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5 de Octubre, 2005
LA RAZON
Las elecciones alemanas han sido un verdadero desastre tanto
para la nación alemana, como para España, como para la Unión Europea. Angela Markel y la CDU/CSU han ganado las
elecciones y previsiblemente gobernarán en las próximas fechas. El problema es
que estaremos ante un gobierno inestable que difícilmente podrá afrontar las
reformas pendientes. Consecuentemente la crisis económica continuará
arrastrando a la Unión Europea
y pagando las consecuencias en España.
LA INFORMACION (19 de septiembre de 2005)
La coalición formada por la Unión
Cristianodemócrata y la Unión
Socialcristiana, liderada por Angela Merkel, fue la fuerza
más votada en las elecciones generales celebradas ayer en Alemania al
conseguir el 35,2% de los votos, aunque tan sólo consiguió una ventaja de 0,9
puntos sobre el Partido Socialdemócrata del canciller en funciones, Gerhard
Schröder, según los resultados oficiales difundidos por las agencias. De
acuerdo con estos resultados, la
CDU/CSU contará con 225 escaños en el nuevo Parlamento, mientras
que el SPD sentará a 222 representantes. La sorpresa en la jornada electoral
la dio el Partido Liberal, que con el 9,8% de los votos (61 escaños) se sitúa
como tercera fuerza política, por delante del Partido de la Izquierda -formado por
los antiguos comunistas y los disidentes del SPD-, que consiguió un 8,7% (54
escaños). Los Verdes de Joschka Fischer, socio de la coalición de gobierno de
Schröder, sumaron el 8,1% de los votos (51 escaños). Los resultados están aún
pendientes de las votaciones en la ciudad oriental de Dressde, donde las
elecciones han sido aplazadas hasta el 2 de octubre por el fallecimiento de
una candidata ultraderechista. En esa circunscripción se decidirán entre uno
y tres escaños.
La situación de empate técnico
entre democristianos y socialdemócratas abre paso a complejas negociaciones
para determinar quien gobernará Alemania en los próximos cuatro años. Los
resultados electorales no permiten a Angela Merkel gobernar únicamente con
los liberales del FPD, por lo que, según los analistas, se abre paso la
posibilidad de formar un Ejecutivo de amplia mayoría con una gran coalición
entre la CDU/CSU
y el SPD, aunque Schröder también reclama el derecho a encabezarla. Tampoco
se descarta que el líder del SPD encabece un Ejecutivo en el que el FPD se
sumara a sus actuales socios de Gobierno, Los Verdes.
La líder de la CDU/CSU, Angela Merkel,
compareció ayer ante los medios de comunicación visiblemente afectada por un
resultado electoral que difiere mucho de los hasta 20 puntos de ventaja que
hace dos meses le concedían los sondeos. A pesar de todo, Merkel destacó que
su formación ha vencido en las urnas y apeló a los socialdemócratas a formar
un "Gobierno estable" encabezado por ella.
Por su parte, Gerhard Schröder,
respondió a Merkel que "no habrá una coalición bajo su liderazgo con mis
socialdemócratas". El canciller en funciones dijo que se siente
"confirmado" por los ciudadanos para permanecer otros cuatro años
al frente del Gobierno.
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LOS EDITORIALES (19 de septiembre de 2005)
"Pulso
Alemán", EL PAIS. Reflexiona sobre los resultados
de las elecciones alemanas: "A partir de ahora se abre un complejo
período de negociaciones para formar un Gobierno de coalición. Cabe incluso
una gran coalición de democristianos y socialdemócratas en la que no esté
Merkel. En algo coincidieron Schroder y Merkel: ambos quieren formar Gobierno
y ser cancilleres; ambos consideran que han recibido un mandato, el uno
contra un cambio radical, la otra de renovación para convertirse en la
primera mujer y la primera del Este que llega a la Cancillería".
“Alemania,
entre la ‘Gran Coalición’ y el ‘Gobierno
semáforo’”, EL MUNDO. A la luz de los resultados,
parece claro que la democracia cristiana alemana se equivocó al elegir a
Merkel como líder. Su campaña ha sido titubeante y ha cometido errores
infantiles. Por el contrario Schröder ha demostrado su férrea capacidad de
lucha. Todo indica que continuará de canciller con los democristianos o con
los liberales como nuevos socios. Ninguna de las dos opciones es buena para
Alemania ni para Europa. La primera porque los dos grandes partidos mantienen
importantes diferencias ideológicas. La segunda tampoco es buena porque la coexistencia
entre liberales y los verdes no parece nada fácil. Sea como fuere los
resultados dejan a Schröder como el árbitro de la gobernabilidad, lo cual ya
es un gran triunfo para él.
“Retos de
Alemania”, LA
VANGUARDIA. Ante los resultados de las elecciones alemanas, el
diario indica que Schröder, tras una brillante campaña electoral, ha conseguido
eludir el negro destino que le auguraban los primeros sondeos no significa
que haya ganado las elecciones. Su legítima oposición a la guerra de Irak,
sus abiertas discrepancias con la Administración Bush
y sus cordiales relaciones con Vladimir Putin han generado una sensación de
cierta equidistancia en las relaciones de Berlín con Washington y Moscú, una
sensación que ahora deberá corregirse. Cree que a primera vista, los
resultados de ayer no son buenos pare el proceso de construcción europea ni
para los mercados financieros.
“Empate
en Alemania”, EL PERIODICO. Los resultados electorales
suponen un "fracaso personal" para Merkel y un triunfo para
Schröder, que "ha conseguido con su fe y su tesón levantar el voto
socialdemócrata".
“Más
incertidumbre en Europa”, AVUI. Señala que
la falta de liderazgo fuerte en Alemania también puede repercutir negativamente
en la política de las instituciones comunitarias. Es un secreto de dominio
público que el proceso de ratificación de la denominada Constitución europea
va a quedar paralizada después de los resultados de los referendums en
Francia y Holanda. Todo el
mundo esperaba saber que pasaría ayer para proponer alguna
salida, pero la incertidumbre alemana sólo contribuye a aumentar la
incertidumbre europea porque los resultados de Alemania no permitirán a corto
plazo rehacer el denominada eje franco-alemán ni tampoco que nazca un polo alternativo
con una alianza entre países grandes y medianos gobernados por fuerzas de
signo político similar. En este contexto, sólo Tony Blair puede intentar en
los meses que le quedan de presidencia de la UE encabezar algún tipo de maniobra que permita
salir de la parálisis actual. Pero será difícil mientras la mayoría de la
opinión pública británica se mantenga en el actual euroescepticismo.
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PRENSA INTERNACIONAL (19 de septiembre de 2005)
El diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung dedica
artículo de Daniel Deckers: “Nuevo Juego”. Subraya que
"nunca ha habido tantos votos estratégicos. Bajo la impresión de las
especulaciones en torno a una gran coalición, los electores decepcionados por
el SPD de la Agenda
2010 se han puesto del lado de los Verdes y del Partido de Izquierda. Muchos
de los que dieron su segundo voto a los liberales querían cerrarle el camino
a la Unión
para una gran coalición. El hecho de que la CDU -y más aún la CSU- no haya podido
defender el resultado electoral de 2002 revela la desconfianza de muchos
ciudadanos frente al programa y también frente a la persona Angela
Merkel". Este diario también titula en primera: “Comienza la lucha
por la
Cancillería“, y pone de relieve que “Schröder
no está dispuesto a una gran coalición bajo Merkel”.
Süddeutsche
Zeitung, bajo el título: “Angela Sinpaís”
publica artículo de Heribert Prantl, en el que pone de relieve que "comienza
el desmontaje de una mujer que creía tenerlo todo y que ahora lo está
perdiendo todo. Una presunta ganadora electoral pocas veces ha tenido que
pasar tanta vergüenza. Antes de que comiencen las negociaciones de coalición,
comenzarán las intrigas contra Angela Merkel. Puede que incluso estén
contados sus días como jefa de la
CDU. La candidata Merkel está rodeada de sucesores. Angela
Sinpaís".
Frankfurter
Rundschau titula: “Poca claridad”. Señala:
"Puede que Angela Merkel le haya pedido demasiado a la gente. La jefa de
la CDU decidió
hacer caso omiso del desconcierto de los ciudadanos. Incluso azuzó los miedos
recomendando a Paul Kirchhof como ideólogo y organizador del cambio de
sistema. Esto no lo perdonan ni los electores ni los amigos del partido, que
ya durante la campaña apenas pudieron controlar su malestar por esta
decisión".
Die Welt, bajo
el titular: “Primero elecciones, después tortura”, señala que
"cuando se tambalean tanto las mayorías, ¿sigue habiendo un mandato de
los alemanes a favor de reformas aún más profundas que la Agenda 2010. Sí, lo hay.
(…) La miseria presupuestaria, la baja económica y el escándalo del
desempleo masivo son mandato y legitimación al mismo tiempo. Alemania tiene
grandes problemas que requieren liderazgo y decisiones difíciles. Se
justifican por sí mismas". Este mismo diario titula en primera:
“Dos perdedores quieren entrar en la Chancillería”.
Destaca que “Merkel y Schröder se creen legitimados para formar
Gobierno”.
El diario estadounidense The Wall Street Journal Europe, en
editorial titulado: “Las complicadas elecciones de Alemania”,
opina que “Alemania se enfrenta a semanas en el limbo mientras precisa
desesperadamente un fuerte líder político que ponga en orden su
economía”.
El diario francés Le Figaro, en un artículo de Pierre
Rousselin titulado: “Bloqueo en Alemania”, señala que “el
resultado de las elecciones legislativas de ayer revela un electorado
fragmentado, políticamente desorientado y abre el camino a un Gobierno
desprovisto de la autoridad necesaria para emprender reformas”.
Libération "De
estas curiosas elecciones en Alemania, en la que los ganadores ponen mala
cara y los perdedores están felices, Europa saldrá más indecisa aún. Con un
Jacques Chirac que ha perdido credibilidad desde el referéndum, y una Angela
Merkel que perdió puntos por el inesperadamente magro resultado de su partido
político, la pareja franco-germana genera más compasión que envidia. Ello no
cambiaría aún cuando Gerhard Schröder siguiera siendo Canciller Federal.
Alemania ingresa ahora al club de los países en los que grupos de protesta y
radicales hacen tanto daño que terminan por bloquear los cambios políticos y
una política de largo plazo".
El británico The Times, en editorial titulado:
“El peor resultado”, manifiesta que “la alternativa más
probable es la de una gran coalición. El SPD formaría parte de un Gobierno
conservador dirigido por Merkel”. “Una Alemania dividida está
entrando en un peligroso terreno”.
The Guardian, de
Londres, escribe: "Las elecciones estuvieron marcadas por un profundo
pesimismo, una enorme desconfianza con respecto a los grandes partidos
políticos y votantes inseguros, que si bien comprendieron la necesidad de
reformas, temieron sus consecuencias. Los alemanes quieren reformas. Ahora
los amenaza el estancamiento, porque perdieron los nervios".
El italiano La
Repubblica publica
artículo de Bernanrdo Valli: “Un sillón para dos”. Opina que
“se impone, como primera hipótesis, la gran coalición”.
Corriere della
Sera titula artículo de Franco Venturini: “Los miedos
crizados. Un voto que anuncia compromisos”, que señala: “Quien
pierde es toda Europa, que mira y miraba a esta Alemania que, a pesar de
todo, sigue siendo la tercera economía del mundo y la primera de la UE”. Editorializa:
"Sucedió lo que ninguno de los partidos políticos alemanas deseaba y lo
que muchos gobiernos en Europa temían. En Alemania primaron los temores ante
una crisis económica y la pérdida del Estado de bienestar. Como resultado,
ninguna de las coaliciones planeadas logró el número necesario de votos para
formar Gobierno. Entre unos que no ganaron realmente y otros que no perdieron
realmente, los que deberán sufrir serán al final Alemania y toda
Europa".
El portugués Diário de Noticias titula en portada:
“Los alemanes creen en una gran coalición”. También dedica
editorial: “El impasse alemán” en el que dice: “Angela
Merkel es la gran derrotada de unas elecciones que dejaron Alemania al borde
de la ingobernabilidad”.
El diario Der Bund, de Berna, Suiza, opina:
"Las negociaciones para formar Gobierno van a ser una prueba de fuego
para ambos grandes partidos políticos (conservadores y socialdemócratas, N.
de la R.). Los
socialdemócratas sólo querrán cogobernar si no son tratados como socio menor.
Angela Merkel se halla debilitada personalmente y no las tendrá fácil, ni en
su partido ni con los socialdemócratas".
El Gazeta Wyborcza, de Varsovia, editorializa: "El nuevo
Gobierno será más propenso a dejarse influir por los lobbies, tan poderosos
en Alemania y deberá actuar ad hoc y sin plan. Esas elecciones han demostrado
que el mayor país de Europa aún no sabe en qué dirección quiere
marchar".
El diario Le Soir, de Bruselas, Bélgica, escribe:
"Si bien ya no es el capitán del barco, Gerhard Schröder está muy lejos
de estar políticamente muerto. Los socialdemócratas no cesan de admirarlo.
Schröder hubiera logrado incluso sus propósitos, si un cierto Oskar
Lafontaine (ex socialdemócrata, uno de los líderes de un nuena agrupación de
izquierda, N. de la R.)
no se le hubiera atravesado en el camino".
El Lidove Noviny, de Praga, opina: "Si bien los
socialdemócratas perdieron las elecciones contra los conservadores, el
resultado es en realidad una victoria para Gerhard Schröder y una derrota
para Angela Merkel. Si hay algo que los alemanes no quieres es una canciller
Merkel. Con su infeliz campaña perdió la ventaja inicial de 20 por ciento que
tenía en las encuestas. Una candidata de ese calibre no puede ser jefa de
Gobierno".
El diario Basler Zeitung, de Basilea, Suiza, dice:
"Es un desastre sobre todo para Angela Merkel. No hay que ser profeta
para afirmar que las posibilidades de Angela Merkel de transformarse en la
primera canciller han disminuido considerablemente. En los próximos días se
verá si la promesa de los conservadores de permanecer detrás de ella no debe
ser interpretada más bien como una amenaza".
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LA RAZON
Poca cobertura mediática hemos visto en torno a un hecho
trascendental como las elecciones al Parlamento Afgano, incluso algunos medios
ha preferido centrarse en su ‘escasa’ participación cuando se ha
llegado al 50% del electorado, cifra que muchos países occidentales tienen como
habitual en sus elecciones. En cualquier caso, pese a todas las dificultades,
siempre debemos celebrar las elecciones en un país como Afganistán.
LA INFORMACION (19 de septiembre de 2005)
Los afganos acudieron ayer a las
urnas para elegir su primer Parlamento democrático desde 1969, aunque los
resultados no se conocerán hasta el próximo mes. La jornada transcurrió en
calma, a excepción de algunos incidentes aislados, a pesar de las de las
llamadas de la guerrilla talibán al boicot de los comicios. Pero el fuerte
dispositivo de seguridad montado por las autoridades afganas, con apoyo de la Fuerza de Asistencia de la OTAN, no impidió que la
participación fuese mucho menor que en las elecciones presidenciales
celebradas el pasado año. Los observadores internacionales calculan que un
50% de la población acudió ayer a las urnas, frente al 75% de 2004.
El Gobierno afgano destacó que
no se registró ningún ataque contra los centros de votación y la ausencia de
víctimas civiles, aunque 14 personas murieron en el sureste del país en
enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla talibán. "Ha sido un
fracaso para los talibanes", afirmó el portavoz del Ministerio del
Interior, Latifullah Mashal.
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PRENSA INTERNACIONAL (19 de septiembre de 2005)
El diario estadounidense International Herald Tribune titula en
primera: “Los afganos van a las urnas sin ser intimidados” y
aventura que “la fuerza y la sustancia del Parlamento será una prueba
crucial de la todavía frágil transición del Afganistán hacia la paz”.
El diario francés Libération, bajo el titular: “En
Afganistán, el fin sin final de los talibanes”, escribe que “la
guerra contra los talibanes es una larga cacería de fantasmas. Surgen,
atacan, desaparecen, aprovechándose de una frontera abierta, de los refugios
seguros en Pakistán y de múltiples complicidades tribales”.
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LA RAZON
Annan vuelve a dar muestras de su desvergüenza. Tras el
sonoro fracaso de la Cumbre
del 60 Aniversario, desde las páginas del Journal pretende convencernos de los
‘grandes’ avances realizados. Como broma no está mal.
THE WALL STREET
JOURNAL
Lunes, 19 de septiembre de 2005
ONU: EL VASO, MEDIO LLENO
Kofi Annan
El documento final aprobado el
pasado viernes al término de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas ha sido
calificado de «decepcionante» o «descafeinado». Es una afirmación cierta, al
menos en parte, y así lo dije ante los líderes del mundo el pasado miércoles.
Pero, entendido en su conjunto, no deja de ser una significativa
manifestación de unidad a escala mundial sobre un gran número de cuestiones.
Se trata de una excelente
noticia, tras semanas de tensas negociaciones. El martes por la mañana aún
quedaban por resolver 140 puntos de desacuerdo que afectaban a 27 temas. En
un alarde final de diplomacia de tipo lo tomas o lo dejas, se pudo ultimar el
documento, pero eso ocurrió tan entrada ya la noche, que los reporteros y
comentaristas no tuvieron tiempo de analizar el texto completo antes de
emitir su juicio. No pretendo criticarlos cuando afirmo que ahora se están
revisando, o cuando menos matizando, muchas de sus valoraciones.
En efecto, no es mi intención
criticarlos, pues la mayoría de los periodistas han sido muy considerados
conmigo. Así, atribuyeron el supuesto fracaso a los Estados miembros,
quienes, supuestamente, no hicieron suyas las audaces propuestas de reforma
que yo había formulado. De justicia es que ponga ahora las cosas en su lugar.
En marzo, cuando propuse una
agenda de trabajo para la
Cumbre, coloqué el listón a un nivel deliberadamente alto,
pues en las negociaciones internacionales nunca se obtiene todo lo que se
pide. Asimismo, presenté las reformas como un conjunto, no porque confiara en
que fueran a aprobarse sin cambios, sino porque consideraba más probable que
se lograran avances si se procedía conjuntamente y no por separado, puesto
que los Estados estarían más dispuestos a superar sus reservas sobre algunas
cuestiones si observaban que otras a las que atribuían más prioridad recibían
la atención que a su juicio merecían.
A fin de cuentas, eso fue
precisamente lo que sucedió.
El documento aprobado contiene
compromisos firmes e inequívocos, tanto de los países donantes como de los
países en desarrollo, sobre los pasos concretos que hay que dar para que en
2015 se consigan los objetivos de desarrollo acordados hace cinco años en la Cumbre del Milenio, y
ahora que el presidente George W.Bush los ha respaldado claramente en su
discurso de la semana pasada durante la Cumbre, puede decirse innegablemente que existe
un consenso mundial que los apoya.
El documento contiene decisiones
destinadas a fortalecer la capacidad de las Naciones Unidas en el
mantenimiento, el establecimiento y la consolidación de la paz, incluido un
esbozo detallado de una nueva Comisión de Consolidación de la Paz, lo que permitirá
garantizar acciones internacionales más coherentes y sistemáticas para fraguar
una paz duradera en los países asolados por la guerra.
El documento incluye decisiones
que permitirán afianzar las funciones y duplicar el presupuesto de la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, crear un sistema
mundial de alerta temprana para prevenir desastres naturales, movilizar
nuevos recursos para luchar contra el VIH/ sida, la tuberculosis y el
paludismo, y mejorar el Fondo Renovable Central de las Naciones Unidas para
Emergencias, de modo que cuando ocurra un desastre en el futuro, la ayuda
llegue con mayor rapidez y seguridad.
Contrariamente a lo que había
recomendado, en el documento no figura la definición clara de terrorismo. Sin
embargo, sí contiene, por primera vez en la historia de las Naciones Unidas,
una condena inequívoca, por todos los Estados miembros, del terrorismo «en
todas sus formas y manifestaciones, independientemente de quién lo cometa y
de dónde y con qué propósitos», así como un enérgico llamamiento para que en
un plazo de 12 meses se ultime una convención amplia contra el terrorismo y
un acuerdo para forjar una estrategia mundial de lucha contra el terrorismo
que debilitará a los terroristas y reforzará nuestra comunidad internacional.
Tal vez lo más valioso para mí
sea la aceptación clara por todos los miembros de las Naciones Unidas de que
hay una responsabilidad colectiva de proteger a las poblaciones civiles del
genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes contra
la Humanidad
cuando las autoridades locales no estén manifiestamente a la altura de sus
responsabilidades, con el compromiso de hacerlo por conducto del Consejo de
Seguridad. Fue en 1998 cuando defendí por primera vez esta postura, como
lección ineludible de nuestros fracasos en Bosnia y Rwanda. Me complace
observar que por fin ha recibido la aceptación general, y confío en que se
pondrá en práctica cuando las circunstancias lo exijan.
También se acepta mi propuesta
de un nuevo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, aunque no sin
los detalles que, a mi juicio, harían de él un órgano claramente mejor que la
actual Comisión. A la
Asamblea General se le atribuye el cometido de ultimar
dichos detalles durante el próximo año. Los Estados que creen firmemente en
los Derechos Humanos deben trabajar con empeño para que el nuevo órgano
represente un verdadero cambio.
Los Estados miembros han
aceptado la mayoría de las propuestas detalladas que formulé sobre la reforma
de la gestión. En un futuro próximo, deberíamos disponer de mecanismos de
supervisión y auditoría de nuestra labor más independientes y rigurosos,
eliminar las actividades obsoletas e introducir una gratificación excepcional
para el personal que se retire voluntariamente, de modo que podamos
concentrar nuestras energías en las prioridades actuales y contratar a las
personas adecuadas para encargarse de ellas, y reformar en profundidad las
normas que rigen la utilización de nuestros recursos presupuestarios y
humanos.
Sin embargo, los Estados
miembros se han abstenido de asumir el compromiso claro de dotar al
secretario general de la firme autoridad ejecutiva que tanto yo como mis
sucesores necesitaremos para desempeñar el creciente número de funciones que
se encomiendan a las Naciones Unidas.
También había propuesto una
reforma del Consejo de Seguridad, para que fuera más ampliamente
representativo de las realidades de hoy. Aquí también existe un acuerdo de
principios, pero el problema está en los detalles. El documento recoge el
compromiso de los Estados de seguir buscando un acuerdo e insta a que se
examinen los avances al respecto a finales de 2005.
Con todo, el principal fallo del
documento es no haber abordado la cuestión de la proliferación de las armas
nucleares, sin duda, la amenaza más alarmante a que habremos de hacer frente
en un futuro inmediato, dado el peligro de que los terroristas adquieran ese
tipo de armas. Algunos Estados quisieron que se diera prioridad absoluta a la
no proliferación, mientras que otros insistieron en que las acciones para
reforzar el Tratado sobre la No Proliferación de las armas nucleares (TNP)
debían incluir nuevos pasos hacia el desarme. De este modo, se repitió el
fracaso de la conferencia de examen del TNP celebrada en mayo.
Evidentemente, se trata de un
asunto demasiado importante como para que la indecisión lo lleve al fracaso.
Hago un llamamiento a los dirigentes en ambos frentes para que den mayores
muestras de capacidad política y tomen medidas urgentes para encontrar una
posición común. De lo contrario, esta Cumbre podría llegar a recordarse sólo
por su incapacidad para impedir el desmantelamiento del régimen de no
proliferación y todo lo que en realidad se ha conseguido podría quedar en el
olvido.
Kofi Annan es
secretario general de las Naciones Unidas
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LOS EDITORIALES (19 de septiembre de 2005)
“La ONU, en evidencia”,
ABC. Es indudable que la vocación universalista de los
valores y principios que inspiraron la fundación de la ONU tras la terrible
experiencia de la Segunda Guerra
Mundial siguen desplegando toda su fuerza moral y su virtualidad,
constituyendo un acerbo de decencia política que es compartido en la práctica
por la mayoría de sus miembros. Bastaría un compromiso sincero por parte de
los países que dicen asumirlo para que las reformas prosperasen. Sobre todo, si
se quiere que la ONU
se convierta finalmente en un instrumento que haga viable el proceso de la
libertad y el bienestar en el seno de la cada vez más compleja comunidad internacional
nacida del fin de la Guerra Fría.
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LA RAZON
La evacuación de Gaza sigue dando problemas a los palestinos.
Israel ha dejado una sucesión de trampas que incluye el control de las
fronteras por aire, mar y tierra. También hemos visto en el día de hoy la
peculiar concepción de la
Justicia de Israel en según qué temas.
ABC
Lunes, 19 de septiembre de 2005
GAZA, ¿Y AHORA QUÉ?
Juan Cierco
(Corresponsal)
La retirada
israelí no resuelve los problemas de la Franja mediterránea, controlada por tierra, mar
y aire por Tel Aviv, y bajo la creciente tutela de Hamás de puertas para
dentro. Son tantos los retos que Mahmud Abbas no sabe por dónde empezar
GAZA. Hace dos semanas, Mahmud
Abbas, en contra de la recomendación de sus más estrechos colaboradores,
decidió suspender su viaje a Nueva York para asistir a la Asamblea General
de la ONU. Sus
menos fieles le reprocharon dejar impoluta la alfombra roja preparada para
Ariel Sharón. No le importó. Menos mal.
El caos y la anarquía reinantes
en Gaza desde hace meses se multiplicaron al cuadrado tras la salida de los
soldados israelíes. Tel Aviv aireó en estéreo el final de la ocupación de la Franja, dato curioso ya
que durante los últimos 38 años nunca había reconocido estar ocupando
territorio alguno.
Los palestinos, por su parte, se
niegan a hablar del final de la ocupación hebrea pues, a la postre, Israel
controla el espacio aéreo y marítimo; dicta sentencia en lo que al paso por
las fronteras se refiere; tiene la potestad unilateral de invadir ese
territorio para reprimir la violencia palestina; se niega a dar el visto
bueno a la reapertura del aeropuerto; le pone muchos peros al puerto, y ya ha
anunciado incluso la creación de una zona de seguridad de 150 metros.
Principales
problemas
No es de extrañar que, con este
panorama, la primera misión de las muchas que tiene encomendadas el
presidente de la ANP,
Mahmud Abbas, sea la de evitar lo que Gaza teme: convertirse en una prisión,
más grande, pero tan difícil de dejar como cuando los carceleros israelíes
estaban dentro del recinto.
La ANP ha
estado centrada, en los últimos días, en el paso fronterizo de Rafah,
desbordado por la imprevisión egipcia y la falta de control palestino. Abbas,
de visita ayer en la zona, aseguró haber zanjado el problema. Pero tiene
tantos por dónde empezar...
Por acabar con la guerra de
guerrillas entre las distintas bandas armadas (su última víctima, el general
Musa Arafat, primo del difunto «rais») o por ceder a la presión internacional
y llevar a cabo el desarme de los grupos radicales, con los fundamentalistas
de Hamás a la cabeza.
Por apostar por unas elecciones
legislativas democráticas en enero o ceder a la presión de Israel e impedir
la candidatura de un Hamás que podría alcanzar cotas de poder cercanas al 40
por ciento de los escaños en juego.
Por luchar de manera clara y determinada
contra la corrupción, la ineficacia, la mala gestión o asegurar unas
condiciones jurídicas y fiscales para la inversión extranjera, que permita el
desarrollo industrial, agrícola, económico de la Franja.
Una población
castigada
Por elevar las condiciones de
vida de su pueblo, en un territorio con más de un 45 por ciento de paro;
donde dos tercios de su gente vive por debajo del umbral de la pobreza; donde
se cuenta una de las densidades más grandes del mundo, con 3.457 personas por
kilómetro cuadrado; donde el 60 por ciento de la población sobrevive gracias
a las ayudas de la Unrwa
o evitar que la dependencia absoluta de Israel en gasolina, electricidad u
otras materias de primera necesidad siga siendo un hecho en los próximos
años.
Tantos retos que resulta difícil
decidir por dónde empezar. Pero conviene hacerlo cuanto antes, para evitar
que la bomba de efectos retardados que es Gaza estalle antes de tiempo 38
años después.
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ABC
Lunes, 19 de septiembre de 2005
LOS ÁRABES ISRAELÍES CLAMAN AL CIELO
Juan Cierco
(Corresponsal)
GAZA. Muchos analistas
pronosticaban para este invierno la tercera Intifada palestina por la crisis
en Cisjordania y Jerusalén Oriental, una vez cocinada la patata caliente de
Gaza. Puede, en efecto, que estalle una revuelta popular, pero no la
protagonizarían los palestinos de los Territorios Ocupados, sino los árabes
de Israel.
Sus líderes amenazan con ello
tras ver cómo el departamento de Asuntos Internos del Ministerio de Justicia
ha cerrado el caso de la muerte de 13 árabes israelíes en octubre de 2000 por
no tener pruebas de peso contra los agentes que dispararon.
En septiembre de 2003, la
llamada «Comisión Orr» encontró indicios suficientes para denunciar la
actitud de la
Policía. El ex jefe de Gobierno, Ehud Barak, y el ex
ministro de Seguridad Interior, Shlomo Ben Ami, fueron acusados de ser
responsables indirectos estas muertes.
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