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13 de Octubre, 2005Rrodríguez y La "Pedra" Filosofal.
Por ElenaB - 13 de Octubre, 2005, 20:57, Categoría: * Nuestra Opinión
A Rodríguez le quieren cambiar el apodo, ya no le llaman "Bambi", le llaman Harry Potter,. Yo no estuve de acuerdo con el primer mote en su día como no lo estoy ahora con el segundo: Bambi al menos supo hacerse respetar por sus animalitos cuando creció y se llevó a la afrancesada Celine al huerto y el protagonista de las novelas infantiles de Rowling resuelve a la perfección todos los absurdos y cosecha éxitos para su "Casa" escoba en ristre, no se le ocurre ponerse a barrer el desierto enterrando su "Casa". Puestos a sacar parecidos, para mí el apropiado es una especie híbrido entre Gollum, el hobbit mutante de "El Señor de los Anillos" y Dobby, el elfo doméstico de "Harry Potter" que se atiza una y otra vez con lo primero que pilla, pero en versión cutre, porque el pobre Dobby lo hace por obligación y el insigne lo hace por devoción. Entre ciencia-ficción de críos anda la cosa. La inmensa mayoría de los socialistas españoles deberían estar escondiéndose debajo de una mesa de pura vergüenza, si la tuvieran o sacando banderas españolas el día de Rodríguez nos ha estado explicando durante esta semana, con su habitual brillantez, honestidad ( y por supuesto, mucho talante, ese que le caracteriza cuando le da por hablar ), que la solución a este desaguisado de Nos deleita los sentidos con varias perlas más, a saber: dándose cuenta de que ya no podía alargar sus silencios y tras profundas meditaciones, nos suelta a bocajarro que tiene, no una ni dos, sino ocho fórmulas mágicas para contentar a todos haciendo que Cataluña sea Nación, pero matizando la palabrita de marras. Vamos a ver, su señoría: ¿no se da cuenta de que nos está confesando que el objetivo es que sí sea Nación con esta afirmación tan suya?. Tanto rollo que nos endosó con eso de que sólo es una palabra. Pues miré usted, es que una cosa es lo que es se llame como se llame, que no hay que ir a contentar a la gente, que lo que hay que hacer es impedir que se constituya una nueva Nación, que una Comunidad Autónoma de España se transforme ilegalmente en un Estado libre asociado a España con derecho a roce con Tan poco está en lo que está su señoría, que queriendo arreglar el hundimiento del partido con fórmulas magistrales al estilo la botica de la abuela, sin darse cuenta ha separado a los españoles en dos grupos. El insigne quiere inculcarnos su peculiar interpretación de las palabras y lo hace tan burdamente que uno ya no sabe si reír o llorar. Establece una clara diferenciación entre catalanes y españoles interrelacionándolos con la palabra Nación como si la cosa no fuera con nosotros y como quien no quiere la cosa. Refuerza además el concepto, apostillando que los españoles creen que sólo España es Nación. Sólo lo creemos, incautos que somos. Por cierto, él no debe serlo, porque no se incluye en el lote. La gracia está en que los independentistas dicen que no les vale ninguna de las tres fórmulas magistrales que se ha atrevido a desvelarnos ( cómo serán las que no se atreve a revelar ), insisten en que ellos quieren su bolita, como el del chiste. Y es que, si no fuera tan grave, realmente sería de chiste. Sigue muy ufano asegurándonos lo contentos que estaremos todos en seis meses y para arreglarlo todo, otra perla negra: dice que "no estamos todavía en el tiempo de negociar un nuevo Estatuto para Cataluña", pero se "compromete firmemente" a aprobarlo en esta legislatura. En cristiano: que "lo suyo" no es la reforma del Estatuto que ya había, sino uno nuevo por completo, con lo que nos da la razón a los que afirmamos que es irreformable y amplia la confesión "argumentando" que no es tiempo de "negociarlo". Si no era tiempo de negociarlo y si no hay que enmendar alguna "pelufilla" o fleco que quedase colgando sino "negociar" uno nuevo... ¿cómo se come que sí fuera tiempo de admitirlo a trámite en el Congreso?. Don Limpio, que con su magia y su poder va a dejar el Estatuto limpio como una patena, se queda tan a gustito con la parrafada, no cae en la cuenta de que un Estatuto ya existente no se negocia, se presenta un proyecto de Ley para reformarlo, se estudia y si procede se le da paso y se enmienda. Pero él lo hace, experimenta negociando lo innegociable con aquellos que no representan a la mayoría de los españoles, catalanes incluidos, que no están de acuerdo en este asunto. Porque "el asunto" es la reforma de "El asunto" no es otro que haber "intercambiado estampitas", ha otorgado por la cara la consideración de Cataluña como Estado libre asociado y la fututa proclamación oficial de independencia en el mismo instante que consigan ser miembros de pleno derecho de Maragall dice estar muy tranquilo porque le consta que a su insigne no le molesta en absoluto que Cataluña sea una Nación. ¿Y a quién le importa lo que le moleste a su señoría a estas alturas?. En fin, lo dicho: qué más quisiera Rodríguez que parecerse a Harry Potter, a este último le salen bien las misiones imposibles, encontró |