiva contra los pilares de la construcción nacional, cerrando periódicos y alcanzando a todo tipo de organizaciones, la presentación del acuerdo de Lizarra supuso un aldabonazo. Los criterios centrales suponían un importante cambio. A los estados se les restringía el campo de acción, al fijarse que su intervención debería limitarse a respetar la palabra y la decisión de Euskal Herria. Y sobre este concepto se edificaba una alianza entre partidos, sindicatos y organizaciones abertzales que adoptaban notables compromisos en terrenos como el de la institucionalización.
Fruto de ellos fue la primera institución nacional vasca de la era moderna, Udalbiltza. También las celebraciones unitarias del Aberri Eguna, el acuerdo parlamentario suscrito entre PNV, EA y la izquierda abertzale en Gasteiz, la unidad de acción por los derechos de los presos (Batera) o la lograda en torno a la demanda de un Departamento Vasco en Lapurdi, Nafarroa Beherea o Zuberoa. Iniciativas que pusieron en marcha a Euskal Herria, con el alto el fuego de ETA como acicate añadido.
Esos quince meses resultaron decisivos para apuntalar el concepto de que Euskal Herria es una nación a la que le corresponden unos derechos colectivos que deben ser respetados por los estados español y francés. Sin embargo, tras los primeros avances, la marcha de este tren puesto sobre los raíles se fue ralentizando. Posteriormente, cuando el proceso iba ya entrando en fase de crisis, se harían públicos los acuerdos secretos suscritos por ETA con PNV y EA en agosto, un mes antes de la Declaración de Lizarra, ratificada luego en Garazi.
En ellos, la organización armada se comprometía a abrir un alto el fuego, y los partidos manifestaban su disposición a impulsar una superación efectiva de la división institucional de Euskal Herria y del sometimiento a los estados. Uno de los puntos detallaba el compromiso de PNV y EA de no alcanzar pactos con partidos como PSOE y PP. Todos estos documentos serían hechos públicos por ETA en mayo de 2000, casi medio año después del final de la suspensión de acciones armadas, con el objetivo declarado de hacer partícipe a la ciudadanía vasca de lo que había ocurrido entre bambalinas.
Como en Argel, el parón experimentado y la percepción de que existía un incumplimiento de los acuerdos desde la otra parte hizo que ETA tomara la decisión de romper el alto el fuego. En enero de 2000 acababa en Madrid con la vida de un teniente del Ejército español, Pedro Antonio Blanco, y la división entre las formaciones abertzales se agudizaba de nuevo. Los siguientes meses volvieron a resultar muy cruentos, con múltiples atentados y una ofensiva creciente por parte del Estado español, incluyendo prácticas nuevas como la ilegalización de Batasuna.
En realidad, ni éste ni el francés habían detenido su agresión durante el periodo de vigencia de Lizarra. Como dato revelador quedó esta vez la detención de Belén González, interlocutora de ETA, poco después de la reunión mantenida por enviados de José María Aznar y representantes de la organización en un lugar no precisado, probablemente Zurich. En estos meses siguieron adelante también los sumarios del juez Garzón y apenas hubo modificaciones en la política carcelaria, más allá del traslado a la Península de los presos políticos vascos encerrados en las islas.
En este periodo, como queda dicho, el Gobierno español volvió a entrevistarse con ETA, aunque fuera sólo una vez, y a hablar de política con ella según queda en evidencia en el acta de la sesión elaborado y difundido por esta organización. En vez de Vera y Eguiagaray, en la mesa estuvieron Ricardo Martí Fluxá, Francisco Javier Zarzalejos y Pedro Arriola. Anteriormente, el máximo mandatario del Gobierno del PP, José María Aznar, no sólo había autorizado públicamente estos contactos, sino que se había referido a la izquierda abertzale como «Movimiento de Liberación Nacional Vasco». Recientemente, en la Convención celebrada por el PP en Madrid, ha tratado de justificar esta posición aseverando que «sólo fuimos allí para ver si ETA se rendía», una afirmación plenamente contradictoria con las lanzadas en la mesa por Martí Fluxá, Zarzalejos y Arriola.
El Gobierno español intentó en este contacto consolidar el escenario de alto el fuego de ETA, pese a que lo había recibido con el calificativo de «trampa», aunque en todo momento sus interlocutores se presentaron como plenamente conscientes de que el diseño de Lizarra les dejaba fuera de juego. Quizás por ello el Ejecutivo Aznar pareció acoger el fin del proceso incluso con cierto alivio.
Los temores no sólo eran patrimonio estatal. En el seno del PNV se volvió a vivir con intensa preocupación el efecto de impulso que aquella tregua generaba para la izquierda abertzale, plenamente evidente en los catorce parlamentarios logrados por EH en Gasteiz en octubre de 1998. La influencia que pudo tener este miedo en la paralización paulatina de los avances pactados en Lizarra es una cuestión a discutir.
Conclusión
Con estos precedentes semifallidos, la decisión de ETA de abrir un nuevo alto el fuego contribuye a potenciar la oportunidad actual y a situarla al nivel de las de Argel y Lizarra. El dibujo de Anoeta parece refundir, además, las dos experiencias, recogiendo sus logros y tratando de superar los escollos que impidieron que cuajaran en su día. El camino quizás aparezca más despejado que nunca. A partir de hoy se podrá ver.
Texto publicado en el diario GARA el jueves 23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto. |
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Les hemos reproducido todos los periódicos de Madrid, Cataluña y País Vasco. También recogemos los artículos de opinión de estos medios informativos con algún añadido. No es nuestra intención hacer la competencia a ningún medio y mucho menos sabotear sus suscripciones. Pocas veces verán este tipo de reproducción masiva. Simplemente hemos querido ofrecer un servicio público a los lectores que deseen acercarse a la situación vivida en nuestra nación desde todos los puntos de vista. No es fácil para un lector medio acceder a todas informaciones y en este caso resultan de interés trascendental. Eso sí, no esperen una cobertura tan extensa cada día.
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Una de las múltiples consignas socialistas más previsibles para apuntarse un tanto con el absurdo anuncio de ETA y parecer creíbles, es la de "Rajoy ha cambiado de discurso". Era la segunda que tenían preparada tras la reunión y han caído hasta los que no se tragan las patrañas de este Gobierno.
Rajoy no ha cambiado ningún discurso. Los que han cambiado el disco han sido los miembros del Gobierno, que le acusaban de no querer la paz y que no consideraron necesario el consenso para incumplir la legalidad y concederles la independencia a los catalanes. Casualmente, a la hora de lidiar con la parte contratante más sanguinaria y compleja, sí es imprescindible el consenso.
También ha cambiado mucho el PNV, otro de los contratantes de Perpignan. El PNV es el "poli bueno", los batasunos el "poli malo" y Rodríguez el confidente de ambos. Canta mucho, demasiado, eso de que ahora los independentistas renieguen, no sólo de batasuna, sino del PCTV cuando hasta ahora eran sus hijos pródigos canta la Traviata. Eso sí es un cambio radical y que se quite lo demás. Deben conseguir a toda costa que no se les relacione con los etarras para seguir adelante con el proceso. ¿Qué más da si aparentan ser traidores a la causa?. Cuando obtengan sus conjuntos deseos ya se arreglarán de cara a la galería, porque si alguien piensa que no siguen yendo de la mano bajo manga, es que es muy ingenuo.
Rajoy se ha reafirmado en lo que viene diciendo desde el principio, le ha puesto las mismas condiciones de siempre, que son muy claras e inamovibles: que no se le tomen medidas que puedan ni tan siquiera ser interpretadas como contrapartidas políticas a la banda; que no habrá concesiones a ETA directas ni indirectas a ETA; que ninguna de las mesas que se creen o que ya existen, pueden planear ni proponer ningún cambio ni en el País Vasco, ni en Navarra ni en el conjunto de España; que el Gobierno no tendrá contacto alguno con ETA ni ningún partido ilegalizado; que se sigan persiguiendo, juzgando, condenando y haciendo cumplir las penas a los etarras y que las víctimas y su opinión han de ser tenidas en cuenta en todo momento. ¿Dónde está el cambio?.
Cierto que le ha concedido a Rodríguez el beneficio de la duda sobre sus buenas intenciones al asegurarle que no ha negociado y ha sido precisamente porque es un tema tan serio que no quiere jugar con él. Muchas personas de bien, víctimas incluidas, se han creído el "alto el fuego", no puede quitarles la esperanza que el otro les ha hecho creer que existe durante esta reunión en concreto. Desgraciadamente, ya la perderán por sí mismas cuando vaya pasando el tiempo y ya habrá ocasión de seguir analizando. Pero las condiciones, ahí están.
No es lógico reprocharle que no le saltara a Rodríguez a la yugular, ni que saliera del coche llamándole embustero enzarzándose en una pelea, porque para hacer eso, no va. Pero tenía que ir, es un tema de capital importancia para España, un asunto en el que el PP siempre ha puesto toda la carne en el asador sin llegar a carbonizarla y el jefe de la oposición no puede, ni debe dejarlo de lado. El PP ha sido el que más ha conseguido en la lucha antiterrorista, Rajoy no puede ni siquiera, dar la impresión de que se desentiende. En todo caso, ya lo apartará Rodríguez cuando incumpla una de estas condiciones, que probablemente, lo hará. Pero Rajoy no se puede abandonar la lucha contra el terrorismo. Eso es lo que estaban buscando los socialistas y no lo han conseguido.
Como no han obtenido la primera consigna: "el PP obstaculiza el proceso de paz", van a por la segunda, porque lo que no pueden es dejar a su parroquia sin algo que echarse a la boca. Pero es que aquí lo importante no son las consignas, ni que Rajoy le repita en una reunión para tratar sobre el terrorismo y las víctimas lo que ha dicho hasta la saciedad en distintos medios.
Hiciera lo que hiciera, Rajoy iba a tener su consigna porque le llevan tendiendo una trampa desde el mismo momento que empezaron a negociar con los terroristas en secreto. Así funciona la secta, si no fuera así, Rodríguez hubiera hablado con él mucho antes.
Y jamás nos hubiera mentido.
A estas alturas todos, incluso los que fingen no saberlo, tenemos claro que el Gobierno sabía de antemano que sin pagar el mismo precio político que siempre exige ETA, ésta no renunciará a matar. Y también pensamos que nadie que haya llegado hasta donde ha llegado puede ser tan tonto como aparenta. Todos los análisis e hipótesis de los que no son adeptos de la secta que he leído, van encaminados en un sentido: el de que Rodríguez tiene una estrategia y esta consiste en atribuirse en solitario el fin de ETA para afianzarse en La Moncloa.
Tiene lógica, su popularidad está a la baja, tan a la baja como la intención de volverle a votar de los españoles. Éstos, independientemente de sus tendencias políticas, no le perdonan sus negociaciones con los independentistas catalanes y vascos ( incluidos los terroristas ) que son uno en esta historia que empezó mucho antes incluso del 11-M. Estos contactos resultan cuando menos extraños si tenemos en cuenta que, en teoría, los socialistas ni siquiera deberían sospechar, datos en mano, que Rodríguez dejaría de perder las elecciones del 14-M, ya que todas y cada una de las encuestas de las distintas fuentes, le daban un mínimo del 51/53% de los votos al PP, que son los que obtuvo en el voto por correo emitido antes de la masacre.
La ciudadanía empezaba a estar más que indignada por sus burlas a la Constitución, la aprobación del Estatuto y sobre todo, por esta larga, precoz y premeditada negociación con los terroristas, esa que el Gobierno negó hasta la saciedad a golpe de crispación e insultos a quienes les preguntaban si era cierto hasta que no tuvieron más remedio que reconocerlo. La única manera de arreglar el desolador futuro que todos le auguran al PSOE, es "demostrar" que dicha negociación ha tenido sus frutos y esos frutos no se pueden presentar como cualquier cosa para justificar la euforia. Han de hacerse pasar como algo histórico: el fin del terror.
Pero no termina de encajar la hipótesis sobre esta estrategia, ya que a los propios encapuchados que lanzaron la "oferta" les duele la boca de aclararlo: "un alto el fuego permanente no quiere decir que sea definitivo". Tampoco renuncian al terrorismo callejero ni a las extorsiones y chantajes destinados a mantener su infraestructura y poder adquirir explosivos y todo tipo de armas, como ya están haciendo. Y lo que es peor, tampoco se han comprometido a no retomar los atentados terroristas con víctimas mortales. Este comunicado hay que leerlo como es debido, sin fórmulas mágicas y leer literalmente es muy sencillo. No es una "declaración de alto el fuego", es una amenaza o chantaje: "si me das lo que quiero, de momento no empiezo a matar. Luego, cuando quiera más, ya veremos qué hacemos. Si no me lo das o por lo menos declaras que tienes voluntad de estudiar cómo y cuándo me lo vas a dar, mato ya". El mensaje es muy claro y por eso el Gobierno, a modo de comodín, mezcla la cautela y prevención con la consabida euforia y la "certeza" de que estamos en "el principio del fin". Mala mezcla, estúpido cóctel de palabras.
Desgraciadamente, mi opinión es que a Rodríguez le importa bien poco cualquier otra cosa que no sea el poder. Sabe que los etarras jamás renunciaran a la independencia ni a robar Navarra y los territorios franceses que también reclaman. Sabe también que no puede garantizar que Francia les ceda nada como le exigió ETA. Rodríguez podrá vender la dignidad de las víctimas pasadas, presentes y futuras; la unidad territorial de España, su propia alma… pero no puede vender una burra que no es suya y son los propios franceses los que se lo recordaron.
Además de una burla macabra, creo que lo que estamos viviendo sí es una estrategia planeada desde hace años para no salir de la Moncloa en caso de poder entra, pero no creo que sea la que todos tienen en mente. Lo que creo es que quiere intentar reproducir el año 1998, quiere, dentro de lo que le sea posible, imitar a Aznar porque él sí se ganó el respeto y la confianza de unos y otros, aún con las zancadillas que le puso el PSOE. Creo que quiere hacerse "el hombre de Estado justo, bueno, entusiasta y comprometido" y que cuando surja el primer grito de terror, llorará por las esquinas su dolor, su decepción y denunciará enérgicamente el engaño al que ha sido sometido. Será entonces cuando retome el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que es lo único con lo que todos los españoles estamos de acuerdo.
Pero hay algo con lo que no cuenta: no le perdonaremos que ETA se haya reorganizado tras haber estado más débil que en toda su historia, no le perdonaremos que vuelva a matar y no nos creeremos que le han engañado, porque son muchas las voces que le han advertido que se está dejando engañar y lo han hecho dándole argumentos sólidos basados en los hechos y en la experiencia que él nunca llegó a tener.
Quiere hacerse la víctima y puede que acabe siendo el verdugo. Si esto ocurre, Dios no lo quiera ni lo quiera nadie, espero que lo pague. Por lo menos, en las urnas.
Todos los comentaristas del periódico de Pedro Jota (con la
excepción de Umbral) dedican sus columnas al ‘alto el fuego
permanente’. Como siempre ha sucedido en este rotativo la pluralidad es
su característica más destacada. Para la mayoría no estamos en el prólogo de
nada bueno. Muy al contrario se atisban grandes nubarrones en el horizonte
¿Podemos estar en un error? Por supuesto, pero la experiencia nos dice que este
‘deja vu’ nos encamina, irremediablemente, al desastre. Si no es
así nuestra alegría y satisfacción será plena y reconoceremos el error así como
el mérito a quien corresponda.
“Llegó el debate de la autodeterminación”
por Jaime Mayor Oreja
Si algo confirma el comunicado
de «alto el fuego permanente» de ETA es la existencia de un largo proceso
político, de una ofensiva nacionalista, en la que los dos grandes
protagonistas han sido ETA y el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez
Zapatero.
La organización terrorista en
cuanto impulsora de la ofensiva de ruptura y el presidente del Gobierno, como
administrador de la misma. No olviden nunca las dos hojas de rutas
simultáneas y convergentes que estamos viviendo: la de ETA y la de Rodríguez
Zapatero.
La hoja de ruta del presidente
es una extraña Segunda Transición que tiene dos hitos: el primero, la
legalización de ETA -que sería el hecho diferencial de la Primera Transición,
que incorporó a todos los actores políticos, pero no a la banda criminal- y
el segundo hito, sería el objetivo de aislar y marginar a 10 millones de
españoles representados en el Partido Popular.
Y la segunda hoja de ruta -la
que está encima de la mesa de los partidos nacionalistas vascos, la que se
está cumpliendo inexorablemente y paso a paso- es, fundamentalmente, la hoja
de la ruptura, la hoja de la autodeterminación, que es la esencia del
proyecto de ETA y que consiste en alcanzar el poder en el País Vasco como
prototipo de una organización totalitaria.
Pero les aconsejo que lean el
comunicado y, después de hacerlo, pregúntense: ¿En qué ha cambiado ETA? ¿Es
que acaso alguno de sus objetivos es ahora diferente? ¿Es que acaso hay algún
arrepentimiento? ¿Es que acaso sus palabras reflejan paz?
Pero les ruego que sigan
preguntándose. ¿Por qué y para qué ETA tendría que cambiar, si los que están
cambiando son los demás? ¿Para qué cambiar, si el que lo ha hecho
radicalmente es el Gobierno de España? ¿Por qué cambiar, si Cataluña es ya
una nación? ¿Para que cambiar si se ha puesto ya patas arriba la estructura
constitucional de España?
ETA no puede cambiar porque las
organizaciones que, además de terroristas, son totalitarias jamás evolucionan
ni se transforman.
Pero volvamos al proceso que
vivimos. Es una ofensiva nacionalista en toda regla, que ha recibido dos
impulsos de ETA: primero, el Pacto de Estella entre PNV y ETA, y después, el
Acuerdo de Perpiñán entre ETA y Esquerra Republicana de Cataluña.
Los resultados de esos dos
impulsos han concluido, por un lado, en el plan Ibarretxe y, por otro, en el
reconocimiento de la nación catalana. ETA, en efecto, ha obtenido de Perpiñán
lo que necesitaba: la introducción del reconocimiento de la nación catalana
en el ordenamiento jurídico español.
No es sólo que, curiosamente,
hayamos conocido el comunicado de ETA 24 horas después de que la Comisión
Constitucional del Congreso haya configurado a Cataluña y
-en consecuencia, como se verá después- al País Vasco como nuevas naciones,
es que además su contenido confirma que la autodeterminación, una vez más,
aparece como el elemento esencial para ETA y para los nacionalistas vascos, y
aparece también, en consecuencia, como núcleo del significado y del contenido
de la negociación política que va a caracterizar (una vez cerrada la primera
fase de la negociación en la sombra) la segunda parte de este proceso
iniciado por Rodríguez Zapatero: la parte pública del proceso de acuerdo con
ETA. Pero es un paso más, un episodio más, del proceso que estamos viviendo. Este
paso, es lógico, viene a fortalecer -quizás tenga esa misión táctica- un
proceso puesto en marcha desde hace tiempo, en el sentido de que viene a
generar un ambiente de optimismo y de euforia que favorece, a su vez, la
negociación política, de manera que el proceso se retroalimenta. Vean ustedes
si no las reacciones eufóricas del señor Ibarretxe, del Gobierno vasco, del
nacionalismo vasco, tras el conocimiento del comunicado.
Desde el momento que el País
Vasco y Cataluña ya han asegurado y garantizado su condición de nuevas
naciones, se abre el debate de la autodeterminación para esas nuevas
naciones. El siguiente escenario político, por tanto, exigirá el debate, no
ya de los derechos de las autonomías, sino de los derechos de las recién
estrenadas naciones. En otras palabras: ha llegado el debate de lo que los
nacionalistas dicen «debe ser la libre decisión de los vascos», es decir, el
debate sobre la autodeteminación. No estamos en un proceso de paz: estamos
ante un proceso de autodeterminación en toda regla.
A la nación catalana impulsada
desde Perpiñán se le une el plan Ibarretxe impulsado por el Pacto de Estella,
un proyecto hibernado -que no muerto- pero que como la nación nos conduce
también al debate sobre el derecho de autodeterminación.
Entre el día de hoy y el debate
político de fondo que describo, es decir, entre la tregua y la
autodeterminación, llegarán, eso sí, la exigencia del cambio de la política
penitenciaria, la formalización de las conversaciones públicas entre ETA y el
Gobierno, y la legalización final de Batasuna para su posterior toma de poder
en los ayuntamientos vascos. Desde el Gobierno oiremos hablar permanentemente
del proceso de paz, pero otros van a exigir el derecho a la
autodeterminación.
En esta primera reacción quiero
subrayar que nada de lo sucedido me sorprende. Nada debe sorprendernos,
porque es la consecuencia lógica de un proceso que ha recorrido ya su primera
parte (la oculta, la inconfesable) y en la que lamentablemente el Gobierno ya
ha pagado, sin atreverse a decirlo, un primer precio político a la organización
terrorista: la garantía -y ahí el Estatuto catalán es meramente instrumental
del proceso negociador- de que el País Vasco será reconocido como una nación.
El siguiente paso, ya digo, es la autodeterminación, y la inevitable
territorialidad (Navarra).
Termino. La impecable
declaración política de Mariano Rajoy en la tarde de ayer, al marcar la
posición de nuestro partido en tan grave cuestión, define el terreno de juego
y el papel de nuestra fuerza política en un momento en el que más que nunca
vamos a ser -tenemos la obligación de ser- una referencia esencial para la
sociedad española.
Jaime Mayor
Oreja es eurodiputado del PP y era ministro del Interior cuando ETA anunció
su anterior tregua en 1998.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Vichy-Perpiñán” por Federico Jiménez
Losantos
Es difícil dudar sobre la
relación estrechísima del nuevo Estatuto de Cataluña, que supone el
reconocimiento de otra nación dentro de España y la cancelación de la propia
España como proyecto nacional, y esta decimotercera tregua de la ETA que, con las
peculiaridades gangsteriles que le son propias, seguirá la misma vía de sus
socios de Perpiñán. Se trata de hacer un Estatuto que, en rigor, sea la Constitución
de otro Estado, independiente, intervencionista hasta el delirio y
rabiosamente antiespañol. En el caso catalán, el Estatuto que deroga la Constitución;
en el caso vasco, un nuevo Plan Ibarreche corregido y aumentado por la ETA que incluya, con
calendario fijo, la autodeterminación. La banda, con la colaboración de ERC y
PNV, se reserva el papel tutelar de este doble proceso separatista al no
renunciar ni al chantaje ni a las pistolas. Porque si la ETA no ha anunciado su disolución,
está claro que quiere rehacerse, aprovechar la traición del Gobierno ZP y
dirigir el proceso de demolición de España.
En el caso catalán lo
fundamental era que el Parlamento español aceptase el Estatuto como lo que
es: un acto de soberanía irreversible que, además, anula la Constitución Española de la
que emanaban el Estatuto anterior y los demás Estatutos. Ahora es la Constitución
la que emana en sus límites del Estatuto de Cataluña. Y todo ello se perpetra
de forma ilegal e ilegítima, abiertamente anticonstitucional, privando al
pueblo español de su soberanía y de su condición de referente legitimador de
cualquier cambio legal según marca la Constitución. No es que a los españoles no se
les consulte, es que se les impide directamente opinar sobre su
supervivencia. Y es comprensible: ni los corderos guardan siempre silencio
cuando van a liquidarlos. Tampoco las ovejas.
En el caso vasco, lo fundamental
no es blindar un Estado de hecho para que la legalidad española no pueda
nunca alterarlo. Tampoco existe la vocación de colonizar económicamente al
resto de España, como en el nacionalismo catalán. Para los etarras lo
esencial es tomar las riendas de un proceso revolucionario y separatista cuya
pieza clave, además del trato de favor a los terroristas presos, debe ser un
referéndum para la separación de España del País Vasco y Navarra. Por
supuesto, la banda terrorista habrá pactado con Zapatero esta secesión sin
garantizar a cambio absolutamente nada. En cualquier momento puede volver a
matar, sea para asesinar más vascos y españoles, sea para eliminar al PNV de
la dirección política del proceso separatista. ¿Y esperan algo más los
separatistas catalanes y los terroristas vascos? Sí. Que la sociedad
española, gracias al PRISOE, acepte este nuevo régimen de Vichy: un Estado
supuestamente libre pero, en realidad, bajo estricta tutela nazi. Vichy duró
poco; el envilecimiento aún dura.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Hacia un nuevo diseño de España” por
Victoria Prego
Imposible no moverse en la más
áspera contradicción de sentimientos y pensamientos. Imposible no sentir la
esquizofrenia de quien primero sonríe y abre los brazos y a continuación pega
la espalda a la pared, convencido de que va a recibir, otra vez, una
puñalada. Imposible no celebrar el anuncio de la banda terrorista de que se
han terminado los asesinatos y no recordar al mismo tiempo que eso ya lo dijo
otras veces y siempre fue mentira. Imposible no tener en cuenta que la
situación de ETA ha ido haciéndose cada vez más insostenible porque, azotados
como hemos estado por el terrorismo islamista, incluso los suyos se ven
incapaces de soportar un programa de más asesinatos continuados. Pero igual
de imposible es no recordar que la última vez que anunció una tregua, la
banda dedicó ese tiempo a rearmarse y a planificar nuevos crímenes.
De momento, lo único claro del
comunicado de ayer es la primera línea, la que dice que a partir de mañana
ETA deja de matar. Pero no sabemos por cuánto tiempo y tampoco sabemos bajo
qué condiciones. Luego viene la segunda parte del comunicado, donde son
posibles todas las interpretaciones, dependiendo de la voluntad política de
quien lo lee. Y aquí ya todo son preguntas. Esto que dicen los terroristas de
que su objetivo es impulsar un proceso democrático en el que les sean
«reconocidos los derechos que como Pueblo nos corresponden» ¿significa que
nos están planteando paz a cambio de autodeterminación? Porque en ese caso,
la duda la tenemos resuelta desde ahora mismo: de ninguna manera vamos a
pagar el precio que llevan décadas reclamando y por el que casi 900 personas,
niños incluidos, han muerto asesinadas. ¿O significa, como dicen los
optimistas, que lo del derecho de autodeterminación no sólo ha desaparecido
de su lenguaje sino también de sus intenciones? Porque en ese caso,
estaríamos ante un avance y un fortalecimiento del Estado a la hora de
abordar unas inevitables conversaciones con los líderes de la banda terrorista.
Esto de que, al final, los
ciudadanos vascos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro
¿significa que nos quieren encalomar otra vez el plan Ibarretxe, incluido
aquel referéndum unilateral con el que nos amenazó el lehendakari durante
años, o significa que, como viene dicho en la Constitución,
una modificación estatutaria de las comunidades que se rigen por el articulo
151 requiere ser ratificada en referéndum en la comunidad de que se trate?
Porque son dos escenarios perfectamente opuestos que el texto que conocimos
ayer, con un lenguaje ambiguo y espeso, de ningún modo aclara.
Eso de que ETA hace un
llamamiento para que las autoridades respondan de manera positiva a la nueva
situación «dejando a un lado la represión» ¿significa que pretenden que la
ley deje de aplicarse, que los jueces dejen de juzgar y condenar y que los
presos salgan a la calle en tropel, o significa que el asunto de los presos
deberá estar en el orden del día de las conversaciones que el Estado habrá de
celebrar con los representantes de la banda una vez que esté perfectamente
claro que jamás volverán a matar? Porque lo primero es un chantaje
inadmisible y lo segundo forma parte, amarga pero ineludible, de la
generosidad de los demócratas frente a quienes han sido verdugos de tantos
inocentes.
Ahora mismo hay sobre la mesa
demasiadas preguntas que, de momento, están sideralmente lejos de obtener
respuesta. Y eso es precisamente lo que obliga a todos, al Gobierno el
primero, a no dar por buena ni una sola conjetura. Ni una sola. Y obliga
desde luego -la memoria de las víctimas obliga- a, en caso de duda,
inclinarse mucho antes por la radical desconfianza que por la peligrosa
ingenuidad o el voluntarismo miope.
Desde el punto de vista
político, también es imposible ignorar que la aprobación del nuevo Estatuto
en el que el Parlamento ha reconocido a Cataluña como nación -y vamos a
dejarnos de pamplinas porque eso es lo que ha ocurrido y es por lo que el
nacionalismo ha batallado hasta la extenuación- ha abierto una vía clarísima
a la posibilidad de abordar en la misma línea la reforma del Estatuto vasco.
Lo que ha sucedido en Cataluña, que tiene una importancia extraordinaria
porque la potencialidad del nuevo Estatuto es muy grande, es lo que va a
suceder, previsiblemente, en el País Vasco.
Sin un anuncio constatable de
que los terroristas dejaban de asesinar, resultaba imposible para el Gobierno
abordar el más mínimo cambio en la autonomía vasca. Con el anuncio de ETA -si
es que se comprueba su cumplimiento- lo probable es que se entre en un
proceso negociador similar al abordado en Cataluña. Pero en este caso hay una
dificultad añadida: bajo ningún concepto esa reforma puede abordarse fuera
del Parlamento vasco, como ha pretendido Batasuna en su propuesta de Anoeta.
Ahora que ETA dice que no va a matar, habrá que ver si Batasuna es capaz de
ganarse la legalización. Y si lo es, cosa que ahora mismo de ningún modo
puede afirmarse, quien tenga interés en que esta formación participe en el
proceso, tendrá que esperar a que entre en el Parlamento después de haberse
presentado a unas elecciones. El presidente dice que será un proceso difícil
que durará varias legislaturas. Razón de más para no precipitarse en lo
importante.
Ahora bien: si, después de
Cataluña, acaba por abordarse una reforma del Estatuto del País Vasco, que
incluirá por descontado su reconocimiento como nación -y lo será en plenitud,
puesto que ya tiene autonomía económica-, lo que tendremos delante será nada
menos que el rediseño de España, que pasará a ser un ente compuesto de
«naciones» y «autonomías». Si eso sucede, habremos resucitado el viejo
intento del privilegio y la diferencia, un esquema indigerible para la
mayoría. Y mucho menos si semejante proyecto pretende imponerse sin el
acuerdo de todos.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“La agonía de la serpiente” por Raul del
Pozo
La serpiente ha abandonado el
hacha, se ha desenroscado sin estrangular la libertad. A las 12.30 horas
saltó el notición por Radio Euskadi; 10 minutos antes, Zapatero hablaba con
Miguel Angel
Fernández Ordóñez sobre temas económicos de la próxima
cumbre europea; el CNI le informó del alto el fuego permanente. Después de 40
años de la costumbre de la sangre, la noticia le supo a aceite nuevo y,
aunque no es creyente, se acordó de Isaías: «Busca la paz y síguela».
La primera llamada fue para
Mariano Rajoy, que estaba presentando un libro con Fraga (Los orígenes y la
evolución del PP). A las 13.30 horas, por fin, dialogó con el presidente
popular. En todo momento, un Rajoy firme le ofreció apoyo sin pagar precio
político y con el pleno funcionamiento del Estado de Derecho, sin retorcer
las leyes.
La conversación entre el líder
de la oposición y el presidente del Gobierno pudo desarrollarse así:
- Rajoy: «Esto no es lo que
esperábamos».
- Zapatero: «No será lo que
esperábamos, pero no podemos quedarnos sentados, tenemos que seguir el
camino. Esto es por lo que hemos luchado».
Era una traducción libre del
mandato de Gandhi: «No hay camino para la paz, la paz es el camino». Los
dirigentes del PP relacionaron el anuncio de ETA con el Estatuto de Cataluña.
El ministro de Justicia me
explicó: «Blair tuvo el coraje de prometer en una campaña electoral la paz en
Irlanda y la logró». Cuando le pregunté si ha estudiado la solución de los
presos en los Acuerdos de Viernes Santo, me contestó: «Lo hemos estudiado con
mucha atención». (Los presos del IRA cumplen condena en sus casas). Aunque Zapatero
ha dado la orden de cautela, humildad y prudencia, el fiscal del Estado ya ha
anunciando que el proceso de Otegi ya no tiene sentido.
En el jazz y en el teatro, y
hasta en la poesía, es buena la improvisación, pero en política la
improvisación es letal. El 22 de febrero anunció el presidente en los
pasillos del Congreso: «Estamos dando pasos lentos, pero decisivos». Zapatero
sabe que lo del IRA lo empezó Major y lo acabó Blair, pero ya soñaba, antes
de llegar a La Moncloa,
con el día del principio del fin. «Si algún día soy presidente», anunció
antes de la campaña electoral, «acabaré con ETA».
Ayer, en el Congreso estalló la
distensión, después de dos años de odio de Puerto Hurraco. El presidente
habló del PP con respeto, y hasta con admiración. Rajoy dio una lección de
prudencia y de firmeza.
Pero el cielo pesaba como una
manta mojada sobre la alegría; era el peso de las generaciones muertas que
oprime el cerebro de las vivas, como pensó el de Tréveris. Bajo la lluvia,
cientos de víctimas, con las banderas mojadas, pedían justicia. Zapatero me
convenció de que el proceso va ser largo, difícil e inexorable.El mismo
controló y revisó el comunicado del Partido Socialista.
Insisto: el proyecto de
distensión se inició hace meses, mucho antes de que José Bono dijera que los
etarras estaban con las manos en alto y que fuentes de la lucha
antiterrorista informaran a La
Moncloa de que ETA era ya un fantasma sin cabeza. Ayer
mismo, portavoces del PSOE estaban convencidos de que «ETA es un enfermo
agónico, tan infiltrada que sólo se preocupaban por su seguridad».El cóndor
del Estado democrático está estrujando el cuello de la serpiente. Pero ahora
empieza lo más difícil: el arte de la política.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Mirando de reojo a Cataluña” por Casimiro Garcia-Abadillo
Los
nacionalismos vasco y catalán tienen un denominador común. Ambos coinciden en
el análisis de que su fortaleza está en relación directa con la debilidad del
Estado español. Sin embargo, los dos también compiten históricamente por
lograr ventajas comparativas. ETA ha sabido aprovecharse de ello.
ETA ha manejado siempre de forma
magistral los tiempos. Por eso no es casual, ni mucho menos, que haya
esperado a emitir su comunicado, anunciando un «alto el fuego permanente», a
que la
Comisión Constitucional haya aprobado el texto del Estatuto
en el que se asume la definición dada por el Parlament a Cataluña como una
nación.
Los nacionalismos vasco y
catalán, cuyo resurgimiento se produjo coincidiendo con el desastre del 98,
es decir, en plena crisis del Estado central por la pérdida de las colonias,
se convirtieron en un elemento determinante de la crisis de una cierta idea
de España.
Al margen de las raíces
históricas y culturales en las que sustentan su ideario, había una base
económica que explicaba el hecho de que una gran parte de la burguesía vasca
y catalana abrazara la causa nacionalista. No en vano, se trataba de las dos
únicas regiones españolas en las que la revolución industrial había generado
un cierto grado de riqueza y permitido alcanzar un nivel cultural similar al
de los países europeos más desarrollados.
Por tanto, hay una coincidencia
sustancial en los objetivos de los dos nacionalismos: su deseo de
distanciarse de España, a la que consideran causante de todos sus males y
lastre para su modernización.
Pero también hay algo que los
separa necesariamente: se trata de dos nacionalismos competitivos. Unos y
otros se miran siempre de reojo respecto a las conquistas arrancadas al
Estado español.
No hay más que recordar cómo se
negociaron los estatutos de Gernika y de Sau y los modelos de financiación
que se pactaron al comienzo de la Transición para el País Vasco y Cataluña, para
percibir esa competencia no sólo por alcanzar un nivel de soberanía
sustancialmente mayor que el del resto de las comunidades autónomas, sino
también sensiblemente diferente entre ambas.
ETA ha sabido interpretar a la
perfección esa dinámica centrífuga y, al mismo tiempo, competitiva que
representan los dos nacionalismos para sacar ventajas políticas impensables
en función de su propia capacidad como máquina del terror.
Cuando en enero de 2004 ETA se
reunió con Carod-Rovira en el sur de Francia estaba haciendo una apuesta
estratégica. En esos momentos se pensaba que el PP volvería a ganar las
elecciones, pero Cataluña era una especie de reserva de la izquierda y el
nacionalismo y a ETA le interesaba enviar un mensaje maquiavélico: donde no gobierna
la derecha, no matamos.
El sorpresivo triunfo del PSOE,
tras el atentado del 11-M, supuso una revalorización de su opción catalana.
En definitiva, ya no se trataba
de sellar una alianza defensiva frente al centralismo del PP, sino de llevar
adelante una auténtica ofensiva contra el modelo de España que había quedado
establecido en la
Constitución de 1978.
En noviembre de 2005, justo tras
la reunión de 'Josu Ternera' con la cúpula de la banda en la que se decidió
explorar las «vías políticas», ETA emitió un comunicado dirigido a los
«agentes y organizaciones internacionales» en el que hacía esta interesante
reflexión: «Los principales poderes del Estado español no han superado la
crisis abierta con las acciones armadas del 11-M de 2004, y la mayoría de los
partidos políticos y medios de comunicación españoles sufren las
consecuencias de las contradicciones generadas por este hecho. En medio de
esta crisis, destaca el debate en torno al modelo territorial español, y se
evidencia la necesidad que tienen estos poderes de resolver su contradicción
principal: el futuro de Euskal Herria y Catalunya y el reconocimiento de los
derechos colectivos de estas dos naciones».
En ese mismo comunicado, ETA
advertía: «La declaración del Congreso de los Diputados español del 17 de
mayo de 2005 evidencia la ruptura del Pacto Antiterrorista firmado entre el
PSOE y el Partido Popular».
Se puede decir más alto, pero no
más claro. Según ETA, había que aprovechar la debilidad del Estado tras el
11-M para sacar adelante el reconocimiento nacional del País Vasco y
Cataluña.
Más recientemente, en una
declaración del pasado mes de febrero, dirigida a los «movimientos
independentistas de los Paisos Catalans», ETA resaltaba que el alto el fuego
en Cataluña había permitido «profundizar en la crisis del Estado español».
Está claro que ETA y su brazo
político Batasuna quieren jugar un papel determinante en la vida política. El
anuncio de su «alto el fuego» ahora tiene ese fin primordial. Es decir,
rentabilizar todas las conquistas que se logren a partir de ahora en el
autogobierno del País Vasco.
Si a Cataluña se le ha
reconocido la denominación de nación sin dar un solo tiro, ¿cuánto más
logrará el País Vasco con casi 1.000 muertos en su activo independentista?
Cuando ETA declaró una tregua en
1998, sus interlocutores fueron los partidos nacionalistas vascos. El Pacto
de Lizarra era la consecuencia de un acuerdo previo y secreto que suponía la
expulsión del PSOE y del PP de la vida política vasca y que tenía como fin la
construcción de una Euskal Herria exclusivamente nacionalista.
Pero, en esta ocasión, los
interlocutores de ETA no han sido dirigentes del PNV, sino líderes del PSE en
representación del Gobierno.
Por tanto, la rentabilidad
política de lo que suceda a partir de ahora en el País Vasco va a ser
reivindicada por ETA-Batasuna en detrimento del PNV.
En una jugada de alto riesgo, en
la que los terroristas quieren poner en bandeja al Gobierno de Rodríguez
Zapatero el triunfo de haber logrado una ansiada paz, ETA quiere para sí la
gloria de conseguir lo que el PNV no ha podido alcanzar tras más de dos
décadas de gobierno en el País Vasco.
Al aceptar un Estatuto como el
aprobado por la Comisión Constitucional, el Gobierno ha
alentado las esperanzas de ETA de que se puede aspirar a un mayor grado de
autogobierno en el País Vasco. En ese proceso competitivo entre
nacionalistas, ETA quiere sacar más que Cataluña. Según su propio análisis,
ahora es el momento de hacerlo. ¿Caerá el Gobierno en el señuelo de ETA,
cediendo a sus aspiraciones políticas? Ese sería un precio demasiado alto por
la paz.
PRECIO POLITICO
Cuando ETA se reunió con
Carod-Rovira en enero de 2004 hizo una apuesta estratégica: donde no gobierna
la derecha, no matamos.
En un comunicado emitido en
noviembre de 2005, ETA dijo que había que aprovechar la crisis tras el 11-M
para debilitar al Estado.
ETA quiere obtener rentabilidad
política a cambio de no matar. Es decir, quiere lograr más de lo que Cataluña
ha conseguido sin pegar un solo tiro.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“¿Cuánto nos costará la libertad?” por
Isabel San Sebastian
Este domingo podré salir a
pasear sin escolta y abrir el buzón. Conducir mi propio coche y aparcarlo en
la calle. Abrir la puerta de casa sin comprobar las cámaras de seguridad. En
otras palabras: recuperar la libertad que me robaron los asesinos de ETA hace
ya más de seis años. La libertad que secuestraron de la cuna de la democracia
española los mismos terroristas que ahora nos anuncian un «alto el fuego
permanente»; es decir, destinado a permanecer mientras ellos así lo quieran.
¿A qué precio? Esa es la madre de todas las preguntas.
¿Debemos festejar que una banda
criminal aislada y derrotada policial y políticamente, con un millar de
muertos sobre la conciencia, proponga terminar en tablas una partida que
tenía perdida? ¿Hemos de ser generosos y abonar la factura que nos presentan?
¿Cabe negociar para llegar a un acuerdo razonable; a un ni pa ti ni pa mí que
salve la cara de unos y otros y acabe en apretón de manos? Para ese viaje no
hacían falta alforjas, aunque todo parece indicar que eso es exactamente lo
que se prepara.
Las exigencias terroristas
aparecen claramente enumeradas en su comunicado: demolición del marco
constitucional y estatutario («para construir un nuevo marco en el que sean
reconocidos los derechos que como pueblo nos corresponden»); legalización de
Batasuna («asegurando de cara al futuro la posibilidad de desarrollo de todas
las fuerzas políticas»); autodeterminación («los ciudadanos vascos deben
tener la palabra y la decisión»), e interrupción de todos los procesos
judiciales en curso («dejando a un lado la represión»). Es evidente que las
Fuerzas de Seguridad, la firmeza del juez Grande-Marlaska y la decisión del
Supremo sobre las condenas les han hecho daño, pero, en lugar de pedir
árnica, confían en la debilidad del Gobierno para viajar en primera clase en
éste su último tren a Katanga. Tienen motivos para abrigar esperanzas. No en
vano, Zapatero ha pagado ya mucho por adelantado con ese Estatuto que
reconoce a Cataluña como nación (la coincidencia en el tiempo es todo menos
casual), con esa disposición del fiscal general a cambiar «los parámetros» de
la acción de la Justicia
(como el probable ingreso en prisión de Otegi) en función de una tregua, y
con la declarada voluntad del PSE de participar en esa mesa de partidos,
patrocinada por Ibarretxe, que ha de trazar el camino hacia la
autodeterminación.
Probablemente no lleguemos tan
lejos, y ellos lo saben. Pero si el nuevo Estatuto del País Vasco va más allá
del término nación -que irá-; si se produce un traslado masivo de presos
etarras a cárceles vascas y, desde allí, a la calle, por la vía de la
progresión de grado -que se producirá- y si Batasuna concurre a las próximas
elecciones municipales -que concurrirá- habrán merecido la pena 30 años de
asesinatos. ¿Podremos decir lo mismo de 30 años de resistencia?
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“A cambio de qué” por David Gistau
En unas declaraciones publicadas
hace algún tiempo, Pérez-Carod confesaba cierta envidia antigua por la
estatura vindicativa que a ETA había concedido la lucha armada. Como si,
desde la
Transición, el asesinato en serie y la naturaleza montaraz
hubiesen constituido una herramienta de presión más eficaz que los cauces
democráticos para imponer las condiciones con las que reparar el mito del
agravio colectivo -ya justificado como cierto por las concesiones semánticas
de Zetapé- en el que se amparan por igual ambos secesionismos. La aprobación
del Estatuto por parte de la Comisión
Constitucional del Congreso, trance histórico en el que se
ofrendaba al nacionalismo catalán un punto de apoyo desde el cual completar
la aspiración de Estado en tan sólo una generación más, parece haber logrado
que la envidia cambie de bando.
ETA, que vigilaba el proceso
para comprobar si iba a quedar abierta una brecha política por la que colar
sus propias pretensiones, constató el pasado martes que el Gobierno actual
tiene tal inclinación a la dádiva a cambio de poder que la lucha armada, más
ahora que ha cargado de fatiga incluso a su propio entorno social, resulta
menos útil como vehículo de presión que la, por así llamarla, vía catalana.
El alto el fuego -que no rendición- recién decretado no supone, por tanto, la
renuncia a una sola de sus reivindicaciones clásicas, sintetizadas en el
derecho a la autodeterminación y en la tendencia expansionista hacia Navarra
y el País Vasco francés. Sino que tan solo muda esas mismas reivindicaciones
hacia un sendero político que, favorecido por la circunstancia de debilidad
en Moncloa, ya ha acercado al éxito a sus cofrades de la Hermandad de Perpiñán.
ETA se da y nos da un tiempo para comprobar si la trocha abierta por el
Estatut le conviene. Si es posible ahora remedar en el norte un tripartito
con Batasuna que postergue hasta la siguiente generación la obtención del
Estado propio. Y, mientras tanto, amplía el margen de negociación
contribuyendo a la victoria electoral en 2008 de Zetapé, de momento salvado
de que las expectativas creadas acaben en fiasco. Pero, ¿a cambio de qué?
Sería harto peligroso que la
política nacional sucumbiera ahora a una suerte de síndrome de Estocolmo, a
un agradecimiento a ETA por el indulto colectivo que obligase a corresponder
haciendo concesiones relativas a su lista de la compra: el famoso precio
político, el ¿inminente? premio a más de tres décadas de crímenes. Ojalá que
los dos partidos mayoritarios sean capaces de superar sus odios mutuos y sus
miserias para responder juntos, desde el sentido de Estado, a esta encrucijada en la que
ETA marca los tiempos y los lenguajes. De lo contrario lo hará Perpiñán, y
entonces no nos lavaremos nunca la vergüenza de haberles permitido ganar.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“La tregua de nunca acabar” por Martín
Prieto
Estas cosas suenan como a déjà
vu, a recocido ya degustado, a asunto vivido y frustrado. La lógica del PSOE
de Zapatero y sus asistencias parlamentarias (el voto socialista es más
respetable, aunque se equivoque) impele a considerar partidarios de «cuanto
peor, mejor» a todos los que no cifran sus esperanzas en treguas permanentes
y volátiles de ETA. Ya somos mayores para tanta tregua. Cuando elijan ciudad
para el bla-bla-bla, ¿soltarán a Belén Peñalva para que aparezca otra vez en
un camarote de los hermanos Marx? Si los archivos secretos no ilustran a
Zapatero, Belén, la novia de Antxón el entomólogo, podría avivarle el seso
relatando las conversaciones de Argel o Ginebra.
Felipe González, durante la
tenida en la capital argelina, odiaba más a los periodistas que a los
etarras, y es que era de broma saber que la banda exigía la presencia del Rey
o en su defecto del Jefe del Estado Mayor del Ejército, dado que España era
una dictadura militar. Aquel diálogo de besugos dio hasta para que Rafael
Vera intentara retomarlo a espaldas de su ministro Asunción, para hacerse
imprescindible y blindarse ante los jueces. Argel dio como fruto la
destitución de Pedro J. Ramírez como director de Diario 16.
Vivir para ver. Cuando anunció
las conversaciones de Ginebra, Aznar compareció exultante hasta cometer el
lapsus linguae (o la excesiva cortesía) de llamar a ETA «movimiento de
liberación nacional vasco». Zarzalejos o el brujo del PP, Pedro Arriola,
podrán dar fe de lo que da de sí una negociación con estos caballeros.
Zapatero no puede (aunque
quisiera) ofrecer la autodeterminación o la territorialidad sobre Navarra y
las Encartaciones de Cantabria. A lo más que puede llegar es el cambalache de
un estatuto de la nación vasca siguiendo los pasos perdidos del catalán. Así
que, o ETA ha rebajado mucho sus pretensiones o el optimismo histórico del
presidente es más delirante que voluntarista. Jon Juaristi no es el ensayista
favorito de La Moncloa
porque, conociéndola, sabe que ETA no contempla su fin y seguiría
imponiéndose violentamente aun en el seno de una república vasca, porque no
van a acumular tantos años de muerte para que siga gobernando la carcundia
del PNV.
ETA sabe lo que hace. Con un
mero comunicado, sin contrapartida alguna, dejándolo todo a la fe en su buena
disposición, ha desactivado todos los mecanismos policiales y judiciales que
la pudieran trabar. Alto el fuego de ETA, alto el fuego del Estado. Los
voceros gubernamentales insistían en que sólo se negociaría con quien
abandonara la violencia y aceptara la democracia. ¿Y? Lo peor de las treguas
es que siempre acaban con otro asesinato.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Puente de plata” por Javier Ortiz
«No pasa de ser otra tregua
más», dicen algunos. Pero no tienen razón. Es la primera vez que ETA habla de
un «alto el fuego permanente», y no ha utilizado el adjetivo «permanente» al
buen tuntún. Todo el comunicado que ayer dio a conocer da prueba de su
voluntad de permitir que la política pase a primer plano, sin volver a
interferir en ella con su acción violenta. Hasta ayer, había declarado
treguas a plazo fijo -incluso de una semana-, treguas sectoriales -para tal o
cual sector de la población, o para una u otra zona geográfica- e incluso una
tregua que llamó «indefinida», pero dejando claro que cesaría de no
concretarse determinadas condiciones. Ahora no dice que el alto el fuego esté
condicionado a nada.
«Pero no dice que se disuelve»,
objetan. Ya. Obviamente. Aspira a negociar las condiciones de su disolución.
Porque una cosa es reconocer que los problemas políticos deben ser discutidos
entre las fuerzas políticas y otra rendirse de pies y manos, sin más. Lo
primero era lo esencial, y ya está sobre la mesa. Lo siguiente habrá que
propiciarlo. Cuando ayer muchas personas dijeron que esto puede ser «el
comienzo del fin», reconocieron que se va a necesitar un tiempo y no pocos
esfuerzos para precisar las modalidades que habrá de tener la autodisolución
de ETA. Porque quizá sea exagerada la máxima que asegura que «a enemigo que
huye, puente de plata», pero no parece insensato deducir que algún puente
habrá que ponerle, sea de plata, de bronce o de aluminio. Porque lo que sí
resultaría insensato es cerrarle las salidas hasta hacerle imposible la
huida. A no ser que uno desee que la pendencia continúe, con su secuela de
sufrimientos.
«¡Mucho cuidado con traicionar a
las víctimas!», advierten.
Yo he oído a víctimas que opinan
que estamos en la buena vía y otras que consideran lo contrario. En todo
caso, me permito señalar que hay otras víctimas a las que es urgente no
traicionar: las que todavía no se han producido. Porque la paz no es sólo un
modo de cerrar una etapa del pasado. Es también, y sobre todo, en muy buena
medida, una manera de preparar otro futuro, que no conozca más muertes
violentas, más extorsiones, más secuestros, más torturas, más enfrentamientos
civiles, más negación a los derechos de las mayorías y de las minorías.
He escrito aquí mismo que
Rodríguez Zapatero hizo dos grandes apuestas al inicio de su trayectoria como
presidente del Gobierno: el Estatut y la pacificación de Euskadi. La primera
le ha quedado un tanto descompuesta. Pero la segunda acaba de dar un paso
importantísimo. De seguir su recorrido hasta llegar a la meta, el actual jefe
del Gobierno español se habrá ganado un lugar en la Historia, lo que no sé
en qué medida le obsesiona, pero, muy específicamente, se habrá colocado en
una excelente posición para obtener su reelección. Y eso es evidente que les
obsesiona a muchos otros.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Nace una esperanza” por Joseba Arregi
La experiencia nos ha enseñado a
ser precavidos. ETA nos ha enseñado que es muy lista y que sabe jugar con
nosotros. Nos ha demostrado a lo largo de su historia que sabe jugar
perfectamente con nuestras esperanzas. Y que nos ha hecho sufrir mucho con
las esperanzas frustradas. Se entiende muy bien que se mantenga la prudencia
ante el último comunicado de ETA. Pero también enseña la Historia que grandes
imperios han caído, lenguas poderosas han desaparecido, culturas completas
han sido tragadas por el tiempo. Y en la Historia reciente de Euskadi, de España,
también se han producido cambios. Y uno de los cambios fundamentales ha sido
la caída del mito de la imbatibilidad de ETA: del ni Franco pudo con ETA se
ha pasado a discutir el cuándo de su desaparición, el cómo de su desaparición.
Pero sin poner en duda que es un hecho cantado que ha sido batida.
A ello han contribuido todos los
poderes del Estado, el compromiso acordado de los dos grandes partidos. Si
ETA se encuentra en la situación de anunciar un alto el fuego no es porque se
hayan convertido de repente a la democracia. Es porque se ven sin salida,
porque perciben con bastante claridad que su camino sangriento ha fracasado.
No lo dicen así, ni
probablemente lo dirán jamás. Pero un alto el fuego es más que una tregua. Un
alto el fuego permanente no implica ni condiciones ni limitaciones de tiempo.
Es, ciertamente, menos que el anuncio de la disolución de sí misma. Pero es
mucho más que el temido anuncio de una tregua con posibilidad de mil
interpretaciones que hubiera supuesto ahondar aún más en la división entre
los partidos.
Una ETA débil, una ETA que ve
que no puede constituirse en el vigilante del resultado de las negociaciones
en la mesa de normalización política de Euskadi, una ETA que tiene que
reconocer que su decisión tiene como objetivo sólo impulsar un proceso
democrático. No puede hablar siquiera de condicionar el proceso. No reclama
garantías de que el resultado de la mesa de partidos políticos vascos para la
normalización política conduzca a lo que ETA y Batasuna siempre han
reclamado: respeto al principio de territorialidad y respeto al derecho de
autodeterminación.
Existe una esperanza razonable
de que ETA desaparezca. De hecho, y aunque en el comunicado se diga que la
paz vendrá al final del proceso, el que no vaya a haber actos violentos,
actos de terror, con carácter de permanencia, es decir, nunca más, significa
que ya podemos vivir en paz. Lo que no significa que no queden cuestiones
serias a resolver. Pero el anuncio de alto el fuego permanente les hurta la
posibilidad de condicionar el desarrollo de estas cuestiones. Queda, pues,
mucho camino por recorrer.
Pero es importante que los
responsables de dirigir la política en esta situación interioricen que el
alto el fuego significa poder hacer política con y en libertad. Y hacer ahora
política en libertad significa que se debe tomar muy en serio la separación
de la desaparición de ETA por un lado, y la discusión de los problemas
políticos que siempre existen en todas las sociedades, por otro.
La gestión de la oportunidad de
hacer política sin el condicionante de la violencia de ETA conlleva una gran
responsabilidad: si la violencia no ha tenido premio, tampoco lo puede tener
la devolución de lo que nos habían robado. La segunda mesa propuesta en Anoeta
por Batasuna, la segunda mesa a la que Ibarretxe llama de normalización, esa
segunda mesa rechazada por el PP y asumida por el PSE, deberá ser considerada
en cualquier caso con calma, con distancia, sin prisas, con la mayor libertad
y desapego del mundo.
Es evidente que Ibarretxe va a
decir que es para tratar el problema que plantea el nacionalismo, para quien
el marco jurídico actual supone un conflicto, y no el problema que ha
planteado ETA. Pero ambos planteamientos coinciden: por eso es preciso actuar
con mucha prudencia en todo lo que afecta a esa segunda mesa.
Y la mejor manera de ejercitar
la prudencia puede venir de la mano de lo que en estos momentos es necesario:
la unidad de todos los partidos políticos, pero especialmente la unidad del
PP y del PSOE, la unidad del Gobierno y del PP. Con visión de Estado. Por
encima de partidismos: ni pretendiendo que la oportunidad le sirva al
Gobierno para afianzarse en el poder. Ni sospechando el PP que el apoyo al
Gobierno va en contra de sus expectativas electorales y por ello lo debe
evitar. En la medida en que ambos partidos actúen con criterios comunes, con
transparencia y lealtad mutua, será el Estado de Derecho el que salga
ganando. Y ese fortalecimiento del Estado de Derecho es la mejor respuesta a
ETA.
Pero la mejor guía para
conducirse en el bosque de dificultades que sin duda va a acompañar a esta
oportunidad es fijar los ojos en la memoria de las víctimas. Lo peor que
puede suceder es que nos invada una euforia que nos haga olvidar que ha
existido ETA, que han existido las víctimas asesinadas, que han existido los
verdugos. No se trata de una memoria masoquista ni vengativa. Se trata de
justicia. Y se trata sobre todo de que se respete el significado político de
las víctimas: ETA las asesinó porque eran un estorbo para la consecución de
su proyecto político. Por eso la definición jurídico-política de Euskadi, de
la sociedad vasca, no puede llevar el sello del que fuera, y sigue siendo,
proyecto político de ETA. Equivaldría a enterrar de nuevo a los asesinados.
La memoria de ese significado político debe ser la guía que evite tropezar en
los muchos escollos que aún pueden aparecer.
Joseba Arregi
fue militante del PNV y portavoz del Gobierno vasco en tiempos del
lehendakari Ardanza. Es autor de los ensayos Ser nacionalista y La nación
vasca posible.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Qué tregua” por Erasmo
España, en la desaforada pugna
gramatical en torno a dos vocablos: nación y permanente. Los dos, apoyados en
la misma monserga: los derechos históricos, que González inició con aquello:
«Soy partidario del ámbito vasco de decisión» (autodeterminación. León, en
las universidades anglosajonas: «El primer parlamento democrático de Europa
(siglo XII) fueron las Cortes leonesas».Vuelve el Medioevo.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Alto el fuego permanente” por Antonio
Gala
La paz es el más viejo sueño de
los hombres. Despertar y encontrársela, el más alto don de la esperanza. Pero
los pacíficos no son los que se oponen a la guerra, sino mucho más: los que
hacen la paz; por eso son los únicos que pueden ser llamados hijos de Dios. Hace
casi 40 años que lloramos muertos comunes y nos han ensordecido explosiones y
bombas. Este es el momento para recordar a las víctimas: ellas han sido sus
predecesoras. Cuando ETA dice en su comunicado que pide y colaborará en una
paz basada en la justicia tiene razón. Sólo queda ponerse de acuerdo en lo
que tales palabras significan, y confirmar que coincidimos. Así como
solicitar a los políticos que no están en el Gobierno que se unan a los que
sí están en la alegría de todos, que brota de la sangre derramada. Compartámosla
hoy.
Publicado en el
diario EL MUNDO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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No es un juego de palabras. El diario fundado por Anson nos
ofrece razones por doquier para dudar del ‘alto el fuego
permanente’, para conocer la verdadera dimensión de la situación vivida y
sus posibles secuelas. Nos alegramos sinceramente de la suspensión temporal de
la actividad criminal de la banda, pero no olvidamos que las consecuencias
pueden ser devastadoras. Muy a nuestro pesar no hay lugar para el optimismo ni,
mucho menos, para la celebración.
“La última bomba de ETA” por Iñaki
Ezkerra
El cese momentáneo de la
violencia anunciado ayer por ETA es la última bomba que nos ha puesto la
organización terrorista y la que persigue efectos más devastadores. Persigue
lo que no han conseguido las otras bombas precisamente, es decir, acallar a
la ciudadanía y a los representantes políticos de ésta que hasta ahora se han
opuesto a la negociación, a conceder un premio a ETA para que se jubile. Lo
que vamos a vivir durante los meses próximos y lo que ya estamos viviendo
desde ayer no es nuevo. Es lo que ya vivimos en su día con la «tregua
trampa». De repente se decretó el optimismo obligatorio, una tregua paralela
del pensamiento, una suspensión general del juicio y una fe ciega en lo que
no hemos visto ni veremos nunca, en la buena voluntad de los asesinos.
Llamarla, como hizo entonces Jaime Mayor, «tregua trampa» era estar contra la
fe, la esperanza y la caridad. Ahora hemos vuelto a esa situación con la
diferencia de que hoy hay más escoltados que entonces porque el terror que
vino tras aquel paréntesis fue aún más virulento, extendiéndose a más
sectores de la sociedad vasca y con la diferencia también de que esa consigna
«fideísta» y acrítica tiene actualmente el sello oficial del propio Gobierno
de la nación, que ya nos está refrotando este «logro» a todos los demócratas
de Euskadi que osamos «no creer en ETA» como si eso fuera pecado mortal y nos
encantara estar amenazados.
Hay determinados medios de
comunicación que han acogido el comunicado de ETA como si se tratara de la
retransmisión del Gordo de Navidad, como Odón Elorza, el alcalde de San
Sebastián, que brindaba ayer con champán. Pero ante lo que estamos es
sencillamente ante una previsible fase de la escenificación del chantaje en
la que el chantajista deja de usar las armas para permitirle generosamente al
chantajeado que se doblegue. Por desgracia, la ausencia de asesinatos no ha
servido en los dos últimos años para un mayor reconocimiento de las víctimas
del terrorismo y de los valores democráticos, para hacer que llegue la
libertad al País Vasco y para que los amenazados vivamos mejor, sino para
estigmatizar a todos los que nos oponemos al proyecto nacionalista y al
chantaje etarra que el nacionalismo avala. Esa estigmatización va a crecer en
los próximos meses y en ella está la primera y más sangrante contradicción.
¿Cómo va a ser beneficiosa para las víctimas y los perseguidos una fase que
comienza por nuestro señalamiento y por la acusación de que somos los que
ponemos palos a las ruedas de la paz?
Una de las escasas ventajas que
para la causa democrática tiene la situación que se ha creado a partir de
ayer es que «llueve sobre mojado» y que tenemos la referencia de la
experiencia anterior. Si el Gobierno de Aznar, que era escéptico al diálogo
con ETA, dejó que ésta se reestructurara durante los meses en que duró
aquella anterior versión de lo mismo, ¿qué consecuencias caben esperarse de
la actitud del Gobierno de Zapatero? Ha sido el propio consejero de Interior
del Ejecutivo de Ibarretxe quien hace unas semanas informaba de que ETA ha
logrado restablecer comandos estables en todo el País Vasco, y si este hecho
se ha producido durante los últimos meses no es nada esperanzador el
escenario que ahora se abre. Que el final de esta comedia será trágico y que
no hay motivos para el optimismo lo indican las mismas exigencias del
comunicado de ETA, que no pueden ser satisfechas por mucha generosidad e
insensatez que le eche Zapatero a una futura negociación con la banda. ETA
exige que dos países de la Unión Europea -España y Franciase dobleguen
ante su proyecto, y Zapatero no es presidente del segundo, así que, aunque
sólo fuera por eso, los terroristas van a tener «argumentos» para volver a
las andadas. No estamos ante un proceso de paz. Estamos ante «El proceso» de
Kafka, ante una pesadilla en la que algunos van a trabajar para hacer que la
ausencia de violencia sea más vergonzosa que la propia violencia. De la
famosa «tregua-trampa» de ETA acabamos de pasar a la «bomba-tregua», a este
intento por dinamitar la democracia española que no había sido posible con
otro Gobierno anterior pero en el que ETA y sus cómplices políticos tienen
gran ilusión porque se les presenta una situación única.
«Qué difícil es cuando todo baja
no bajar también», escribió Antonio Machado, y ésa es la consigna que debemos
seguir los demócratas durante este período que se acaba de abrir y que ya ha
comenzado con este mal llamado «alto el fuego» con el que ETA nos está
diciendo que estamos en guerra y que somos iguales que ellos, idénticos a
esos tipos de la capucha. No es una situación como para echar cohetes ni
tampoco para brindar.
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Nada nuevo en la prosa de ETA” por
Carmen Gurruchaga
El primer sentimiento al oír que
ETA ha decretado un alto el fuego permanente sólo puede ser de alegría. Que
la organización terrorista anuncie que deja de asesinar siempre es una buena
noticia. Pero tras esta reacción espontánea se impone analizar los términos
del comunicado enviado por los terroristas y tratar de averiguar si hay
trampa o no tras su habitual retórica. De momento, nada nuevo en la prosa
etarra, salvo el término «permanente», copiado, sin duda, del texto hecho
público por el IRA cuando anunció el cese de sus actividades al Gobierno
británico.
Los terroristas vascos no
mencionan el abandono y entrega de las armas, ni su disolución. En cambio, sí
se atribuye el liderazgo político de la izquierda abertzale y reitera sus
sempiternas exigencias para poner fin a más de cuarenta años de violencia. El
texto del comunicado señala que la banda «impulsa así el proceso democrático
en Euskal Herria para construir un nuevo marco en el que sean reconocidos los
derechos que como pueblo le corresponden, y como consecuencia de este proceso
los ciudadanos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro». Es
decir sigue exigiendo el derecho de los vascos a decidir su futuro en base a
los derechos históricos. En castellano: el derecho de autodeterminación. No
dice nada de que vaya a dejar de extorsionar a los empresarios y, en cambio,
exige el «fin de la represión».
ETA lleva asesinando y
extorsionando más de 40 años, y en el transcurso de este tiempo ha
publicitado varios «alto el fuego», casi todos coincidiendo con sus momentos
de debilidad, y todos ellos los ha utilizado para rearmarse y continuar
cometiendo asesinatos.
Sin embargo, nunca ha negado que
sin unidad territorial (Navarra) y sin derecho de autodeterminación vaya a
llegar el parón definitivo. Tampoco en el vídeo de ayer olvidó mencionar
estos aspectos, fundamentales para ese mundo. Una frase coloquial de los
etarras es «No hemos estado 40 años pegando tiros para conseguir sólo el derecho
a volver. Para eso no nos hubiéramos ido». Y no creo que hayan abandonado
esta forma de pensar.
El origen del alto el fuego
puede estar en que, en este momento, la banda terrorista se encuentra
acorralada por la ilegalización de su brazo político y por el procesamiento
de todo su entramado: EKIN, KAS, «Egin», Egunkaria, Herriko Tabernas...
Además, el anuncio del comienzo del alto el fuego para el 24 de marzo
coincide con la más que posible entrada en prisión del dirigente de la
izquierda abertzale Arnaldo Otegi y el procesamiento de otros muchos. También
lo ha unido a la aprobación del nuevo Estatuto en el que se reconoce a
Cataluña como nación.
Por no cambiar, no variaron ni
el final de la intervención de la portavoz etarra que ayer apareció en el
vídeo enviado a Euskal Telebista. Concluyó con un sonoro y tradicional
«jotake independentzia eta socialismo lortu arte» (luchar hasta conseguir la
independencia y el socialismo), pronunciado en euskera.
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“La postura, ridícula” por Tomás Cuesta
El anuncio del «alto el fuego»
etarra coincide con la publicación -en español, no en un euskerade una
cuidada antología de las «Cartas» en las que Philip Dormer Stanhope, cuarto
conde de Chesterfield, enveredó la vida de su hijo con tanto tino, tan
elocuente perspicacia, tanto donaire y gracia tan certera, que, aún hoy,
pasados ya dos siglos, constituyen una lectura provechosa y plena de
vigencia. Lord Chesterfield, apreciado por Swift y por Voltaire, hombre
ilustrado y desenvuelto, no se privó, en su juventud de libertino, de
desahogos y placeres. Era, pues, la voz de la experiencia quien hablaba por
él cuando advertía a su retoño sobre el acto carnal y sus impredecibles
consecuencias: «The pleasure is momentary. The
cost is exorbitant. The position is ridiculous». El placer es momentáneo. El
coste es desorbitado. La postura es ridícula. Pasando de la cama a la
política -que viene a ser lo mismo la mayoría de las veces la admonición del
gran señor dieciochesco le viene al pelo a este Gobierno que se relame de
emoción ante la perspectiva de que una suripanta sanguinaria se haya abierto
de piernas. El placer, veremos lo que dura. Pero para pagar la juerga resulta
meridiano que habrá que poner a España en almoneda. Y, en cuanto a la
postura, haremos el ridículo, que, sin ser lo más grave, resulta embarazoso
porque quedas como un perfecto imbécil. Máxime cuando la pelandusca saca el
látigo, los tacones de aguja, los correajes y los cueros y somete al cliente
a los rigores sofocantes de la disciplina inglesa.
Lord Chesterfield, en esas
cartas a su hijo, insiste en inculcarle compostura y en alejarle de los
cantos de sirena. Le insta a ponerse en guardia y a reivindicar, discreta y
decididamente a un tiempo, sus privilegios y derechos. Hay que ser «suaviter
in modo», pero «fortiter in re», como los jesuitas nos enseñan. Suave en las
formas, inflexible en la esencia. O sea, la fórmula contraria de la que se
aplica a ETA. En ese comunicado bochornoso con el que una jauría de asesinos
pretende hacer borrón y cuenta nueva, toda indignidad tiene su asiento. Se
arroja sal en las heridas de las víctimas y cubos de chulería sobre la buena
gente. Nos perdonan la vida quienes nos deben tantas vidas que nunca
acabarían de saldar la cuenta. Pero, en vez de emprenderla a bastonazos, como
haría cualquier «gentleman», hay que regocijarse, al parecer, y brindar por
la paz entrechocando calaveras. Frente a ese «alto el fuego», la única
respuesta lúcida es: «Las manos en alto y cuidadito con moverse». Lo demás es
bajarse los calzones y dilapilar la herencia. Jugarse el porvenir con fulanas
mondongas, tahúres sin escrúpulos y turbios gariteros echando en saco roto la
sabiduría de Lord Chesterfield: el placer es momentáneo; el coste,
desorbitado; la postura, ridícula. Ni recurriendo al «Kamasutra» puede salir
indemne.
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Un
pasado a largo plazo” por José Luis Alvite
Estamos ante una de esas
ocasiones en las que el acierto consiste en elegir el mejor de los errores,
de manera que hagamos ahora las cosas reconociendo que la circunstancia es
memorable y que lo importante es afrontar la situación sabiendo lo que
hacemos pero, sobre todo, intentando anticipar en nuestra conciencia de hoy
lo que sentiremos mañana al recordarlas. A veces incluso parece aconsejable
renunciar a lo razonable para hacer lo conveniente, del mismo modo que hay
ocasiones en las que para alcanzar lo justo hay que prescindir de lo legal.
Lo ocurrido, ocurrido está. Los muertos no van a encontrar taxi en el que
volver tarde a casa siquiera para retirar a tiempo con sus propias manos del
correo la mala noticia de la muerte. Tampoco Dios puede permitirse
eternamente el error de seguir encapuchado en Euskadi. Ayer vi en el rostro
de Iñaki Gabilondo la emoción de los grandes momentos, la luz de cuando nos
encontramos la transición entre las manos e hicimos las cosas sin echar
cuentas de los votos que había a ganar sino con la histórica sabiduría que
nos entra como pueblo cada vez que afrontamos la confusión tratando de
resolverla como nos gustaría recordar que la resolvimos. También hubo gestos
para la conciencia del día de mañana en el hemiciclo del Congreso. El
presidente Zapatero y Mariano Rajoy se comportaron con una altura nueva,
metidos en una especie de transfiguración, como si quienes enfocaban sus
leves ademanes parlamentarios no fuesen los puntuales fotógrafos de los
periódicos sino los lentos pintores que necesita la mística de un momento que
podría ser crucial. Ambos por sí mismos tienen sobrados argumentos para
atribuirse la razón en sus tesis respectivas, pero ayer dieron la sensación
de estar a punto de ponerse de acuerdo para compartir el hermoso error del
severo perdón que nos saque del forense y permita que vuelvan a su sitio los
distendidos brazos del enterrador mientras los verdaderos culpables de tanto
espanto hacen las penitenciales maletas en la cárcel para afrontar algún día
el eterno remordimiento de la libertad.
En el Savoy somos tipos muy
escépticos que le echamos a las palomas la comida de los topos, pero ayer se
nos pasó por la cabeza que el prometedor comunicado de ETA aquella señora
encapuchada lo estaba leyendo con la voz sepulcral de alguna de sus víctimas.
El caso es que se ve algo de luz al fondo de la oscuridad y que asistimos
como testigos de excepción a uno de esos momentos en los que las cosas hay
que hacerlas pensando en cómo las recordaremos y persuadidos de que el pasado
es una extraña y jodida cosa que a veces sólo se puede resolver a largo
plazo.
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“ETA exige lo de siempre” por María San
Gil
En el Partido Popular del País
Vasco lo tenemos claro: el único comunicado que aceptamos por parte de la
banda terrorista ETA es el que anuncie su disolución definitiva, la entrega
de todas las armas y su renuncia final a seguir ejerciendo la presión, la
amenaza y el chantaje que ejercen sobre esta sociedad.
De momento, esto no se ha
producido, ETA sigue siendo la misma, los terroristas y aquellos que los
apoyan no han cambiado un ápice. De hecho, la banda terrorista mantiene su
posición de siempre y nos trata de imponer un precio político por dejar de
matar. Esto no es aceptable. Lo decimos a menudo; matar no tiene precio y
dejar de matar, tampoco.
La organización terrorista ETA
mantiene sus exigencias, sus objetivos de siempre y, lo peor, persiste en su
intención de tutelar la vida política y democrática de nuestro país. Las
condiciones son las de siempre y nosotros pensamos sinceramente que no se
puede pagar un precio político, un precio que algunos parecen dispuestos a
pagar.
¿Qué es lo primero que ha hecho
el lehendakari Juan José Ibarretxe? Poner en marcha la mesa de partidos que
reclaman la ilegalizada Batasuna y ETA. Ibarretxe está ya convocando a los
partidos vascos para preparar una mesa de partidos en la que el guión
político lo marcan los terroristas. Éste es ya el primero de los precios que
quieren pagar a los violentos.
Vuelta al Pacto por las
Libertades. Nosotros ofrecemos todo el apoyo al Gobierno central para
recuperar el Pacto por las Libertades y la política que se ha mostrado eficaz
en el debilitamiento de los terroristas y sus apoyos. Y esperamos que el
comunicado no condicione la actuación de la Justicia ni la
persecución policial de los terroristas. Hemos sufrido mucho y aguantado
demasiado como para que el terrorismo venza a la razón, la dignidad y la
democracia.
María San Gil
es Presidenta del Partido Popular en el País Vasco
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“La
Justicia no puede estar en tregua” por Juan Pablo González
La organización criminal ETA ha
anunciado su decisión de declarar «un alto el fuego permanente» como
condición para la apertura de un proceso de pacificación. La noticia,
largamente esperada, ha conmocionado profundamente a una sociedad esperanzada
ante la posibilidad de poner fin a la lacra del terrorismo etarra que ha
causado tanto sufrimiento y dolor a nuestros conciudadanos durante los
últimos 40 años. Como en 1998, cuando ETA anunció su tregua trampa, la
natural esperanza de paz alimenta las expectativas de numerosos sectores
sociales.
En ese contexto las miradas se
vuelven una vez más hacia el papel que en este momento deben de-sempeñar
jueces y magistrados, y se reproducen las llamadas a los jueces para que no
obstaculicen ese hipotético proceso de paz. No podemos ignorar que el Poder
Judicial tiene asignadas evidentes responsabilidades en lo relativo a los
procesos penales actualmente abiertos contra el entramado ETA-Batasuna así
como en relación a la ejecución de las sentencias dictadas por la Audiencia Nacional.
El Gobierno de la Nación no puede
derivar su responsabilidad política hacia un sistema judicial que como condición
de legitimidad está estrictamente vinculado al respeto del principio de
legalidad y que no puede comprometer su posición institucional sobre la base
de especulaciones o cálculos políticos o de oportunidad de incierto
resultado. El Gobierno deberá, por tanto, asumir la responsabilidad que se
derive de sus decisiones, y, si considera en algún momento que las leyes
actualmente en vigor no son las idóneas, promover su modificación.
La Justicia y el
Estado de derecho no pueden estar en tregua. Los Tribunales están obligados a
aplicar la ley penal vigente, pues para ellos la situación legal no se ha
modificado como consecuencia de la declaración de ETA. Es preciso confiar en
la fortaleza de nuestras instituciones. Cada cual debe asumir su papel constitucional.
La Justicia,
como en la época de la
Transición, será, en opinión de algunos, un obstáculo para
la consecución de sus objetivos, y para otros, un baluarte en la defensa de
los valores constitucionales. En todo caso, su labor se limitará a cumplir esa
función constitucional, es decir, cumplir y hacer cumplir la ley persiguiendo
los delitos y los crímenes en el marco establecido por el ordenamiento
jurídico. Se equivocan quienes pretenden que los jueces desempeñen un papel
político. Las reglas de su actuación están perfectamente delimitadas en la Constitución
y en las Leyes y por eso harán lo que siempre han hecho: cumplir la ley con
rigor y plena independencia.
Juan Pablo González
es Vocal del CGPJ para el País Vasco
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“La trampa de satisfacer a ETA” por
Daniel Portero
Ayer, 22 de marzo, una
organización criminal llamada ETA anunció el comienzo de un mal llamado
«proceso de paz» con Euskal Herria a partir del viernes, 24 de marzo, día en
el que Arnaldo Otegi, dirigente de Batasuna-ETA, tiene que declarar ante el
juez Grande Marlaska en la Audiencia
Nacional por sus vinculaciones en la organización de todas
las huelgas, jornadas de lucha y explosiones que, junto a la banda terrorista
y la izquierda abertzale, se auspiciaron durante el mes de marzo.
Esta curiosa coincidencia se da
en una situación muy difícil para toda la Justicia española, sobre todo después de las
declaraciones públicas realizadas por el Fiscal General del Estado el pasado
fin de semana, donde indicaba que si ETA declaraba un «alto el fuego», el
Ministerio Fiscal, encabezado en su persona, tomaría una actitud diferente a
la que está llevando a cabo en todos los procedimientos judiciales contra el
entorno de ETA.
Sin embargo, la acusación
popular que ejerce la asociación Dignidad y Justicia en todos estos juicios y
sumarios abiertos contra el entorno abertzale va a seguir aportando todo el
esfuerzo y las pruebas necesarias para demostrar que ETA no es únicamente una
banda de pistoleros y artificieros asesinos, sino que precisa de una
logística política, económica, internacional, mediática y de masas para que
toda la organización criminal siga funcionando y viviendo de la extorsión,
subvenciones y empresas que crearon en los comienzos de la democracia.
No podemos creer las palabras
que vienen de una organización que, a lo largo de sus 47 años de existencia,
no hecho otra cosa más que matar, extorsionar, amenazar y organizar actos
violentos en las calles del País Vasco. No podemos creer a una banda criminal
que, a lo largo de su historia, ha justificado sus asesinatos basándose en
que nos encontrábamos inmersos en una dictadura franquista y que, cuando alcanzamos
la democracia, ejecutó las acciones terroristas más sanguinarias de nuestro
país. No podemos creer a ETA porque durante la tregua indefinida de 1998 y
1999 se dedicó a rearmarse y fortalecerse.
Pero tampoco podemos caer en la
trampa de que con la tregua que comenzará el próximo día 24 de marzo, el
Gobierno de España tendrá que dar algún paso para satisfacer los objetivos de
la banda terrorista, como podría ser dejar en libertad al batasuno Otegi.
El principal objetivo de ETA es
la autodeterminación del País Vasco, algo imposible dentro de las leyes que
rigen nuestro ordenamiento jurídico y la legalidad internacional.
Como víctima del terrorismo me
siento confundido al ver la euforia que se ha generado en el seno del
Gobierno porque dicen que se ha abierto un camino para vencer al terrorismo,
un falso y retorcido camino que no contempla prácticamente nada de lo que
reivindicamos las víctimas del terrorismo, es decir, el fin de la violencia
de ETA -asesinatos, atentados, extorsiones, amenazas-, el cumplimiento de las
leyes y, por tanto, el cumplimiento íntegro de las penas y la petición de
perdón a todas las víctimas del terrorismo.
Desde esta asociación no vamos a
bajar la guardia en los tribunales de justicia ya
que, como acusación popular en los
juicios de los suma-rios Batasuna, Herriko Tabernas, Egunkaria, 18/98 y
Jarrai siempre pondremos todo el esfuerzo para demostrar que todas estas
organizaciones han seguido los dictados de ETA y han estructurado toda una
organización criminal.
Dignidad y Justicia no está en
tregua.
Daniel Portero
es Presidente de Asociación Dignidad y Justicia
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Del terror (II)” por Carlos Alsina
En la intimidad de su oficina,
donde leyó la última carta de extorsión que le envió ETA, el hombre grueso
conoce, por la radio, que la banda anuncia una tregua. Escucha al locutor
reproducir el comunicado, deteniéndose en algunas palabras, «permanente»,
«alto el fuego», «voluntad del pueblo vasco». El hombre intenta prestar
atención. Trata de entender, como hace el locutor, si «permanente» significa
«para siempre», si el «alto el fuego» encierra, o no, la intención de
abandonar las armas. Pero la mente del hombre se resiste. Viaja sola. Le
lleva hasta la última carta, la que guarda en un cajón, bajo llave. «Es la
última advertencia. No habrá más». El hombre grueso se pregunta cómo le
afecta a él este comunicado. Si a partir de mañana, una vez que ETA baje las
armas, él seguirá siendo una víctima. Se pregunta si la condición de
«víctima» caduca, si la tregua es la carta de libertad, el levantamiento de
la pena. El hombre había escuchado muchas veces que ETA, algún día,
anunciaría una tregua. Se había imaginado a sí mismo alegrándose cuando se
produjera. Telefoneando a su esposa, comentando ambos el futuro en paz que
disfrutará su hija de cinco años, revelando ahora a su mujer el chantaje a
que han sido sometidos. Pero el hombre se mira a sí mismo y comprueba que no
siente nada. Él desearía sentir la emoción de quien ve cumplida una
esperanza. Siempre pensó que ésa sería su reacción cuando llegara el
«principio del fin». Pero, ahora, el hombre grueso no consigue alegrarse. Lo
asume: no siente nada. La radio ofrece ahora la voz de una mujer, encapuchada
-explican-, haciendo llamamientos y sugiriendo precios. Comienzan, luego, los
análisis. Políticos y periodistas hacen memoria. Enfrían las euforias
excesivas. Pero se felicitan por el cambio de escenario. La noticia es
positiva, en eso están todos de acuerdo. Ellos también se hacen preguntas:
qué viene ahora; cuál será la respuesta del Estado; si servirá esta nueva
situación para reconstruir los puentes entre el Gobierno y el PP, o estarán
todos tan ciegos que ni siquiera así alcancen a ponerse de acuerdo.
El hombre, a estas alturas, ya
no piensa en él. Contempla la imagen de su niña, la foto junto al mar, en su
quinto cumpleaños. Se pregunta cómo será todo cuando ella haya crecido,
cuando ella sea madre y él, abuelo. Quiere creer que todo habrá acabado para
entonces. Mira la foto, y se obliga a sí mismo a aferrarse a la esperanza. Él
desearía alegrarse de la tregua, en lo más hondo, sí, pero no le sale. Se
alegrará el día que esto termine. El día que, de nuevo, pueda abrazarla a
ella sin sentir, como aún siente ahora, el miedo a perderla. También sabe que
ese día, cuando ETA ya no exista y los terroristas hayan entregado las armas,
no cambiará su opinión sobre ellos. Nunca sentirá gratitud, ni por un «alto
el fuego», ni por una «tregua permanente», ni siquiera por un cierre
definitivo del negocio. Entonces, como ahora, seguirá pensando que los
terroristas son miserables. Derrotados, pero miserables. El hombre grueso se
pregunta si mañana el juez Grande-Marlaska enviará a prisión a Arnaldo Otegi.
Tendrá la radio encendida. Intuye que, cuando escuche la noticia, también
desde lo más hondo, se alegrará.
Publicado en el
diario LA RAZON el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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Tras unas semanas en las que el ABC parecía una sucursal de
EL PAIS hasta límites insospechados, parece haber regresado el sentido común, claro que
el diario de Polanco, salvo la impresentable señora, también se ha moderado prudentemente.
Les recomiendo especialmente el texto de Martín Ferrand.
“Consejos vendo...” por Jon Juaristi
... Es muy
difícil que los aliados nacionalistas del Gobierno se plieguen a un criterio
unitario en el tratamiento de la previsible escalada de exigencias que, a
partir de ahora, le planteará un frente «abertzale» que, tras el comunicado
de ETA, ha hecho del plan Ibarretxe su programa común...
Es inevitable comenzar cualquier
valoración del comunicado de ETA señalando la inmediatez del mismo respecto a
la aprobación de la propuesta de reforma del Estatut por la Comisión
Constitucional del Congreso. Dentro de poco tiempo
percibiremos ambos acontecimientos como simultáneos, pero ahora somos capaces
todavía de apreciar la secuencia: aprobación del Estatut, primero; después,
anuncio del «alto el fuego». No faltará quien se niegue todavía a aceptar que
exista entre ambos una relación causal. En su derecho está, pero tal posición
es ahora más débil que nunca. ETA ha desautorizado a los que sostenían hasta
ayer la paradójica independencia de los procesos soberanistas emprendidos por
los nacionalismos catalán y vasco en colaboración con la izquierda. En
teoría, el post hoc, propter hoc podría ser engañoso. Nadie cree ya que lo
sea. En noviembre de 1999, el anuncio etarra de la ruptura de la tregua
desveló la trama oculta del Acuerdo de Estella. El comunicado de ayer otorga
un sentido único a los procesos de reforma estatutaria emprendidos en esta
legislatura y los hace aparecer como interdependientes. En otras palabras,
ETA confirma en su comunicado que, pese a todos los desmentidos del Gobierno,
estamos en un proceso constituyente.
La vicepresidenta saludó -lo
siento, éste es el término exacto- el anuncio del «alto el fuego»,
definiéndolo como una «buena noticia», y tras este alarde personal e
institucional de imprudencia, recomendó prudencia a todo el mundo, fuese y no hubo
nada. No creo conveniente frivolizar más de la cuenta, especulando, por
ejemplo, sobre el efecto suasorio que haya podido tener en Fernández de la Vega el hecho de que ETA
encomendase la lectura del comunicado a una terrorista de cuota, pero es
innegable que el actual Gobierno se preocupa menos de los contenidos que de
las formas. El contenido del comunicado, dicho sea de paso, es preocupante.
Mucho más que el del anuncio de la tregua de 1998. Como discurso, no se
distingue apenas del de Ibarretxe, pero su emisor es ETA, no el PNV. También
el discurso de la banda coincidió temporalmente con el del PNV en septiembre
de aquel año. Catorce meses después endosaría al PNV la responsabilidad de la
ruptura de la tregua. Quizá Fernández de la Vega habría debido pensárselo dos veces antes
de calificar la noticia de buena, sobre todo después de que el Gobierno
insistiera tanto en que la única noticia aceptable de ETA sería su
disolución. Pero resulta comprensible. Tras la última campaña de extorsiones
y atentados, este Gobierno necesitaba dar por bueno cualquier gesto de
apaciguamiento, toda vez que ETA -léase de nuevo el comunicado- ni se plantea
la rendición. El buenismo socialista no puede justificarse ya por las
intenciones. Precisa resultados, y aunque éstos no sean los que esperaba y
prometía, debe aprobarlos, como ha hecho en la Comisión
Constitucional con el Estatut. Parece seguir en ello una
lógica que recuerda mucho a la del tosco hegelianismo del joven Unamuno: «Las
cosas son como son y no pueden ser más que como son, sin que haya más que una
manera de conseguir todo lo que se quiera, y es querer todo lo que suceda»
(Paz en la guerra).
La lógica de ETA es otra. No
necesita resultados. Como siempre, el comunicado plantea demandas imposibles
de satisfacer en el marco político actual. Esta vez, ni siquiera se ha
esforzado en formularlas de un modo original. Se ha limitado a recoger las
exigencias de Ibarretxe que fueron taxativamente rechazadas en el Congreso.
Como en 1998, ETA ofrece una trampa con final anunciado. Romperá el «alto el
fuego» cuando le convenga, por supuesto, en función de unas expectativas que
sólo la banda conoce y que tienen que ver con su logística, no con sus
reclamaciones manifiestas. La estrategia de ETA permanece inmutable. Es hoy
la misma que en 1998, pero han cambiado las circunstancias y los actores. No
cabe, por tanto, eludir el análisis remitiéndose a la tregua anterior, pero
ésta es referencia obligada. Sabemos que supuso un respiro para la
organización terrorista, infiltrada y golpeada por la Policía. Que
le permitió reestructurarse, reactivar el terrorismo socializado de la kale
borroka e irrumpir finalmente, en vísperas de las elecciones legislativas de
marzo de 2000, con una nueva campaña de atentados que mantuvo un crescendo
durante el primer año de la segunda legislatura de Aznar, para ir
debilitándose después. ETA no puede ya actuar de otra manera. Esta variante
espasmódica del terrorismo implica un cambio de táctica: las treguas o,
simplemente, los períodos de inactividad responden a la necesidad de
concentrar fuerzas para volcarlas en fases intensivas y breves de atentados.
Es un terrorismo de gasto rápido (al estilo, por cierto, del terrorismo
islamista).
Pero lo que tenía ETA enfrente
era un bloque democrático compacto del que la operación frentista de Estella
sólo consiguió desgajar a los partidos y sindicatos abertzales y a la Izquierda Unida
de Madrazo. Hoy, ese bloque no existe, dada la ruptura tácita del consenso
constitucional, que ha abierto una brecha entre los dos partidos
mayoritarios. La disolución oficiosa del Pacto Antiterrorista, corolario
inevitable de la política gubernamental de aislamiento del PP, favorece a ETA
no tanto en el aspecto represivo (no parece probable que el Gobierno relaje
la presión policial sobre la banda o Batasuna, al menos de momento) como en
el político. Es muy difícil que los aliados nacionalistas del Gobierno se
plieguen a un criterio unitario en el tratamiento de la previsible escalada
de exigencias que, a partir de ahora, le planteará un frente abertzale que,
tras el comunicado de ETA, ha hecho del plan Ibarretxe su programa común. Un
frente que abarca el arco parlamentario nacionalista de Vitoria, desde el PNV
al PCTV, con el refuerzo exterior de Batasuna y, claro está, de ETA.
Por otra parte, el Gobierno de
Rodríguez Zapatero tiene escaso margen de maniobra después de su pintoresca
gestión del proceso soberanista o semisoberanista de la mayoría parlamentaria
catalana. De hecho, sólo le ha sido posible moverse desde el maximalismo de
ERC al gradualismo de CiU. Ir más allá, salirse del esquema nacionalista, le
estaba vedado por el compromiso que adquirió el presidente de apoyar la
decisión mayoritaria del Parlamento de Cataluña. Los nacionalistas vascos no
le van a exigir menos. Pero ahora harán depender de la respuesta de Rodríguez
Zapatero la «posible» desaparición de ETA, a la que el presidente ha
concedido gratuitamente credibilidad con sus reiteradas declaraciones acerca
de ciertas claves y seguridades ocultas cuyo conocimiento se ha negado a
compartir con la oposición. Si tal conocimiento se hubiese limitado a la
certeza de la inminencia del «alto el fuego», sería bien poca cosa. Ahora
Ibarretxe está en una posición ventajosa para reclamar del Gobierno la
aceptación de las condiciones que fueron rechazadas en su día por el Congreso
de los Diputados, con la seguridad de que el rechazo de las mismas -que son
idénticas a las que ETA plantea- haría caer del lado del Gobierno la
responsabilidad de una reanudación de la actividad terrorista de la banda. Lo
que, sin duda, sería políticamente injusto pero, con el precedente de la
inculpación política de Aznar a raíz de los atentados del 11-M, tendría lo
suyo de justicia poética. Rodríguez Zapatero debería reunirse cuanto antes
con Rajoy para contarle lo que sabe. Por prudencia, como aconseja su
vicepresidenta.
Publicado en el
diario ABC el jueves 23 de marzo
de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Los límites del precio político” por
Luis Ignacio Parada
Las palabras nunca hacen
Historia: hacen literatura, filosofía, política. La Historia la hacen los
hechos. Así que resulta ocioso recurrir a la hermenéutica para descifrar si
la diferencia entre tregua y alto el fuego hace más esperanzador el
comunicado de ETA que ayer conmocionó a las gentes y descolocó a muchos
políticos entre la euforia voluntarista y la desconfianza estratégica. Es esperanzador
que ese comunicado contenga expresiones como que asegura la posibilidad de
desarrollo de todas las opciones políticas. Pero no lo es la alusión a que
sean reconocidos «los derechos que como Pueblo nos corresponden», porque el
Derecho es de los ciudadanos y no de los pueblos, y ese derecho sólo incluye
la autodeterminación en el caso de los pueblos colonizados. Es plausible que
ETA anuncie que seguirá dando pasos en el futuro en la misma dirección. Pero
no lo es que el cese de la violencia, sin referencia a la entrega de las
armas, se llame proceso de paz, porque aquí no se dispara por los dos bandos:
no se debe llamar superación del conflicto a una pretensión de que España y
Francia reconozcan los resultados de lo que ETA llama proceso democrático.
Lo que importa ahora es tener
presentes los límites del precio político asumible. En un Estado de Derecho
el poder legislativo puede actualizar la ley de Partidos y algunas normas no
para que actúen con carácter retroactivo, sino para que sean aplicadas a
quienes aún deben enfrentarse a juicios; el Poder Judicial no puede dictar
sentencias en términos de generosidad, pero sí revisar los criterios de
ilegalización en ausencia de violencia; el Poder Ejecutivo a través de las
fuerzas de seguridad del Estado y de las instituciones penitenciarias puede
aplicar medidas de distensión, como la aproximación de presos, la
expatriación o los beneficios por arrepentimiento, sin que ello suponga
abandonar las investigaciones ni signifique nada parecido al indulto o la
amnistía. Esa es la difícil tarea que queda por delante.
Publicado en el
diario ABC el jueves 23 de marzo
de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Sin euforia, por favor” por Ignacio
Camacho
Ninguna persona bien nacida
puede dejar de alegrarse ante un alto el fuego de ETA. De momento, por
solidaridad con los miles de amenazados, cuya presión acaba de experimentar
un inmenso alivio. Y después, por las expectativas, mayores o menores, que
esta circunstancia puede abrir para encontrar una salida definitiva. Si
estamos ante el famoso principio del comienzo del preámbulo del fin del
drama, ante el comienzo de una peligrosa incógnita o sólo ante una pausa o un
siniestro intermezzo, es algo que ahora probablemente nadie sepa. Aunque es
posible que haya personas que sepan algo más de lo que dicen. Y que exista
una hoja de ruta secreta cuyo mapa y alcance desconocemos la inmensa mayoría.
A estas alturas, parece
consolidado un estado de opinión pública poco dispuesto a obtener paz a
cambio de un precio de dignidad moral, y el Gobierno está en condiciones de
saberlo. Se diría que lo sabe, a juzgar por sus cautelosas reacciones ante lo
que, a primera vista, constituye un éxito cuya euforia está controlando por
ahora de manera razonable.
Motivos tiene, desde luego. El
primero de ellos, la
Historia reciente. Fracasará sin remedio el que saque
conclusiones que ignoren el modo de comportarse de ETA y su empeño en tutelar
e intervenir el discurso político del País Vasco. El segundo, la evidencia de
que ha mendigado demasiado este paso, más allá incluso del decoro político. Y
el tercero, la necesidad metafísica de abordar un consenso que es tan
importante como el proceso en sí mismo, y tan difícil para un poder que ha
hecho estrategia del disenso intencionado. Los españoles quieren
inequívocamente la unidad ante este reto, y aunque se trata de un compromiso
que obliga al Gobierno y a la oposición, parece clara la responsabilidad
predominante de quien está obligado a tomar las decisiones.
El PP salió ayer con prudencia
del primer envite que le planteaba la nueva situación. Su misión consiste en
garantizar que se cumplan unas determinadas condiciones de decencia política,
sin que de ningún modo se le pueda percibir como un obstáculo interesado.
Como alternativa de poder que representa, tiene que ser leal a su
responsabilidad de Estado. Escéptico, desconfiado y firme, pero leal.
La palabra clave de esta hora es
cautela. Cautela porque permanente no significa indefinido. Porque ETA no habla
de dejar las armas, sino de tenerlas calladas a cambio de una negociación
política. Porque los lúgubres encapuchados del vídeo no parecían arrepentidos
de nada. Por eso es hora de una saludable desconfianza y de recordar que no
vale cualquier precio, y menos que ninguno el de la humillación de las
víctimas. Cuando está en juego la vida de las personas y la esencia misma del
proyecto nacional, no ha lugar para los errores, por bienintencionados que
sean. Nadie puede olvidar que éste es un arriesgado baile con lobos. Con los
dientes mellados, pero aún aptos de sobra para merendarse a los listillos, a
los providencialistas, a los oportunistas y a los incautos.
Publicado en el
diario ABC el jueves 23 de marzo
de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“La España que agoniza” por Ignacio Sánchez
Cámara
Lo más relevante, desde el punto
de vista político, que ha sucedido en España desde 1976, incluido el día de
ayer, es la aprobación por la Comisión constitucional del Congreso del
proyecto de Estatuto de Cataluña. Lo peor y más grave no es un texto
intervencionista y con aspectos totalitarios. Ni siquiera lo es la
imposibilidad de su encaje dentro de la Carta Magna. La
mano del Gobierno también alcanza al Tribunal Constitucional. Desde la Constitución
de Cádiz, ningún Parlamento español había asumido la existencia de una nación
que no fuera la española. Una España agoniza. Ignoramos si sobrevivirá otra.
Pero, en caso afirmativo, no será la España liberal y constitucional de la concordia
nacional. Sin embargo, habrá que hablar de la tregua de ETA. ¿Cuántas van? El
Gobierno conocía, como publicaba ayer ABC, la muerte masiva de inmigrantes
ilegales. Y lo ocultó. Y los «protestantes» progresistas guardan silencio.
Nunca más. No nos merecemos un Gobierno que oculta la verdad. Pero habrá que
hablar de la tregua de ETA, que ni abandona definitivamente el terror, sólo
lo aplaza, ni anuncia su disolución, al contrario, se afirma y aspira a
controlar el «proceso». Si España deja de ser una nación, ETA triunfa.
Pongamos que el diagnóstico sea exagerado, aunque no lo creo. En el mejor de
los casos, el nacionalismo obtiene una nueva victoria, a pesar de ser muy
minoritario en el conjunto de España y represente, como mucho, a la mitad de
los votantes de Cataluña y el País Vasco. ¿Por qué, sin embargo, se impone?
La respuesta está en el Gobierno, y, también, en el mayor error de la
transición. Pero habrá que hablar de la tregua etarra. Una más. Y habrá que
recordar una exigencia moral: no pagar precio político. ¿No se ha pagado ya?
¿Al menos, un sustancioso anticipo?
El comunicado de ETA se produce
apenas 24 horas después de la aprobación por la Comisión
constitucional del Congreso de la condición nacional de Cataluña. ¿Cómo no
relacionar los dos hechos, máxime si se considera que Carod-Rovira excluye
esa relación? Por lo demás, el precio está tasado por la banda terrorista:
beneficios judiciales, policiales y penitenciarios («cese de la represión») y
derecho de autodeterminación. En los dos aspectos, el Gobierno ha hecho ya
«generosas» concesiones: nueva política antiterrorista y penitenciaria, y
nueva política territorial, con la definición de Cataluña como nación (¿cabrá
negar esta condición al País Vasco?). No parece aventurado pensar que el
Gobierno ha cumplido ya la mayor parte de su parte. Queda la
autodeterminación. Todo se andará. ¿Es posible negar la autodeterminación a
una nación? Y a esto llaman paz. Como si la paz no fuera el resultado de la
justicia. La paz no es la meta sino el camino (Gandhi). Pero siempre habrá
quien llame paz a la derrota y la claudicación. Cuando una de las partes
gana, hay «paz». Al menos, por algún tiempo. No hay más remedio que hablar de
la tregua. Pero algunos contemplamos también lo que queda del pulso a una
España que agoniza.
Publicado en el
diario ABC el jueves 23 de marzo
de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Obligados a la sospecha” por Valentí
Puig
Hubo ayer una impudorosa ocasión
para la lírica humanitaria y para el brindis, incluso para un «sprint» casi
obsceno hacia el olvido. El terrorismo abre y cierra válvulas para eso, para
jugar con las esperanzas del pueblo noble y confiado, para predisponer las
buenas voluntades. Luego, hizo falta muy poco espacio de tiempo para que el
alivio de nuevo cediera paso a la sospecha. Ése es el aprendizaje del dolor,
la lección recibida al ver tan de cerca el corazón de las tinieblas. El
titular del comunicado de ETA indujo fugazmente a un revuelo de vida por fin
ajena al terror, hasta que poder ver en imágenes la escenificación del
comunicado impuso otra vez el escalofrío. Esos tres tipos con el rostro
cubierto, con sus txapelas, envueltos en la simbología siniestra de la banda
asesina, estaban enunciando todo lo contrario de lo que simulaban decir:
estaban amenazando de nuevo, otra vez pregonaban el precio político por dejar
de matar y extorsionar. Desengáñese quien espera que alguna vez ETA pida
perdón.
Quizás algo vaya a cambiar, pero
el más inmediato presente es borroso. Viene, además, manchado de sangre, con
mucha sangre. Estos enemigos del Estado son a la vez enemigos de la vida.
Usan de la muerte para abrirse camino hacia una revolución nacional que nadie
sabe adónde va, ni falta hace. El modelo fue la Albania de Enver Hoxha,
la etnia absoluta alzada sobre la pira ardiente de los individuos, los
derechos totalitarios del territorio mítico arrebatados a sangre y fuego a
los derechos de los ciudadanos, el determinismo de la nación pura impuesto a
la razón impura de la libertad. Frente al futuro razonable de lo real, el
futuro absoluto de la muerte. Todo eso constaba en la escenografía del
comunicado.
No es necesario preguntarse
quién es ETA para negociar con el Estado. Eso ya lo sabemos. La destrucción
de tanta vida no forma parte de los postulados del mal menor. Lo humano es el
desfallecimiento de la víctima, la inhumanidad está en el agresor. Los
miembros de la organización terrorista ETA llevan un tiempo interminable
entregados a sus demonios, unos demonios que no dejan de ser monstruos hijos
de la razón revolucionaria, de un plan para suplantar la vida por los
paraísos de la destrucción, con toda la violencia que sea necesaria para
crear un pueblo nuevo. Los ídolos de la patria pura asumen el mal con gozo,
con supuesta inocencia fundacional. El pueblo en desgracia a causa del
invasor español merece justicia absoluta. Ahí está la prefiguración de ese
pueblo nuevo, en la dialéctica obtusa y rupestre de los parlamentarios del
Partido Comunista de las Tierras Vascas.
Los amigos de Robespierre
escribieron una oda a la guillotina: «Máquina amable, ten piedad de nosotros;
máquina admirable, libéranos de nuestros enemigos». Esos artilugios, puestos
al día según el arsenal contemporáneo, presidirían las plazas del Gran
Euskadi irredentista, sustraída Navarra a su identidad, sumada al proyecto
-no se sabe cómo- la población vasco-francesa. Todo terrorismo exige su
«Lebensraum», su espacio vital. Hitler lo buscó para sustento y predominio de
la raza aria.
A partir de ayer queda por
delante un camino incierto y oscuro, muy largo. Claramente, ETA mantiene sus
objetivos pero busca cómo lograrlos con tregua. Quienes tienen en sus manos
la regencia del bien común asumirán responsabilidades y riesgos. Lo más
indicado es que los nublados y las turbulencias no puedan coger por sorpresa
a una sociedad que legítimamente confía en los poderes del Estado. Pase lo
que pase, nunca estará de más proseguir en la práctica de la sospecha. La
gente sabe que en el transigir también peligra la existencia. Hasta el último
minuto, hasta que sea entregada la última de las armas, ETA está bajo
sospecha. Las razones abundan. Entre otras cosas, porque -como dijo Canetti-
los hombres ya no tienen medida cuando la vida humana deja de ser la medida.
Publicado en el
diario ABC el jueves 23 de marzo
de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Cambio de escenarios” por M. Martín
Ferrand
Siguiendo los planos trazados
por el Parlament de Cataluña, la Comisión
Constitucional del Congreso de los Diputados, presidida por
el retráctil Alfonso Guerra, acababa de descubrir la existencia de una nueva
nación, justo en lo que fue solar de la Marca Hispánica
y, en los últimos tiempos, ocupaban las cuatro provincias catalanas; cuando,
en plena resaca celebradora, un comunicado de ETA con el anuncio de un alto
el fuego permanente vino a cambiar las posibilidades de juego en el mapa
político español. No es, desde luego, la primera vez que la organización
terrorista vasca, aunque siempre con pequeños matices de oportunidad, emite
un mensaje semejante; pero, en esta ocasión, las prédicas previas de José
Luis Rodríguez Zapatero le dan a la escueta nota etarra un valor de
singularidad que obliga al espectador, incluso al biempensante, a suponer
algún tipo de acuerdo previo o, por decirlo con mayor delicadeza, algún
hilván provisional sobre el que ahora habrá de producirse una costura más
rotunda y duradera.
La nota de ETA, especialmente
oportuna en beneficio del Gobierno, refuerza la mermada credibilidad del
presidente. Lo que en estos últimos años ha parecido una nueva versión, ésta
para adultos, de «Pedro y el lobo» ha resultado ser, sin arriesgar
pronósticos de futuro, una situación bastante más deseable que la anterior.
Sin bombas y sin disparos -¿sin extorsiones?- resulta teóricamente posible
una negociación que, con inevitables concesiones, podrá cerrar una situación
que, durante más de cuarenta años, ha sido una grave rémora para el
desarrollo posible en el País Vasco y un punto de fragilidad en los supuestos
de seguridad y certeza que resultan exigibles en un estado. Será el
nacionalismo menos feroz y más conservador el que termine pagando buena parte
de la factura que, implacablemente, presentará la nueva situación; pero ése
es ya otro asunto que iremos percibiendo en los espasmos de conducta que, sin
tardar mucho, ofrecerá el PNV.
Ahora, con el Estatut pendiente
de aprobación en el Congreso y en el Senado, en vísperas del referéndum que
cerrará el asunto, las exhibiciones de fuerza, real o fingida, se trasladan a
Cataluña. El independentismo, como las cabras montesas, prefiere dos paredes
para trepar saltando de una a otra, y así viene siendo en los últimos años;
pero la zafiedad antidemocrática con que Josep Lluís Carod-Rovira ha
manifestado su desencanto por los recortes, no tantos, que la Comisión
Constitucional del Congreso le ha hecho al texto aprobado
en el Parlament no debe ser pasada por alto y puede figurar en las antologías
del matonismo político. Decir que «lo que hoy no quieren acabar reconociendo
como nación, quizá mañana lo tengan que reconocer como estado» es, por mucho
que quiera rebajarse la intensidad del dicho, un gesto sedicioso que, unido
al derecho al pataleo, no es augurio de un tiempo de sosiego catalán y/o
catalanista.
Publicado en el
diario ABC el jueves 23 de marzo
de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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PRISA con su buque insignia a la cabeza ejercita la
moderación ¡Quién lo diría! Savater muy bien, Ramoneda está prudente en su
análisis, no diremos que lo suscribimos pero si reconocemos que es una opinión
legítima. Caso aparte es Maruja Torres. Sigue escupiendo a la media España que
no vota al PSOE y se permite sumarse al brindis de Elorza, cobarde alcalde de
la hermosa San Sebastián. Esta señora lo que debería hacer en vez de insultar a
los votantes del PP, llegando a mentar a sus madres, es explicarnos qué hizo en
Panamá, qué pasó para que el resultado fuese su ametrallamiento por parte del
Comando Sur con el resultado de un fotógrafo muerto, su fotógrafo. Eso es lo
que queremos saber y van para 17 años de silencio. Aquellas declaraciones en
directo diciendo ‘ha sido un asesinato’ ¿Qué pasó Maruja Torres en
Panamá? Esa respuesta interesa mucho más a la ciudadanía que sus opiniones sobre
el PP o sobre Rajoy.
“¿Qué se debe?” por Fernando Savater
De vez en cuando nos llaman por
teléfono o nos llega una carta con el jubiloso anuncio de que acaba de
tocarnos un apartamento con vistas al mar: ¡enhorabuena! Naturalmente, las
personas con experiencia sabemos ya que el supuesto regalo no es tal y que
aceptarlo nos saldrá a la postre más caro que comprarlo de nuestro bolsillo.
Siento una sensación parecida al escuchar el comunicado de ETA (es un detalle
tierno que por primera vez sea una paloma, digo una mujer, quien lo lee) en
el que anuncia su alto el fuego permanente. Se le viene a uno a los labios la
pregunta guasona y legendaria de Josep Pla tras recibir no sé qué
condecoración: "¿Qué se debe?".
Primero, aclaremos las cosas.
Este alto el fuego no es una concesión graciosa de ETA, que finalmente ha
comprendido lo abominable de sus crímenes, sino una conquista de la
democracia española, que tras una larga lucha policial, legal y cívica, ha
logrado arrinconar y desactivar el terrorismo. Es una victoria de la
sociedad, pero no de toda por igual: los que han luchado son quienes no se
dejaron intimidar ni persuadir por los violentos ni sus portavoces, los que
han mantenido la necesidad de cumplir las leyes y de aplicar estrictamente la
constitución, los que no fueron engatusados por los embelecos de la "voz
del pueblo" y han defendido los derechos de la ciudadanía; es decir, los
políticos que firmaron el pacto antiterrorista así como la Ley de Partidos, y no los
que se opusieron a ambas cosas, los jueces como Garzón o Grande-Marlaska, y
no los que les acusan de intransigencia derechista, los periodistas que
tuvieron que irse de Euskadi porque no les dejaban vivir, y no los que se
quedaron haciéndose los valientes porque criticaban a la Guardia Civil,
quienes salieron a la calle para defender el Estatuto vasco y la Constitución,
pero no quienes los denunciaron por crispar a la sociedad, etc. A cada cual
lo suyo. Que ahora no se pongan medallas quienes nada han hecho en serio
contra ETA: si fuera por ellos, ETA hubiera dejado las armas mucho antes,
desde luego, pero por haber ganado ya la partida y no por haberla perdido,
como ahora.
En segundo lugar, ETA y los
nacionalistas que la apoyan (y que se apoyan en ella, no lo olvidemos)
pretenden que, ya que acaba la violencia, acabe o quede entre paréntesis
también todo lo demás. Mañana en Euskadi no habrá terrorismo; por tanto,
admitamos que no hay tampoco instituciones democráticas, leyes ni
Constitución española. Hasta nueva orden, todo debe quedar entre paréntesis.
Partamos de cero, olvidemos el pasado (sobre todo los crímenes, que suelen
tener desagradables secuelas penales) y convoquemos mesas de partidos o de
sectas, asambleas de barrio, lo que sea con tal de dar voz en pie de igualdad
a quienes han asesinado y a quienes han resistido. Hagamos un referéndum
preguntando a la gente con discreción si quieren que vuelvan los de la
partida de la porra con la porra en alto o se resignarán mejor a verlos en
las instituciones públicas tratados como a próceres. ¿Encarcelar a Otegi o a
gente de su bando? ¡Por favor, las circunstancias han cambiado, que se lo
piensen los fiscales! Si Al Capone jura que su banda no asaltará más bancos,
sería de mal gusto pasarnos la vida recordándole los que ya asaltó. Estamos
en la última fase de la imposición mafiosa: ETA extorsiona a empresarios y a
eso se le llama "impuesto revolucionario"; ahora, en nombre de la ETA ya caduca, Batasuna y
tantos otros nacionalistas tratan de extorsionar al Estado de Derecho, y para
llamar a eso tienen otro eufemismo: "diálogo".
No deja de asombrar la
naturalidad con que hoy todos los medios de comunicación asumen
tranquilamente que, claro, Batasuna es el brazo político de ETA. Ayer, decir
eso mismo o defender la ilegalización de Batasuna era como ser compañero de
armas del general Mola y de Tejero. ¿Cuánto tardaremos en asumir que los
nacionalistas, con Ibarretxe a la cabeza, al exigir la supresión de la Ley de Partidos, la mesa
petitoria al margen del Parlamento, el referéndum, etc., están solicitando
para ETA las concesiones estrictamente políticas que el Gobierno se ha
comprometido a No hacer y que la mínima decencia política prohíbe? O sea, que
cierto nacionalismo ni sabe ni quiere desligarse de los fines de ETA, como
tantas veces hemos dicho algunos despertando santas indignaciones..., y de
sus métodos sólo se desligan ahora, cuando ya no dan los resultados
apetecidos. Pues bien: no. Ahora es el momento de la firmeza y de la unidad
constitucional. Sólo faltaría que lo que hemos defendido ante las armas, lo
cediésemos ante la palabrería de quienes no tienen más remedio que renunciar
a ellas. Para la pregunta "¿qué se debe?" no hay más que una
respuesta: nada de nada de nada. Y el resto, que lo pidan por favor.
Fernando
Savater es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense
de Madrid.
Publicado en el
diario EL PAIS el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Una paz sin pelotazos políticos” por
Daniel Innerarity
Si es ilegítimo el uso de la
violencia para conseguir objetivos políticos, también lo debe ser
pretenderlos a través de su cese. No tendría ningún sentido que la voluntad
de la sociedad fuera forzada ahora de otra manera, por ejemplo, con la
amenaza implícita de quienes sólo habrían abandonado el uso explícito de la
violencia pero continuaran ejerciendo una tutela sobre la sociedad, o con el
oportunismo de quien espera alguna ganancia que no podría conseguir mediante
procedimientos estrictamente democráticos.
Me parece que es oportuno
recordar estas cosas a las puertas de un proceso de paz, porque son tantas
las ganas de acabar con la violencia que podríamos estar poco sensibilizados
hacia otras formas de imposición más sutiles pero igualmente inaceptables.
Las circunstancias que acompañan al abandono de la violencia, el conjunto de
expectativas que suscita, las nuevas posibilidades que ofrece, hacen que el
proceso que se abre tras el final de la violencia sea un momento
especialmente abierto, delicado y confuso, que debe abordarse sin olvidar
aquellos mismos principios que sostuvieron el combate de la sociedad contra
el chantaje terrorista. Los cambios de función generan siempre un
desconcierto que induce al ventajismo en todos los actores políticos. Son
momentos propicios para el "pelotazo" político, que consistiría en
obtener algún beneficio que sería impensable en otras circunstancias. El
terrorismo lo emponzoña todo, hasta el punto de que incluso el momento de su
desaparición ofrece posibilidades para alterar lo que sería una confrontación
política normalizada. Si hay quien parasita del terrorismo y hasta del
antiterrorismo, tampoco faltan quienes esperan de su desaparición lo que no
podrían conseguir en un contexto de violencia expresa. Y ya se sabe que en
materia de tentaciones los seres humanos, también incluso los políticos,
suelen ser especialmente imaginativos.
Los primeros aspirantes a
beneficiarios del cese de la violencia son quienes la han practicado pero no
terminan de aceptar algo elemental: que el final de la violencia es también
el final de la coacción que supondría la amenaza de volver si lo acordado por
los agentes políticos no coincide con lo pretendido por la organización
terrorista. Un proceso de paz que no hiciera valer desde el principio la
libertad frente a dicha tutela arrojaría siempre una sospecha de ilegitimidad
sobre sus resultados. A los agentes políticos les corresponde cerciorarse de
que ETA pone en marcha un proceso de paz y no un proceso para conseguir sus
objetivos políticos de otra manera.
Las posibilidades de alterar en
beneficio propio el proceso de paz son también una tentación para el
nacionalismo en su conjunto, aunque sólo sea por el simple hecho de que no es
previsible que, en las actuales circunstancias, una revisión del autogobierno
tuviera como resultado su detrimento. Por eso es necesario que las eventuales
reformas del marco jurídico-político no sean condicionadas, ni puedan ser
siquiera consideradas como consecuencia de la amenaza de ETA. Sería
democráticamente inaceptable que algo tan deseable como el avance en el
autogobierno pudiera atribuirse a la presión de una amenaza violenta o
incluso al deseo de ponerle punto final. Una falta de legitimidad que abriría
nueva herida donde quería cerrarse otra.
Pero no acaba aquí el repertorio
de la oportunidad que puede transformarse en oportunismo. Otra ganancia
inconfesable que cabe conseguir en medio de este delicado proceso atañe a las
expectativas de la oposición, que podría ejercer sobre el Gobierno una
presión incomparable a cualquier otra en condiciones de una confrontación
democrática normal. Puede resultar una perspectiva irresistible pero tiene el
inconveniente de que, si fracasa, se llevará consigo por mucho tiempo todas
las posibilidades de conquistar el poder mediante los procedimientos
habituales; pero si tiene éxito, sería aún peor a efectos de legitimidad
democrática. Si es malo servirse de la paz, todavía es peor beneficiarse de
lo contrario, de que la paz se haya truncado.
Una última manera de
aprovecharse ilegítimamente del proceso de paz puede embaucar a quienes han
de gestionarlo directamente. Es cierto que la sociedad reconocerá y premiará
a quien lo conduzca con acierto, pero también lo es que se trata de asunto de
tal complejidad que nadie puede dirigirlo en exclusiva. Quien pretenda el
protagonismo absoluto ha de saber que se cierra el paso a compartir los
riesgos y las responsabilidades. El liderazgo de un asunto tan complejo pone
a prueba la capacidad para implicar a otros y movilizar a los diversos
actores en favor del resultado final.
Para dificultar el paso a los
ventajismos que pondrían en peligro una paz verdaderamente democrática, no
veo otra solución que distinguir bien las "dos mesas" e impedir que
se mezcle la resolución del conflicto violento con la discusión acerca de las
cuestiones políticas. Y probablemente forme parte de esa diferenciación una
cierta separación también en el tiempo. Se trataría de que la primera
cuestión estuviera encauzada para poder dar lugar a la segunda con todas las
garantías de legitimidad democrática. Pero esa segunda discusión no debería
ser dilatada excesivamente, lo que generaría una nueva sospecha de
ilegitimidad: que la violencia (en este caso, la violencia
"reciente") sirviera entonces de excusa para retrasar arbitrariamente
una revisión del autogobierno a la que la sociedad vasca tiene también
derecho frente a los monopolizadores de su voluntad.
Daniel
Innerarity es profesor de Filosofía en la Universidad de
Zaragoza, es premio nacional de Ensayo 2003 por su libro La transformación de
la política y premio Espasa de Ensayo 2004 por La sociedad invisible.
Publicado en el
diario EL PAIS el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“El contexto” por Josep Ramoneda
Permanente: que permanece.
Permanecer: mantenerse sin mutación en un mismo lugar, estado o calidad. No
sé si estas definiciones del diccionario de María Moliner sirven para evaluar
un mensaje político. Pero, sin duda, la palabra permanente es la que más dará
que hablar del comunicado en que ETA declara un alto al fuego. Permanente es
más que indefinido y probablemente es menos que definitivo. Del mismo modo
que alto al fuego es más contundente que tregua que, por definición, es
pasajera. El lenguaje de la declaración de ETA nada tiene que ver con el
carácter farragoso y retórico de sus textos habituales. Podría ser
perfectamente un comunicado pactado. No hay ninguna amenaza de retorno a la
violencia, ETA no se reserva ningún papel especial en el proceso, no hay referencia
concreta a los presos y las exigencias son vagas y se mueven en el terreno de
los principios. La primera cuestión, sin embargo, será verificar el alcance
del alto al fuego. Es decir, asegurarse de que se acabaron los atentados,
pero también las extorsiones a empresarios y la kale borroka.
Por positivas que sean las
señales emitidas por ETA, no hay duda de que la historia obliga a ser
extremadamente prudentes. Pero hay algunos factores nuevos que no se pueden
desdeñar y que hacen pensar que esta vez las expectativas son algo mejores.
Los grupos terroristas se caracterizan por su aislamiento social y por su
ensimismamiento. La clandestinidad y la necesidad de seguir motivando a los
comandos les conduce a menudo a creerse unas fantasías que nada tienen que
ver con la realidad. La violencia además se convierte a menudo en el
verdadero motor de estos grupos, hasta el punto de que deja de ser un
instrumento para convertirse en un fin. Pero este autismo tiene sus límites.
El grupo puede creerse sus mentiras mientras piensa que va ganando o por lo
menos que cuenta con un amplio apoyo. Cuando su brazo civil es ilegalizado
sin que se produzca ningún terremoto en el País Vasco, cuando los presos
pierden toda esperanza, cuando las dificultades políticas y técnicas para
hacer atentados son cada vez más grandes, cuando la sociedad se acostumbra a
prescindir de ellos y empieza a darlos por amortizados, tarde o temprano
acaban entendiendo que nunca conseguirán sus objetivos por la fuerza. Esta es
la primera premisa de cualquier fin de la violencia. Si a este contexto
añadimos la irrupción del terrorismo islamista internacional, que ha dejado
completamente fuera de juego a estas formas de terrorismo local, es indudable
que el marco en que se produce el alto al fuego es muy distinto de otros
momentos.
A esta realidad contextual hay
que añadir otro elemento: dígase como se quiera, utilícense los eufemismos
que se consideren necesarios, este anuncio de tregua es el resultado de un
proceso de negociación que contaba por lo menos con el aval implícito del
Gobierno. No es por tanto un gesto que ETA toma por libre para provocar algún
efecto calculado sobre la escena. Y se nota en el estilo y tono del
comunicado. Si se ha llegado hasta aquí, cabe pensar que de algún modo están
definidos los protocolos a seguir. Sin duda, la legalización de Batasuna o de
algo plenamente representativo del entorno etarra ocupará las primeras etapas
del proceso que se abre ahora. Probablemente la necesidad que Batasuna tenía
de poder acudir a las próximas elecciones municipales tenga que ver con el
calendario del alto al fuego. ETA en su comunicado en ningún momento pide
plaza en las mesas políticas que se constituyan en el futuro. Sin la
violencia, de algún modo habrá que encauzar la representación de la izquierda
abertzale.
Hace tiempo que el País Vasco ha
dado por amortizada a ETA. Y realmente ha sido el momento en que la sociedad
vasca ha asumido que era posible y deseable derrotar a ETA cuando ha llegado
el principio del fin de esta organización. A que este momento llegara ha
contribuido tanto el anterior Gobierno del PP como el actual del PSOE. Sería
incomprensible, además de irresponsable, que el resentimiento arrastrara a
los actuales dirigentes del PP a quedarse fuera del proceso o a ponerle trabas.
En la derecha tiene alguna carta de naturaleza la idea de que para preservar
la unidad de España más vale una ETA de baja intensidad que la desaparición
de ETA, porque, sin violencia, tarde o temprano el País Vasco se irá. Sería
una pena que tan perverso argumento impidiera a la derecha compartir con los
demás este momento de esperanza.
Publicado en el
diario EL PAIS el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“¿Primavera?”
por Maruja Torres
"De todas las historias de la Historia, la más triste
sin duda es la de España, porque termina mal", escribió el poeta Jaime
Gil de Biedma. Tampoco yo creo demasiado en los finales felices, pero, por
encima de todo, estoy convencida de que los países, los colectivos y las
personas, a menudo gozamos de otra oportunidad. Esta España de la historia
terrible, que salió del franquismo para recibir el azote de ETA en su versión
más despiadada, cruel y gratuita, esta España (con todos sus pueblos y
naciones, para que no se pique nadie) necesita abandonar definitivamente el
fratricidio. Si el 24 de marzo de 2006 empieza realmente el fin que debe
comenzar, en este día de hoy habrá empezado, de verdad, la primavera.
Recibido el anuncio por llamadas
telefónicas, por mensajes de móvil, amorrada a las televisiones y a la SER, pensé inmediatamente:
"Cielos, qué forma de largar, no vayamos ahora a joderla".
Prudencia y discreción, en general, pero tuvimos la desgracia de que el
asunto pillara a José Bono en directo y a María San Gil con las uñas por
delante. En cuanto a Rajoy, mostró la firmeza habitual contra el Gobierno que
no usa contra sus jefes. Si el 24 de marzo de 2006 políticos y periodistas
empezamos a practicar el silencio en lo especulativo (que nada tiene que ver
con el derecho a informar), entonces en este día de hoy habremos ayudado a
que empiece, de verdad, la primavera.
Pero recuerden a las Brigadas
Rojas. Su irracionalidad, sus crímenes y sus delirios utópicos les coloca muy
cerca del camino seguido por ETA. Las autoridades, en Italia, hicieron lo que
tenían que hacer. Así como los ciudadanos. Se tragaron sapos, se cumplieron
condenas, se echó para adelante. Y si aquí, unos y otros empiezan a cumplir,
entonces podremos decir que el 24 de marzo de 2006 habrá comenzado de verdad
la primavera.
Me uno al brindis de Odón
Elorza: "Por la paz, y por los ausentes involuntarios". Es
importante señalar la falta de voluntariedad de los muertos, porque sólo
abarca a las víctimas del insensato sueño de otros, no a quienes se
embarcaron en la aventura de asesinar, extorsionar y acobardar, y encontraron
la muerte.
En todo caso, brindo para que
dejemos atrás la pesadilla.
Publicado en el
diario EL PAIS el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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Cuando alguien lee que este ‘alto el fuego
permanente’ es la noticia más importante desde el final del franquismo la
primera reacción es la carcajada sonora motivada en la ignorancia del sujeto
que la realiza. Un segundo análisis más sosegado nos lleva a una conclusión más
preocupante: estamos ante una campaña de engaño masivo donde el
‘Ministerio de la Verdad’
reescribe la realidad cual si de un trabajo de Orwell se tratase. Vómito
produce este tipo de afirmaciones.
“Se abre un largo proceso” por Lluís Foix
El fin del terrorismo no se
producirá de un día para otro. Ni con la comparecencia de tres encapuchados
de ETA anunciando un alto el fuego permanente ni con la voluntad y generosidad
de todos para que no haya más violencia. Lo más positivo de la declaración de
ayer es que no habrá más muertes y que los ciudadanos españoles podrán salir
a pasear con la seguridad de que una pistola o una bomba no les va a quitar
la vida.
La euforia que acompaña a
declaraciones tan importantes hay que matizarla con la prudencia. No es la
primera vez que ETA declara una tregua. Recuerdo una visita que hizo a este
diario Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior, pocos días después de que
ETA anunciara la tregua de septiembre de 1998. Es una tregua trampa, nos dijo
el ministro en una cena que no desprendió precisamente optimismo. Y acabó
siendo una tregua trampa porque parte del PP así lo interpretó.
Pienso que no hay que agradecer
nada a quienes hablaban ayer en nombre de los que han matado a más de
ochocientas personas inocentes. Pero lo que sí hay que aprovechar es el
momento y avanzar hacia una paz definitiva.
No puede la clase política
arrojarse discursos a la cara sino analizar los hechos. Y los hechos son que
ETA anuncia un alto el fuego permanente. Esta decisión no es gratis y
lógicamente tendrá un precio político. Lo único que habría que determinar es
cuál es el precio contando con las decisiones del Gobierno avaladas por el
Congreso de los Diputados. El Estado no puede perder la batalla. Pero puede
ser generoso y buscar una salida que permita que la convivencia pueda
prosperar en las tierras hispánicas.
La experiencia británica con el
IRA hay que tenerla en cuenta. La clase política ha estado siempre unida,
tanto en las estrategias equivocadas como en las acertadas. Tendríamos que
llegar al punto en que el terrorismo fuera el problema que combatir y no el
adversario político.
Los gobiernos de Aznar hicieron
lo que consideraban más oportuno. Rodríguez Zapatero ha abierto otros cauces.
Si sale bien, si desaparece el dolor de futuras víctimas, hay que
felicitarse. No será un éxito del Gobierno sino de todos los españoles, del
sistema democrático, de las libertades. Se ha abierto un proceso que transmite
una cierta esperanza. Sería un grave error mantener la lucha partidista con
el terrorismo como telón de fondo.
El comunicado de ETA, con todas
sus complejidades, es un pequeño paso hacia la pacificación. Hay que
aprovecharlo.
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“La palabra es 'prudencia'” por Fernando
Ónega
Señores, contengan sus
entusiasmos. Lo único que define la situación es un aviso de Zapatero:
"Será un proceso lento, largo y duro". Lo que ocurrió ayer sólo ha
sido el primer paso de ese proceso. Ahora falta todo lo demás y, por
supuesto, los calificativos. Se abre un periodo complejo, que algunos
miembros del Gobierno creen que puede durar diez años; es decir, la actual
legislatura y dos más. Que el proceso será muy difícil, lo demuestra el texto
del comunicado de ETA. Ahí se habla de los derechos de Euskal Herria como
pueblo, que no son los mismos vistos desde esa banda armada que desde el
Estado. Se invoca la consulta popular, que es el ejercicio de la
autodeterminación, imposible con la actual Constitución. Y se apela a los
Estados "español y francés", lo cual sigue mostrando la enorme
utopía de los terroristas. En primera vista, asoman más obstáculos que
facilidades. Por eso hay que contener el entusiasmo.
¿Cuáles son los datos a favor?
Primero, que la banda sigue, en principio, la hoja de ruta que marcó el
Congreso: mostrar voluntad de abandono de las armas para hablar después.
Segundo -y ahí oscilo entre el deseo y la realidad-, que un paso así es el
desenlace de un periodo de mil días sin matar. Tercero, la esperanza de que
ETA esté tan debilitada como para no tener otra salida. Cuarto, el optimismo
reiterada y polémicamente expuesto por el presidente del Gobierno, que ahora
ha demostrado que tenía alguna base. Quinto, válido si a los terroristas les
quedan sensores de la sociedad, la enorme ilusión que su noticia creó en
todos los ámbitos, desde la
Iglesia a los empresarios.
Y a mucha distancia y sin ningún
rigor, pero aplicable, la sabiduría popular, trivial y elemental que siempre
dijo que "a la tercera va la vencida": después de Argel y Zurich,
el lugar indeterminado que ahora se abre.
Y mientras ese diálogo se abre,
porque se tiene que abrir, no olvidemos las sombras. La primera, la judicial.
¿Debe ingresar en prisión Arnaldo Otegi al mismo tiempo que se empiezan a
señalar los interlocutores? Ignoro cómo se hace legalmente, pero sería un
chirrido. De todas formas, creo que el fiscal ya no pedirá para él la prisión
incondicional.
Y al fondo del escenario, el PP,
el único que se opuso a la oferta de negociación en el Congreso. Tormentosos
momentos para Rajoy. Hay un sector que consideró la jornada de ayer como
"un día importante para la democracia". Hay otro que teme una
capitulación del Estado. Hay un confuso y nunca bien expresado miedo de
partido a que el final del terrorismo sea la consolidación de Zapatero en el
poder. Y hay la necesidad de Rajoy de presentarse como un líder razonable,
que obedece al sentido común que ordena no oponerse a una oportunidad de paz.
El tono y las promesas de mano tendida de Zapatero lo hacen posible.
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Con pies de plomo” por Xavier Bru de
Sala
Ni tan cerca del anuncio de
Zapatero como para rendirle pleitesía, ni tan lejos como para desmentirle, el
anuncio de ETA se produce en el momento escogido por sus dirigentes, tras una
campaña de bombas sin mayores consecuencias destinada, imagino, a recordar
quiénes son y de qué son capaces (como si no lo supiéramos), así como a
reiterar el mensaje de que ellos llevan sus propias riendas.
A fin de calibrar la fiabilidad del
alto el fuego permanente, es conveniente recordar qué ha cambiado en los
parámetros principales de la situación, ver qué nuevos vectores inciden en el
panorama.
Empecemos por las novedades. ETA
está cada vez más acosada. Sus miembros caen uno tras otro en manos de la
policía -a un ritmo de unos cien al año, que cabe suponer superior a la
capacidad de reclutamiento-. Por si fuera poco, no sólo colaboran ahora los
franceses sino todas las policías y servicios secretos que son requeridos
para ello. ETA se queda sin santuarios, la más sofisticada de las tecnologías
apunta hacia ella. Tercer factor, la necesidad de presentarse a las
elecciones que tiene el mundo
abertzale de izquierda. Ahora ya tienen claro que si no hay condena de la
violencia, no hay urnas. El mérito en este punto crucial es de Aznar y el PP,
que pusieron fin a la política de tolerancia democrática con la ley de
Partidos, que serviría de base para ilegalizar Batasuna y perseguir a todo el
entorno etarra. Todavía hay más, un ambiente general mucho más contrario al
terrorismo como método de acción política.
Tanto en España como en Europa y
todo Occidente, los terroristas son ahora fundamentalistas islámicos que
pretenden la destrucción de nuestra civilización, incluidos los simpatizantes
de ETA. En consecuencia, muchos de los nacionalistas vascos de izquierda que
aceptaban asesinatos, o los pasaban por alto a la hora de votar, sienten
ahora la mayor repulsa a la violencia, así como la conveniencia de poder
seguir actuando en política. Y ya sabemos que la condición para estar en la
política es la renuncia a toda forma de violencia. O alternativamente,
emprender la vía exclusiva de la violencia, renunciando a toda forma de
representación política, y por lo tanto de medición del apoyo social.
Ninguno de los elementos aquí
destacados estaba sobre la mesa en la anterior tregua. Así que valen todas
las comparaciones menos las orientadas a prefigurar un final como el de
entonces. Siempre pueden torcerse los procesos, por lo que hay que ir con pies
de plomo y estar anímicamente preparados para lo peor. El proceso va a ser
frágil y lento, pero lo que se ha iniciado esta vez no es una tregua para
explorar las posibilidades de negociación. Las nuevas circunstancias les
fuerzan a aceptar que no se puede seguir matando.
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Volverás a Euskadi” por Joaquim Roglan
La primera consecuencia del
anuncio del alto el fuego de ETA fue que el primer vuelo regular de Barcelona
a Bilbao parecía un avión privado fletado por periodistas catalanes. En tres
plazas, casi como si fuesen discretos invitados, el líder socialista vasco
Patxi López, su ayudante y su escolta. La segunda consecuencia del alto el
fuego fue que los hoteles de Bilbao casi pusieron el cartel de completo
debido a la ocupación de periodistas procedentes de toda España. La tercera,
que los móviles de los colegas de las televisiones no cesaban de recibir
órdenes de sus sedes centrales y casi todos coincidían en una:
"Necesitamos imágenes del ambiente en las herriko tabernas, en las casas
del pueblo del PSOE y de las tascas del casco antiguo". La cuarta, que
tasca adonde uno se acercaba, se encontraba con más cámaras y focos que la
duquesa de Alba.
Pero el ambiente no era tan
alegre y relajado en la sede del PP. Por una vez, parece que han hecho caso a
ZP y se han apuntado a la consigna de la cautela. De reunión en reunión hasta
la reunión final, los concejales y otros cargos electos se andaban con
prudencia. Como los ediles Carlos David García y Nerea Alzola, una pareja de novios
que han vivido toda su juventud escoltados y amenazados. La última vez que
paseamos con ellos por Bilbao, fue cuando ETA anunció una especie de indulto
condicionado para los cargos políticos. "Desde entonces, Nerea ha sido
insultada, atacada en el portal de su casa y quemaron su buzón", cuenta
Carlos David. "El detenido y acusado fue absuelto por falta de
pruebas", recuerda Nerea. Y ambos repiten lo que ya dijeron entonces:
"No nos matan, pero no nos dejan vivir".
Las medidas de seguridad no se
han relajado. Al fin y al cabo, el alto el fuego comienza mañana y 24 horas
se hacen muy largas en Euskadi para los que han vivido tantos años
amenazados. "Habrá que negociar, habrá que ceder, habrá que
olvidar", nos dijo un señor con boina de la edad de Arzalluz, que veía
pasar el día histórico y la historia sentado en un banco con vistas al
Guggenheim. Porque según los ciudadanos anónimos consultados, "la
noticia es para celebrarla, pero aún quedan muchos peros pendientes".
Por lo demás, la vida seguía igual en Bilbao, salvo el continuado machaqueo
de las radios y las televisiones. Una ciudad bella, próspera y limpia, con un
sol que ayer lucía con algunos de aquellos rayos de esperanza que dice el
tópico.
Pero el vasco suele ser cauto,
prudente, receloso y a veces algo desconfiado. "¿Recuerda el cuento del
pastorcillo que mentía diciendo que venía el lobo y el día que el lobo vino
de verdad nadie se lo creyó?", nos preguntó otro anciano peatón de la
historia.
"El proceso será largo,
¿pero puede ser más largo que los más de treinta años de violencia que
llevamos?". Porque todos los peatones de la historia que consultamos
dijeron que desean la paz, aunque todos coincidieron en que antes que las
campanas repiquen a paz aún tienen que pasar muchas cosas.
Por si acaso, los escoltas no
bajaban la guardia y casi era más cómodo pasar entre ellos con el carné en la
boca. Por lo demás, normalidad absoluta, con taxistas que no ponen la Cope ni castigan al cliente
hablando de política, que nunca se sabe quién es el pasajero. Y en una
emisora local, emitieron un consejo: "Esta noche nos vamos de potes, que
es muy especial y hay que celebrarla". Si nos apuntamos a la idea, tal
vez mañana se lo contemos.
Por ahora, en la mesita de noche
del hotel nos han dejado un catálogo de arte, una Biblia y una vieja novela
escrita por Juan Benet. Editada en el año 1980, se titula El aire de un
crimen y en la contraportada el autor de Volverás a Región escribe: "A
la postre, se correrá el velo del silencio sobre las fluctuaciones de unos
destinos apocados". A la postre, se sabe que el proceso será largo, que
el miedo dura años y que antes de que llegue el adiós a las armas, nuestros
antiguos contactos en el País Vasco nos advierten: "Volverás a
Euskadi".
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Deshaciendo el nudo gordiano” por Antoni
Puigverd
La tragedia vasca ha sido
comparada al laberinto. Parecía no tener salida. Un laberinto inspirado,
seguramente, en una frase que puede leerse en el santuario ignaciano de
Azpeitia: "peregrinos del absoluto". El peregrinaje hacia el
absoluto puede regir, no sin extremas dificultades, una íntima utopía
espiritual, pero conduce a un exasperado callejón sin salida cuando inspira
un ideal político. Los peregrinos del absoluto vasco han conquistado un
cementerio: 900 muertos, miles de heridos, gentes pasando miedo cada día. No
sembraron más que dolor. Incluso en el corazón de los incautos adolescentes
que empujaron al delirio, al asesinato, a la insensibilidad, a la cárcel. El
otro día jalearon al que puede ser el último cadáver: un joven que se suicidó,
quizás porque el absoluto encontrado era un irrevocable sinsentido.
Peregrinos del absoluto son también los que, en nombre ahora del estado
liberal, como ayer en nombre de los valores castrenses de una dictadura,
pretenden que desaparezca lo que de manera constante y pertinaz reaparece en
el País Vasco, es decir, una conciencia patriótica y cultural (hablando en
plata: étnica) que sobrevivió a la desaparición del antiguo régimen feudal, a
las guerras carlistas, a las dictaduras. Hay que favorecer que encuentre un
acomodo democrático.
Diríase que el peregrinaje al
absoluto ideológico está llegando a su fin en la realidad vasca y en la
política española. Al principio del fin, como dice, prudentísimo, el
presidente Zapatero. Otra de las metáforas que han servido para describir el
sangriento embrollo vasco es la del "nudo gordiano", célebre porque
lo descuajaringó Alejandro Magno con la espada ante la incapacidad de los
filósofos para desenmarañarlo. Ante una madeja cuyos hilos, tensados por la
sangre, se apretaban cada vez más, Aznar, precedido por los filósofos
liberales de ¡Basta Ya!, propuso lo que pareció un golpe de espada, pero fue
un golpe de fuerza democrática: ahogar políticamente a los violentos. A pesar
de la incomprensión que en determinados ambientes suscitó, Aznar tuvo razón.
Aznar es primer inductor de este alto el fuego mediante el que ETA asume, de
facto, que su absoluto armado no ha servido para nada. El final de la
violencia etarra será un hecho efectivamente perdurable si Zapatero es generoso
y sigue guiñando el ojo a Rajoy, como ayer en el Congreso, a fin de que el PP
aparezca como el partido que inauguró esta etapa. No habrá que temer,
entonces, que los poderes sin control (verbigracia: el juez Marlaska) puedan
estropear un guión que han esbozado PSOE y Batasuna y que cuenta con el apoyo
de Ibarretxe. Entonces se verá a todo el mundo participar en la compleja tarea de
deshacer el tremendo nudo, lentamente, colegiadamente, sin pretender
usufructuar en solitario los réditos políticos de la paz.
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Hay relato” por Enric Juliana
En la verja de entrada al
Congreso de los Diputados una joven reportera de Televisión Española le
preguntaba ayer por la tarde al joven corresponsal de una cadena colombiana
qué noticia le parecía más importante de entre los más recientes episodios
nacionales: los atentados del 11 de marzo, la boda real o el anuncio de alto
el fuego de ETA. Entre el clavel y la rosa, su majestad escoja. Así se hace
hoy la televisión.
Dando muestras de gran sensatez,
el periodista colombiano, apellido vasco, tez latina y pelo abrillantado,
respondió que aún le parecía pronto para tener una opinión definitiva del
gesto de ETA, aunque su emisora había abierto el telediario de las siete de
la mañana (una del mediodía en Madrid) con el comunicado de los encapuchados
vascos.
Al mediodía, en el hotel
Intercontinental del paseo de la Castellana, Alberto Ruiz-Gallardón se había
mostrado un poco más perspicaz que el joven corresponsal colombiano.
"Creo que estamos ante una de las noticias más importantes de los
últimos años; ante un punto de inflexión en la vida española", declaraba
el alcalde madrileño a un bullicioso grupo de periodistas. La sociedad
posmoderna es una realidad líquida, dice el sociólogo Bauman, pero ayer el
alma política de Madrid era agua de Vichy. Gallardón y sus interlocutores
acababan de asistir a la presentación del libro Los orígenes y la evolución
del Partido Popular, bautizado en sociedad por un José María Aznar ceñudo y
un poco más malhumorado que de costumbre. Aznar llegó al Intercontinental con
la noticia de ETA recién salida de las agencias y no puede decirse que
torciera el gesto porque es un hierático muy profesional. Impávido, parecía
el capitán Ahab en la cubierta del Pequod justo en el momento en que Moby
Dick se le escabulle en el océano abisal.
A la misma hora, Felipe
González, recién llegado de un viaje a Brasil y con el firme propósito de no
realizar declaraciones a la prensa en los próximos días, quizá cruzaba los
dedos y pensaba muy para sus adentros: "Ese chico comienza a tener
relato".
Porque ayer se puso en marcha
una nueva narración de la política española. Un relato que contribuye a dar
sentido a la brega caótica de todas las mañanas. A la furia insomne. Que
encauza el líquido, aunque sea agua carbónica. Es lo que quería decir
Ruiz-Gallardón, inquieto y cada vez más firmemente decidido a trabajarse un
espacio político propio en las arenas movedizas del PP. Es lo que intuía
Aznar, consciente de lo que significa tener entre manos una posible rendición
de ETA. Es lo que el periodista colombiano intentaba calibrar.
José Luis Rodríguez Zapatero,
jesuítico y circundante en el Congreso, cuenta ya con un relato que puede dar
sentido a las fiebres políticas de los últimos meses; al delirio del Estatut;
a su reclusión obsesiva en la
Moncloa; a su muy evaporada agenda internacional y a su
individualidad translúcida. El proceso puede fracasar, pero ya nadie podrá
decir que navega sin rumbo. Quizá no obtenga una placa similar a la que en la
calle Alcalá esquina O´Donell distingue al general Baldomero Espartero como
el pacificador de la primera guerra carlista, pero ha conjurado el riesgo de
pasar a la historia como un incauto que revolvió los cajones de España sin
saber lo que buscaba. Hay relato.
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Paz en Euskadi y gloria para Zapatero”
por Salvador Cardús
Poco dado a considerar que en
política exista nada histórico, no voy a oponer ninguna resistencia para
calificar la tregua de ETA del acontecimiento más importante para la
democracia española y para la sociedad vasca desde la vuelta a las urnas
después de la noche franquista. Es decir, de calificarla de verdaderamente
histórica.
Que ello es así quedará en
evidencia cuando se compruebe hasta qué punto los viejos papeles y discursos
han dejado de representar y significar nada. Incluso, a pesar de la evidencia
de que se acercaba el día, no estoy seguro que nadie tuviera pensado como
vestiría el día siguiente a tal anuncio. Por esa razón, y de momento, creo
imposible otro análisis que no sea la mera constatación de la gran puerta que
se acaba de abrir - justo al día siguiente de cerrarse la del nuevo Estatut
de Catalunya- y del alivio que, con lágrimas de desahogo, habrá colmado la
noche pasada todo Euskadi.
No me gustaría empañar la
celebración con especulaciones sin fundamento antes de tiempo.
Intuitivamente, apostaría -pero es sólo una apuesta- por la posibilidad de un
proceso de paz relativamente rápido que permita la vuelta a la arena
democrática a una parte significativa del pueblo vasco que echó fuera la ley
de Partidos, que facilite la disolución de ETA, que aunque sea sin precio
político el Estado muestre toda la magnanimidad que la ley le permite y que
establezca las bases de la reconciliación de los ciudadanos y sus
conciencias. Es normal que todo el
mundo se muestre prudente y señale largos plazos, pero creo
que, especialmente en el País Vasco, hay prisa en pasar página.
De todas maneras, mientras todos
celebramos lo de allí, a nadie puede escapársele que la tregua también
introduce retoques aquí, en el escenario catalán. Primero, porque si para
nosotros el nuevo Estatut se salda con una flagrante promesa incumplida por
Zapatero de respetar lo acordado en el Parlamento catalán, cosa que lo
disminuye, en cambio su estela de gran hacedor de la paz en Euskadi lo va a
engrandecer y mucho, dentro y fuera de España. Zapatero, incluso para el
catalanismo más consecuente -ya no sé como definirlo sin torpeza-, pasa de
ser un personaje amedrentado por las campañas en contra del Estatuto catalán
a ser un estadista que con gran coraje y no poca inteligencia ha sabido
conducir los pasos hasta la resolución del peor estigma que quedaba a la
democracia española. Que el anuncio de la tregua se haya preparado para el
día después del acuerdo en comisión del futuro Estatut creo que favorece muy
directamente el sí en el próximo referéndum, en la medida que proporciona una
nueva confianza en el presidente español y su política en general.
La única gran incógnita que
queda por conocer y que podría aguar la fiesta es la posición que vayan a
tomar el Partido Popular y el coro mediático que le inspira. ¿Quizás también
esta tregua, para algún radiopredicador, pronostica otra muerte de España?
¿Insistirán los carceleros ideológicos de papel de don Mariano Rajoy en que
se ha pactado una tregua trampa con los autores intelectuales del 11-M?
Esperemos que la enorme fuerza positiva de esta tregua verdaderamente
histórica desarme todas las tentaciones para hacerla tambalear. Porque,
ténganlo por seguro, esta vez no va a fracasar.
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“Primavera vasca y Estatut” catalán por
Francesc-Marc Álvaro
El alto el fuego permanente
anunciado ayer por ETA tiene un evidente rebote político catalán que, con
prudencia, debe empezar a considerarse. No porque existan semejanzas entre
realidades y procesos que nada tienen que ver (aunque no falten etarras y
dirigentes del PP que se empeñen en lo contrario), sino porque la
coincidencia temporal de la tregua con la fase final de la negociación del
Estatut de Catalunya crea una triangulación especial. Tampoco puede hacerse
abstracción de que es el mismo actor político, José Luis Rodríguez Zapatero,
quien se ha situado como interruptor de estos procesos, con el consiguiente
riesgo de quedar cortocircuitado en caso de que fracasen.
En Catalunya, dejando a un lado
la tentación de la vasquitis imitativa a la que son dados ciertos ambientes
catalanistas, está claro que la noticia que llega de Euskadi puede marcar
algunos movimientos y algunas decisiones de los actores en liza, así como el
tono general de un debate territorial al que ahora se añade, más
imperiosamente que nunca, la necesidad de sumar kilos de sensatez para evitar
el descarrilamiento.
En este sentido, el anuncio de
tregua de ETA tiene un efecto ambivalente sobre ERC, partido parlamentario
que, a fecha de hoy, propugna el no o la abstención al nuevo Estatut por
considerarlo insuficiente. Por un lado, el nuevo contexto da oxígeno a la
figura de Carod-Rovira, que protagonizó un encuentro secreto con dirigentes
etarras en Perpiñán, acción que le costó la pérdida del cargo de conseller en
cap y la salida del Govern. Por otro, el nuevo horizonte de expectativas que
abre el comunicado de la organización terrorista reclama un rotundo cierre de
filas del bloque gubernamental en Madrid (dentro del cual está ERC) para
reforzar la apuesta de Zapatero y neutralizar los ataques del PP. En este
caso, todo lo que no sea un sí final de los republicanos en el referéndum del
Estatut corre el riesgo de debilitar y complicar la posición del presidente
español en unas horas en las que todos los apoyos serán pocos. Zapatero
necesita un buen final en Barcelona para que su perfil no aparezca
desdibujado y falto de autoridad en Vitoria.
Carod tiene ahora la oportunidad
única de vender bien el sí al Estatut entre las bases de su partido, muy
entusiasmadas con la épica del no. Presentándose con la etiqueta de pionero
incomprendido de un proceso de paz al que los hechos dan finalmente la razón,
el líder republicano puede endulzar la justificación de un voto afirmativo
cuya virtualidad es evitar la catástrofe general en la que confían los
voceros del PP para llegar pronto a la Moncloa. No hay duda, a menos que gusten mucho
los precipicios, de que la táctica del pit i collons en Catalunya es, sobre
todo desde ayer, un regalo fantástico a Rajoy y un mal favor a los vascos.
Publicado en el
diario LA VANGUARDIA el jueves
23 de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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El periódico de Franco sólo dedica cuatro columnas al tema
del ‘alto el fuego permanente’. Cuestiones como la Guerra de Irak marcan la
actualidad para este grupo sectario hasta al nausea. También hay una loa al
‘Presidente Accidental’ y el habitual ataque al Partido Popular,
Aznar y Rajoy. Más de lo de siempre.
“Media vida esperando el momento” por
Josep Pernau
Algún día quizá se sabrán los
detalles de la gestación del alto el fuego de ETA, que confirma que estaban
justificadas todas las esperanzas que se expresaron en los últimos meses.
Sospecho que la constancia de que será permanente debió motivar un debate.
Pero como no se levanta acta en los cónclaves terroristas, me quedaré con las
ganas de saber cómo se razonó la necesidad de la permanencia, que es más que
indefinida, como era la última vez. La indefinición es, únicamente, que no se
precisaba lo que duraría.
Permanente, supongo, para que no
se confunda con la anterior, que la dirección de la banda decidió romper
cuando le dio la gana. Con una palabra quiere hacerla ahora creíble. La
credibilidad le importó hasta ahora muy poco a ETA. Si la busca en este
momento es porque la necesita, y algo puede haber cambiado en la organización.
Pero quiero creer que hay otro motivo importante para declarar que no será
flor de un día. Significa que permanecerá, a pesar de los desconfiados, de
los que recelen de una posible trampa, como dicen que ocurrió la última vez.
Los que opinan así están en su derecho de decir lo que piensan. Los
mandamases de la metralleta anuncian un tregua a prueba de los que sospechan
que sea una trampa.
Pienso que quizá peco de
optimista. Si es así, será el resultado de tantos años de espera. Ha pasado
la mitad justa de mi vida, desde que, en un mes de agosto, de vacaciones en
Praga, tuve noticia del primer asesinato de ETA. Sabíamos que llegaría el
final y quizá las ganas de que sea pronto nos alimenta la esperanza -y la
ilusión- de que podemos estar en el comienzo del proceso que ha de conducir
al fin. Quizá las ganas nos lo hacen ver así. Si me equivoco, no estaré solo.
Estoy seguro de que seremos multitud.
Publicado en el
diario EL PERIODICO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“José Luis R. Zapatero” por Ángel Sánchez
El pasado 10 de febrero, José
Luis Rodríguez Zapatero (Valladolid, 4-8-1960) proclamó: "Vivimos unas
circunstancias que me permiten tener la convicción de que podemos estar en el
principio del fin de la violencia de ETA. Será una tarea larga, difícil y
dura". Muchos, sobre todo los del PP, creyeron que era un farol sin
ningún fundamento. Días después, en la convención de su partido en Madrid,
Aznar acusó al presidente del Gobierno de "doblar la rodilla", de
"humillarse" y de "mendigar" un cese de la violencia.
Ayer, ETA anunció un "alto el fuego permanente" que representa la
posibilidad más seria jamás habida del principio del fin de esta pesadilla.
Zapatero no hablaba por boca de ganso.
También en febrero, en una
extensa entrevista al director del ABC, el máximo dirigente del PSOE hacía
pedagogía con los lectores del diario madrileño, nada proclives a dialogar
con la organización armada. "Sería un error histórico tener prisa -dijo-.
Esto nos llevará años y habrá momentos difíciles". Ahora resulta
decepcionante que Rajoy diga que la decisión de ETA no es la esperada. ¿Qué
esperaba? Que ETA se arrepintiera. ¡Uf!
Publicado en el
diario EL PERIODICO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“El reconocimiento de la derrota” por
Javier Pérez Royo
• Por
primera vez, ETA tiene que admitir que el terrorismo ha dejado de ser un
instrumento con el que intervenir en la política
Una de las cosas que no se ha
subrayado nunca lo suficiente es que España tuvo que constituirse
democráticamente en medio de una presión terrorista inusualmente intensa.
Esto es algo que no ha ocurrido en ningún otro país europeo. Nuestra primera
experiencia democrática estable, ya que la de la Segunda República
fue de una duración muy breve y convulsa no ha dejado de estar acompañada en
ningún momento por el terrorismo. Las ilusiones que nos pudimos hacer acerca
de la posible desaparición del terrorismo una vez que, aprobada la ley de
amnistía, estuviera implantada la democracia, y que, con el ejercicio del
derecho a la autonomía, se constituyera un Gobierno nacionalista en el País
Vasco, no duraron apenas nada. El terrorismo en España ha sido básicamente un
terrorismo contra la democracia. Ni cuantitativa ni cualitativamente se puede
comparar la acción terrorista contra el régimen del general Franco con la
acción terrorista contra la democracia constitucional.
Es verdad que ha habido momentos
desde la entrada en vigor de la Constitución en que pareció que se podía estar
aproximando el fin del terrorismo. Quien repase las hemerotecas podrá
comprobar hasta qué punto se abrieron esperanzas de poner fin al terrorismo
con la firma del Pacto de Ajuria Enea a finales de los años 80. Y quien
repase los barómetros del CIS se sorprenderá de qué lugar tan bajo ocupaba el
terrorismo entre las preocupaciones ciudadanas en 1993, tras la caída de la
cúpula de ETA en Bidart. Y todos tenemos en la memoria la última tregua
declarada por ETA durante el primer Gobierno de José María Aznar y las
esperanzas que se abrieron con la negociación que el presidente del Gobierno
ordenó abrir con la banda terrorista. Como consecuencia de la combinación de
la eficacia policial y de iniciativas políticas ha habido ocasiones en el
pasado en que pareció vislumbrarse el final del terrorismo etarra.
Nunca se llegó a alcanzar ese
objetivo. La esperanza del fin de ETA resultó ser en el pasado un espejismo.
La sociedad española parecía resignada a convivir de manera indefinida con la
presencia del terrorismo, aunque fuera con un terrorismo debilitado como
consecuencia de la eficacia de la acción de las fuerzas y cuerpos de
seguridad del Estado y de las condenas judiciales.
En ésas estábamos hasta que se
produjo el atentado del 11-M del 2004. Desde esa fecha se ha producido un
cambio en la percepción del terrorismo en todos los países europeos en
general, y en España en particular, que es sobradamente conocido. No se ha
llamado la atención, sin embargo, sobre algo que, en mi opinión, ha debido de
tener una influencia determinante en la decisión de ETA de declarar un alto
el fuego permanente conocida ayer. Se trata de lo siguiente: la dirección de
ETA y de Batasuna tuvieron ocasión de comprobar el propio 11-M que
prácticamente toda la sociedad española consideraba que ETA era capaz de
cometer un atentado tan brutal como ése. ETA no lo cometió, pero los
ciudadanos españoles pensamos inicialmente -antes de que el Gobierno mintiera
de manera deliberada-, es decir, espontáneamente, que había sido ETA. En
consecuencia, la dirección de ETA y Batasuna sabían que el canon por el que
los juzgaríamos en el futuro no sería el anterior al del 11-M, sino el
posterior a esa fecha y que, en consecuencia, cualquier atentado a partir de
ese momento supondría el fin de cualquier posibilidad de diálogo.
No cabe duda de que ETA está muy
debilitada y que tiene muchas más dificultades que en el pasado para
continuar matando, pero tampoco creo que quepan muchas dudas acerca de su capacidad
para poder hacerlo. La ausencia de atentados con víctimas mortales desde hace
casi tres años es consecuencia de una decisión política. De una decisión que
no ha sido libre, sino que le ha venido impuesta por las circunstancias. ETA
y Batasuna saben que ya no pueden matar, que tienen la capacidad para poder
hacerlo, pero que no pueden hacerlo. ETA y Batasuna saben que, tras el 11-M,
quien cometa un atentado terrorista no se pone solamente fuera de la ley,
sino que dejará de ser considerado por la sociedad española como parte de
ella misma. A partir de ese momento sólo cabe la erradicación por el Estado
de la organización terrorista, sin posibilidad de que se pueda explorar
siquiera algún tipo de fin que no sea exclusivamente policial y penitenciario.
Podría ser largo y doloroso para la sociedad española, pero el camino de la
erradicación de ETA sería un camino sin retorno.
En esta convicción de
ETA/Batasuna es donde está el origen del comunicado de alto el fuego
definitivo dado ayer. ETA/Batasuna han llegado a la conclusión de que ya no
pueden posponer por más tiempo el reconocimiento de su derrota, porque ya no
tienen ninguna baza que jugar.
Esto es lo que, muy
probablemente, quería decir el presidente del Gobierno al hablar del comienzo
del principio del fin de ETA. Una guerra no se acaba cuando lo decide el que
la gana, sino cuando el que la ha perdido acepta su derrota. Lo estamos
viendo en Irak. El presidente Bush declaró que la guerra había terminado a
los tres meses de haberla empezado. No fue ésa la opinión de la insurgencia
iraquí y así están las cosas en Irak. Con el terrorismo de ETA ocurre algo
parecido. No es el Estado español el que puede decidir cuándo se ha ganado la
guerra, sino que es ETA la que tiene que reconocer su derrota, la que tiene
que reconocer que el terrorismo ha dejado de ser un instrumento con el que
poder intervenir en la política española. Es lo que acaba de hacer por
primera vez desde que se dio a conocer como organización terrorista.
Es evidente que entre lo que ETA
ha decidido y lo establecido en la resolución del Congreso de los Diputados
para empezar a hablar hay una distancia, y una distancia no pequeña. Queda,
por tanto, todavía un camino por recorrer que no va a resultar fácil para
nadie. Entre otras cosas porque hay mucho dolor acumulado, mucha desconfianza
por parte de la sociedad española y una realidad judicial y penitenciaria que
puede resultar muy resistente a una negociación de naturaleza política.
Pero esta vez sí parece que nos
aproximamos al fin de la pesadilla de estos últimos 40 años. Las
manifestaciones de alegría ciudadana con que fue recibido en la sociedad
vasca el comunicado de ayer de ETA así parecen indicarlo. Esto no ha ocurrido
nunca en el pasado. Los ciudadanos vascos, sobre todo, saben que esto no es
una simple tregua. Es el reconocimiento de una derrota. Es la aceptación por
ETA/Batasuna de que, aunque no les guste, no tienen otra opción que abandonar
las armas y hacer política. Justamente por eso es más que probable que esta
vez vaya a ser que sí.
Javier Pérez
Royo es Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de
Sevilla
Publicado en el
diario EL PERIODICO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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“El fuego de Prometeo” por Joan Barril
Unos señores nos anuncian un
alto el fuego permanente. Otros señores dicen que eso no es nada, que lo que
de verdad importa es un alto el fuego definitivo. El fuego y la ira se van
acabando en España. ¿O es que no se acaban? Porque el fuego y la bomba han
cambiado de autor, pero continuamos buscando mochilas abandonadas entre las
multitudes. Y la ira. ¿Cuántos políticos resentidos no continúan en el estado
de la ira permanente? La bomba y el tiro en la nuca acaban con las vidas de
la gente. Sin embargo, la ira permanente acaba con la esperanza. Curiosos
tiempos. La paz debería ser una experiencia permanente. Pero cuando un alto
el fuego es noticia, la paz se convierte en algo excepcional.
Nos guste o no, el alto el fuego
(¿permanente?) de ayer tiene muchos padres. Nos guste o no, uno de sus padres
se llama Bin Laden y lo que él representa. La barbarie de Madrid fue un
detonante para la conciencia de los terroristas locales y la evidencia de que
si un pueblo podía resistir a este tipo de matanzas era evidente que estaban
lanzando la violencia en saco roto. Otro de sus padres, y eso es duro
reconocerlo pero tal vez es justo hacerlo, fue el cerco al que los gobiernos
centrales sometieron a los apoyos civiles del terrorismo. Al fenómeno terrorista
se le persigue y se le convence. Digan lo que digan ahora Aznar y sus
herederos, también ellos practicaron la pesca al curricán. Se lanza el sedal
y, cuando se ha detectado a la presa, se afloja y se tira del carrete. Al pez
espada o al tiburón común se le cansa y se le demuestra quién manda, se
suelta hilo y, cuando ya está confiado, se tira de él.
Pero hay una tercera paternidad.
Y está muy cerca. Durante muchos años los movimientos más radicales de
Catalunya, incluso los moderados, han tenido en Euskadi un espejo deformante.
La fascinación por todo lo vasco continúa siendo una seña de identidad de una
cierta catalanidad. Se trata de una fascinación en absoluto recíproca. Para
determinados políticos catalanes, los vascos eran hermanos. Para los vascos,
los políticos catalanes sólo eran primos lejanos. Y sin embargo, Esquerra
Republicana, un partido que, cuando le conviene, oculta o enarbola la bandera
del independentismo, experimentaba un crecimiento tal que le permitía llegar
al poder con la cara bien alta. Cuando esto sucedió, la paupérrima política
vasca del atentado sin condena empezó a cambiar. Había una posibilidad de
acción política sin sangre que podía explorarse. Por primera vez, Catalunya
mostró un camino a una gente que había hecho de los proyectiles Parabellum la
sagrada forma de su comunión. El alto el fuego permanente está también
ejemplificado.
Alguien dijo que ETA era como un
avión con problemas que pedía pista para aterrizar. Zapatero, con mediadores
desconocidos, ha allanado el terreno. Quedan cosas por hacer, víctimas por
satisfacer, reinserciones, entusiasmo por las urnas. El alto el fuego vincula
sólo a los dioses del fuego. Pero un Prometeo democrático les ha robado el
fuego para extinguirlo de una vez por todas. Es una buena noticia. Y hay
algunos que confunden la esperanza con la traición.
Publicado en el
diario EL PERIODICO el jueves 23
de marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el
texto.
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El ‘Grupo Correo’ que ha padecido la acción
criminal de la banda ETA muestra un escepticismo realista. Los criminales no
han anunciado su renuncia definitiva al ejercicio del crimen en sus más
variadas variantes. Sólo han anunciado un cese temporal, tal vez estratégico,
que sólo el tiempo evidenciará en su verdadera dimensión ¿Alegrarse por el cese
del crimen? Sin duda ¿Creer que ha llegado el fin del crimen organizado por
este comunicado? Nunca
“Emoción contenida” por Ramón Jáuregui
En los pasillos del Congreso,
todo el mundo
se abrazaba ayer a partir de mediodía, cuando supimos del comunicado de ETA.
Me sentía un poco sorprendido, casi sobrepasado por la noticia, al ser
efusivamente saludado por mis compañeros y al ver el entusiasmo general. Mi
frialdad era consecuencia de una doble circunstancia. En parte porque lo
esperaba y en parte porque sólo lo creo a medias. Me explicaré.
Desde hace más de un año, este
paso se intuía. En el verano de 2004 confluyeron una serie de circunstancias
que obligaron a ETA y Batasuna a replantear su estrategia. De una parte la
aparición de un terrorismo de raíz islamista que alteró la geoestrategia
internacional contra los grupos violentos. En particular el atentado de
Madrid que descolocó además a ETA en su protagonismo violento y condenó
definitivamente cualquier práctica semejante. De otra, la desarticulación
operativa de la banda, producida en los años de la ofensiva terrorista y que
ha debilitado la estructura francesa y la interna como nunca hasta la fecha.
Junto a todo ello, hay dos
argumentos que este mundo no desprecia. El uno es el endurecimiento que la
democracia ha establecido al entorno político de ETA acumulando sumarios
judiciales contra organizaciones y personas afines e ilegalizando las
opciones partidarias que lo representan. El otro es el hartazgo de la sociedad
vasca y la convicción de que la causa política que se atrinchera en las
bombas quedará destruida por ellas. Este argumento es definitivo y viene
cobrando cuerpo en la izquierda abertzale, y en el nacionalismo en general,
desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco en julio de 1997.
A todo ello se suma la renuncia
del IRA a la violencia y su apuesta decidida por la política para defender
sus objetivos. ETA siempre se ha mirado en ese espejo y su estrategia, con
frecuencia, se ha nutrido en aquellos lares. La desaparición del IRA dejaba a
ETA como el último mohicano de los viejos movimientos de liberación surgidos
en la segunda mitad del siglo XX en las turbulentas aguas de la
descolonización y de las revoluciones marxistas.
La noticia no me sorprendió ayer
al mediodía, porque este razonamiento venía tomando cuerpo desde hace año y
medio y porque todos sabemos en Euskadi que esta decisión estaba tomada y
sólo faltaba saber cómo y cuando la hacían pública.
El cuándo ya se ha despejado. El
cómo, en parte también. El comunicado de ETA es diferente. Está medido y
parecen prudentes. La ausencia de la retórica milenarista y militarista se
agradece. La expresión utilizada, 'alto el fuego permanente', es nueva y
merece un comentario. Desde luego habría sido mejor que renunciaran
definitivamente a la violencia, pero desgraciadamente eso no es realista en
este tipo de casos. El uso de la expresión 'alto el fuego' ha sustituido a la
'tregua' clásica de otras ocasiones y el 'permanente' supera las
características 'temporales', 'sectoriales', 'territoriales' o 'indefinidas'
de sus antecedentes.
Tiempo habrá para analizar con
más detalle la situación creada, pero si algo contiene mis emociones de paz
es esa ligazón entre el cese de la violencia y la construcción de un nuevo
marco político en el que se reconozcan «los derechos que como pueblo nos
corresponden». Aquí hay mucho que decir porque algunos creemos que la
libertad y la paz eran los derechos que nos faltaban precisamente. En
definitiva, que no estoy seguro de que en ETA y en su entorno algunos sigan
pensando que la amenaza terrorista sigue siendo útil para alcanzar
determinados objetivos que la democracia no concede. Por eso, quizás hoy más
que nunca, conviene recordar que no hay precio político para que dejen de
matar, pero que tampoco debe haberlo porque hayan dejado de hacerlo.
Ramón Jáuregui
es Presidente de la Comisión Constitucional del Congreso de los
Diputados
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“¿Era esto?” Por Javier Zarzalejos
¿Era esto lo que se esperaba?
Probablemente pasará mucho tiempo hasta que sepamos si el «mensaje al pueblo
vasco» que ayer hizo público ETA para anunciar un alto el fuego permanente
colma las expectativas que podían albergar los 'conocedores del proceso'.
El comunicado etarra llama la
atención por ser conciso y explícito. La concisión -unos pocos párrafos- lo
aleja de la profusa retórica con la que ETA se ha sentido obligada a explicar
sus decisiones consideradas históricas, aquellas que comprometían al conjunto
de la organización, y definían nuevas estrategias en el manejo del terror y
la coacción. Pero es también explícito sin lugar a dudas a la hora de
vincular el alto el fuego con un proceso de negociación política cuyo
resultado está predeterminado por la banda: la legalización de su entorno y
el cambio de marco político para obtener el derecho de autodeterminación y
promover su ejercicio. Mientras tanto, ETA se cree legitimada para exigir
que, en una disparatada reciprocidad, el Estado de derecho paralice su acción
contra los terroristas.
La tregua nos coge más
escépticos, más conscientes de la deuda colectiva que hemos contraído con las
víctimas y del deber de honrarlas, más hartos si cabe -y desde luego mucho
más avisados- de las mil y una maneras en que a lo largo de los años, matando
y dejándolo de hacer, los terroristas y los gestores de su coacción han unido
el fin del terror a la consecución de sus objetivos. Pero la tregua llega,
también, cuando sabemos que la democracia puede derrotar a ETA, que la ley es
la mejor receta pacificadora y somos conscientes de que, aunque ETA pretenda
ahora hacer de su necesidad virtud, los terroristas no han experimentado
ninguna metamorfosis que los haga hoy distintos a lo que eran hace dos días.
Es necesario recordar que el
principal motivo de esperanza, la madre de toda otra esperanza, ha estado y
se mantiene, también hoy, en el éxito del estado de derecho, de la democracia
dispuesta a plantar cara, con la ley, a sus enemigos. Nos hemos ganado el
derecho a practicar un leal escepticismo porque con tantas hojas de ruta, la
colisión es probable. ETA tiene su hoja de ruta, como la tiene el lehendakari
que, con una sorprendente rapidez, ha tomado posiciones reclamando para sí la
gestión de la 'normalización' en torno a una mesa que Ajuria Enea ha abierto
en cuanto las palabras mágicas de ETA -»alto el fuego»- han sonado como un
sortilegio. Para estar al comienzo del abandono de las armas por parte de ETA
-la única declaración que se esperaba, como se decía hasta ahora después de
cada comunicado decepcionante de la banda- ayer se habló mucho de política.
Seguramente, demasiado. Tal vez estemos de nuevo en esa situación paradójica
en que el protagonismo de ETA se refuerza en los periodos en los que se dice
llegado el momento de «hacer política».
Frente a la pretensión de ETA de
que la sociedad española ponga el contador a cero, el alto el fuego debe
certificar su derrota, no permitir que la banda escape a ella, sin rasgo de
legitimación para sus crímenes, sin sombra de influencia de su coacción y de
su terror sobre los demócratas sean cuales sean las mesas en las que estos se
sienten, sin agravio a las víctimas. El Gobierno ha creído que el de ayer era
el escenario deseable para asegurar el final de ETA. Somos muchos los que no
estamos de acuerdo con esa apreciación. Pero es su derecho -así lo ha
recordado muchas veces- y su responsabilidad. El Gobierno, en los términos de
colaboración leal definidos en el Pacto por las Libertades, tiene derecho a
esperar la disposición constructiva del PP que ayer manifestó Mariano Rajoy.
El presidente Rodríguez Zapatero, por su parte, ha de recordar que,
tratándose de ETA, la transparencia y el consenso son los presupuestos del
éxito. El resto lo dará el acierto del Gobierno que todos los españoles
deseamos.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Casi todos contentos” por Manuel
Alcántara
Quienes crean que la oferta
etarra de un alto el fuego permanente no va a tener contraprestaciones, es
porque se chupan el dedo. No exactamente el mismo que sirvió para señalar a
las víctimas. ¿Cómo no alegrarse? Es un gran día. Lo que ocurre es que es más
grande para quienes no llevan luto en el corazón. No puede extrañarnos,
aunque nuestro júbilo sea incontenible, que puedan contener el suyo los
hijos, los padres, los hermanos de los asesinados. Si se consigue que el
terrorismo cese, aunque el camino sea largo todavía y difícil, se habrá
logrado el objetivo deseado durante treinta y tantos años. El presidente del
Gobierno advierte de que quedan jornadas duras y que habrá que transitarlas
con prudencia. Claro que para prudencia nada comparable a la que desarrollan
los muertos. Ya no pueden decir que esta boca era suya y se callan con
obstinación.
Se especula ahora sobre las
neblinosas condiciones del abandono de las armas. No sabemos nada acerca del
trato aunque estemos, como el poeta, llenos de «sospechas de verdades».
Vivimos, por fortuna, en democracia, pero el secreto de algunas cosas
trascendentales sólo lo conocen determinados demócratas. Alguna gente piensa
que habrá liberación de presos, ahora que Interior acababa de alertarnos del
repunte de presos en los dos primeros meses del año. La verdad es que la
población reclusa española se había disparado. En un trimestre aumentó en 700
personas. Una barbaridad si se tiene en cuenta que en todo el 2005 se
incrementó en 1.500 personas. La directora general de Instituciones
Penitenciarias ha dicho que la sobreocupación de las cárceles es un problema
gravísimo. Quizá haya ahora un relevo en las celdas. Es pronto para saberlo.
Es éste un momento de esperanza y hay que ser prudentes, muy prudentes. Casi
tanto como los que murieron y no pueden alegrarse.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Socialmente irreversible” por Jonan
Fernández
Tras la declaración de ETA, creo
que son tres las preguntas principales. La primera y más importante
plantearnos si es fiable o no. En primer lugar, tenemos que fijarnos en lo
que dice. Por una parte, anuncia una suspensión «permanente» de las acciones
armadas. Utiliza, de este modo, la misma expresión que acuñó el IRA. Por otra
parte, la declaración no está explícitamente condicionada. Es, en este
sentido, un alto el fuego incondicionado. Tanto lo uno como lo otro son
signos positivos, aunque probablemente para algunos todavía insuficientes.
Apuesto firmemente por dar credibilidad a esta declaración por lo que dice y
por lo que no dice, pero sobre todo por el marco en que se produce. Lo que
hace irreversible esta declaración no es sólo su contenido sino el contexto
social y político. El cambio de ciclo no tiene vuelta atrás. Por eso creo que
sería una irresponsabilidad no aprovechar esta oportunidad.
La segunda pregunta es por qué
se produce ahora esta declaración. Imagino que vamos a asistir a una guerra
de argumentos para justificar gracias a qué o a quién se produce. No hay que
caer en ese juego interesado -todo el mundo quiere barrer para su casa- y de
imposible resolución -los cambios nunca se producen por un único factor sino
por la suma de varios. Me parece oportuno, en cambio, destacar la importancia
determinante de la evolución de nuestra sociedad. El conflicto entendido como
una mezcla de violencia y crispación política se ha vuelto radicalmente
incompatible con las prioridades vitales de nuestra sociedad. Esto es lo que
hace irreversible la nueva situación en la que nos encontramos desde ayer. Es
este cambio de ciclo también el que explica la transformación de Elkarri a
Lokarri.
A partir de ahora, ¿qué? Ésta es
la tercera pregunta. En primer lugar, mucho realismo; perspectiva de proceso
y consciencia de la complejidad de la tarea que hay que abordar. Sobre esta
base tres grandes criterios. Primero, humanización; dar pasos decididos en
todos aquellos espacios vulnerables para los derechos humanos. Segundo,
diálogo sin exclusiones; es necesario articular una mesa de partidos en la
que estén todos, también la izquierda abertzale que representa Batasuna.
Tercero, no unilateralidad; evitar la tentación de actuar mediante
actuaciones no suficientemente compartidas. Creo que con estas claves
podremos convertir la esperanza en realidad.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Sin disolución” por Rogelio Alonso
Muchas serán las personas que
califiquen de 'histórico' el último comunicado de la organización terrorista
ETA. Este mismo calificativo ha sido utilizado en numerosas ocasiones a lo
largo de la última década en Irlanda del Norte. Precisamente esa experiencia
obliga a moderar evaluaciones excesivamente positivas que la declaración
etarra puede sugerir a algunos obeservadores. Fue en 1994 cuando el IRA
decretó un cese de sus actividades «militares» y todavía hoy la organización
terrorista sigue activa. Cierto es que ha abandonado sus asesinatos
sistemáticos, pero no sus actividades de financiación y recopilación de
inteligencia que ahora, como reconocen las fuerzas de seguridad, utiliza para
su estrategia política dirigida por Sinn Fein. Por tanto, Sinn Fein ha optado
por las vías políticas, pero sin renunciar a la contribución de las
actividades ilegales del IRA, que continúa al servicio del partido político
garantizándole beneficios mediante la promesa de una desaparición de la banda
que nunca llega, al ser dicho objetivo la fuente de concesiones hacia quienes
supuestamente habrían de conseguirlo. Es decir, las vías políticas
emprendidas no son en absoluto democráticas, al operar el partido político
con el apoyo criminal, logístico y financiero de una organización ilegal,
propiciando un escenario que seduce a ETA y a Batasuna.
Tan significativo precedente
obliga a tener muy presente la coyuntura en la que ETA hace público su
comunicado. ¿Qué persigue ETA con sus palabras? ¿Por qué en este momento
actual después de otros comunicados muy recientes en los que aseguraba que,
según su lógica, las condiciones para continuar con la violencia permanecen?
La respuesta a estas preguntas y la interpretación del comunicado debe
hacerse desde la insistencia en que la declaración está firmada por una
organización terrorista responsable del asesinato de cientos de seres humanos
que todavía hoy continúa amenazando, intimidando y financiándose a través de
actividades criminales. Su mera existencia es sin duda un factor de coacción
enorme que jamás un sistema democrático debería tolerar como aceptable. Por
ello, frente a los exultantes comentarios suscitados por la declaración, debe
indicarse que ETA no ha anunciado su completa desaparición, ni su disolución,
ni la entrega de sus armas. Hay quienes entienden que todo eso vendrá después
de un primer paso como el de ayer. Sin embargo, esa mera muestra de
tolerancia hacia una organización terrorista invita a involucrarse en una
contraproducente dinámica de concesiones. En realidad, un alto el fuego de un
grupo terrorista no debe ser alabado al no ser en absoluto un acto que deba
recompensarse, pues su violencia es simplemente inaceptable de partida.
La necesidad de plantear tan
firmes exigencias se desprende de los efectos que se derivarían de una
respuesta mucho más complaciente, tal y como se deducía de las palabras del
dirigente del Partido Socialista de Euskadi José Antonio
Pastor, cuando en relación con el posible encarcelamiento de Otegi declaraba
días atrás: «Probablemente, a lo mejor tampoco hubiera dado lugar a que se
hubiera producido ninguna circunstancia de éstas si se hubiera producido ya
un escenario de desaparición de la violencia en el País Vasco porque la
presión social, la ilusión de la sociedad, influye en todo el mundo, en jueces,
políticos, periodistas y en todo el
mundo». En su opinión, todos los estamentos son personas
que se dejan «influir como todos» y, «cuando se genera un clima de esperanza
y de futuro en paz, es evidente que se produce un relajo general en la
sociedad». En función de esa lógica, la declaración de ETA serviría para
acentuar la presión sobre una sociedad ansiosa de paz tras décadas de un
terrorismo que precisamente ha buscado su desestimiento. Ahí radica el
peligro de considerar como suficiente la actual declaración de tregua a pesar
de que ésta no informa de la noticia que realmente sí debería ser bienvenida,
esto es, la completa disolución, desaparición y desarme de la organización
terrorista.
La gestión del proceso anterior
a este comunicado ha servido para dividir enormemente a las fuerzas
democráticas, beneficiando tan sólo a ETA y a su entorno. La gestión del
actual escenario también tiene un considerable potencial de desestabilización
para los partidos democráticos si persisten sus divergencias. De ahí la
necesidad de consensuar unos acuerdos mínimos que en realidad se encuentran
ya recogidos en el Pacto por las Libertades, siendo la negación de cualquier
precio político a la violencia el más importante de ellos. Dicha ausencia de
precio político exige que una organización terrorista y el partido que la
representa y que se encuentra estrechamente vinculado a la misma no se
beneficien de una indulgencia que algunos observadores favorecen ya en
respuesta al gesto de ETA. No son los gestos verbales, sino los hechos
objetivos los que deben ser valorados. Hasta el momento el único hecho
objetivo es que ETA sigue mostrándose reacia a desaparecer. Es pragmático y
razonable que los representantes políticos de la organización terrorista, así
como sus activistas, sigan recibiendo el trato que la Justicia impone
mientras la banda no anuncie su disolución y desarme, es decir, mientras
continúe existiendo una organización ilegal como ETA. Representan exigencias
realistas y prácticas que deberían satisfacerse y verificarse rigurosamente
antes de considerar cualquier diálogo sobre los presos y otras cuestiones
políticas como la vuelta a la legalidad de Batasuna, lo cual impediría que la
organización terrorista coartase al resto de los actores. Estas exigencias
democráticas incentivarían a los dirigentes de Batasuna a exigir a ETA su
verdadera desaparición y facilitaría la restauración del consenso entre los
principales partidos democráticos.
Rogelio Alonso es Profesor de Ciencia Política
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“En el recuerdo” por Enrique Portocarrero
Tal vez sea esta declaración de
alto el fuego permanente la consecuencia irremediable de un rechazo social
que ha llevado a ETA frente al espejo de su propia irracionalidad, de su
anacronismo en una Europa del siglo XXI que no entiende en ningún caso el
empleo de la violencia en la consecución de fines políticos. Un anacronismo
pesaroso, además, que nos ha dejado en la memoria el recuerdo y el dolor por
muchas víctimas que ahora no pueden compartir nuestra ilusión esperanzada por
un futuro sin amenazas, sin miedos ni restricciones a la libre expresión de
nuestras ideas.
De ahí, pues, que ese optimismo
inicial por una eventual desaparición de ETA se vuelva agridulce cuando se
piensa en el reguero de sufrimiento que nos conduce hasta este momento de
ilusión. Algo difícil de sobrellevar, también, cuando se tiene la firme
voluntad de colaborar por un futuro de paz y progreso.
Entonces, ¿cómo respaldar un
diálogo sincero que busque espacios de consenso sin ofender a la memoria de
las víctimas? ¿Cómo proclamar la confianza en un proceso que no margine el
sentimiento de los que sufren? Pues sencillamente, con toda franqueza,
manteniendo en el recuerdo a las víctimas, pero también siendo respetuosos
con una voluntad social que lo mismo ha rechazado a ETA que ha proclamado su
deseo de vivir en paz. Un respeto sincero a la memoria y el recuerdo, pero
igualmente una lealtad con el presente y el futuro, trabajando con el
objetivo de erradicar determinados comportamientos de intransigencia y
crispación. Memoria y voluntad de paz, en definitiva, que no son excluyentes,
sino complementarios y necesarios.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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Del gozo y la desconfianza” por Antonio Papell
Emoción en Euskadi, gozo en
España. Estos son los sentimientos primarios que ayer embargaron a la
ciudadanía al conocer que las expectativas que se habían creado en torno a un
hipotético 'proceso de paz' habían desembocado en una declaración de ETA que
anunciaba un «alto el fuego permanente». Estos impulsos, muy lógicos en una
sociedad que ha padecido durante cuatro décadas el terror exorbitante
promovido por ETA, han tenido que ser tamizados racional y políticamente. Y
el gozo, como la emoción, ha debido aderezarse de inmediato con la
desconfianza. Desconfianza que proviene del hecho de que la pelota está en el
tejado de quienes han llenado de sangre, sudor y lágrimas este país sin razón
y con saña desde bastante antes de que arrancara el régimen democrático y con
el afán manifiesto de agostarlo, de que nunca llegase a florecer. Ningún
'síndrome de Estocolmo' debería ofuscarnos a este respecto.
El comunicado no es precisamente
tranquilizador, no sólo porque lo 'permanente' puede dejar de serlo (no así
lo 'definitivo') sino también porque usa el detestable lenguaje ya conocido
del fanatismo ultranacionalista. Aciertan seguramente quienes disculpan la
catadura prosaica del mensaje en beneficio del contenido, pero parece
oportuno utilizar este argumento, el de la persistencia filológica, para
realizar la ya inaplazable advertencia de fondo, ideológica, que procede cada
vez que ETA maneja la estrategia del alto el fuego: si lo que quiere decir es
que reconoce -aunque sea de manera críptica- que ha pasado su hora y la de la
violencia, y que declina seguir utilizándola como elemento de presión
política, estaremos al comienzo del principio del fin, por utilizar la
esperanzadora frase de Zapatero. En cambio, si el significado de la
comunicación es más ambicioso y se resume en una propuesta condicional que
supedita la 'permanencia' del alto el fuego a la evolución de un proceso
autodeterminista, estaremos corriendo un grave riesgo de padecer una nueva
frustración.
Tiempo habrá para examinar todos
los extremos del comunicado etarra y las reacciones del nacionalismo vasco,
tanto el democrático como el que no lo es y ha secundado la violencia
terrorista. Ahora conviene quizá sentar algunos principios que nunca son
ociosos. En primer lugar, el de que, después de tanto sufrimiento, nadie le
puede pedir legítimamente a este país que remita al olvido la gran tragedia
cuando la organización terrorista que la promovió está exhausta y al borde de
la consunción. En segundo lugar, todos los 'agentes', como dice el
comunicado, han tenido ya ocasión de ver lo que da de sí la Constitución
en el trámite del Estatuto de Cataluña, que se ha redactado felizmente sin la
presión desfiguradora de las metralletas. Pueden tener por seguro los
nacionalistas vascos de todos los pelajes que los límites que acaban de
visualizarse no se ampliarán por el hecho de que ETA sugiera más o menos
sutilmente alguna relación entre su «alto el fuego permanente» y la reforma
del marco institucional del País Vasco.
En tercer lugar, conviene
recordar que el planteamiento de este asunto ha de hacerse poniendo a todos
los demócratas a un lado y a ETA al otro; es firme y no revisable el criterio
de no pagar precio político alguno por la paz. De ningún modo se entendería
que esta 'tregua' -eso es el «alto el fuego», con las connotaciones perversas
del concepto- fuese un nuevo motivo de confrontación entre el PP y el PSOE.
Los líderes políticos deben saber que la ciudadanía tomaría muy buena nota
del desmán si alguno quisiera utilizar este asunto en beneficio propio y en
perjuicio del adversario. En definitiva, es exigible que se recomponga la
unidad política, aunque sólo sea en este concreto asunto y hasta que esta
manifiesta oportunidad que se brinda a la paz se haya explorado hasta las
últimas consecuencias.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Enhorabuena” por Joseba Arregi
En unos momentos de profunda
alegría, pues por fin ETA ha decidido declarar un alto el fuego permanente,
creo importante dar la enhorabuena a todos aquellos que tanto han sufrido por
la existencia de ETA y por su violencia terrorista. Creo necesario dar la
enhorabuena a todos aquellos que incesantemente han luchado contra ETA en
primera línea, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, incluida la Ertzaintza, pues si
podemos vivir este momento es, en buena medida, gracias a su trabajo, a su
esfuerzo, y al coste que todo esto ha tenido para ellos.
Enhorabuena también para todos
aquellos ciudadanos que nunca se amilanaron ante las amenazas de ETA, a los
que nunca creyeron que era necesario satisfacer alguna de sus demandas para
conseguir que cejaran en su empeño violento, a los que nunca cedieron, a los
que siempre estuvieron dispuestos a luchar contra ETA, a deslegitimar sus
pretensiones y sus justificaciones. Y enhorabuena a las víctimas del
terrorismo porque fueron capaces de rescatar la memoria de los asesinados por
ETA, memoria que ha sido elemento fundamental en la lucha contra ETA.
Y enhorabuena, por fin, a toda
la sociedad vasca y española porque desaparece la pesadilla del terror, de la
amenaza permanente, de la presencia en su medio de un elemento desintegrador,
porque puede empezar a vivir en paz, porque puede empezar a vivir en libertad
asumiendo su propia responabilidad.
Por fín ha llegado el comunicado
que tanto se esperaba. Pero no sólo desde que se habla del proceso de paz, no
sólo desde la propuesta de Anoeta, no sólo desde que el presidente del
Gobierno ha hablado de la posibilidad de la paz, sino desde que ETA,
desatendiendo la decisión de los ciudadanos vascos en referéndum, ha
practicado la violencia y el terror contra los ciudadanos vascos y españoles,
contra el Estado, contra la libertad, contra las instituciones vascas
estatutarias legítimas. Por fin ETA desaparece de nuestras vidas, porque
quiero creer que el alto el fuego permanente es la constatación de un fracaso
rotundo.
Habla el comunicado de abrir un
proceso democrático en cuyo final se encuentra una paz basada en la justicia.
Pero el inicio del camino es el alto el fuego permanente. Y el alto el fuego
permanente es ya paz. El alto el fuego abre una situación en la que ETA ya no
está en posición de condicionar la libertad de los ciudadanos vascos. Y por
mucho que diga que al final del proceso que ellos dicen abrir con el alto el
fuego debe darse una situación en la que los ciudadanos vascos deben tener la
palabra y la decisión sobre su futuro, es importante recordar que los vascos
han tenido la palabra y la decisión sobre su futuro durante todo este tiempo
de democracia, y que lo único que ha coartado esa libertad de decisión ha
sido precisamente ETA con su violencia y su terror.
La decisión de declarar el alto
el fuego permanente significa que ETA ha reconocido que su camino, su triste
camino de sangre y muerte, ha llegado a su fin. Ahora es el momento de los
ciudadanos y de su responsabilidad. No es ETA nadie para decir qué es lo que
tienen que hacer, ni lo que tienen que decidir los ciudadanos vascos. No es
nadie ETA para definir en qué consiste la responsabilidad de los ciudadanos
vascos. Cada ciudadano podrá pensar lo que quiera, y decidir en la línea que
crea conveniente, y proyectar el futuro de la convivencia entre vascos como
mejor le parezca.
El paso dado por ETA no nos
obliga a nada. ETA no nos regala nada. En todo caso nos devuelve lo que nos
había robado a la fuerza. Aunque no puede devolver la vida a los asesinados.
Aunque no puede devolver la alegría a tantas personas sumidas en el
sufrimiento por su locura violenta.
La responsabilidad de la que
habla en su comunicado es una responsabilidad a ejercer en libertad: si hasta
ahora muchos ciudadanos vascos han luchado por la defensa de la democracia,
por la defensa del pluralismo de la sociedad vasca, por la defensa de los
derechos de ciudadanía por encima de creencias, identidades e intereses; si
hasta ahora muchos ciudadanos vascos han luchado por la libertad, por poder
pensar en libertad, por poder expresar lo que pensaban y por poder sentirse
como se sentían, sin obligar a nadie a sentir lo mismo, pero defendiendo el
marco jurídico-político en el que era posible que convivieran esas distintas
formas de sentir, y lo han hecho bajo la amenaza de la violencia y el terror
de ETA, ¿no lo van a hacer ahora que ya no existe esa amenaza?
Ésa es la responsablidad de
muchos ciudadanos vascos: seguir luchando por los mismos ideales por los que
han luchado en tiempos difíciles. Los derechos del pueblo vasco no están por
encima de los derechos de los ciudadanos vascos, ni pueden conculcar ninguno
de los derechos que como ciudadanos les corresponden.
Es cierto que estamos en un
momento de responsabilidad y que es preciso gestionar con responsabilidad la
situación. ETA ya no puede, y no debe condicionar de ninguna manera la
política vasca o española. Y partiendo de ese principio, es necesario que
todos los partidos políticos democráticos se unan y apoyen lo que el Gobierno
haga para apuntalar definitivamente la situación. Nada mejor que el que el
PSOE y el PP afrontaran de manera conjunta esta situación.
Sería necio no ver en el
comunicado las referencias al reconocimiento de los derechos que corresponden
al pueblo vasco, al aseguramiento de la posibilidad de que todas las opciones
políticas se puedan desarrollar en el futuro -es la fórmula para decir que
debe ser posible y realizable la opción de la autodeterminación-, que Francia
y España deben respetar lo que decida el pueblo vasco. Pero si estas
referencias eran inaceptables bajo la amenaza de la violencia y el terror,
ahora están sometidas al valor democrático de la pluralidad vasca en lo que
al sentimiento de pertenencia se refiere, en la forma de entender lo que
significa pueblo vasco, en la particularización y limitación de los
intereses, de las identidades, de los sentimientos de pertenencia de los
ciudadanos.
Al llamamiento que hace ETA a
los ciudadanos y ciudadanas vascas para que se impliquen en este proceso
muchos podremos contestar diciendo que muchos ciudadanos vascos siguen
implicados en el desarrollo de la democracia, en el desarrollo del valor
democrático del pluralismo vasco, del acuerdo entre diferentes, en la
consolidación del marco de convivencia que permite precisamente la
convivencia de distintas identidades, de distintos y complejos sentimientos
de pertenencia.
ETA se refiere en su comunicado
al conflicto. Pero no hace referencia en ningún momento al sufrimiento
causado, a las casi mil víctimas producidas por sus actos de terror, a las
víctimas familiares de los asesinados. Alguien puede pensar que es normal,
que es muy difícil que ETA haga ninguna referencia al daño causado. Pero eso
no impide sino que exige que la responsabilidad de la sociedad vasca radique
precisamente ahora en mantener viva la memoria de los asesinados, la memoria
de su significado político. Ahora más que nunca es imposible el olvido, el
hacer como si ETA nunca hubiera existido, como si no hubiera habido víctimas,
como si no hubiera habido verdugos.
Si ETA dice que se reafirma en
su compromiso de seguir dando pasos para superar el conflicto de largos años
y construir una paz basada en la justicia, la sociedad vasca debe decirle que
ella se reafirma en su compromiso de seguir consolidando el pacto y el
acuerdo como el camino para salvaguardar el pluralismo y la libertad de los
vascos. Hemos esperando tanto a estar libres de ETA que ahora tenemos la
responsabilidad de cuidar esa libertad como el bien más preciado, tenemos la
responsabilidad de cuidar las condiciones que hacen posible esa libertad: el
pacto, el acuerdo, la pluralidad, los derechos de ciudadanía, la mezcla
cultural, la complejidad de las identidades, las instituciones estatutarias y
constitucionales. No estamos dispuestos a poner en peligro ninguna de ellas,
porque no estamos dispuestos a perder la libertad. Ésa es la paz para
nosotros.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Empezamos de nuevo” por Andoni Unzalu
Garaigordobil
Suelo utilizar de forma
recurrente una frase de Lars Gustafsson: «No importa. No nos rendimos.
Empezamos de nuevo». Es una frase que el día de hoy tiene dos lecturas. Una
desde la perspectiva de la propia ETA que, una vez más -Argel, Lizarra, Suiza
- intenta con su fin condicionar el futuro político de los ciudadanos vascos.
Y que esta vez también es así; conviene no olvidarlo. El otro uso de la frase
presupone que el fin del terrorismo es un bien social de suma importancia y
que, por ello, nunca hay que darse por vencidos: que continuamente hay que
iniciar de nuevo el esfuerzo por terminar con el terrorismo y asegurar la
libertad para los ciudadanos vascos. Por ello, hoy empezamos de nuevo, y si
somos capaces de entender que este nuevo-viejo hito se debe casi
exclusivamente a la fortaleza democrática y a la debilidad de ETA, este
«empezamos de nuevo» puede que nunca tenga que repetirse.
Pero si realmente queremos
aprovechar la ocasión y asegurar de forma definitiva la libertad política de
los ciudadanos vascos, es necesario hablar con claridad.
Hay dos máximas que, junto con
la esperanza del fin de ETA, se confunden habitualmente. Una: si ETA
desaparece la democracia será generosa; y dos: nadie va a salir perdiendo,
todos ganaremos.
Vayamos por partes. Todos no
podemos ganar, ETA y los que apoyan su andadura tienen que perder; si no es
así, somos los demás quienes vamos a perder. Voy a exponer lo que pienso con
sinceridad y crudeza. Es cierto que cuando una sociedad que persigue largo
tiempo la libertad que ha sido atacada por un grupo organizado, y ve que
tiene posibilidades de lograrlo, está dispuesta a ser generosa, incluso muy
generosa. Y está dispuesta a hacer esto para adelantar el logro pleno de la
libertad. Pero es necesario poner unos límites muy claros. El más importante
es que el fin de la violencia ejercida se entienda como una clara victoria de
las tesis políticas que venían defendiendo la necesidad de libertad política
y la derrota de las tesis políticas totalitarias.
Los modelos que mejor nos pueden
ayudar a entender esto que digo, aunque de primeras resulte raro, son los
múltiples acuerdos de transición que a finales del siglo pasado han
posibilitado sociedades democráticas: Argentina, Sudáfrica y los países de
Centroeuropa (hombre, no me olvido de la española). En todas ellas las
transiciones han sido posibles por la enorme generosidad de la parte de la
sociedad que defendía la libertad y la democracia. Y en todas ellas el
triunfo, la victoria de la democracia, ha sido requisito indiscutible para la
posterior generosidad. Las tesis políticas de los que defendían las
posiciones políticas totalitarias han sido derrotadas y marginadas. No se les
ha dado cobertura en las nuevas instituciones.
Y de esta generosidad siempre se
han beneficiado, únicamente, los que atacaban con anterioridad la libertad.
Porque es necesario decirlo, los totalitarios que atacan la libertad nunca,
ni siquiera al final, han sido generosos. Pero esta generosidad tiene el
precio de derrotar al totalitarismo, de marginarlo de las instituciones. La
libertad generosa no acepta que el totalitario le imponga su futuro, ésta es
la condición que impone.
Dicho esto, es necesario también
afirmar que en todos estos acuerdos de transición nunca ha sido buena
consejera la exigencia, a todas las personas y hasta las últimas
consecuencias, de las responsabilidades penales en que habrían incurrido.
Aunque algún nivel de 'lustratio', de depuración, ha sido necesario,
precisamente para simbolizar la derrota totalitaria. Es en este campo,
únicamente, donde puede ser generosa la democracia, y siempre con el
requisito previo de la derrota política totalitaria y es además requisito
imprescindible un consenso mínimo de las personas que han sufrido
directamente la violencia, las víctimas.
La experiencia también nos
enseña otra cosa: que cuantos más intentos de oferta de generosidad no
correspondida por los totalitarios ha efectuado una sociedad, es mucho más
renuente a la generosidad, una vez consolidada la libertad.
Los que afirman que con el
acuerdo irlandés todos salieron ganando ocultan deliberadamente que los
presos del IRA que estaban en las cárceles irlandesas siguen allí, precisamente
porque la sociedad irlandesa fue la que más ofertas de generosidad y
comprensión manifestó en los años 80. La sociedad vasca, y también la
española, han hecho durante estos 30 años tantas ofertas de generosidad,
ofertas todas ellas no correspondidas por ETA, que últimamente hasta parece
que somos los demás los responsables de que no termine el terrorismo porque
no hacemos suficientes esfuerzos para lograr su fin.
El presidente Zapatero tiene
toda la legitimidad y, además el apoyo de casi todos los vascos, para que
haga un esfuerzo para adelantar el fin de ETA, pero no debe olvidar los
límites democráticos de la generosidad y que tiene que hacer un enorme
esfuerzo, esta vez sí, para conseguir el consenso de todos los partidos
políticos para avanzar en este camino.
La afirmación, casi axiomática,
que durante años hemos mantenido en Euskadi -'Si ETA termina, al día
siguiente salen todos los presos'- no es verdad. Es verdad que es el único
campo donde podemos negociar la generosidad, pero va a tener serias
restricciones. Restricciones que va a imponer una sociedad cansada,
defraudada de tanta esperanza rota, de una sociedad, aunque no se reconozca
de forma pública, con complejo de culpabilidad por haber consentido tanto
tiempo el terrorismo. Restricciones que van a imponer también los que han
sufrido directamente el terrorismo. En este tema puede que las víctimas no
tengan voto, pero desde luego voz, y voz clara, sí van a tener.
Es necesario recalcar que cuanto
más clara sea la derrota política de ETA, mayor será el margen para la
generosidad, y también al revés. La posible negociación que a partir de hoy
se pudiera iniciar tiene unos márgenes tan reducidos que va a resultar muy
difícil que finalice con éxito. Y no es esto un argumento para no intentarlo,
pero sí una advertencia para la moderación en la euforia.
De lo que estoy seguro es de
que, si esta tregua tiene alguna duración, los recaudadores se van a poner a
solicitar la absolución y a pedir a continuación la contribución de ventajas
políticas. Y va a resultar que es la ocasión para hablar claramente de
política. De discutir frente a frente, sin excusas, con el nacionalismo. Un
debate impedido y ocultado por el terrorismo tantos años.
Si al día de hoy ETA está
dispuesta a aceptar su derrota política, es cosa que sólo ellos pueden
aclarar. Desgraciadamente no veo muchos indicios en este sentido en el
comunicado que, más que un anuncio del fin, parece una lista de 'etxeko
lanak', de tareas que nos impone que tenemos que cumplir para conseguir su aprobado.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“El difícil fin de la tragedia” por
Rafael Aguirre
Pocas veces una noticia ha
tenido más mensajeros alborozados: por el móvil, compañeros que venían
corriendo al despacho, innumerables llamadas por teléfono. Mi primera
reacción ha sido pensar en las víctimas de cuarenta años de barbarie. Leyendo
el comunicado sentía tristeza e indignación pensando que se haya hecho sufrir
tanto a tanta gente para acabar con tan poca cosa. Pero sí, parece que
estamos ante el fin de la pesadilla de nuestra generación.
El comunicado de ETA sorprende
por el tono sobrio, calculadamente ambiguo y aparentemente constructivo, pero
tan distante al usado de forma habitual, lleno de amenazas, de elencos
macabros y grandilocuencia. Me cansa buscar la lógica de un escrito que mana
de la máxima irracionalidad, pero conviene hacerlo. Ante todo hay cosas
decisivas que quedan en el aire y no están nada claras. ¿El alto el fuego
supone el fin de las extorsiones, de la 'kale borroka' y de las
intimidaciones? ¿'Permanente' se entiende como definitivo, porque no son
necesariamente lo mismo? ¿Se opta por las vías democráticas de forma
instrumental y coyuntural o de manera decidida e irrevocable? Porque el marco
democrático es hoy el mismo que el de hace unos años, cuando ETA lo
consideraba absolutamente incapaz ni de evolucionar ni de satisfacer sus
exigencias mínimas. Pero, sin duda, es una magnífica noticia el alto el fuego
de ETA, pese a las ambigüedades que encierra y las dudas que suscita.
Dejando al margen las
especulaciones sobre las interioridades de la organización terrorista, creo
que la reacción del presidente Zapatero ha sido muy sensata. En efecto, ha
puesto el primer y mayor énfasis en subrayar que el camino del fin de la
violencia tiene que ser recorrido por todas las fuerzas democráticas juntas.
Hay que superar las relaciones cainitas que se han introducido en la política
española estos últimos tiempos. Es obvio que la política antiterrorista está
ante una nueva situación y requiere actitudes también nuevas. El Gobierno
tiene que buscar, ante todo, el acuerdo con el principal partido de la
oposición y el PP -al que reconozco el derecho al escepticismo y al
pesimismo- no puede, sin embargo, desconocer que un elemento clave ha
cambiado y que los discursos y las actitudes no pueden permanecer estancadas.
Sería suicida, y de consecuencias imprevisibles, si en estas circunstancias
la política ante ETA dividiese radicalmente a la sociedad española. Como
sería nefasto para el constitucionalismo y para la convivencia e intolerable
en sí mismo, por las víctimas que han ido dejando por el camino, si se
pretendiese buscar un nuevo consenso político en el País Vasco marginando al
PP.
Los discursos de la «ilusión» y
de «los tiempos nuevos» me parecen, al menos, prematuros, aunque lo entiendo
en el contexto mesiánico con que muchos viven la política en el País Vasco.
Me parece más acertado hablar de «prudencia, calma, camino largo y difícil».
Zapatero -me permito elogiarle por las veces que lo he criticado- ha
controlado su optimismo antropológico y ha dicho, acertadamente, que se
tomará tiempo para ver «si se dan las condiciones» y puede aplicarse la resolución
aprobada por el Parlamento sobre el fin dialogado de la violencia sin
contrapartidas políticas; y que, cuando lo haga, contará con el Parlamento
para ello.
Hay que garantizar que ETA no va
a condicionar de ninguna manera el debate político en el País Vasco y una
eventual revisión de nuestro marco autonómico. Hay que asegurar que ETA no
cobre ganancias políticas en una hipotética mesa de partidos, a través de
organismos interpuestos, a cambio de la renuncia a la violencia que vaya
negociando en la mesa paralela con el Gobierno. Porque una de las sombras del
documento de ETA es que deja bien claro que no pretende abandonar la escena,
que aspira a influir políticamente y asume «el compromiso de seguir dando
pasos acordes a esa voluntad». ¿Cómo lo va a hacer, retornando a la violencia
cuando lo juzgue conveniente, convirtiéndose en partido político o haciendo
pública su vinculación orgánica con Batasuna? ETA ha estorbado siempre a los
verdaderos demócratas (bien pocos al principio, porque la dictadura no era
buena escuela de democracia), llegó un momento que estorbaba a los
antifranquistas, después a los sedicentes revolucionarios, más tarde a los
nacionalistas, ahora estorba a sus aliados directos de siempre. ETA es un
anacronismo insoportable y ridículo, aunque trágico, al que hay que enterrar
con inteligencia, pero con mucha claridad.
El País Vasco necesita
normalidad, es decir, vivir sin el chantaje del terrorismo, sin la presión
ambiental generada aprovechándose de la violencia en una sociedad en la que
toda la oposición ha tenido que estar durante muchos años con guardaespaldas
y sin libertad. Una sociedad así necesita un cierto tiempo para serenarse y
para que se pueda percibir el peso verdadero de las diversas cuestiones.
Necesitamos dilucidar nuestros conflictos y diferencias, propias de una
sociedad libre, democráticamente con la misma libertad para todos.
Necesitamos que el tirón de la sangre y de la tribu sea sustituido por la
conciencia de ciudadanía; que el mito perverso de las identidades puras sea
sustituido por el mestizaje y las identidades múltiples y compartidas.
Tenemos que conseguir que el desistimiento de ETA sea total e irreversible.
Y, después, mirar nuestro pasado inmediato de cara y recapacitar sobre tantos
silencios, cobardías y complicidades, para que nunca más esta pesadilla
vuelva a repetirse.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Convertirlo
en definitivo” por Xabier Gurrutxaga
El comunicado de ETA anunciando
el alto el fuego permanente es una noticia que desde un punto de vista
democrático tiene que ser valorada positivamente. Se podrá recibir el mensaje
con más o menos entusiasmo, con más o menos optimismo, pero lo que está claro
es que el alto el fuego declarado por la organización terrorista da más razón
a los entusiastas que a los pesimistas. Lógicamente todo tiene que ser
relativizado, pero la decisión de ETA confirma la tesis de quienes sostenían
que la organización armada había tomado hace ya un tiempo esta decisión, y
que la misma era definitiva con independencia del juego peligroso e inútil
que representaba la colocación de los artefactos en diversos municipios.
Ésta es la primera consecuencia
que se puede extraer del mensaje de ETA. La organización armada ha demostrado
que es capaz de tomar una decisión de futuro haciendo frente a la inercia
militarista, que lejos de aconsejar parar exigía persistir en el horror. En
segundo lugar y visto el comportamiento público de los máximos dirigentes
socialistas, cabe decir que esta decisión era conocida por el presidente del
Gobierno con las garantías y el detalle suficiente, lo cual le ha permitido
mantener durante estos meses de espera e incertidumbre un optimismo realista,
en ocasiones desmedido, que no ha dejado de representar una posición de
cierto riesgo.
En tercer lugar, me ha llamado
la atención la forma y el contenido del comunicado. Un contenido sencillo y
elemental, al estilo IRA. Eminentemente político y sin formulaciones
coactivas, del que se deduce que la lucha armada no tiene otro destino más
que el cese definitivo en aras a favorecer el inicio de un proceso de
normalización política. Es decir, dicho a su manera, el comunicado viene a
reconocer implícitamente que la violencia es un obstáculo para «impulsar un
proceso democrático en Euskal Herria». En cuanto al tono y a la forma, es un
comunicado respetuoso con los supuestos enemigos políticos. Los que hasta
ahora eran presentados como fascistas y opresores de los derechos y de las
libertades de Euskal Herria son tratados en el comunicado de ayer respetuosa
y diplomáticamente como «autoridades de España y Francia» y requeridos «para
que respondan de manera positiva a esta nueva situación, dejando a un lado la
represión».
Todo indica que en el seno de
ETA la diplomacia ha ganado el terreno a 'los señores de la guerra'.
Probablemente sean los mismos, pero ahora, por el trascurso de los años y lo
difícil de su situación se encuentran afectados por una gran mutación. Los
'señores de la guerra', forzados por el 'nuevo realismo' no han tenido más
remedio que optar y reconocer lo evidente. Es decir, que la lucha política de
ETA, como organización militar, ha llegado a su final. Una evidencia que ha
sido expresada reiteradamente como exigencia irrenunciable por la inmensa
mayoría de la sociedad vasca en términos de cese definitivo de la violencia.
Hoy es un gran día para la
democracia y para toda la sociedad vasca. Pero especialmente quiero
significar la alegría y la liberación que ha supuesto esta noticia para los
amenazados por la violencia. Tenemos que convertir el alto el fuego
permanente en irreversible y definitivo. Es una tarea de todos, también del
PP, aunque les resulte más cómodo jugar el papel del reverendo Pasley. Prefiero
pensar en los amenazados: «Zuen barne mina poza bilakatu dadin. Zuengatik».
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“El principio del fin” por José Luis
Zubizarreta
Este alto el
fuego parece responder a un proceso de maduración en el que ETA ha
interiorizado el agotamiento de la lucha armada
No es fácil pronunciarse sobre
un comunicado de ETA, cuando, en el momento mismo de hacerse público, se nos
anuncia otro documento posterior que puede acabar desmintiendo cualquier
interpretación precipitada. Sin embargo, la declaración de un alto el fuego
permanente no puede dejar a nadie indiferente ni permite posponer los
comentarios hasta que las cosas se aclaren. Independientemente de las
explicaciones que mañana -ya hoy- nos dé ETA, la importancia del hecho mismo
del alto el fuego no puede ser soslayada ni por un exceso de prudencia ni por
temor a equivocarse.
Habrá que decir, en primer
lugar, que el anuncio de ETA apenas habrá sorprendido a nadie. Tanto
Batasuna, desde la declaración de Anoeta del 14 de noviembre de 2004, como el
propio presidente del Gobierno, con sus reiteradas premoniciones de la
cercanía del principio del fin, habían creado un ambiente en el que, a
propósito del alto el fuego de ETA, cabía discrepar sobre el cómo y el
cuándo, pero difícilmente sobre el qué. La declaración de ETA ha venido a
caer, en este sentido, como una fruta madura que no resistía por más tiempo
su permanencia en el árbol.
Quizá sea precisamente éste de
la madurez el aspecto que resulta más significativo a la hora de valorar el
acontecimiento. A diferencia de otras declaraciones de alto el fuego que ETA
ha hecho en su historia, ésta de ayer tiene todo el aspecto de responder a un
proceso de maduración en el que la banda ha llegado a interiorizar el
agotamiento de la llamada 'lucha armada' como instrumento de intervención
política en un sistema democrático consolidado. Ni la tregua que precedió a
las conversaciones de Argel ni el alto el fuego 'unilateral e indefinido' que
abrió el proceso de Lizarra tenían esta característica. En Argel, se trataba
todavía, en la mentalidad de ETA, de la confrontación entre dos poderes que
se creían, ambos a dos, capaces de imponer el uno al otro su victoria. En el
proceso de Lizarra, el alto el fuego se presentaba como una estrategia por la
que, mediante la acumulación de las fuerzas nacionalistas, se pretendía
alcanzar los mismos objetivos que no habían podido conseguirse a través de la
violencia. En los dos casos, ETA utilizaba la tregua como un arma más de su
lucha en pos de la imposición de su proyecto político.
El tiempo no ha pasado en vano.
Tanto ETA como el Estado han sacado las conclusiones pertinentes tras el
fracaso de ambas experiencias. De hecho, el Estado ha salido fortalecido y
ETA, por su parte, se ha visto enormemente debilitada. Sea, por tanto, cuales
fueren las explicaciones con que ETA adorne la decisión que anunció ayer, a
nadie puede ocultársele a estas alturas que el proceso que con este nuevo
alto el fuego se abre -si es que de verdad llega a abrirse- no se
desarrollará dentro de los mismos parámetros que los anteriores. ETA se sabe
perdedora y sabe también que, sólo si actúa de acuerdo con esa toma de
conciencia, podrá salvar mínimamente la cara ante su propia gente. De hecho,
el escueto comunicado con que ETA anunció ayer su decisión, así como la
declaración que Batasuna leyó posteriormente para acompañarlo y ratificarlo,
constituyen una muestra clara de que la retórica de las épocas triunfalistas
en que la izquierda abertzale leía la cartilla a todo el mundo ha dado paso a una
literatura más sobria y contenida que permite albergar una esperanza fundada
de que realmente estamos aproximándonos al definitivo principio del fin.
Todo parece indicar, por tanto,
que nos encontramos ya, si no en el mismo centro, sí, al menos, en los
aledaños de que pueda comenzar a darse por operativa la famosa resolución
aprobada en el Congreso de los Diputados el día 17 de mayo del pasado año. Lo
primero será ahora verificar si se da realmente por parte de ETA «una clara
voluntad de poner fin a la violencia» y si se constatan en ella «actitudes
inequívocas que puedan conducir a esa convicción». En cualquier caso, de
ahora en adelante, esa resolución deberá ser el referente imprescindible para
todos los partidos que componen el arco parlamentario. Será, en consecuencia,
la hora de la verdad también para el Partido Popular, que deberá optar entre
quedarse quieto a la espera de un eventual fracaso del Gobierno en la
conducción del proceso o sumarse paulatinamente a él para compartir su
posible éxito.
El presidente Rodríguez Zapatero
dio ayer muestras, en su declaración institucional, de ser consciente de la
trascendencia del momento. Además de comprometerse a trabajar por el mayor
consenso posible entre los partidos democráticos, hizo también una
advertencia a quienes pudieran caer en la tentación de precipitarse en la
búsqueda de resultados. Ambas cosas, consenso y tranquilidad, van a ser, en
efecto, necesarias para sacar adelante un proceso del que nadie debería
esperar réditos políticos en solitario.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“¿Hoy empieza qué?” por Imanol Zubero
Recibo la noticia del alto el
fuego de ETA y escucho las declaraciones que al respecto hacen responsables
políticos de primera, segunda y tercera división; intelectuales y analistas
políticos; víctimas del terrorismo y activistas por la paz; sindicalistas,
empresarios y ciudadanos de a pie. Escucho todo eso y mucho más y me viene a
la memoria el título de aquella hermosa película de Bertrand Tavernier
titulada para su estreno en España 'Hoy empieza todo'. Porque lo cierto es
que, a tenor de lo escuchado, la declaración de ETA, más allá de su realidad
fáctica, analizada hasta la extenuación por ese etólogo que todas y todos
llevamos dentro, se ha convertido en botella que unos ven medio llena y otros
medio vacía en la que todo o casi todo puede caber: la esperanza y el
escepticismo, la alegría y la indignación, la verdad y la trampa, la paz y la
amenaza. Pero yo me pregunto: ¿hoy empieza qué?
Me lo pregunto y al tiempo no
puedo dejar de notar un regusto amargo. No por la noticia en sí, que
considero positiva desde todo punto de vista, sino por la actitud que, me
parece, adoptamos frente a la misma unos y otros, optimistas o pesimistas,
esperanzados o escépticos: una actitud pasiva, de meros espectadores.
Parecería como si, en lugar de asistir a la puesta en escena de una
organización terrorista, estuviéramos atendiendo a la comunicación de un
hombre o mujer del tiempo informándonos de las previsiones meteorológicas
para los próximos días: algo que va a ocurrir, que nos va a ocurrir, hagamos
lo que hagamos, deseemos lo que deseemos, y que asumiremos con mejor o peor
gusto, pero que nos es fundamentalmente ajeno. Es como si, a partir de ahora,
fuera ETA la única protagonista de nuestro futuro, de manera que dependiendo
de su exclusiva voluntad las cosas resultarán de una manera o de otra: si
sale con barba San Antón y si no, la Inmaculada
Concepción.
No es así. En realidad ETA ha
agotado todo su protagonismo con el comunicado de alto el fuego. Si dicho
comunicado tiene alguna virtualidad esta ha de ser la de decretar el
definitivo mutis por el foro de ETA. Nada más inadecuado, en estos momentos,
que hacer dejación de nuestra responsabilidad, la de los ciudadanos, fiando
nuestro futuro a ese engañoso plural mayestático («hacemos», «reafirmamos»)
con el que ETA adorna su declaración. Es por eso que hoy no empieza todo.
Desde luego, hoy no puede empezar nada de aquello que ETA quiere y por lo que
tanto sufrimiento ha provocado. Ni empieza nada que nos lleve a olvidar, ni
siquiera a relativizar, todo ese sufrimiento. Hoy no empieza todo, aunque
pueden empezar muchas cosas. ¿Qué cosas? Aquellas y sólo aquellas que una
ciudadanía pacífica, democrática, plural ha defendido siempre. Por cierto,
contra ETA.
El título original de la
película de Tavernier era un tanto distinto a la traducción para su estreno
en España: 'Ça commence aujord'hui'; esto empieza hoy. Esto: un final
definitivo e incondicional de la violencia. Todo lo demás es cosa nuestra.
Sólo nuestra.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Al fin, Tregua” por Santiago González
Las declaraciones de alto el
fuego de ETA comienzan a tener sabor a magdalena proustiana. Los tres
encapuchados que ayer comparecieron ante las cámaras de ETB para leer el
breve comunicado recordaban a los tres que leyeron la anterior declaración
universal de alto el fuego el 16 de septiembre de 1998. La primera sensación
fue de alivio, al pensar que el paisaje humano de este país se va a aligerar
de escoltas durante una temporada.
La segunda, de cautela. El
comunicado era más bien lacónico y, según pudimos saber a continuación, hoy
se publicaría un segundo contrato en la prensa amiga, donde seguramente se
incluirá la letra pequeña del contrato.
La lectura del primer comunicado
ya expresa que la suspensión de sus actividades terroristas, lo que ellos han
llamado «el alto el fuego permanente» no va a ser un gratis total, desde el
punto de vista político, tal como presuponía la resolución aprobada en el
Congreso de los Diputados el 17 de mayo de 2005 y ha reiterado el presidente
Zapatero en muchas ocasiones. Los terroristas explican que la clave del
proceso de paz está en los mismos términos que lo han situado en todas sus
comparecencias de los dos últimos años: autodeterminación y territorialidad.
El lehendakari ha recuperado una palabra que tenía en desuso desde el fin de
la tregua anterior: «ilusión» y su derivado «ilusionante». El comunicado de
marras termina con una expresión que también ha devenido en clásica: «Jo eta
ke independentzia eta sozialismoa lortu arte!», o sea, «dale que te pego
hasta conseguir la independencia y el socialismo».
Es hora de no perder la
perspectiva. Hay que señalar, que, mientras la mayor parte de los medios y de
los partidos hablará hoy de que ETA declara un alto el fuego para abrir un
proceso de paz, ETA dice que lo hace para «impulsar un proceso democrático en
Euskal Herria». «Permanente» es un adjetivo perfectamente inútil, que equivale
al «indefinido» de la tregua del 98. Permanecer es, según el DRAE,
«mantenerse sin mutación en un mismo lugar, estado o calidad». Permanente,
¿durante cuánto tiempo? El alto el fuego, ¿implica el cese de la extorsión a
los empresarios vascos?
Puestos a recordar la
experiencia del 98, guardemos memoria que aquellos catorce meses sirvieron
para que ETA se reorganizara, siguiera a sus víctimas del futuro, controlara
al entonces portavoz del grupo Parlamentario Socialista, Fernando Buesa,
hasta el extremo de hacerle fotos sentado en su escaño del Parlamento vasco.
Es preciso que aquel «proceso de paz» fracasó a pesar de la unidad que
entonces se dio entre todas las fuerzas democráticas. El único factor
positivo es el tono con el que el presidente se dirigió ayer en el Congreso
al líder de la oposición, expresándole su confianza, su predisposición a
compartir con él información y su agradecimiento institucional por la tarea
desarrollada por el Gobierno anterior en la lucha contra el terrorismo, algo
verdaderamente inédito en esta legislatura.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Oportunistas abstenerse” por Tonia
Etxarri
Desde que ETA anunció su alto el
fuego, los ciudadanos que han tenido que sufrir el acoso y la persecución de
la banda, se toman un respiro. Una tonelada menos de peso en el equipaje del
sufrimiento de tantos años de plomo. El alivio contrasta, sin embargo, con el
miedo a volver a ser engañados como en anteriores ocasiones. La comparación
con la tregua del 98, que resultó ser un fiasco, parece inevitable. Bien es
verdad que las circunstancias son muy diferentes. La banda está más
debilitada que nunca, gracias a que el Estado de Derecho y la presión judicial
y política cumplieron su papel en los momentos en que funcionó con intensidad
el Pacto Antiterrorista. Y, precisamente por eso, sorprendía ayer el
lehendakari cuando dijo que, por fin, «ETA ha escuchado a la sociedad vasca».
Una impresión que nada tiene que ver con la realidad. No es que ETA, de
repente, se haya dejado convencer. Han sido sus circunstancias, tan
precarias, las que han forzado a la banda a anunciar su alto el fuego.
Habrá que esperar la segunda
parte de su anuncio. De momento, sabemos que ETA va a dejar de matar. Lo
dicho; un alivio. Pero no ha renunciado expresa y definitivamente a las
armas. Parece lógico, pues, que el presidente Zapatero se tome su tiempo para
contrastar informaciones. Porque lo complicado, duro y difícil empieza ahora.
En este segundo tiempo de la jugada, ETA tiene mucho campo recorrido. Dado
que su apuesta no es por la paz sino por el derecho de autodeterminación, el
Gobierno y los representantes políticos tendrán que agudizar su habilidad.
Las palabras grandilocuentes están bien como primera reacción, aunque algunas
nos puedan llevar a engaño. Una frase de Zapatero, por ejemplo, que suena
bien pero no es fiel a los hechos. «La democracia siempre sabe responder ».
Hay que quitar las mayúsculas, en esta ocasión, porque han sido los
ciudadanos, los jueces como Grande-Marlaska y las víctimas organizadas las
que, con su presión, han empujado a ETA hasta este punto de tan difícil
retorno.
Si se parte de esta claridad de
diagnóstico, quizás se cometan menos fallos. ETA deja de matar para empezar a
negociar un nuevo estatus político para Euskadi. Esta es la situación. Ese,
el objetivo del derecho de autodeterminación, es su precio político. De cómo
se gestione este proceso dependerá el final del terrorismo o la victoria de
ETA.
El lehendakari, que tanto
necesitaba recobrar protagonismo ya se ha puesto a convocar sus habituales
rondas de partidos, con la constitución de las mesas, como telón de fondo.
Una ocasión idónea para que los oportunistas aprovechen la bonanza del clima
para colocar 'de rondón' las condiciones políticas que exige ETA y que tan
bien les pueden ir a otros partidos políticos. Es el momento de la lucidez y
la fortaleza. Zapatero y Rajoy tendrán que caminar juntos. Y todos tenemos la
obligación de apoyar al presidente de Gobierno, con cautela pero con
principios.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Parada biológica” por Florencio
Domínguez
El último grupo terrorista en
activo de Europa occidental -islamistas aparte- anunció ayer que detiene por
ahora sus actividades violentas. Esta declaración, como es lógico, ha
disparado la euforia en la sociedad, al igual que ocurrió con motivo de la
tregua de septiembre de 1998. Es, sin duda, un paso adelante que quien pone
bombas decida dejar de fabricarlas y que quien amenaza la integridad y la
libertad de los vascos se envaine la espada de Damocles con la que lleva
dando mandobles desde hace décadas.
La esperanza de que haya pasos
hacia el final de la violencia no puede ignorar que ETA no se ha planteado un
abandono de las armas, sino que su decisión forma parte de un cálculo
estratégico encaminado a conseguir su objetivo político tradicional: la
autodeterminación. A eso se suma la necesidad de ETA de hacer una parada
biológica para dar un respiro a su entorno político para que pueda volver a
la legalidad con la vista puesta en las próximas elecciones.
ETA no ha asumido la exigencia
democrática de abandonar definitivamente la violencia y en lugar de eso habla
de 'alto el fuego permanente'. Es mejor eso que nada, pero el paso no
satisface plenamente las aspiraciones de la mayoría de los ciudadanos que
exigen a la banda su desaparición sin regateos.
A raíz de la declaración de
Anoeta, de noviembre de 2004, ETA delegó la negociación política en Batasuna,
pero no renunció a ella. Simplemente optó por vigilar las conversaciones
desde la puerta con las armas en la mano, listos para volver a usarlas si las
cosas no van como ellos esperan.
El comunicado de ayer va a
permitir muchos movimientos en el terreno político y posiblemente el
encuentro directo y oficial entre enviados del Gobierno y de la propia ETA.
Pero los obstáculos para que la banda ponga fin a la violencia siguen siendo
hoy los mismos que eran el martes pasado: la voluntad de los terroristas de
obtener una contraprestación política palpable. No se trata de acceder a la
independencia en el momento de firmar el acuerdo, pero sí de establecer el
mecanismo que permita la consulta independentista según el modelo quebequés:
una consulta y si se pierde, otra y después otra más.
Conocemos el comunicado breve de
ayer, pero para tener todos los datos encima de la mesa hace falta saber el
contenido de la otra declaración realizada por ETA que no se iba a dar a
conocer hasta hoy. Tal vez, muchos de los optimismos del miércoles empiecen a
atenuarse el jueves.
Publicado en el
diario EL CORREO el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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No muy diferente a la ‘visión Batasuna’ es la
presentada por el PNV, por el nacionalismo vasco, antaño denominado
‘nacionalismo moderado’ (¿cómo será el radical?). Se habla de
‘Una grande y libre’ como si el reloj se hubiese parado hace 30
años, se afirma aseveraciones como esta: “Qué duda cabe que la noticia
transmitida por una mujer no solamente es buena por su contenido, sino porque
además la dio una mujer” ¿Se puede estar más fuera de la realidad? Por
cierto la paz nunca es negociable, eso sin olvidar que en España no hay ninguna
guerra.
“La hora de los vascos” por Antonio
Álvarez Solís
Cuentan de Tayllerad que cuando
entró triunfante con Napoleón en las Tullerías dijo sencillamente esto:
"Sire, con las bayonetas hemos llegado, ahora la cuestión está en
sentarse encima de ellas". En Euskadi se ha llegado al final de la lucha
armada con la paz como bandera, ahora el problema estriba en qué hacer con
esa paz. Porque esa paz es fruto no de la coacción legal, más o menos legal,
seguida por el Gobierno de Madrid, sino de la decisión de la sociedad vasca,
encabezada por el lehendakari, incluyendo a una parte significativa de los
abertzales de izquierda. Pero esa paz que todos pretenden partear tiene dos
caras: el proyecto definido, con una constatable claridad, por el Sr.
Ibarretxe -la paz equivale a la libre expresión de la voluntad vasca- y la
indefinición en que ayer volvió a sumergirse el Sr. Zapatero -un proceso
largo, duro y difícil, dijo-, protagonizada por La Moncloa en un complicado
e inestable equilibrio entre la postura de los "populares", que
orientan su vela hacia el deseo mayoritario de los españoles -la paz es
España o no es paz-, y la maniobra en las aguas políticamente poco profundas
del PSOE . Tras oír las intervenciones del Sr. Zapatero en el Parlamento
español y ante los periodistas convocados en rueda de prensa, llegué a la
conclusión, que creo cierta, de que el Sr. Zapatero, que llegó al poder sin
un proyecto para protagonizarlo, se enfrenta ahora al alto el fuego permanente
de ETA sin proyecto alguno ante la exigencia nacionalista que se encarna en
la gran mayoría de la población de Euskadi, incluyendo a no pocos
socialistas. El Sr. Zapatero alcanzó el poder mediante el desconcierto que
produjo en España la explosión de Atocha y ahora se enfrenta a las
prevenciones españolistas que producirá la renuncia de ETA a sus explosiones.
No; el proceso que se abre no podrá ser tan largo y complicado si quiere
resultar eficaz. No será posible adormecer a los vascos en la espera. Y
ahora, sigamos.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Saltó el candado” por Iñaki González
Por tan deseada, la noticia
producía ayer cierto vértigo. Hasta el punto incluso de que muchos optamos
por leer más de una vez el texto del comunicado para confirmar que en él
había mimbres para satisfacer el anhelo de tanto tiempo. De esta práctica
surgen la prudencia y optimismo. La noticia, con ser grande, es el primer
paso de un camino que se antoja largo y lleno de dificultades. La experiencia
lo anticipa. Esperemos que esa misma experiencia permita evitar errores del
pasado en la gestión del nuevo tiempo. El optimismo, que es una nave muy
batida en el pasado por el oleaje, tiene sin embargo dónde agarrarse. Porque
el anuncio de un alto el fuego de ETA abre un grueso candado que guardaba
cualquier esperanza de paz. En ese sentido la libera, aunque habrá de
alimentarla a partir de ahora con hechos evidentes. Tendrá que quedar
constatado que el conflicto ha salido permanentemente de la calle; que en
este país todos sus ciudadanos están permanentemente libres de la extorsión y
la amenaza; que la clase política está permanentemente implicada en el
objetivo superior de la paz aunque ya haya ciertas deserciones conocidas que
habrá que tratar de incorporar a un proceso de paz; que la actividad política
libre está permanentemente garantizada y no dificultada; que los derechos
humanos de todas las personas están permanentemente asegurados. Y el
comunicado de ayer no asegura el cumplimiento de todos estos extremos pero
sin ese primer paso no era posible que los mecanismos que deben propiciarlos
se activaran. Hoy existe un proceso de paz en ciernes. Es el primer día de la
palabra y está aquí para usarlo. Los ciudadanos de este país lo merecemos.
Por eso lo exigimos.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Ilusión, generosidad, diálogo, democracia...
paz” por José Luis Úriz Iglesias
Ilusión:
Escribo estas líneas con la sensación de estar viviendo un momento histórico.
ETA acaba de anunciar un ‘‘alto el fuego
permanente’’, pero lo que realmente leo es: el final de la
violencia, del sufrimiento, y la posibilidad de poder abrir así una vía al
diálogo, a la negociación, al acuerdo, a la paz. Todo eso por lo que algunos,
sólo algunos aunque hoy parezca que somos legión, tanto hemos luchado,
trabajado, en los últimos años. No es que me importe que ahora se nos sumen
muchos más, pero me hubiera gustado que en los momentos difíciles, en los
momentos de incomprensión y de ‘‘machaque’’, al menos
una parte de ellos y ellas hubieran estado a nuestro lado.
La alegría me sale desde lo más
profundo, y por eso me gustaría haber estado junto a mi amigo Odón Elorza
celebrándolo en el Ayuntamiento de Donostia con una copita de champán. Fruto
de esa gran ilusión que me inunda me gustaría también haber compartido ese
momento con gentes diversas como, además del propio Odón, Zabaleta (Gemma y
Patxi), Barrena, Curiel, Arranz, Llamazares, Imaz, o el propio lehendakari.
Desde estas líneas les emplazo a una cena, para celebrar esta gran noticia,
en la peña Muthiko Alaiak de Iruña. Porque más allá de las relaciones políticas,
e incluso por encima de ellas, están la humana. O quizás que gracias a las
relaciones humanas se consiguen algunos efectos políticos.
Generosidad: ETA
ha dado el primer paso. Supongo que ha sido un paso muy meditado y difícil,
más aún teniendo en cuenta el acoso judicial que sufre su entorno.
Probablemente la decisión más importante de su historia, y sobre todo
irreversible. Ellos lo saben. Ahora como en las partidas de ajedrez, nos toca
‘‘mover’’ a nosotros, y debe ser con una gran dosis
de generosidad. Al menos en lo que podemos ser generosos, en todo lo
referente a los presos y presas.
Todo el margen legal que exista
habrá que explorarlo y ‘‘exprimirlo’’. Sin violentar
esas leyes, pero aprovechando al máximo sus posibilidades en positivo. La tregua
permite terminar con el sufrimiento de una orilla, y no sería justo que la
otra siguiera padeciendo con tortuosos viajes para ver a sus familiares y
amigos. El acercamiento de presos y presas es una de las primeras medidas que
habrá que tomar. Es probable que cuando finalice el proceso de paz abierto
hoy, la generosidad deberá que ser aún mayor.
Diálogo: Este
anuncio permite que las vías de diálogo se abran definitivamente, y en sus
diferentes vertientes. Por un lado tendrán que hablar el Gobierno y ETA,
exclusivamente de elementos tácticos. Qué pasa con los presos y exiliados, y
cómo se entregan las armas. Será un proceso largo y complejo, como hemos
tenido ocasión de comprobar en el Ulster.
Paralelamente, los partidos,
todos los partidos, deberán intentar ponerse de acuerdo en los elementos
estratégicos. Para eso es fundamental buscar una solución política y judicial
con el fin de que Batasuna, o como quiera denominarse, pueda participar en
igualdad de condiciones que el resto. Lógicamente eso implicaría su
participación en las elecciones municipales y autonómicas de 2007.
La aprobación precisamente ahora
del nuevo Estatuto de Cataluña, permite abrir una nueva expectativa de que a
corto plazo esa nueva senda abierta pueda también conseguir lo mismo para un
nuevo Estatuto vasco. Que el PNV vaya a votar a favor del mismo es muy
significativo y esperanzador.
Imaginación: Un
conflicto que ha durado tantos años no puede resolverse sin una gran dosis de
imaginación. La búsqueda de nuevas soluciones para viejos problemas va a ser
el gran reto al que tendrán que enfrentarse todos los partidos sean del
espectro que sean. Elementos como ‘‘derecho de
autodeterminación’’, ‘‘territorialidad’’,
‘‘independencia’’ han quedado absolutamente
obsoletos, y más en esa nueva realidad política en vías de consolidación que
es la Unión
Europea. Por eso el leer ayer que el lehendakari Ibarre-txe
proponía de nuevo la idea de la ‘‘eurorregión’’, es
una gran noticia, y demuestra que el pragmatismo deberá imperar en este nuevo
proceso. Vivimos una época política en la que la imaginación no abunda, pero
que Zapatero la haya recuperado, junto con la valentía, para esa misma
actividad, y que además le haya salido bien, puede ser un buen presagio.
Una buena dosis de esa
imaginación habrá que dedicarla a resolver el espinoso tema de Navarra, y
probablemente en lo comentado esté la clave de su solución. Para eso será
necesario un cambio político…..y de políticos. Todo aquel que estorbe
al proceso habrá que apartarlo. Democráticamente hablando.
Democracia: Esta
nueva situación nos obliga a fortalecer aún más los mecanismos democráticos.
No podemos permitir ahora que nada ni nadie distorsione esos mecanismos, y
mucho menos desde el poder judicial. Es probable que la campaña puesta en
marcha por el juez Grande-Marlaska contra los dirigentes de Batasuna
dificulte este ilusionante proceso, pero incluso aunque veamos a Otegi
ingresar en la cárcel esto ya resulta imparable.
Deberemos corregir decisiones
tomadas que ya no sirven en un momento de ausencia de violencia. Buscar los
mecanismos para permitir que todas las ideas, todos los proyectos puedan ser
defendidos en el marco político en igualdad de condiciones que el resto.
Paz: Se
abre hoy una nueva etapa en nuestro país (ponga aquí cada cual lo que desee).
Una nueva etapa que va a exigir mucho del título del artículo, pero que con
seguridad nos lleva a una paz por la que tanto hemos luchado algunos, y que
era lo más anhelado por los ciudadanos y ciudadanas vascos-as, navarros-as y
españoles-as. No podemos, no debemos perder esta oportunidad histórica.
El día 24 comienza el
‘‘día después’’. Aún tendremos que recorrer una senda
larga y difícil, pero ya sabemos cuál es el camino, y a dónde conduce.
Quizás luego sea el momento de
recuperar la memoria histórica, echar mano de la hemeroteca, y recordar qué
opinaba cada cual hace unos meses o unos años. Aunque sólo sea por ser
justos. No me gustan los reconvertidos de conveniencia, y a partir de hoy
veremos muchos. Por eso recordaré con cariño a los que codo con codo, en
ambas orillas, trabajamos porque fuera posible este día. A ellos y ellas
dedico este artículo.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“¿Y ahora qué?” por Andoni O. Herrán
ETA ha decretado una tregua que
califica de permanente. Diez meses antes de presentar el documento de Anoeta,
la banda terrorista hacía lo propio pero sólo para Cataluña mediante un
comunicado televisado. En él expresaba sus deseos de estrechar lazos entre el
pueblo vasco y catalán. Ocurría a menos de un mes de las elecciones
generales. En aquel entonces gobernaba el Partido Popular.
Han pasado dos años y atrás
queda el escenario creado por los atentados del 11-M en Madrid y del 7-J en
Londres o el continuo cruce de acusaciones entre populares y socialistas por
no convocar el Pacto Antiterrorista firmado en diciembre de 2000, mediante el
cual asumían un compromiso de «eliminar del ámbito de la confrontación las
políticas para acabar con el terrorismo» y que hasta la sociedad da ya por
muerto. Atrás queda también la decisión del IRA de abandonar las armas y
apostar por el desarrollo de programas puramente políticos y democráticos a
través de medios exclusivamente pacíficos.
Han cambiado muchas cosas en el
laberinto vasco. En las últimas elecciones autonómicas, la coalición PNV-EA
perdía 140.000 votos, Sozialista Abertzaleak era disuelta por orden judicial
e incapacitada para presentarse a los comicios y EHAK conseguía nueve escaños
y presidir, por primera después de tres legislaturas, una comisión
parlamentaria, la de Mujer y Juventud. En todo este tiempo, el Congreso de
los Diputados rechazaba el llamado Plan Ibarretxe para más tarde admitir a
trámite la reforma del Estatut catalán. En ese mismo escenario, el presidente
del Gobierno en su primer debate sobre el Estado de la Nación aseguraba
haciendo un juego de palabras, que «el fin de la violencia no tiene precio
político pero que la política puede contribuir al fin de la violencia», para
el pasado mes de mayo aprobar una moción socialista por la que el Parlamento
-con 192 votos a favor y 147 en contra- respaldaba que el Gobierno abriera un
diálogo con la banda terrorista si ésta anunciaba un cese de la violencia. Y
así ha sido.
Hace un año, aquel 14 de
noviembre, Batasuna apostaba ante 15.000 simpatizantes por la «sustitución
progresiva de la vía armada a favor de la política». En una de sus últimas
ruedas de prensa, el líder de la ilegalizada formación, Arnaldo Otegi, lo
repetía admitiendo contactos discretos con otras formaciones políticas. En
los últimos tiempos se habían intensificado los rumores de una posible
tregua. El último precedente databa de junio cuando ETA anunciaba un alto el
fuego para los cargos electos públicos.
La fase por la que atraviesan en
estos momentos la banda terrorista y Batasuna es análoga a la que vivieron el
IRA y su brazo político, el Sinn Féin. Sólo cuando los violentos tuvieron la
certeza de lo poco que valía la lucha armada se decidieron por la vía
política.
Hasta ese momento, intentaron
vender sus actuaciones a precios desorbitantes en cuantos foros les fue
posible: de Londres a Washington. Nadie les creyó y se vieron obligados a
escuchar la propuesta del ex líder del SDLP de Irlanda del Norte, John Hume.
Todas las iniciativas de paz allí han cogido a ETA y a los suyos remando
contra el viento. Los últimos episodios de violencia callejera (más de 30 en
lo que va de año) apuntaban a que la banda terrorista podía seguir causando
terror y además demostraba en ocasiones que iba muchos pasos por detrás de la
ilegalizada Batasuna a pesar de que delegara en la coalición; la negociación
de los temas políticos. Ya no resultaba coherente decir que Batasuna apostaba
por solucionar el conflicto vasco desde cauces estrictamente políticos y
luego justificara la violencia y la presentara como la expresión de una
situación histórica similar a la protagonizada por el IRA en Irlanda del
Norte o por israelíes y palestinos en Oriente Medio. Ya no había espejo donde
mirarse.
Con esta nueva tregua, ETA
quiere estar presente en el escenario político hasta el último momento. Y
sabe que en una sociedad en la que el conocimiento de lo público se adquiere
a través de la información de los medios de comunicación, importa tato lo que
las cosas son como el modo en que se presentan a través de éstos. Zapatero
pedía hace unas semanas calma y aseguraba que cada proceso tiene su
singularidad. Ahora, el presidente del Gobierno e Ibarretxe tienen pendientes
dos temas claves: la pacificación y la
‘‘normalización’’ de Euskadi.
En el primer caso, el Gobierno
vasco ha cedido el protagonismo a Zapatero que, como presidente del Ejecutivo
central, tiene en sus manos instrumentos básicos en este proceso de paz, como
el control de las cárceles, donde se encuentran más de 800 presos de ETA.
El Gobierno contemplaba con una
mezcla de cautela y esperanza la posibilidad de un alto el fuego, una vez que
había constatado que ETA llevaba casi tres años sin asesinatos y este último
verano, la banda prácticamente no había realizado su tradicional campaña de
atentados de verano. Paralelamente, la ilegalizada Batasuna ha ido
emergiendo, sustituyendo de forma progresiva a ETA. Desde el Gobierno
socialista se iba percibiendo cómo la formación ilegalizada ha ido cumpliendo
el compromiso que hizo público en Anoeta hace ahora más de un año. También ha
funcionado en los momentos más delicados, el tándem entre ETA y Batasuna,
entre Josu Urrutikoetxea, "Josu Ternera", y Arnaldo Otegi, en la orientación
de este proceso.
Algo que no sucedió ni en las
conversaciones de Argel, de 1989 celebradas en tiempos de Felipe González, ni
en las de Suiza, de 1999, con José María Aznar al frente del Gobierno. Con
estas premisas de fondo, el Ejecutivo de Zapatero situaba el horizonte de la
pacificación, del final del terrorismo de ETA, en las elecciones municipales
de 2007, que son los comicios a los que Batasuna quiere concurrir como
partido legalizado, disponiendo de un periodo para preparar el terreno y sin
tener otras convocatorias electorales de por medio. Ahora bien, en este
punto, a Zapatero le corresponderá protagonizar el proceso de paz y a
Ibarretxe, como lehendakari, le tocará dirigir la tan manida
‘‘normalización’’ de Euskadi, que lleve a la reforma
consensuada del Estatuto de Gernika, fruto de una lenta formación de una mesa
de partidos.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Ilusión y prudencia” por Francisco
Letamendia
ETA acaba de hacer público el
comunicado de alto el fuego permanente que casi todos los vascos y no pocos
españoles esperaban, y lo ha hecho en un formato impecable. Su discurso es el
de la Declaración
de Anoeta: construcción de un nuevo marco que reconozca los derechos del
pueblo vasco, y aceptación del desarrollo de todas las opciones políticas
(esto es, las nacionalistas vascas y las que no lo son). Los ciudadanos
vascos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro (puede verse aquí
la consulta reclamada tanto por el Plan Ibarretxe como por la Mesa de Resolución del
Conflicto del Foro del Debate), y sus resultados aceptados por los Estados
español y francés, lo cuales deberán dejar de lado previamente la represión.
Los ciudadanos vascos deben movilizarse (carácter participativo del proceso
reivindicado por Ezker Batua, por el PSE y por la izquierda abertzale, junto
a numerosos movimientos sociales). ETA expresa en positivo su esperanza de
que el proceso abierto llegue hasta el fin, y su convicción de que la
superación del conflicto es aquí y ahora posible.
Y sin embargo, la memoria
histórica y un recuerdo de antiguas decepciones tiñe de prudencia las
expectativas y muchas reacciones de muchos, menos eufóricas éstas, por
ejemplo, que las que provocó el anterior alto el fuego del 18 de septiembre
de 1998. Es paradójicamente el hecho de que la ventana de oportunidades esté
ahora más abierta que entonces, debido a la implicación abierta en el proceso
del Gobierno español, de que se sepan perfectamente los pasos inmediatos a
dar (en 1998 en Lizarra éramos dolorosamente ingenuos), pero también el
camino erizado de dificultades que habrá que recorrer para darlos, con
poderosos grupos perfectamente identificados bloqueando el camino; el hecho,
en fin, de que todas las reacciones positivas y negativas ante el anuncio de
ETA eran previsibles y han repetido sin cambios las interpretaciones
previamente ensayadas, las que explican esta falta de desbordamiento actual,
esta sabiduría hecha a partes iguales de ilusión y de esperanza.
Examinemos para empezar el
momento. Había razones para pensar que el alto el fuego era inminente; el
anuncio de la Mesa
de Debate de que la constitución de la Mesa de Partidos coincidiría con el Aberri
Eguna, las declaraciones de Zapatero reveladoras de una cierta cocina con
aromas escandinavos. Pero si se esperaba su anuncio como el resultado de una
política de gestos, éstos sí que se han producido, pero de signo contrario:
iniciativas del poder judicial creando cadena perpetua de hecho para los
presos políticos vascos, siniestras provocaciones penitenciarias que se
proponían tal vez provocar un espiral de reacciones con un resultado ése sí
visible: el nuevo procesamiento, y posible encarcelamiento, de la cúpula de
Batasuna. Cuando los poderes del Estado no son ya el bloque compacto que eran
en 1998, ¿se ha respondido a una llamada de auxilio del Gobierno Zapatero
para detener la bola de nieve, o la decisión de ETA obedece a una iniciativa
unilateral, y muy inteligente, para conseguir este resultado? El tiempo lo
dirá; sobre todo, confirmará si el ejecutivo socialista puede zafarse de las
embestidas y probables nuevas provocaciones de los grupos de presión más
poderosos de España -Ejército, poder judicial, Iglesia española, cúpula patronal,
junto a ciertas y poderosas asociaciones de víctimas- abiertamente
enfrentados al proceso de paz.
Eran esperables pues la
declaraciones tan esperanzadas como cautelosas de los grupos de buena
voluntad -socialistas, comunistas nacionalistas catalanes-, la tibieza
estomagante del portavoz de la Conferencia Episcopal,
la identificación por el PP de la nueva situación con una "pausa",
inaceptable mientras no incorpore la declaración de liquidación por derribo
de la organización armada.
Ahora se sabe, y eso es nuevo
respecto a Lizarra, qué es lo que hay que hacer inmediatamente: crear una
Mesa de partidos "sin violencia ni exclusiones" -Ibarretxe acaba de
confirmar su voluntad de acometer la tarea-; e iniciar las conversaciones
ETA-Gobierno español, para lo cual éste deberá pedir una autorización a las
Cortes que afortunadamente, y dada la soledad del PP en las dos Cámaras,
tiene garantizada de antemano.
Se abrirá después un proceso de
normalización democrática, que es el realmente problemático. Este proceso
deberá tener un carácter participativo de todos los ciudadanos (el cual,
independientemente de que ETA lo pida, es un exigencia democrática). Los
Estados español y francés deberán reconocer los resultados de este proceso
democrático. Pero ¿ha ocurrido así en el caso del Estatut catalán, cuyo nivel
de reivindicaciones era inferior al que se plantearía aquí? En cuanto al
Estado francés, es conocido su discurso de que se trata de un "proceso
interno español", en el cual no interferirá. Pero ello no es todo: en el
seno de la izquierda abertzale no puede reproducirse una kale borroka que
tanto enturbió el proceso de Lizarra
Respecto al nuevo marco, en fin,
son conocidas las diferencias entre los programas defendidos por los vértices
del triángulo: proyecto socialista de reforma autonómica y de fin dialogado
de la violencia, Plan Ibarretxe, consulta a la ciudadanía del Foro de Debate
Nacional. Por no hablar del terrible empeoramiento de las condiciones penales
y penitenciarias de los presos políticos vascos que el Ejecutivo español
deberá reconducir a la espera de la solución definitiva a este tema, junto a
la aceleración de los juicios-escarmiento y el endurecimiento de las medidas
procesales dictadas contra el hábeas civil de la izquierda aber-tzale.
¿Deben ser esos motivos de
pesimismo? Por el contrario, deben ser una incitación, por una parte, a que
todas las partes implicadas en el proceso de soluciones extremen su
inteligencia, su disposición a las concesiones y su voluntad de buscar puntos
comunes; por otra parte, para que todos los ciudadnos nos impliquemos en un
proceso de importancia vital para nosotros y para nuestros hijos.
Pues éste es un momento de
prudencia y cautela, pero sobre todo de ilusión y esperanza, de mucha
esperanza.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Euskadi, tren versus noria” por José
Manuel Bujanda
«El tren de la reivindicación
del derecho a decidir, del reconocimiento de una identidad propia y de
soberanía compartida que propugna una parte muy importante de la sociedad
vasca no se va a detener porque se mire hacia otro lado». Ausencia total de
la violencia, respeto con el discrepante, foros de diálogo, puntos de
encuentro, consulta popular, pacto con el estado, respeto a lo construido
hasta ahora, búsqueda de puntos de encuentro, tolerancia con el otro,
aceptación por todos de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía vasca y de
su derecho a decidir. Palabra, respeto, razones y urnas. Ésas fueron, hace
casi cinco años, las claves de la declaración del lehendakari en el Club
Siglo XXI de Madrid el
23 de marzo de 2000, titulado ‘‘Euskadi-España ante el Siglo XXI.
Un punto de encuentro para convivir’’, cuando propuso ante los
que tuvieron a bien oírlo un pacto de estado que permitiera un nuevo marco
basado en los derechos históricos. Claves que se condensan en afirmar que el
camino a recorrer pasa, en definitiva, por reconocer la personalidad de la
sociedad vasca para definirse a sí misma estableciendo una relación de
convivencia amable con el estado, basada en la libre adhesión y en el respeto
mutuo. Nadie debe abjurar de nada por compartir mesa. Ni los partidos de
ámbito estatal tendrán que abandonar su concepto de España, ni a los partidos
nacionalistas vascos, obviamente, se les sugerirá la conveniencia de que
dejen de serlo. La realidad es la que es. Para unos y otros. Vascos y
españoles. Nacionalistas de naciones-estados y nacionalistas de naciones sin
estado.
Desde diferentes sectores de
opinión y fuerzas políticas ha sido un discurso manido achacar al
nacionalismo vasco el vivir fuera de tiempo, el resistirse a ocupar su lugar
en el desván de la historia, al ser el nacionalismo un fenómeno decimonónico
que perdió su batalla en el tiempo, su oportunidad histórica de constituirse
en Estado cuando lo hacían los demás nacionalismos de la mano de las
burguesías nacionales en Europa. Pero la historia última ha demostrado que lo
arraigado y lo profundo subsiste más allá de las descalificaciones y de las
varias manipulaciones ideológicas. El nacionalismo sigue siendo, para
bien-mal, un fenómeno universal-cercano en el tiempo, todos en distinta
graduación son-somos nacionalistas, vascos, catalanes, gallegos, españoles,
irlandeses, escoceses, galeses, ingleses, rusos y chechenos, palestinos e
israelíes, saharauis y marroquíes, franceses y ciudadanos de Córcega. Véase
la recientísima historia de Quebec, Timor, Kurdistán, Croacia, Bosnia,
Sarajevo, Kosovo (¿Montenegro?) Estonia, Lituania, Letonia, Eritrea,
Eslovenia, Croacia, Bosnia, R. Checa, Eslovaquia o simplemente la
desintegración territorial de la ex URSS en múltiples estados, compárese un
mapa político actual desde la península Ibérica hasta los Urales con el de
hace no más de diez años...
En democracia, todas las ideas y
opciones, incluidos nuevos marcos de relación con el Estado, se deben poder
defender con legitimidad política y normalidad social, con respeto
intelectual, sin linchamientos mediáticos ni barajas trucadas. Con la
palabra, razones y ante las urnas, sin tutelas ni imposiciones. Así, para los
nacionalistas vascos el derecho a decidir es un derecho inalienable, no
otorgado, evidente e inherente a la democracia y a la voluntad de los
ciudadanos. Es más, negar el ejercicio del derecho a decidir es vulnerar un
derecho recogido en la Carta
de las Naciones Unidas y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos de la ONU.
Admitiendo que las leyes y marcos políticos, sea cual sea
su origen histórico, adquieren significado realmente democrático en el
instante que pueden ser reformados, adecuados o incluso cambiados, por la
voluntad mayoritaria de la sociedad a la que sirven, procédase por lo tanto a
adecuar, reformar y cambiar leyes y marcos políticos e institucionales al
democrático y supremo imperio de las decisiones y voluntades mayoritarias
imperantes, en la sociedad vasca, sujeto en la toma de decisiones que le
impliquen su presente y su futuro. Sin iras ni tutelas, en contra de nadie,
en positivo, sin imponer ni vetar, decidiendo y pactando, reconociendo la
identidad propia de los vascos y a Euskadi como Nación, sin mirar hacia otro
lado, buscando un sitio en las llanuras de las soberanías compartidas,
apelando a las libres adhesiones, rechazando las imposiciones y los vetos.
Apelando a la solidaridad y al trabajo en común, siendo ambiciosos y cautos,
imaginativos y realistas, vascos y ciudadanos de Europa y del mundo. En
definitiva siendo nosotros, pero mirando amigablemente a los ojos de los
vecinos.
El gobierno socialista de
Zapatero después de la declaración de ETA, tendrá que negociar con ETA lo
concerniente a presos y exiliados, tendrá asimismo que conformarse en Euskadi
una mesa de partidos. Habrá que recordar también a la enchulada derecha
española la hemeroteca del "ABC" y de "El Mundo" en tiempos de
Aznar calificando de "valiente paso hacia la paz" la autorización
del presidente Aznar (quien reza a Dios para que no se esté negociando la
autodeterminación) a entablar conversaciones con ETA, amén de calificar el
futuro de las conversaciones del 98 como de "...Horizontes de esperanza
() Aznar mueve ficha () Procuraremos no perjudicar el proceso mediante un muy
prudente y sereno ejercicio de nuestro derecho a informar y opinar. Nunca
pondremos en riesgo la posibilidad cierta de un País Vasco libre y en paz a
cambio de la satisfacción efímera de una portada de tan seguro como fácil
impacto () El gobierno no quiere entrar en detalles y se entiende () Abrir
contactos era lo que había que hacer porque así lo establece el punto 10 del
pacto de Ajuria Enea...".
Será hora de parar la noria y
montarse en el tren del futuro y de la historia compartida. Dispuestos a
reconocer que es legítima la opinión del otro, y desde la diferencia aceptar
procedimientos comunes de resolución del conflicto, de la búsqueda de un
futuro sin violencia y sin que nadie renuncie a su proyecto político.
Realmente, aquí y ahora, no veo más que mayorías políticas lo más
transversales y plurales posibles respetuosas siempre con el sentir
mayoritario nacionalista de la sociedad vasca y que además concite mayores
adhesiones que las anteriormente logradas, la alcanzada en la consulta del
Estatuto de Autonomía de Gernika. Democracia y negación de la noria, apuesta
por el tren, visión de futuro y construcción de nación vasca, ritmos e
intensidades en función de las urnas. Quien tenga otra receta posible,
factible, ejecutable y realizable fuera de los ámbitos de la lírica y de los
contextos, que formule la prosa debida. El derecho a decidir no es ningún
espantajo, se podrán, obviamente, concretar los términos del ejercicio de
dicho derecho, pero para un nacionalista vasco el ejercicio del mismo es
irrenunciable, pactable y negociable sí, renunciable jamás, porque su
renuncia supondría negar la propia existencia de Euskadi como nación con
voluntad de ser y decidir. Por ello, y así lo creo, la normalización política
de y en Euskadi pasará por alcanzar algún pacto o acuerdo sobre el derecho de
los vascos a decidir su futuro, de acordar el derecho irrenunciable de Euskadi
a autodeterminarse. Y un reto a unos y otros, quien desde el respeto a lo
construido hasta ahora (lo "otro" no me sirve) tenga otra propuesta
mejor, una partitura diferente, quien crea poder proponer un camino a
recorrer alternativo al diálogo y al respeto entre todos, que lo haga saber.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“¡Ha estallado la paz!” por Carmen Torres
Ripa
«La superación del conflicto,
aquí y ahora, es posible. Ése es el deseo y la voluntad de ETA». Es verdad,
lo he leído. Lo he escuchado, es verdad. No estoy soñando. Ya puedo decir:
¡Ha estallado la paz! Es el día feliz de los ingenuos. «La paz… ¿crees
en la posibilidad de paz? Eres una ingenua».No, no era -no soy- una ingenua.
La paz es una realidad. He brindado con champán por este futuro presente. Un
tembloroso anhelo de tantos soñadores de esta tierra.
Yo misma me siento envuelta en
una nube dorada. Cuando estoy hablando de paz se mezclan las letras en el
ordenador. Es como si no supiera qué debo decir, qué quiero decir. Tengo
tanta alegría en mi corazón que no sé expresarla. Creo que describir la
tristeza es más fácil. Llorar, desgranar versos de melancolía es sencillo.
Todos los signos encajan haciéndose poemas bellos sobre el dolor. Por eso,
ahora, me faltan las palabras y me sobran los adjetivos. Emocionante.
Fantástico. Magnífico. Increíble… No sé qué decir. Soy feliz, y
después, en ese después exultante de gozo, siento que me quedo vacía de
angustia, y la alegría va ocupando todos los escondrijos del alma para llenar
el todo de mi vida. Mi marido, mis hijos, mis nietos, mis amigos, todos los
que formamos esta tierra querida y entrañable, todos vamos a vivir juntos
este proceso de paz que ha llegado a nuestro cielo. Ayer, 22 de marzo, el
solsticio de primavera abrió la ventana a la paz y a la luz. Es el broche
brillante de un final conmovedor.
Cuando usted lea el periódico,
las opiniones de los políticos destacados serán frase de titular. «No sirve
para nada pensar, ni decir, ni escribir nada humano -dice Hermann Hesse en
‘‘El lobo estepario’’- no tiene sentido dar vueltas a
buenas ideas dentro de la cabeza; para dos o tres hombres que hacen esto, hay
día por día miles de periódicos, revistas, discursos, sesiones públicas y
secretas, que aspiran a lo contrario y lo consiguen». Hoy vuelvo a brindar
por los dos o tres seres humanos que creyeron en la paz.
Para mí, hoy y ahora, la paz son
tres letras mágicas que se han unido en el aire. En la historia se ha escrito
un renglón con sabor a leyenda.
…Y durante el gobierno de
José Luis Rodríguez Zapatero y siendo lehendakari de Euskadi Juan José
Ibarretxe, llegó la paz.
Todos juntos podemos y debemos
caminar firmes en este surco nuevo de futuro.
Queridos amigos: si la felicidad
es momentos, creo que estoy viviendo el instante de dicha más feliz de mi
vida.
«ETA muestra su deseo y voluntad
de que el proceso abierto llegue hasta el final, y así conseguir una
verdadera situación democrática para Euskal Herria superando el conflicto de
largos años y construyendo una paz basada en la justicia».
La paz. La paz ha sido
negociable.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Aprender del futuro” por Kepa Landa
El autor
sostiene que tras el alto el fuego declarado ayer por ETA no se termina
ninguna época porque seguimos inmersos en las mismas circunstancias que han
provocado el conflicto
Parece evidente que los seres
humanos aprovechamos poco las experiencias vividas, cuando de evitar daños al
resto de personas se trata. Las mil guerras, conflictos y enfrentamientos de
todo orden vigentes hoy día lo demuestran.
Por ese motivo cuando leo el
comunicado de ETA anunciando un ‘‘alto el fuego
permanente’’, quiero pensar en lo que está por venir, más que en
lo sucedido hasta ahora.
No se termina ninguna época,
porque seguimos inmersos en las mismas circunstancias que han provocado un
conflicto ya histórico por su duración. Pero si se avanza en un proceso
diferente, que tiene que culminar con un acuerdo válido para todas las partes
que intervienen en ese enfrentamiento.
Ya de nada sirve negar la
existencia de un conflicto político. Postular derrotas o victorias. Ni hablar
de precios. O exigir condenas. Allá quienes han apostado por esas tesis. Los
últimos tiempos han conocido claros esfuerzos por superar pasadas inercias.
Por buscar nuevas posiciones y diferentes caminos. Y es evidente que esos
esfuerzos no han sido vanos. Allá también quienes no han sabido ver hacia
dónde se caminaba. O han preferido estancarse en el conflicto, porque les
daba réditos a los que no querían renunciar.
No ha sido por casualidad, ni
por designios del destino. Ha sido por voluntad expresa y expresada, que se
ha llegado hasta aquí. Se ha abierto una de las hojas de la gran puerta, y ha
entrado luz a raudales. Hay que esperar que, cuanto antes, la otra hoja la
abran quienes pueden hacerlo. Y por esa puerta podamos salir hacia el futuro
ejerciendo virtudes que nunca debieran abandonarse. El respeto, el diálogo,
la no imposición, el reconocimiento de los demás, … Nos queda todo un
futuro para construirlo como queramos y seamos capaces de hacerlo. Habrá que
aprender en formas, métodos y comportamientos, entre todos. Tendremos que
aprender de lo que vayamos haciendo, y desterrar lo que hasta ahora no ha
servido. El camino, la forma en que lo andemos, será determinante.
En ese avanzar, debemos alcanzar
al menos una meta que, superada, impida la marcha atrás. Sencilla, pero
inmensa en sus consecuencias. Tiene que quedar constancia de que Euskal
Herria es un pueblo, con su historia, sus costumbres, y con una voluntad
política ya expresada de múltiples formas. Ni mejor ni peor que otros
pueblos, pero con los mismos derechos que amparan a los demás. Esta simple
constatación de que existimos como pueblo, con identidad propia, es la base,
bien que elemental, para que podamos avanzar hacia el futuro. Porque a partir
de ella, la consecuencia lógica hacia la que evolucionaremos será la de
decidir, de forma democrática, libremente, qué lugar queremos ocupar en el
mapa de las naciones.
Será inevitable atender a los
actuales marcos políticos en los que nos desenvolvemos en este momento.
España, Francia, la
Unión Europea son ámbitos de referencia que tendrán mucho
que decir en ese futuro. Y es previsible que no haya un punto final a este
tránsito. Será como la propia vida, cambiante según los momentos y las
personas que los vivan. Pero si de verdad somos capaces de cambiar las reglas
del juego, si superamos el
blanco y negro del enfrentamiento como método, si partimos
de reconocer realidades inevitables, estaremos dibujando un futuro en colores
para las nuevas generaciones. Es lo menos que se nos puede pedir. Y lo que
estamos obligados a hacer.
Ha sido muy alto el precio para
llegar hasta aquí y sería imperdonable no aprovechar esta posibilidad que se
ha creado con ímprobos esfuerzos. Sobrarán quienes apuesten por poner trabas
y dificultades. Los que prefieran volverse para escarbar en el pasado,
correrán el riesgo de quedarse como estatuas de sal. Porque el futuro es de
quienes apuestan por él. En este pueblo, esa apuesta está hace ya tiempo
encima de la mesa. Y hoy, en mejor situación que ayer.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“La voz de una mujer” por Mikel Sueskun
Además de por
su contenido, la noticia del alto el fuego es buena porque la dio una voz
femenina
Tan esperada era la noticia que
pudiera decirse, ¡ya era hora! Por lo que respecta al comunicado en sí,
existen variaciones con los anteriores comunicados de ETA. Para empezar, la
protagonista del comunicado fue una mujer, una voz femenina, firme y sin devaneos,
ponía música (digamos que celestial) a la letra que tantos tiempos llevamos
esperando. Sensual, firme, contundente, segura … ésta fue la sorpresa
dentro del tan esperado comunicado. Toma fuerza la mujer como protagonista
desde hace tiempo en los ayuntamientos, juntas, gobiernos y hasta en ETA. Por
muchas quinielas que se hubieran hecho, creo que
‘‘nadie’’ hubiéramos apostado porque el comunicado de
la tregua de ETA lo hubiera realizado una mujer. En cuanto al contenido, es de
esperar que las reacciones de los ‘‘contrarios’’ al
diálogo con ETA continúen poniendo trabas a cualquier beneficio
‘‘legítimo’’ que se pudiera y debiera dar de forma
inmediata en referencia a los presos del colectivo, ya que debemos tener en
cuenta (y ello lo saben los juristas) que una vez cumplida una determinada
parte de la condena y, no teniendo procesos pendientes, al preso le
corresponde el derecho que le asiste de optar y ser beneficiario de aquello
que la propia Ley penitenciaria otorga a los condenados. Si a ello le sumamos
la vigente Ley Constitucional vemos cómo en su art. 25 dice que
"…los españoles son todo". Y qué decir de lo reflejado al
"derecho de reinserción". De no cumplirse dicha ley, el propio
Estado daría pie a pensar que "todos son o somos españoles menos…
el entorno abertzale…", en dicha apreciación, daría la razón a
quienes no sintiéndose españoles les otorga el derecho sólo a ser vascos, por
lo cual el denominado Estado de la igualdad y del derecho haría aguas por
todos los lados. El Estado no debe de apartar a unos ciudadanos que aún no
sintiéndose españoles, siguen estando (contra su voluntad) dentro de un
Estado a quien le falta por reconocer la
‘‘existencia’’ del pueblo vasco. Negar la existencia
de un pueblo como lo hiciera en fechas recientes el vocero del PP, Sr. Rajoy,
sólo demuestra su analfabetismo y su obsesión contra todo lo que no sea
"España". Y hay que recordarle a tal señor que la España en que
vivimos la conformamos pueblos con diferentes culturas incluida claro está,
la árabe. Es evidente que el Sr. Rajoy ni respeta la cultura árabe ni al
pueblo ni lo que es peor, ni a su propio pueblo ya que Galicia existe porque
sencillamente es… un pueblo más de los que conforman hoy en día esa
España para unos plural, para otros sólo ‘‘Una, Grande y Libre’’
Qué duda cabe que la noticia transmitida por una mujer no solamente es buena
por su contenido, sino porque además la dio una mujer.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Primero, aliviar las conciencias” por
Salvador Cardús i Ros
Algún comentario habrá que hacer
en Cataluña, cuando la puerta que se ha abierto en Euskadi convierte en aún
más escandalosa la puerta cerrada el día anterior con la aprobación en comisión
de un Estatut que no responde a la voluntad del pueblo
Para utilizar una expresión
habitual del argot político catalán, no sé si hoy "toca" analizar
fríamente el anuncio de tregua de ETA. Lo más razonable sería dejarlo para
mañana, y aprovechar la ocasión para felicitarnos sin restricciones mentales
de ningún tipo, que ya habrá tiempo para ello y ya aparecerán los que quieran
aguar la fiesta. De manera que, desde Catalunya, vaya por delante un abrazo
fraternal a todos mis amigos y amigas vascos, para los cuales deseaba
fervientemente que llegara este momento.
Como he sostenido tantas veces
en mi país, en contra de los tópicos interesados, la sociedad vasca -aunque
el riesgo existía- no ha llegado a dividirse fatalmente en dos. Nunca ha
puesto verjas físicas separando dos realidades sociales y políticas
distintas, dándose la espalda. Incluso cuando una cierta división ha sido
visible, con rabia, unos y otros no han dejado de mirarse a la cara. En todo
caso, la verdadera división dramática estaba en las conciencias. Cómo ser
leal a las ansias de paz y serlo a la memoria de una historia de combate por
la libertad. Cómo ser leal a las víctimas de una violencia que ya había
dejado de ser política hacía tiempo y serlo también al país. Cómo no
traicionar la memoria de los presos y apostar por la reconciliación…
Quizás tampoco me toca a mí
suponer qué emociones dominan, desde ayer a mediodía, en el País Vasco. Pero
me imagino una gran liberación de conciencias hasta ahora presas de esa gran
tensión íntima. Me imagino el alivio entre amigos y vecinos, pero también
dentro de cada uno. Y, tiempo al tiempo, tras esa liberación llegarán las
demás.
Decía que cualquier análisis,
además de precipitado, ahora quizás sería inoportuno. Y creo que es una cosa
y la otra porque la tregua cambia radicalmente los viejos escenarios de la
vida política vasca y española. Efectivamente, si la política es un ejercicio
de representación, sin la vieja escenografía, los papeles cambian, los
diálogos significan otras cosas, la trama ya es otra. De manera que si en el
acto anterior ya estaba todo dicho y todo oído, si casi ya no había nada qué
decir, ahora habrá que repartir nuevos papeles, nuevo vestuario, nueva
iluminación y nuevos diálogos con nuevas palabras. Quien se agarre a las
viejas historias y a los viejos conceptos, se va a quedar sin papel en esta
historia. Y quien quiera adivinar o, aún peor, imponer su historia, va a
quedar fuera del reparto.
Sólo dos comentarios más. Uno,
para manifestar mi convicción y confianza en un proceso que creo que, sin
lugar a dudas con muchas dificultades, va ser menos largo de lo que se
anuncia. Me refiero al proceso de paz. La resolución política que va a
permitir la ausencia de violencia, quizás nunca llegue a tener una meta
definitiva común para todos. Ni falta que hace, mientras haya camino por
recorrer. Pero lo que es la paz, la reincorporación a la política de una
parte importante del pueblo vasco, la magnanimidad del Estado, la disolución
de ETA y, por qué no, la reconciliación de conciencias y ciudadanos, lo veo
muy al alcance de la mano.
Y último comentario: alguna
reflexión habrá que hacer en Catalunya -ya habrá tiempo- cuando la puerta que
se ha abierto en Euskadi convierte en aún más escandalosa la puerta que se
cerraba en falso justo el día anterior con la aprobación en comisión de un
Estatuto que ya no es el que había expresado la voluntad democrática
mayoritaria y libre de nuestro Parlament. Deseo que no sea un mal augurio
para nadie.
Mañana ya enfriaré mi análisis,
pues. Hoy, sólo he puesto a enfriar el cava catalán con el que brindaré por
Euskadi.
Publicado en el
diario DEIA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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Como norma no consideramos las opiniones de GARA, del entorno
de la banda criminal. Poco nos importa lo que esta gente piense sobre la
economía, la política social o cualquier evento internacional. Es sencillamente
irrelevante. A nuestra habitual ignorancia hay una excepción: aquellas noticias
y opiniones sobre el terrorismo criminal de ETA. En este caso son parte
implicada, actores principales de la macabra historia. En este contexto si
tiene interés informativo lo que cuente el GARA. Llama la atención la alegría
manifestada ante el fin de la violencia criminal que ellos denominan como
“un agente político que practica la lucha armada”. Por cierto fuera
de este submundo es impensable que el currículo de un columnista es haber sido
una ‘presa política’, no en tiempos de la Junta Democrática precisamente,
es decir: una criminal terrorista. Lean y asómbrense.
“Noticia” por Martin Garitano
El de ayer, sin duda, fue un
buen día. Tres buenas noticias hicieron que un miércoles gris pareciera
radiante.
Buena noticia fue que ETA
anunciara un alto el fuego permanente, porque cuando una organización
política que desde hace décadas se ve obligada a desarrollar la lucha armada
entiende que puede seguir su combate sin las armas, hay que entender que algo
va bien. Y no precisamente para quienes movieron a ese movimiento político a
la insurrección armada.
Tan buena noticia como la
anterior fue escuchar la emoción, al otro lado de la línea telefónica, de la
madre de un buen amigo, preso por causa de la demanda vasca. La esperanza, la
emoción, la confianza en los compañeros libres de su hijo, son demasiado
intensos para que el aguafiestas de turno trate de hacerlas borrar con una
descalificación tabernaria. Aunque el aguafiestas sea el líder de la derecha
fascista de siempre. Ellos siempre se alzaron en armas contra el pueblo
cuando el pueblo quiso decidir libremente. Retomen los libros de Historia.
Y fue un buen día porque, además
de todo lo anterior, nos permitió recordar con una sonrisa cómplice a amigos,
compañeros, familiares que sufrieron lo indecible. Y es que hoy podremos
llorar con íntima alegría a los que quedaron en el camino sin llegar a ver
este escenario. Yo, lo reconozco, he llorado por Jon, aquella inmensa
humanidad y ejemplo que en sus últimos días levantó el puño en Anoeta y nos
animó a seguir, sin tentación de desánimo, por el camino emprendido por sus
compañeros.
Pero además, el anuncio de ETA
obliga a una reflexión: Zapatero estaba equivocado. Cuando dijo hace escasas
semanas que estábamos próximos al «inicio del comienzo del fin», el
presidente español se equivocaba de lado a lado. El hablaba del final de la
actividad armada de ETA. Se equivocaba. Porque lo que es verificable es que
hoy estamos ante el inicio del comienzo del fin de la negación del derecho de
los vascos a decidir. Y cerca también del inicio del comienzo del fin de la
terca y absurda negativa a reconocer que Euskal Herria, o sea, el pueblo
vasco, existe. Les ha costado décadas, pero parece que, después de tanto
sufrimiento, alguien ha entrado en razón. Los vascos somos eso: vascos. Y tenemos
derecho a decidir. Ahí está la clave de la paz. Vivimos el momento de
ilusión, pero no cabe dormirse en tan frágil laurel. Hay mucho por hacer. Con
ilusión y energía.
Publicado en el
diario GARA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Tiempo de cerezas” por Floren Aoiz
(“Escritor”)
“Le temps des
cerises”, el tiempo de las cerezas, es una canción de amor que se
convirtió, tras las matanzas que pusieron fin a la Comuna de París, en el símbolo
de la esperanzas populares. La letra no habla de revolución, sino del canto
de los pájaros, las cerezas y las penas de amor. Parece no decir nada y sin
embargo lo dice todo. Su aparente frivolidad es la tapadera de una profunda
carga, y su emotividad conecta la alegría de vivir con el anhelo de un mundo
justo, la esperanza de las izquierdas que han sido, son y serán.
En Euskal Herria, mucha gente se
ha dejado la piel esperando vivir un tiempo de cerezas. Los medios de
comunicación, en su afán por mantener la atención del público y llevar el
ascua a su sardina, insisten en contar su particular versión de la historia
de ETA, y desempolvan las imágenes del pasado, apelando a una larga estela de
«crímenes». No serán ellos los que recuerden que si hoy se habla de paz es
porque una parte de la sociedad vasca dijo no al franquismo, pero también a
la pasividad de algunas fuerzas antifranquistas, y ha seguido manteniendo
hasta ahora intacta la determinación de lograr un escenario de libertades
nacionales e individuales.
Cuando surgió la izquierda
independentista, que ni era la izquierda españolista ni el nacionalismo vasco
burgués, la historia vasca cambió profundamente. Ni quienes desde la
dictadura preparaban el postfranquismo ni las fuerzas políticas históricas
fueron capaces de comprender lo que este novedoso movimiento representaba, y
para cuando quisieron reaccionar fue tarde. Las experiencias represivas y las
maniobras de desactivación política que se han sucedido desde entonces han
generado mucho sufrimiento, y han dificultado la labor de la izquierda
abertzale, sin duda, pero han sido incapaces de evitar que siguiera su
marcha. Por muchas razones, pero sobre todo porque no estamos hablando de un
partido político al uso, ni de una estructura jerarquizada al estilo
convencional, sino de un fenómeno social dinámico, totalmente nuevo pero a la
vez conectado con las tradiciones combativas y comunalistas del país. La
izquierda abertzale ha sido, mal que a muchos les pese, el palpitar de lo más
vivo del pueblo vasco, la reserva de esperanza que ha permitido atravesar los
peores temporales sin perder la esperanza de arribar a puerto.
Si miramos hacia atrás veremos
un recorrido largo y sumamente doloroso. Nos vendrán a la mente los rostros
de quienes se quedaron en el camino. Los años de soledad en las celdas, el
exilio y clandestinidad, aullidos de personas torturadas, apaleadas,
humilladas. ¡Cuántas vidas han quedado marcadas, si no truncadas, por este
maldito conflicto que nos han impuesto y que para mayor infamia han
apellidado vasco! ¡Como si fuésemos los vascos los creadores del conflicto en
lugar de sus principales víctimas!
Pero si en medio del barullo de
un día como éste de marzo de 2006 nos paramos a reflexionar, veremos que sin
todo ese esfuerzo hoy no estaríamos hablando de un tiempo de cerezas, sino
del invierno más frío y oscuro.
La izquierda abertzale ha sido
la que ha subido un listón que otros habían limitado a un estatutillo, un
amejoramiento de pacotilla y la inexistencia institucional en la Euskal Herria
continental. Si ahora existen expectativas de un futuro diferente es porque
algunos no nos contentamos con lo que nos ofrecía la reforma. La izquierda
abertzale ha sido, como decimos en mi pueblo, el capacico de las hostias,
porque éramos el enemigo a batir, para los estados español y francés y para
quienes temían que les estropeáramos su fiesta de claudicaciones y renuncias.
De ahí tanto odio y la obsesión en hacernos desaparecer.
Significativamente, hoy la gente
de la izquierda abertzale está alegre y esperanzada, aunque con la prudencia
que otorga la experiencia, y eso pese a que seguimos en el punto de mira de
la represión. Mientras tanto, muchos de los «amenazados» por ETA se muestran
disgustados y preocupados, como si rechazaran esta decisión de la
organización armada. ¿A quién disgusta la perspectiva de un tiempo de
cerezas?
De los últimos coletazos al
asalto final pasando por aquella necedad de hacer como si ETA no existiera;
el viento desatado por las palabras de los representantes de ETA se ha
llevado al estercolero mentiras y pronósticos estúpidos, a la vez que ha
puesto en su sitio a los eternos exigidores de treguas a la organización
armada, al poner en evidencia que es precisa la intervención activa de ambas
partes para dar pasos hacia adelante. ¿En qué tejados está ahora la pelota?
El tiempo de cerezas que por fin
sentimos cerca es fruto de un trabajo minucioso y complicado, un guiso de
muchas cocinas aderezado con el mejor ingrediente: la lucha de miles de
personas contra viento y marea exigiendo el derecho del pueblo vasco a
decidir libremente su futuro. Porque esa y no otra es la cuestión. La
superación de las diferentes violencias políticas asociadas al conflicto debe
situarse en el contexto de avances hacia ese objetivo político. Esa es la
clave de una paz justa y duradera, y es lo democrático, porque no es
aceptable negar a una sociedad la libertad de elegir.
Este tiempo de cerezas, no
obstante, se enfrenta a la amenaza de ciertos elementos, y no me refiero a la
lluvia o el viento. Más bien hablo del granizo que pueden desencadenar
aquellos que albergan intenciones saboteadoras o pretensiones partidistas. La
izquierda abertzale es el pilar más firme y seguro del nuevo escenario,
porque su determinación política no es coyuntural ni fruto de un análisis
partidista, pero hay otros agentes en juego, comenzando por los estados
español y francés, que tienen en su mano consolidar un nuevo escenario con
medidas concretas y serias. Hay quien debe todavía proclamar su alto el fuego,
porque ni la represión ni los vetos a las libertades pueden formar parte de
este tiempo de cerezas. Es tiempo de hablar, discutir y acordar, pero sin
vetos ni tutelas de poderes fácticos o amenazas policiales. Y sin trampas
como la que supone situar el escenario que se abre exclusivamente en Araba,
Gipuzkoa y Bizkaia, como si esto no afectara al resto de Euskal Herria.
Como se planteaba en la
metodología resolutiva de la declaración de Anoeta, asumida por numerosos
agentes políticos y sociales, hay dos planos en los que deben establecerse
nuevos avances, el de ETA y los estados y el de las fuerzas políticas.
Veremos si estos agentes están a la altura de las circunstancias. Ahora bien,
no creo que debamos esperar milagros al margen del verdadero sujeto de este
proceso, que es la sociedad vasca. De su movilización e implicación dependerá
el futuro, y en esta apuesta no podemos fallar. Es hora de tomar la palabra y
gritar a los cuatro vientos que queremos decidir, que queremos ser personas
libres en un país libre. Que no vamos a permitir que nos amarguen el tiempo
de cerezas por el que tanto hemos luchado.
Publicado en el
diario GARA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Una ventana a la esperanza” por Gloria
Rekarte (“Ex presa política”)
A la una del mediodía de ayer,
se abría una ventana a la esperanza. La verdad es que costaba despegarse del
televisor, de la sesión continua de opiniones y valoraciones, conjeturas y
razonamientos en que se había convertido la programación a partir de esa
hora. Y no faltó de nada, hubo buenas y mejores impresiones. Otras más
escépticas, brindis, alegría, cautela, y hasta veneno. Se había abierto una
puerta hacia la solución, una puerta hacia la paz y eso puede llegar a
molestar. Y molestó. No cabe duda de que ha sido para el PP la peor de las
noticias.
Y especulación arriba,
especulación abajo, se empezó a hablar de presos y de acercamientos, de
gestos, movimientos y otras especulaciones. Garzón se aventuró hasta a traer
a los presos vascos a las cárceles de Euskal Herria; desde las filas del PP
preferían, cómo no, ignorar todo asomo de esperanza y exigir lo que llaman la
«continuación de las acciones judiciales» que no significa exactamente que
reclamen juicios, sino condenas. Cuesta pensar que en este preciso momento, con
tantas expectativas aún recién estrenadas, con la ilusión a flor de piel, se
pueda seguir apostando por el sufrimiento, pero es la apuesta largamente
sostenida por la derecha española y a la que no va a renunciar tan
fácilmente.
No son comentarios a desdeñar
porque ante el proceso que ahora se abre, los represaliados van a tener un
importante papel. No faltará quien pretenda además que sean los únicos
protagonistas. Ya saben, todo aquello de «paz por presos» y poco más. Son la
moneda de cambio más a mano, y no será casualidad la toma de posiciones que
el Gobierno ha llevado a cabo en las últimas semanas: la política
penitenciaria ha pisado el acelerador intensificando los alejamientos. No ha alejado
únicamente a las presas y presos que estaban en las cárceles madrileñas ni ha
efectuado cambios de destino ocasionales; ha realizado una auténtica maniobra
de castigo, sumando más kilómetros a los que ya alejaban a los prisioneros
que han sido trasladados.
Las presas y presos políticos
vascos son moneda de cambio, y pueden llegar a ser cortina de humo,
pretendiendo que se difumine ante el debate del mayor o menor acercamiento de
presos lo que debe ser un proceso político; largo, laborioso y sin duda
difícil, pero un auténtico proceso político. Y es innegable que cualquier
paso que pueda darse para llevarlo adelante pasa por la desaparición de la
política de dispersión. Pero no sólo porque los presos puedan llegar a estar
más cerca de su familia, más cerca de su casa, de su tierra, sino porque el
proceso no puede transcurrir con los represaliados vascos al margen. El
Colectivo de Presas y Presos Políticos Vascos y el Colectivo de Refugiados
Políticos Vascos tienen todo el derecho a participar en él y es el primero de
sus derechos que en este momento debe respetarse. Es responsabilidad de todas
las fuerzas políticas y de la sociedad vasca asumirlo como tal, porque todos
los caminos hacia la solución estarán cerrados si no contamos con su
participación y con sus aportaciones.
Tenemos un largo trayecto por
delante. Sin apearnos de la ilusión observamos las dificultades, intuimos los
obstáculos, imaginamos los reveses. Y quizás imaginemos también,
equivocadamente, que el trabajo es de otros mientras los demás nos sentamos a
mirar. Y a esperar. Pero este proceso nos está llamando a todos y a todas. Es
nuestra palabra y nuestra decisión lo que necesita, y no podemos dar la
espalda a quienes más se han implicado en esta lucha por los derechos de
nuestro pueblo. Si hay un paso adelante, será con todos ellos y ellas. O no
será. Es nuestra primera tarea.
A la una del mediodía de ayer,
se abría una ventana a la esperanza. Aquí, en Euskal Herria, en esta casa y
en tantas y tantas otras, el primer pensamiento fue para ellos y ellas. Para
los que no están. Para Igor y para Roberto, para todos los que ya nunca
volverán, para los que en nuestros sueños, tan largamente acariciados, vemos
regresar. Para ellos y ellas. Porque la esperanza tiene todos sus nombres.
Publicado en el
diario GARA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Como una ola” por Iñaki Soto (Licenciado
en Filosofía)
Los procesos de
autodeterminación suelen ser consecuencia de procesos de resolución de
conflictos políticos. Al margen de los debates jurídico-académicos sobre la
naturaleza del derecho de autodeterminación, en términos reales de política
internacional, la autodeterminación es considerada un mecanismo para la
resolución de conflictos. La experiencia reciente nos indica, asimismo, que
los procesos de secesión y autodeterminación se producen en grupo, por tandas
de olas. En este momento, existen indicadores para pensar que Europa está
inmersa en una de esas tandas.
Tenemos elementos suficientes
para afirmar que, en el marco europeo, entre los próximos cinco y diez años,
se van a desarrollar varios procesos en esos parámetros. Montenegro lo está
llevando a cabo abiertamente y a gran velocidad. En Irlanda el proceso parece
en fase resolutiva y los republicanos están trabajando a destajo para generar
las mayorías necesarias para iniciar el proceso de reunificación de la isla.
Kosovo, bajo tutela internacional, no tiene otra solución que la
independencia de Serbia. El caso de Gibraltar quizás entre dentro de la
retórica pseudo nacionalista, pero las presiones de España y Reino Unido no
dejan lugar a duda sobre la trascendencia de la reforma del estatus jurídico
de cualquier territorio, incluido un peñón. El caso de Chipre demuestra que,
en el marco de la globalización, no existen asuntos internos y que las
instancias internacionales están obligadas a tomar parte en estos procesos.
Siguiendo con Turquía, el tema kurdo estará presente en las negociaciones con
la Unión
Europea. Por último, Catalunya sigue haciendo las cosas «a
su manera»: convenciendo a los españoles de que no deben ser así o
convenciéndose ellos mismos de que los españoles son realmente así. No lo sé.
En todo caso, han evidenciado el carácter hegemónico del Estado español y, firmen
lo que firmen, son una nación.
En contra de lo planteado por
diversos especialistas, no parece que esta ola vaya a traer una redefinición
del derecho de autodeterminación en el Derecho internacional. Siguiendo con
la tesis de que estos conflictos son de carácter interno y que corresponde a
los propios estados solucionarlos, es factible que los organismos
internacionales se limiten a legitimar dichos procesos sin entrar a solucionar
el problema estructural. La crisis congénita de la ONU no ayuda en este
sentido. Es más, el tutelaje desarrollado hasta ahora en el caso de los
Balcanes por la
Unión Europea evidencia que, para los organismos
internacionales, la «carga de la prueba» sigue cayendo sobre aquellos pueblos
que se quieren emancipar.
En nuestro caso, la declaración
de tregua permanente por parte de ETA implica, de facto, el inicio oficial de
un proceso de resolución del conflicto en Euskal Herria. ¿Cómo afecta a la
comunidad internacional el inicio de ese proceso?
En primer lugar, hay que destacar
que dentro de la comunidad internacional existe para estos casos un principio
con rango de dogma: ante todo, estabilidad. Ningún proceso que pretenda
terminar con éxito puede poner en duda ese principio. Creo, sinceramente, que
se ha trabajado bien para superar la barrera de la credibilidad y que, a
pesar de que diferentes lobbys pretendan sabotear el proceso, éste está
anclado en bases sólidas.
Siguiendo con las posibles
ingerencias, en el caso de la Unión Europea, nos encontramos con una mayoría conservadora
en el Parlamento, dentro de la cual el Partido Popular español tiene un peso
importante. Pero, por otro lado, no parece que el discurso catastrofista de
los conservadores tenga mucho mercado en las instancias internacionales. La
resolución de conflictos parece un objetivo al que ningún político serio se
puede oponer frontalmente. Dentro de las instituciones comunitarias, habrá
que seguir de cerca la postura de dos de los buques insignia del socialismo
español: Javier Solana y José Borrell. Dos burócratas que, en definitiva,
nunca han dejado de ser «hombres de partido».
Otro indicador de la postura
internacional lo marcarán las entidades-satélite de las autoridades
norteamericanas. Posicionamientos de grupos como International Crisis Group o
medios de comunicación como la
CNN, pueden dejar entrever, no sólo la postura
norteamericana, sino también los verdaderos esfuerzos del Estado español por
culminar con éxito este proceso.
En otra agenda de temas, la
lista negra de organizaciones terroristas empieza a desteñir. Tras la
victoria de Hamas en Palestina, y tras el inicio del proceso vasco con
Batasuna como protagonista, lo único que mancha esa lista son las corbatas de
los políticos europeos que la escribieron y la apoyaron. Será difícil que las
instituciones europeas den marcha atrás en este asunto, y es posible que
presenten las hipotéticas bajas en la lista como consecuencia de milagrosas
conversiones al credo institucional. Esa tesis concuerda con la narrativa que
presenta el proceso abierto como un proceso de rendición camuflada por parte
del independentismo vasco. Vista la determinación demostrada por este sector
aun en las condiciones más duras, la única posibilidad de que esa versión
prospere es el pudrimiento del proceso. Ahora todos estamos metidos en el
proceso; queda por ver quiénes estamos comprometidos con él. Dentro de esta
lista de asuntos se podría colocar también la llegada a tribunales
comunitarios en el plazo de pocos años de alguna de las causas sobre la
ilegalización de partidos en España.
Respecto a nuestra práctica
política a nivel internacional, en mi opinión, ésta debe ser reforzada. Es
importante situar nuestro discurso en coordenadas internacionales,
diferenciar los argumentos centrales que desarrollamos dentro de nuestra
comunidad y aquellos que trasmitimos a la arena internacional. Por poner unos
pocos ejemplos, la discriminación en cualquier aspecto social, la vulneración
de derechos humanos, la promoción de la diversidad cultural o la rémora en el
desarrollo socioeconómico son argumentos de calado a nivel europeo. Por otro
lado, en nuestro tiempo el único argumento con rango de fundamentación es la
voluntad popular. En esta etapa, la capacidad para modular los discursos será
tan importante como la perseverancia y la firmeza en los principios.
En este sentido, el grupo de
apoyo impulsado por los firmantes del Acuerdo Democrático de Base en el
Parlamento Europeo es un mecanismo eficaz que adquiere una mayor dimensión
después del anuncio de ETA. El trabajo realizado por ese grupo ha comenzado a
dar frutos y en este momento sólo cabe darles las gracias y todo nuestro
apoyo a sus impulsores. La manifestación del día 1 es un buen lugar para
hacerlo.
Esperamos, asimismo, que los
resultados de un trabajo serio, discreto, realizado entre gente de culturas
políticas diferentes empujen a ciertos agentes políticos a abandonar posturas
pasivas u obstruccionistas. Ligado a este tema, la política de alianzas será
otro de los temas estrella a partir de ahora.
Para terminar, si bien tenemos
que asumir el principio de estabilidad compartido por las autoridades
internacionales, no podemos confundir estable con estático, y debemos empujar
a todos los organismos internacionales a apoyar este pro- ceso. Frente a las
leyes de la diplomacia se encuentra la dinámica de los pueblos y sus
habitantes. Es responsabilidad nuestra, de los habitantes de este territorio,
discutir, acordar y decidir nuestro futuro. Es responsabilidad de nuestros
representantes defender y negociar la aplicación de nues- tras decisiones en
los diferentes marcos. Es responsabilidad de esos marcos el asumir y
gestionar las decisiones tomadas libremente y en democracia. Dicho esto, no
subamos lo remos, no bajemos los brazos; es momento de trabajar, si cabe con
más fuerza, para poder coger esta ola.
Publicado en el
diario GARA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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“Permanente” por Raimundo Fitero
Como anuncian en la peluquería
que veo desde mi ventana, me voy a hacer la permanente hasta en las cejas.
Las pestañas, el sobaco y allá donde haya pelo, es decir alegría, allí me
hago la permanente. Hay días en los que escribir es un impulso
contradictorio. Quisiera saltar, brindar, reflexionar, pero como la tendencia
es escuchar radios y ver televisiones, uno empieza a cabrearse. ¿Por qué se
apuntan a la permanente quienes siempre han querido cortarnos el pelo al
cero? Las primeras reacciones han sido eso, reacciones, palabras vulgares,
balbuceos, en ocasiones para que se viera a las claras la hiel desde la que
el pensamiento se convierte en eslogan y consigna. Los tertulianos de la
extrema derecha se muestran pletóricos en sus consignas viejas. Los tibios
siguen siendo tibios. Los fríos, se han quedado helados. Los ardientes se
vuelven pasionales, y las palabras van ensamblándose para crear el
pensamiento que debe alumbrarnos el camino, largo y difícil desde hoy hasta
el de la normalización.
En el Parlamento español hay
posicionamientos prudentes. Las cadenas se han volcado, cada una a su manera.
En ocasiones tan al servicio de su confusión partidaria que han pretendido
confundir todavía más de la cuenta. Debemos acostumbrarnos a este juego
maléfico. Porque no olvidemos una cosa: el movimiento se ha dado desde una parte.
Ahora toca moverse a los otros. Bueno, a todos. Ha empezado de nuevo el
baile, y habrán muchos intentos para que no suene ninguna música. Con
prudencia, sin jugar a semiólogos, dentro de la conmoción que provoca una
situación tan anunciada como esperada, seguimos atentos a nuestras pantallas
y con la esperanza vestida de flores primaverales, rogamos a los urdidores de
rumores, a los que viven del rollo, a quienes el odio les ciega, a los que
crean que se les mueve el panorama electoral, un poco de grandeza histórica.
Tranquilamente, sabiendo que el Estatut juega durante unos días o semanas en
segunda división, hagamos un permanente y animoso conjuro contra la
desesperanza y apostemos racionalmente por el futuro. En Paz, Justicia y
Libertad. Amén.
Publicado en el
diario GARA el jueves 23 de
marzo de 2006. Por su interés informativo reproducimos íntegramente el texto.
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